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(Yuuri)
Hasta hace poco todo era normal, servía el té, el agua caliente, todo lo que mi amo necesitará.
Todo estaba listo.
—~ ¡Yuuri! ~ ¡Es hora de despertar a Viktor!
Suspiré. Me dirigía al del ya nombrado, uno de los dueños de la prestigiosa casa. Era hora de comenzar un nuevo día.
Otro más en la casa Nikiforov.
Llegué a donde aquella voz osaba llamarme. No se lo decía muy seguido, pero me gustaba trabajar con él.
—Pichit, ya te había dicho que lo llamarás "Maestro", podrías meternos en problemas.
Era otro día completamente normal. Mi turno de entrar a aquel cuarto, con ese penetrante olor a lavanda y menta.
Caminaba recto; me aseguraba que mi traje no tuviese ni una sola arruga, que mis gafas estuviesen limpias y cuando por fin me sentía listo.
Toqué la puerta.
Después de un par de intentos y sabiendo que no habría respuesta alguna. Tomé aire y entré donde dormitaba aquel albino de ojos azules, aquel hombre que, a pesar de su naturaleza, a pesar de ser un alfa...
Él siempre respeto a los de mi clase.
—Maestro, es hora de despertar.
Levanté la sábana. Me encontré con una piel blanca y tersa, otra vez ese aroma a fresas silvestres y aquella piel morena con olor a almendras. Eran dos hermosas jovencitas.
¡Vaya! Según recuerdo habían sido tres chicas... ¿Dónde estaban los otros dos?
—Disculpen la descortesía señoritas, ¿serían tan amables de decirme dónde se encuentra mi maestro?
Sentí un peso sobre mis hombros.
Era más que obvio...
—~Yuuuuri~
Me sorprendió un poco. Traté de guardar la calma y recordar que había invitadas en la habitación.
—Amo, ¿sería tan amable de dejar de comportarse como un niño?
De inmediato, miró a las bellas jóvenes betas que posaban sobre la cama.
—Hooo... ¿Chicas, no creen que él es muy frío conmigo?
Con él todo era un juego de niños.
Escuché unas pisadas delicadas viniendo hacía nosotros.
La tercera chica caminaba desnuda por la habitación, siempre detrás del heredero de la familia Nikiforov.
—¡Viktor! Aquí el único grosero eres tú ¡Me dejaste sola con estas dos!
Ahí venía, la única chica que pasaba las noches con Viktor, que... no era de mi agrado.
La alfa ojiverde y yo nunca congeniamos, ella había visitado constantemente a mi maestro el último mes.
Viktor era sumamente exigente con las chicas con las que se acostaba. Siempre buscaba mujeres, alfas y betas. En su defecto hombres; pero estos tenían que ser alfas; personas sin ninguna clase de mala fama; pero sobre todo, personas con "clase".
—¡Viktor! ¡No deberías ser tan duro con Yuuri-kun, él siempre está pendiente de ti!
Musitó la morena, mientras colgaba su afeminado cuerpo de mi cuello.
No me incomodaban en lo mínimo los gustos de Viktor, cada uno tenía sus propias preferencias. Él respetaba a los omegas y con eso para mí era suficiente, yo no tenía derecho a juzgarlo. En ocasiones estas chicas podían ser igual de exigentes.
No era nada de que preocuparme.
Lo preocupante era su celo, era casi imposible buscar omegas "decentes", como ellos les llamaban. Viktor no era prejuicioso, pero su familia sí carecía de cierta tolerancia a los de mi clase. La única relación que guardaban con los omegas era en días de celo y como servidumbre.
—Disculpen si soy grosero señoritas, pero les tendré que pedir que se retiren. Mi señor tiene una agenda bastante ajetreada el día de hoy.
Alcé un poco la voz, sabía que esas chicas no desistirían de molestarme si no era firme con ellas... a pesar de eso... esto no siempre funcionaba.
—¡Qué cruel eres, Yuuri!
Citó la castaña de olor a fresa.
Las dos chicas eran un tanto juguetonas, desde hace poco se habían aliado con Viktor para molestarme.
—¡Y yo que pensaba distraerte un rato! Esperaba que ~Vitya me dejará pasar el rato contigo~.
Las dos chicas se turnaban para hablarme, mientras tiraban de mi ropa. Esta situación siempre me ponía incomodo... supongo que por algo disfrutaban hacerlo.
—M-mi único interés es cuidar de mi maestr...
En ese momento Viktor se acercó y me tomó de la barbilla.
—¡O podríamos divertirnos un rato!
Viktor sabía mejor que nadie como hacerme enojar. Los tres adoraban verme enojado y reían a carcajadas en el cuarto. Me estaban retrasando bastante. Trataba de quitármelos de encima, pero cada vez me era más difícil hacerlo.
Logré zafarme de sus jalones y reacomodé mi traje mientras les reprochaba.
— Si me permiten, tengo muchas cosas que hacer y no tengo tiempo de jugar con usted...
—¿Qué otra cosa podría hacer un omega de mierda como tú?
Murmuró la rubia interrumpiéndome, con ese odio más que palpable. Desde el instante en que detecté su presencia entrando a la mansión Nikiforov, sabía que alguien como ella nunca sería de mi agrado.
Tenía esa aura pesada y engreída, era una persona bastante arrogante e impertinente.
En cambio, Viktor era otro mundo.
Sabía que no podía esperar a que Viktor me defendería, soy consciente de la forma en que las alfas como ella miran a los omegas como yo. Viktor podía ser muy respetuoso conmigo y hasta amigable, pero seguía siendo un alfa de alto estatus...
Yo no era alguien especial como para pedirle algo así. No podía pedirle a Viktor más de lo que ya me había ofrecido y mucho menos tendría el poder de exigírselo. Con que él me tratará bien yo estaba satisfecho.
Viktor siempre me dijo "ignóralos". Aun así, incluso para un alfa "cualquiera" era denigrante defender a un omega frente a otras personas. Menos para alguien como él. No podíamos arriesgar la posición de la familia Nikiforov.
No era la primera vez que la joven hacía este tipo de cosas, siempre me humillaba de una forma o de otra. Era una de las alfas más desagradables que había conocido. En presencia de Viktor, ella se limitaba a "comentar", pero en caso contrario prefería ser yo quien le atendiera a que tratará de esa forma al resto de mi personal, al resto de mi familia.
Ignoraba todo lo que saliera de su boca siempre y cuando no fuese una petición, era una invitada después de todo. Así no recordaría esas bobas reglas de ésta asquerosa sociedad.
En el pasado defenderme le había costado a Viktor varias amistades propias y de la familia Nikiforov, a pesar de ser un chico solitario y no tener muchos amigos, me defendía si dudarlo. hasta que le pedí que dejará de hacerlo, después de todo... Es algo con lo que los Omegas tenemos que vivir. Para mi desgracia, ella realizaba el trabajo que no nos podíamos dar el lujo de perder.
Viktor en ocasiones me defendía de manera inteligente, pero en la gran mayoría de las veces tenía que permanecer callado. Después de tiempo, le tuve que pedir que no se disculpará cada vez que sucediera, yo comprendía la situación y el simple hecho de mirar los ojos de Viktor apenado, me hacía sentir que no era necesario disculparse tantas veces al día.
Ésta vez, fue como las otras y de igual forma las señoritas se hacían oídos sordos a los comentarios.
—¡Vamos Yuuri, diviértete con nosotras!
Solo negué con la cabeza mientras recogía la ropa interior de Viktor que estaba tirada en el piso, como de costumbre. Entre a su baño personal y seguí con mi rutina. Ignoraba a las personas en la habitación repasando el itinerario de mi amo.
Una punzada en mi cabeza me regreso, supongo que era bastante estrés. A pesar de todo, siempre procuraba que no se notará lo preocupado que me encontraba.
Salí de la habitación lo más rápido que pude; no sin antes señalarle a mi amo el baño, que esperaba ser usado por él. Me reacomodé las gafas y continué mi camino por el pasillo.
Era una linda casa estilo victoriano, de niño pensaba que este era un castillo o un palacio, pero ahora es el lugar que yo llamó hogar. Donde encontré a mi verdadera familia.
Pichit se hacía cargo del baño de las señoritas, mientras yo me aseguraría de que estuviera listo el desayuno y el auto para que partiera de inmediato a la empresa de su padre. Aun teníamos tiempo de sobra, pero conociendo a Viktor era probable que ese tiempo no fuese una ventaja.
Él era... Complicado...
Conforme Viktor fue creciendo se volvió más exigente en cuanto a gustos. Desgraciadamente, es un poco complicado conseguir chicas de buena familia dispuestas a complacer a alguien como él todas las noches. Eso sin tener ningún interés en la fortuna de la familia, en especial con lo activo que era.
Esa chica engreída había aceptado, ella era conocida del señor Nikiforov; aceptó hacerlo ya que "Viktor se lo había pedido" o era lo que ella presumía, por un buen pago obviamente, algo bajo comparado con otras chicas. Era extraña su actitud ya que jamás creería que Viktor le pidiera algo así, el no era esa clase de persona.
Me preguntaba ¿Cómo alguien podía llegar amar a una persona así?, ¿Cómo a alguien le podrían atraer esos ojos verdes llenos de ira y desprecio?, ¿Cómo alguien con un olor tan dulce podía llegar a estar tan podrida por dentro?, pero... ¿Qué era lo que le hacía odiar a los omegas? ¿Sólo era el estereotipo impuesto por la sociedad? ¿O acaso había otra razón? ¿Acaso yo la estaba juzgando mal?
¿Y si el equivocado era yo?
Definitivamente no quería relacionarme con nadie igual a ella.
No quería estar cerca de ese olor a vainilla y canela que emanaba de ella. No quería acercarme a un alfa que odiase a los de mi clase.
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