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The Dawning - YanOne/YeoAn por KiraKousuke

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Notas del fanfic:

Haré de esto un one-shot ya que una vez que empiezo algo nunca lo termino por pereza. Será corto y espero lo disfruten aquellas personas amantes de esta parejita como yo y que también aman a PENTAGON y el kpop.

Notas del capitulo:

Espero les agrade, es un contexto actual. JUNIO DEL 2017.

Su primera presentación en público fue hace sólo ocho meses. Los días transcurrieron de forma casi efímera, como si no se hubiese dado el tiempo de pensarlo suficiente. Durante PENTAGON Maker los corazones palpitaban con cada minuto que pasaba, ante la incertidumbre de perder a algún integrante; lazos fuertes se habían formado y estaban atrapados en la infinita necesidad de permanecer como diez. En el último día lo habían logrado. La duradera insistencia por parte de todos los llevó a lo que ahora eran; un gran Tentastic.


Fue un día de Junio cuando hicieron su regreso a los escenarios con nuevos temas que ofrecer. Los llamativos trajes de colores recordaban la ahora estación de verano que envolvía a toda Corea del Sur. Pero como si se tratase de la ironía más grande en el mundo, sólo nueve de ellos promocionaban.


El enorme esfuerzo de las prácticas se veía evidenciado en cada concierto al que asistían y si bien estaban agotados por los días que habían pasado, serían capaz de lidiar con lo que se avecinaba. Todo estaba siendo muy próspero, sus temas habían gustado con creces pese a las críticas que antes les mantenía en desconcierto.


En una de las muchas ocasiones que volvieron al edificio de CUBE Entertainment, ya no se dirigían a la sala de ensayos. Con el cansancio a flor de piel fueron hasta sus habitaciones sin siquiera haberlo acordado previamente; todos querían descansar. Todos a excepción de Yeo One. Él resaltaba por ser uno de los chicos más extrovertidos y no sólo por su amigabilidad como demostraba ante las cámaras, sino por la dedicación que le ponía a todo; los miembros lo sabían.


Apenas se encontró a sí mismo cruzando la puerta cuando distinguió una figura a través de los espejos, lo que provocó que su caminar se frenara en seco. Reconocía bastante bien a la persona que estaba dando vueltas por toda la sala de ensayos, incluso diferenciaba esa dulce voz que en un intento desesperado por cantar era agitada, demostrando que llevaba ahí un buen tiempo. Yan An estaba esforzándose incluso si su mano se encontraba lesionada. Por un momento Yeo One había puesto una sonrisa tonta en su cara al verle, pero cuando los ojos del chino se clavaron en los suyos, dio un respingo al ser descubierto.


-¡Changgu! -La voz sonaba molesta, pero el dueño de ese nombre sabía muy bien que le había intimidado con su mirada y se atrevía a decir que sólo le había gritado por timidez.


-¿Por qué te detienes? -Lo pensó por un momento y negó con su cabeza, esas no eran las palabras que debía decir. -Más bien, ¿qué estás haciendo? -Sin fuerza ya se encontraba sujetando la muñeca de Yan An y éste en un intento fallido quiso zafarse torpemente.


-Sólo... sólo es una mano, pronto me recuperaré y no quiero quedarme atrás.


Tenía razón. Se estaba preocupando de más, es decir, no podía lesionarse dos veces, ¿verdad? Yan An podía ser medio torpe a veces, pero no demasiado o eso pensaba. Paulatinamente la mano ya no se apretujaba sobre la muñeca del más joven y en cambio, le recibía con un visto bueno.


Después de mucho, llegaron al acuerdo de ensayar juntos. Existían ciertas coreografías que Yan An no aprendió del todo bien ya que a mitad de eso había surgido su caída. Siendo muy paciente Yeo One le explicó paso a paso, habiendo oportunidades en que el tieso Yan An le provocaba algunas risas y hacía un pequeño berrinche ante sus burlas, pero Yeo One tenía ese don de hacerlo contentar en segundos.


El sol se había escondido hace muchas horas y de no ser porque Yeo se había sentado hace un par de minutos, seguirían allí, canción tras canción. Incluso se hastió de su propia voz. Empezando porque tuvo una presentación ese día y terminando en que no se detuvo para nada desde que llegó. Aun cuando Yan le animaba a seguir, ya no quiso más, había llegado a su límite. Y claro, el chino no quería seguir bailando como idiota ante cada nueva risa. Changgu no estaba animado para continuar ensayando pero sí para seguir burlándose de él.


-Gracias por lo de hoy, pero en serio, ¡ya deja de reírte! -El coreano, al escuchar eso, se rió. -No bromeo, idiota...


-Venga, ya. Esto no pasaría si no te hubieses lastimado a la hora de masturbarte. ¡Eres toda una paja fallida! -Rió aún más si es que se podía. Yeo One estuvo en el momento de la lesión de Yan An, pero era una broma interna entre los integrantes y cada vez que lo mencionaban, Yan An enrojecía como un fósforo encendido.


-Idiota, es... estúpido, ¡ojalá te dejen calvo los estilistas! -Cuando se enojaba su coreano apenas se llegaba a entender y eso era muy divertido. Yeo One alcanzó a ver cómo el chino corría a alguna dirección cubriéndose el rostro apenado e incluso con el ceño fruncido. Era malo, pero le pareció adorable. Aunque en algún punto dejó de parecerle tan gracioso cuando tocó su cabello y se vio en frente de uno de esos espejos; sí que habían hecho un mal trabajo y sólo quería que creciera rápido.


Yeo One llegó hasta la habitación y para su suerte, la puerta no estaba bloqueada. En cambio, oía el choque del agua contra el suelo, por lo que suponía que Yan An ya se estaba bañando, seguramente desde que llegó al cuarto, era un tanto fanático de la limpieza corporal. Él nada más caminó hasta la cama, se sentó y dejó su calzado sobre una de las copias con la foto de Yan An. Poco después se acostó, totalmente relajado. Ya se estaba quedando dormido cuando escuchó el casi grito de su compañero, provocándole un brinco parecido al de antes.


-¡¿Qué haces ahí?! Ve a bañarte ahora mismo.


No tenía caso discutir con Yan An pues no era la primera vez que lo corría de la cama para que se bañara. Sin embargo, se quedó ahí por un buen rato con el único fin de ver qué ocurría y como no estaba yendo hacia el baño, el chino golpeó su pierna para que se apurara. Esta vez rodó los ojos y fue hasta el cuarto a regañadientes. "Estúpido lisiado", fue lo que murmuró mientras ingresaba.


-¡Escuché eso!


A diferencia de su compañero, no duró mucho en el baño. Salió del cuarto y estuvo a punto de tomar su ropa cuando volteó a ver a Yan An, lo que ocasionó que chasqueara su lengua. Tenía una toalla enrollada así que no habría problema, por lo que fue directo a zarandear el cuerpo que estaba en su cama.


-Diablos, Yanan, no puedes dormir todos los jodidos días en mi cama.


-Sabes que tengo pesadillas, hyung... por favor. -Un Yan An más apacible le recibió con una sonrisa tímida. Era cierto que los primeros días en que compartieron habitación, despertaba cuando el chino se acurrucaba contra él, así que terminó aceptando que durmiesen juntos. Pero Yan An le acababa de desear el peor mal... ¡que se quedara calvo!, ¿a quién se le ocurriría decir eso? Su belleza estaba en peligro y no iba a perdonarlo. Bueno, eso creyó. -Por favor... -Le repitió. Ante su mirada de cachorro no tuvo más que acceder, lo odiaba por aprovecharse de él.


No pasó mucho tiempo para que ambos estuviesen en la cama, aunque un tanto alejados como siempre. Las luces estaban apagadas, las cortinas cubrían el hilo de luz de la luna que quería colarse por la ventana. El cuarto estaba oscuro, casi por completo ya que aún se diferenciaban los rostros. Ninguno de los dos estaba durmiendo.


-Changgu... -El mencionado emitió un ruido para avisar que seguía despierto. -¿Por qué ensayaste hoy? Todos... tú debes estar cansado, ¿no es así?


No contestó.


-Te estás esforzando mucho, hyung. No deberí-


-Simplemente porque no ensayo en las mañanas, ¿ya? Esas alarmas, ya sabes, esas alarmas de mierda no suenan nunca, no me despiertan. -Yan An rió bajito al escucharlo. Esas alarmas sí que sonaban, tanto así que despertaban a los demás miembros, pero Changgu tenía el sueño pesado y a él le tocaba apagarlas, en una ocasión casi arrojó su celular contra la pared pero se arrepintió. -Así que eso, ya duérmete.


Aunque su respuesta no le pareció del todo sincera, Yan An hizo caso omiso de la excusa de su tonto mejor amigo. El silencio les abrumó después de eso y se durmieron en segundos sin darse cuenta.


Todo estaba en penumbras, todavía en la madrugada. Si bien en el dormitorio ya conocían la mala costumbre de Yeo One por dormir hasta tarde, en esa ocasión sucedió todo lo contrario. No supo si fue por su mismo estrés o quizá porque las otras veces llegó tan cansado que el simple roce con las sábanas le hizo caer dormido. Pero ahora estaba con sus ojos entreabiertos y sus oídos escuchaban perfectamente aquel ruido.


Suaves golpecitos y algunos sonidos húmedos se presentaba a apenas unos centímetros de él. Por un momento se quedó pensando en la situación, creyendo que quizá seguía durmiendo y su subconsciente le había generado ese suave bullicio. Pero no era así. Lo que en un comienzo se trató de un simple ruido de palmada, ahora era acompañado por gemidos silenciosos. Abrió sus ojos de golpe. No sabía si gritar o guardar silencio, dormirse o pararse de la cama para ir a suicidarse. Así que hizo lo más cuerdo que se le ocurrió.


-Mierda. Eres imparable o qué.


Los sonidos se detuvieron de golpe. Yan An le estaba dando la espalda y supo que lo que sea que estuviera haciendo había cesado, ese movimiento ya no retornaba en sus oídos.


-Al menos hazlo en otro lugar, hombre. -Todo seguía en silencio lo que le enojaba un poco. No le encantaba eso de ser ignorado o hablar solo. -¡Yanan!


-Perdón... perdón... -Se había acurrucado aún más en su posición. Estaba como tomate de la vergüenza.


-Joder, te digo que en otro lugar. ¿Por qué no vas a otro lugar? Mierda, no te estés disculpando.


-Hyung, me da miedo... está oscuro y...


-¿Y por eso tienes que hacerlo en mi cama? ¡Espérate hasta mañana! -Estaba algo alterado, no se imaginaba cuántas veces había sucedido eso. Y claro, para esas cosas no estaba tan lisiado.


-¡Es tu culpa! Me dijiste lo de la... la paja fallida, no sé. Sólo quería probar... es la primera vez, pero... uhg.


-Diablos. Ni siquiera es tu mano buena.


-Perd... -Antes de que acabara su palabra, Yeo One se había puesto de pies para ir al baño. Se remojó la cara, pensando en qué demonios acababa de suceder. Era un acto normal y a lo mejor se había propasado con sus gritos, pero no se lo podía creer. ¿Era una excusa tonta lo de tenerle miedo a la oscuridad?, ¿qué pesadillas podría tener alguien de veintiún años? Sus preguntas carecieron de sentido al oír sollozos que provenían de la habitación. No se lo podía creer, ¿se seguía masturbando? Llegó inmediatamente al lugar con el ceño fruncido (pese a la oscuridad) pero se percató que no lo hacía por placer, todo lo contrario, se escuchaba como si estuviera a punto de llorar.


-Cielos, ¿qué sucede? -Pese a que su respuesta era de pocos amigos, ya estaba un poco más tranquilo.


-Tengo miedo... -A juzgar por el hilo de su voz, supo que no mentía. Le abandonó por apenas unos segundos y ya estaba así, casi lloriqueando. Hizo una mueca en su cara y entre ir o no ir a su lado, decidió lo primero.


Ahora las manos de Yeo One cubrían la figura de Yan An, acercándolo en cuanto podía a su cuerpo en (lo que parecía ser) un tierno abrazo. Trató de calmarlo para que no llegase al punto de llorar y en ese momento se estaba creyendo cada cuento con el que salía cuando estaba asustado. Suspiró pesado. Su corazón se había ablandado, pues nunca vio llorar a su mejor amigo. Pero en un descuido, su mano rozó sobre su entrepierna y casi salió corriendo del lugar por cuenta nueva.


-Deberías atender eso... -Yan An abrió sus ojos de golpe, nuevamente se avergonzó. No quería. No quería porque eso implicaba irse a otro lugar y la luz le hacía falta; tenía temor. -De todos modos, ¿cómo es que lo haces con esa mano? Seguro te cansas rápido y no llegas a nada. Debe ser una tortura tener tu mano buena así. -Quiso bromear con él en una tonada algo pervertida. Solían hacerse bromas de esa índole y aunque el chino no las tolerara del todo, se reía. Pero en esa ocasión no fue así.


-No seas bobo. Estás aquí... moriría de vergüenza, no lo haré.


-Pero eso no parecía importarte hace un rato. -Changgu se rió de él y ni siquiera recibió un insulto a cambio. Lo conocía bien y sabía que estaba sonrojado. También sabía que las erecciones eran una molestia y que podía durar varios minutos así si no se estimulaba pronto. -Vamos, si no lo haces tú, lo haré yo. -Soltó esas palabras sin darse cuenta y hasta él mismo se sorprendió de lo que dijo. Pero nuevamente, no hubo respuesta.


El silencio que les invadió fue realmente incómodo. Yeo One sólo estaba bromeando o eso era lo que se decía una y otra vez. Sin embargo, alzó sus cejas al escuchar ese familiar sonido de chapoteo. No creyó que lo fuese a hacer de verdad, pero se estaba masturbando. Se removió un poco en sus brazos y a diferencia de antes, su impacto no había sido mayor. Tampoco sabía cómo debía actuar en una situación así, por lo que guardó silencio. Pero escuchar el suave gemido de Yan An fue suficiente para estremecerse. Algo estaba despertando en él, una sensación de satisfacción. Con el sol poniéndose en ese momento, se atrevió a ver de reojo esa torpe mano que se movía por la extensión. Tragó seco.


-Hey... lo haces muy mal. -Changgu relamió sus labios. Cuando no escuchó respuesta, se desesperó. Apartó esa mano inexperta del lugar y tomó el control casi por inercia. No sabía qué mierda estaba haciendo, pero lo hacía. En un vaivén muy lento desplazó su mano por el miembro de su compañero y ante su interrupción, Yan An había gemido con más fuerza e incluso su cadera se movía un poco en su dirección. -Quieto... -Estaba realmente duro y ni qué decir de su punta, completamente mojada. Por eso mismo era fácil atenderle, su ritmo estaba siendo muy rápido y hasta le apretó un par de veces como solía hacer consigo mismo. Al parecer se estuvo reteniendo hace mucho, ya que cuando menos lo esperó, se había corrido en su mano. Suspiró pesado y la apartó de él. -Ya puedes dormir en paz, ¿no?


Ocurrió sin darse cuenta y Yan An seguía sin hablarle. Se había excedido demasiado pero ya no era tiempo de pensar en eso, ya había ocurrido. Carraspeó su garganta y dio media vuelta a su cuerpo, ¿en serio pasó lo que pasó?


Estaba por dormir cuando escuchó esa maldita alarma y cielos que era ruidosa. Su celular estaba a algunos metros de él y cuando se dispuso a apagarla, un malhumorado Jin Ho interrumpía en su habitación.


-¡Apaga esa jodida cosa! -Yeo One abrió los ojos como platos. El mayor era quien más se quejaba en la tarde por el ruido que hacía la alarma, así que se apresuró a quitarla para no ver más esa expresión. No sabía si todos los días despertaba así, pero era un hecho que le daba miedo. -Gracias. -Esos no parecían ser sinceros en lo absoluto.


Changgu suspiró cansado una vez más y cuando quiso ver a Yan An para burlarse del enano ese, ya ni siquiera estaba. Entonces volvió a recordar lo que acababa de ocurrir.


Mierda.


No lo perdonaría jamás.

Notas finales:

Espero les guste esta pequeña historia, trataré de subir la siguiente parte muy pronto. Y si les ha gustado, no duden apoyar mi historia en wattpad que tiene el mismo nombre. 

 

Dejen sus review, al menos así sabré que alguien me lee para esforzarme un poco más.

 

¡Gracias por leer! :)


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