No puedo dormir.
Esa es la razón por la cual ahora estoy sentado en la cocina de la mansión en busca de las galletas que sé que Clint esconde, pero como el cerebro de pájaro parece haberse tomado un gran trabajo escondiendo esas delicias me conformé con la mantequilla de maní. Lo cual nunca me gustó o disgustó, siempre me dio igual pero como que necesito comer algo ahora o terminaré buscando una botella de licor.
Es extraño que todo esté en silencio, al menos en la planta baja ya que en la otra los ronquidos de Thor invaden barios cuartos a su alrededor. Razón por la cual disimuladamente todos comenzaron a mudarse de cuarto en cuarto alejándose más y más de sus ronquidos. Usualmente de día se escuchan las explosiones de los experimentos de Hank, las quejas de Janet por no lograr llamar la atención de Pym, los cimientos de nuestro hogar crujiendo y hasta destruyéndose gracias a Thor y Hulk o los chistes de Clint.
El Capitán es el habitante de la mansión más silencioso, agradable, fácil de tomar el pelo e interesante a la vista, muy atractivo como para no notarlo…
Cerré los ojos fuertemente abriendo el frasco. Esos pensamientos estaban de más. Rogers es atractivo, sí, lo es. Pero eso no significa que deba mirar más de la cuenta o que tenga ciertos sueños que harían sonrojar al Capitán si supiera, lo cual sería genial porque obtendría una gran imagen y gracia a Jarvis una fotografía para el álbum.
No que tenga un álbum de fotos de Steve.
Un par de fotos no forman un álbum. Y los archivos que Jarvis guarda sobre Rogers fueron hechos por su cuenta, yo no tuve nada que ver con ello.
Estoy jodido.
¿Cuándo fue que comencé a mirar de más a Rogers?
La respuesta es fácil, no tengo que analizarlo tanto: Desde el principio.
Digo, de niño deseaba ser como él. Luego de adulto dejé esas aspiraciones infantiles y lo dejé como una gran admiración. Lo idealicé y mucho más así que no vi nada anormal al estar los primeros días interceptándolo cada que podía por la mansión o que al pasar las semanas lo observara fijamente como u acosador o que al pasar más de tres meses insistiera tanto en ser lograr ser su amigo.
Pero ahora todo se está desviando más allá de una admiración. Comencé a notar detalles como sus gestos dependiendo de la situación, sus sonrisas cordiales de las reales, las sonrisas que a veces no llegan a su mirada delatando que no está verdaderamente feliz haciendo que sienta la necesidad de hacer algo para que se sienta más “en casa” y no fuera de su tiempo. No, todas mis acciones y observaciones en el último tiempo no son solo de buen compañero o amigo, va más allá.
Esa ansiedad agradable que siento cuando lo tengo cerca no es una señal de infarto o cualquier otro ataque. Lo sé porque hizo todos los estudios médicos para comprobarlos y la conclusión es que todo es emocional. Así que me vuelvo a preguntar, ¿Cuándo fue que comencé a mirar de más a Rogers?
Pero específicamente cuándo fue que esta sensación estúpida de “mariposas en el estomago” como lo dice la gente cursi comenzó a afectarme. Puedo identificarlo, fue la primera vez que vi sus ojos.
Cuando estábamos en busca de Hulk y accidentalmente nos encontramos con el cuerpo congelado del Capitán América. Había sido una sorpresa, más cuando mis sensores detectaron que estaba con vida.
No puedo describir ahora mismo la emoción y expectativas que sentí mientras esperábamos que despertara, sinceramente temía que fuera falso o que tuviera alguna secuela por todo el tiempo que estuvo en ese estado. Literalmente por dentro estaba saltando sin parar como niño imperativo que acababa de tomar café, comer azúcar y derretir chocolate sobre caramelo. Sinceramente no se decir ahora así dije alguna de mis genialidades mientras esperaba junto al resto del equipo, estuve concentrado en verlo despertar y conocerlo.
¡Era el Capitán América!
Lo que sí puedo describir es que cuando despertó como que todo el tiempo se detuvo. Sí, más patéticamente cursi no puede sonar. Pero fue así, lo sentí así y lo atribuí a que se trataba de mi héroe de la infancia. No fue así, ahora lo reconozco mientras raspo la cuchara contra el final del frasco de mantequilla de maní mientras los primeros rayos del sol ingresan por las ventanas de la cocina.
No vi a mi héroe de la infancia en aquel momento, vi a un hombre aturdido, perdido y extremadamente guapo para haber estado muerto momentos antes. Agradecí el tener la careta de mi armadura tapando mi rostro porque estoy seguro que mi expresión me hubiera delatado de inmediato, además que lo agradezco porque aquel momento donde el tiempo se detuvo comenzó a correr de nuevo cuando el Capitán ágilmente me dio un golpe directo al rostro que me sacó de cualquier cosa que estuviera pensado en ese entonces.
Soy Tony Stark, no es de sorprender que innovara también en este campo. En vez de recibir un “flechazo de Cupido” recibí un puñetazo que casi arranca la cabeza de mi cuerpo. Maldito bebé en pañales que no sirve para ensartar bien una flecha.
Y cada momento junto a él, ya sea como Iron Man o Tony Stark es memorable. Esto es serio, muy serio.
─Hay no… ¿Por qué la mala suerte me persigue?
Esto es lamentable y lo peor es que es demasiado tarde para parar todo esto porque ya está instalado en mí como un virus. Steve no solo me gusta, me atraer o me agrada como persona.
Bien hecho Tony, te enamoraste de Steve Rogers.
Me golpearía a mi mismo por esta estupidez que hice sin querer, no puedo querer de esa forma a Rogers. Él jamás lo aceptaría. Esto es lo que no me deja dormir.
─¿Señor Stark?
Por supuesto que no puedo tener tanta suerte de terminar mi autoanálisis sin encontrarme con el causante de mi actual dilema. Suspiré antes de levantar la mirada del frasco vacio en mis manos y oh… está desarreglado, son muy pocas la veces que uno puede encontrarse con Steve vistiendo ropa holgada y el cabello desordenado viéndose tan perfecto con esa imagen de recién levantado. Como que quiero pasar la mano por su cabello y desarreglarlo más, meter mis manos bajo su ropa y… ¡maldición!
─Es muy extraño ver a alguien levantado tan temprano─ le sonreí pero al parecer mi sonrisa vaciló más de lo que pude disimular porque frunció el ceño y me miró fijamente ─¿Se encuentra bien señor Stark?
“Señor Stark” últimamente sueño con Steve llamándome de ese modo pero con otro tono, en mi oficia y haciendo cosas comprometedoras que no debo de pensar ahora.
─Estoy bien.
Estoy bien estafado por Cupido.