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Mi bebe, mi Todo por Reiga

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Notas del fanfic:

Me gusta el Kagakuro todo dulce, espero no sea tan empalagoso para quien lo lea n.n


 


 


Los personajes no me pertenecen u.u


Advertencia: M-Preg!!

~~Mi bebe,mi todo.~~

 

—Debiste dejarme en la casa amor.

—Ya hablamos de esto bebe.

Kuroko suspiro rendido mas no molesto. Su embarazo iba de lo mejor, él y sus niños se encontraban en las mejores condiciones. Pero desde que habia cumplido los seis meses Kagami no lo dejaba ni a sol ni a sombra y cuando tenía que ausentarse por razones de trabajo contrataba a alguien para que estuviera a su completo cuidado y disposición.

El hombre prácticamente no le dejaba levantar ni una cuchara si estaba a su lado. Y qué decir,  si estaba por demás a gusto. Pues kagami no lo hacía sentir inútil ni nada por el estilo, solo el hombre más feliz del universo por tales atenciones. 

Ahora iban en el auto del pelirrojo hacia el hotel del que era dueño, tendría una reunión con personas importantes, de no más tres a cuatro horas, pero aun así se lo habia llevado con él. Pues estaba seguro que aquella habitación en el piso más alto le vendría muy bien a su adorado ángel. La vista era mágica y sobre todo de noche.

—Pero pudiste haber llamado a Nagato —Su esposo freno el auto y lo atrajo de su cuello con delicadeza  besándolo intensamente, para luego mirarlo de manera seria  — Esta bien, no volveré a tocar el tema. —sonrió ante su advertencia. —¿Ven lo que hacen? — Dijo hablándole a su barriga —Aun ni nacen y su papi ya está de histérico, no quiero ni pensar cómo se pondrá cuando Ayumi tenga su primer novio

El pelirrojo sonrió ante la imagen de su esposo hablándole a sus hijos.

—Tendré tiempo para asimilarlo, además elegiré al chico o chica adecuado para ellos.

—Taiga… —Kuroko sabía que ellos habían tenido suerte al haberse enamorado desde que eran niños. Y que por ello mismo los dos no habían podido estar más de acuerdo cuando se les informó del compromiso arreglado entre las dos familias.

Pero aun así era un tema que no le gustaba. Pues habia crecido sabiendo que podría contraer matrimonio con alguien que no le gustara y de esa manera alejarse completamente de la persona que amaba. No quería que sus hijos pasaran por algo así.

—Lo se amor, sabes que no de haber sido tú el chico elegido para mi me habría fugado contigo así  tu no quisieras. Por eso mismo no obligare jamás a mis hijos  de hacer algo que no quieren, pero de que si tratare de intervenir tenlo por hecho —pues claro, jamás permitiría que sus bebes terminasen con cualquier aprovechador  o indigno de ellos.

—Solo digo que aun ni nacen, no pienses en esas cosas aun ¿si? —Sabia la manera en la que su esposo habia sido criado. Una sociedad aún más estricta que la suya. Solo esperaba que algunas cosas definitivamente no las hubiera heredado de su padre. Buen hombre sin duda pero demasiado estricto en lo que las relaciones de lo que de un buen heredero se esperaba. Sin duda ellos habían tenido suerte.

Kagami iba a contestarle, pero en eso comenzó a sonar su celular. Y contestó.

—¿Que pasa papá?... voy  en camino… Si, está conmigo. Te agradecería que no te metieras en mis asuntos conyugales padre — Contestaba el chico serio por el manos libres, mientras su vista estaba fija en el camino que debía seguir.  —Está bien adiós

—Te regaño verdad, deberías hacerle caso, aún falta unos meses para que estos niños nazcan —La mirada severa de kagami, le hiso reír — está bien ya no diré nada… su papi es un mañoso, Espero no saquen esa parte de el —susurro a sus bebes mientras acariciaba su pancita

Una sonrisa surco los labios del pelirrojo. Mirando de reojo a aquel amor de su vida.

Al llegar a la entrada de su hotel enseguida habia cuatro personas en trajes formales esperándolo, y dos botones, uno le ayudo con su equipaje el cual no era mucho, pues solo tenía planeado quedarse dos días y el  otro que tomo su auto para ir a estacionarlo.

Su celular volvía a sonar.

—¿Si?.... ¿Ahora?  Estoy en el hotel así que iré enseguida — cortó. Guardo su celular y miró a su esposo con culpa, al menos habia esperado dejarlo en su habitación y cómodo antes de dejarlo solo.

—Se presentó un imprevisto amor.

—No te preocupes Taiga, te esperare en la habitación.

Las cuatro personas miraban de manera tierna la escena sin duda eran un pareja hermosa. Kagami era grande y alto, mostraba elegancia en su mirada y en el tan solo caminar. Intimidante para el mundo pero con una mirada de extrema calidez dirigida solo a su esposo, que pocos tenían el privilegio de ver. Y Kuroko… Kuroko era definitivamente de otra dimensión. Un chico al cual no se podía evitar admirar, pequeño y frágil en comparación, poseedor de los ojos más dulces y puros que pudiera existir. Tantos sus ojos como su cabello eran celestiales tanto en color como en apariencia, su piel era blanca como la nieve, delicada por donde se mire.     

Sin duda eran una pareja perfecta en contraste. Y nunca mejor de otra manera.

—Lo siento —dijo abrazándolo y besando sus labios dulcemente algo largo debido a que jamás era suficiente. Al soltarlo miro con gusto esas mejillas enrojecidas pues sabía que tenían disimulados espectadores. —Bien — habló mirando a los cuatro hombres a su disposición y mirando detalladamente al menor que parecía nervioso al tener la mirada intensa de su jefe sobre él. —Quiero que te quedes con kuroko y no lo dejes solo por nada del mundo

El joven castaño asintió rápidamente poniéndose al lado del chico que le sonrió en saludo.

—Lo ideal es que te quedes en la  habitación Tetsu y me esperes—  le pidió  a su esposo —pero… — miro al chico ahora —Si él desea salir solo déjalo pero no lo dejes solo y lo cuidas. Tampoco dejes que haga nada en lo que tenga usar fuerza, cualquier cosa me llamas, kuroko no me avisara y de seguro te dirá que no te preocupes tanto pero te aseguro que si  mi esposo quiere sentarse y no corres su silla estas fuera de este hotel y de cualquier otro donde quieras buscar trabajo, ¿me doy a entender?

—Claro que sí señor — contestó inmediatamente.

—Muy bien, ah y también trata en lo posible de ni siquiera tocarlo…

—Ya basta Taiga —dijo kuroko mirandolo reprobatoriamente, le hacía gracias sus amenazas pero ya se estaba pasando —Llegaras tarde si sigues aquí.

—Ok bebe te cuidas — dijo dando un último besito  en su frente antes de  dejarlo seguido de los otros tres hombres.

Kuroko miraba a su esposo retirarse con gran orgullo. De haber tenido a semejante hombre para él.

—Bien, kagami-Sama…

—O no, dime Tetsu — el chico sudo frio, aquello era absurdo, pero el tono fue tan serio que no supo que hacer.

—Vamos solo dime por mi nombre ¿eres mayor que yo verdad? Ten por seguro que kagami no te matara, de eso me encargaré yo ¿está bien? — le sonrió dulcemente

—Está bien Testu-Sama, tengo órdenes de llevarlo a Suite-Nupcial, ¿hay algo que desee hacer antes?

—Me gustaría ir al bar —Kuroko casi rio al ver el rostro de horror que puso el chico —Tengo un amigo  que me gustaría pasar a saludar.

—Lamento si soy imprudente, ¿pero usted? ¿Un amigo ahí? —Kuroko solo asintió mientras reía y comenzaba a caminar, el chico por otra parte pensaba que se iba a meter en problemas quiera o no. Ya lloraba por tener que despedirse de un trabajo que le gustaba y en donde le pagaban bien.

Al llegar enseguida, Takao, unos de los jóvenes al servicio del min-bar lo saludo enérgicamente. Y el joven con pansa a bordo lo saludo también correspondiendo al efusivo abrazo.

—Vaya pero sí que estas gordo Tetsu.  

—No me digas así Kasu —dijo con pena el peli celeste mientras el pelinegro reía y acariciaba con confianza su gran barriga.

—¿Puedo preguntar  cómo se conocen? —Decía nervioso el castaño mirando hacia todos lados. Si su jefe veía aquello estaba frito.

—Deja de preocuparte Sakurai, una vez también me toco ser guardaespaldas de kuroko y la verdad termine sacando de quicio a Taiga, pero  se aguantó, no le tengas tanto miedo. Así como lo ves todo intimidante y serio, quien manda en esa relación es kuroko. Además de que él mismo Taiga no deja en manos de cualquiera a su ángel, así que siéntete afortunado y complacido de la confianza que te tiene.

Al joven castaño ciertamente se le inflo el pecho al saber que su jefe le tenía esa consideración.

—Vaya, vaya.. Pero que tenemos aquí —Los chicos se voltearon viendo al hombre con el cual kagami no podía tener peor relación —No me digas que kagami se cansó de ti y ya te abandono con todo y encargo — dijo el hombre pelinegro mirando despectivamente al abultado vientre del peli celeste.

—Bueno Kasu-chan un gusto saludarte pasare más tarde con mi marido — dijo el joven sonriéndole a su amigo he ignorado completamente al pelinegro.

—A mí no me ignoras Kuroko —Kuroko cerró los ojos ante el dolor que le causo esa mano ceñirse a su muñeca.

—Señor — trato de intervenir el castaño tomando la muñeca del joven pelinegro —Por favor suéltelo.

—Tú no te metas — lo empujo —Quero hablar contigo Kuroko

—Haizaki yo no tengo nada que…

Kuroko quedo en silencio, detrás del hombre que torturaba su muñeca se encontraba Kagami con una mirada que solo le habia visto en dos ocasiones. Y casualmente con el mismo chico.

En cuanto el hombre se dio vuelta con la duda de hacia dónde miraba el peli celeste, recibió un duro y seco golpe en su estómago. Kagami ni se habia arrugado al golpearlo. Lo tomo de su ropa y lo acerco a su cuerpo para mirarlo directamente y casi rosando sus alientos.

—Ya te he aguantado lo suficiente, vuelves a tocarlo y voy arruinarte Haizaki. Sáquenlo de aquí —les ordeno a los tres gorilas que estaban a su espalda.

 En cuanto se retiraron, kagami sonrió amablemente y se disculpó con los residentes, mas Kuroko sabía que aquello era  pura falsedad. Su esposo estaba molesto.

Kagami pasó su mano por los hombros de su marido y se lo llevo de ahí.

—Oye cambia esa cara —Le dijo Takao al castaño que se comía las uñas —  Kagami no le hará nada y tampoco pienses que de desquitara contigo. Él sabe que no es culpa tuya este lio. — le sonrió el pelinegro dándole tranquilidad.

Dentro de la Suite. Kagami se quitaba la chaqueta y se aflojaba la corbata.

—Lo siento Tetsu, no sabía Haizaki que estaría aquí, cuando me entere fui enseguida a buscarte — dijo tomando su mano y besando su muñeca —Tu piel es tan delicada  — dijo con molestia al ver su muñeca enrojecida.

—No te preocupes, pero no debiste golpearlo.

—Estoy de acuerdo, debí matarlo — a veces kuroko, no sabía si realmente bromeaba o no. La mirada de Kagami tampoco le gustaba. Era desesperada. Como si lo único que tuviera fuera Kuroko y que de perderlo seguramente se volvería loco. Se sentía feliz pero aun así le hacía sentirse egoísta por tener toda esa atención para el solo. Aunque tampoco haría algo para cambiarlo. Kagami era  suyo. Y él de Kagami.

Si Haizaki no podía entender eso. Kuroko no haría nada por impedir  que su esposo hiciera lo que realmente quería.

—Tetsu, pedí que prepararan el jacuzzi, ¿qué tal si nos damos un baño?

—Nada me gustaría más, ¿pero no tienes tu reunión a las 11?

—No, tendremos todo este día para nosotros solos, Takahashi-san no podrá llegar por un inconveniente con su vuelo, así que la pospusimos para mañana.

Decía mientras se situaba pos su espalda y lo guiaba, kuroko conocía aquella habitación y definidamente le gustaba, era realmente preciosa. El jacuzzi era un poco más pequeño del enorme que habia mandado hacer kagami para su casa, pero aun así. Nada se comparaba con esa vista celestial.

—Amor, prométeme que nos daremos otro baño en la noche — pidió con sus ojitos brillosos. Quería deleitarse con esa vista nocturna.

—Por supuesto bebe — sonrió besando su mejilla, mientras quitaba su camisa, desabrochaba sus pantalones, y lentamente lo dejaba completamente desnudo.

—Eres tan hermoso — suspiro Kagami viéndolo embelesado.

—¿Gordito y todo?

—Gordito y todo, recuerda que tienes a mis hijos ahí cariño— le dijo con ternura tocando su vientre —créeme que cuando nazcan  te hare el amor hasta tenerte así otra vez.

—Seguro que si — dijo solo para no llevarle la contraria, pues estaba claro que no tendría mas a lo menos hasta que sus retoños tuvieran uno cinco años.

—Ven aquí — le llamo Kagami tomando su mano y sentándose dentro del Jacuzzi situando a su esposo entre sus piernas — esto es relajante ¿lo sientes?

—Sí, el agua esta agradable y el aroma no me da nauseas es muy suave y elegante — dijo dejándose llevar por las sensaciones y apoyándose completamente en el cuerpo detrás de él.

Kagami lo abrazo por su cintura y empezó a dar cortos y delicados besos por su cuello, oreja y mejillas. Su esposo era hermoso, y le era  imposible  estar así y no tocarlo íntimamente. Por ahora solo quería besarlo disfrutar de la suave piel que se le ofrecía sin reticencia. Probarla, saboréala y marcarla.

Abrió los ojos al sentir que su adorado ángel gemía y frotaba su trasero con su miembro.

—No hagas eso bebe — dijo, sabiendo que si su niño ahora estaba deseoso habia sido su culpa, pero no habia sido su intención —Este no es un lugar adecuado para hacerlo y mucho menos en tu estado.

—Es tu culpa Taiga, De esta manera estará bien, solo quiero sentirte — pidió volteando su cabeza y mirando con amor y lujuria invitante.

Kagami suspiro y levantó un poco a kuroko situando las piernas  de su niño sobre las suyas para que así quedara completamente sobre su cuerpo. Una mano se detuvo en su pecho y la otra viajo hacia su pene tocándolo un poco para luego seguir más abajo y detenerse en su entrada.

Kuroko sintió como uno de sus largos dedos irrumpía en su interior, lento de adentro hacia afuera, moviéndolo en círculos. Quedos gemidos del más puro placer salían de sus labios. Cada vez más ansioso al tener más dedos abusando de su entrada.  Simulando juguetonas embestidas y haciéndolo saltar cuando chocaba su trasero con su mano.

—Enserio quiero tenerlos pronto para poder hacer el amor contigo como me gusta Taiga — dijo cegado por el placer.

Kagami mordió su oreja. Y presiono uno de sus pezones mientras seguía con el movimiento de sus dedos.

—No tengo problemas con lo delicado que eres, pero creo que esto meses me he frustrado un poco. Me gustaba tu forma desesperada de tomarme, besarme, marcarme. A veces sin importarte si me dolía o no, pues al otro día me compensabas —término de decir dejando salir un sonoro gemido pues ahora sus dos frentes eran estimulados.

—Sabes que ahora no se puede bebe.

—Lo se amor, solo que a veces deseo que embistas de manera más… — se sonrojo

—¿Salvaje? — vio cómo su ángel asentía con gusto. Justo al momento en que comenzaba a mover sus caderas buscando ese contacto que le volvía loco. Kagami retiro sus dedos recibiendo un queja pero luego un placentero gemido al sentirse lleno por su caliente y duro miembro.

—Lo hare amor, te prometo que apenas nazcan y tú te encuentres en buen estado. Lo hare de esa manera ¿sí?

—Lo… prometes — jadeo al sentir como ese miembro salía y entrada de su entrada tan desquiciadamente lento.

—Claro

—¿Y qué me harás? — preguntó coquetamente. kagami sonrió con una picardía que kuroko no pudo ver. Su pequeño quería jugar y quien era el para privarle de algo tan placentero.

—No esperes que sea dulce bebe, me desquitare, te tomare así me digas que no — decía mientras en cada palabra dejaba sensuales besos en donde sea que callera su boca sin dejar de masturbarlo— arrancare como un depredador cada una de las prendas que cubran tu cuerpo. Mi vista se deleitara con tu miedo al verte desnudo y yo con ganas de devorarte por entero, mi lengua lamerá hasta los lugares más recónditos de tu cuerpo, no habrá tiempo para preparaciones, solo tomare con mi pene lo que tenga enfrente. Tu agujero será abusado por mí sin descanso ni tregua entrando y saliendo de tu entrada caliente y mojada, seré tan duro y fuerte que me imploraras que me detenga y aun así por primera vez no te hare caso, te are llorar, así me duela el verte. Besare tus lágrimas en cada fuerte embestida buscando romperte, hacerte sangrar de ser posible sin que el daño sea irremediable, abriré tus piernas a mas no poder buscando poder llegar más dentro tuyo. Comeré insaciablemente de su boca hasta  llenarte de mí en repetidas ocasiones y…

No siguió pues kuroko habia gemido sonoramente., su cuerpo se desplomo al recibir el orgasmo sublime que su esposo con sus palabras habia provocado.

—Ta… Taiga — susurro daleando su cabeza con aun la nebulosa de placer en sus ojos.

Kagami estaba fascinado, era la primera vez que hacia algo parecido y al parecer su pequeño lo habia disfrutado. Y el también, pero habia estado tan concentrado en darle ese tipo de placer que habia parado con sus embestidas con el fin de correrse él y solo  concentrándose en su amor.

—Yo… quiero — dijo dejándole saber que lo deseaba —Esperare por ello —jadeo sonrojado, deseoso  y avergonzado.

Kagami tomo su quijada y le dio un beso duro cargado de amor y deseos.

El ritual continúo luego de eso hasta el punto de kagami correrse  dos veces en su interior.

—Concéntrate bebe — le pidió el pelirrojo entre risas aun en el agua, ya no seguirían. Al menos no ahí por lo que ahora limpiaba esa zona que lo recibía y en la cual siempre dejaba su huella.

—Lo sé, pero es difícil… cuando haces eso siempre me haces desear tenerte dentro de nuevo.

Kagami rio concentrado en sacar todos sus residuos mientras masturbaba a su joven esposo.

—No hagas eso o no saldremos nunca de aquí — lo golpeo el sentir que esos dedos no sacaban nada si no que lo estaban embistiendo nuevamente.

Kagami rio por ultima ves antes de detenerse. Tenían un largo día que disfrutar juntos.

 

~*~

 

Al día siguiente la luz natural despertaba al peli celeste que sentía su cuerpo pesado y adolorido, sonrió al recordar el porqué. Abrazo su cuerpo aun sintiendo el calor que kagami le brindaba, cada vez que lo hacían en repetidas ocasiones kagami se encargaba de dejarlo con la sensación de que se habia metido dentro de su cuerpo y mente.

Miro la espaciosa habitación y no vio rastro de él hasta que sintió el ruido de la puerta, luego de unos pasos para luego ver su rostro sonriente.

—Lo lamento bebe, esperaba llegar antes de que despertaras.

—No importa, ¿A dónde fuiste? —preguntó acomodándose con cuidado

—A buscar esto — le dijo sonriendo mientras sacaba una pequeña botellita de su bolsillo— ¿Estas resentido verdad? No pensé que lo haríamos tanto así que no traje perdóname — se disculpó apenado.

Cosa graciosa para kuroko, ambos eran igual de tímidos aun para algunas cosas, después de semejante día y noche ambos se sonrojaban por cosas simples.

—Gracias. —iba a recibirla, pero kagami negó.

—Date vuelta — dijo serio, y como odiaba en cierta manera ese tono kuroko. No le daba derecho a objeción. Se dio vuelta para quedar de lado en la cama y dándole la espalda a kagami.

—A… a veces de verdad me haces sentir como un bebe — dijo amurrado y con la cara llena de vergüenza más aun al escuchar un risita de sus esposo.

La piel simplemente se le crispo al sentir esa fría mano en sus caderas y luego en sus mejillas para abrir su trasero dejando a la vista su zona oculta que kagami no se cansaba nunca de exponer.

Por otro lado kagami le hacía gracia mortificarlo con ello, pero también solo era una obra más de poder cuidarlo. Su rosada entrada se encontraba enrojecida, sin rastros de su esencia pero con la firmeza de que habia sido abusado más de la cuenta el día anterior.

Cuando lo veía de esa manera le daban ganas de con su lengua quitarle el dolor, como le gustaría que su saliva tuviera esos efectos curativos que tenía la dichosa cremita que habia ido a buscar.

Kuroko se sintió nervioso al sentirse expuesto y no sentir nada aun, casi pego un salto al sentir esa respiración demasiado cerca.

—Dios~ no… Taiga — pidió viendo con horror como su miembro parecía recobrar vida —cielos — jadeo al sentir esa lengua lamer su zona, eran tan condenadamente desquiciante —eres cruel

Le dijo luego de que kagami se alejara y comenzara a pasar su dedo por su entrada dejando rastros de la crema.

—¿Porque? —dijo con un risita acomodándose detrás de él  mientras besaba su hombro.

—Por qué me haces amarte a cada minuto y desearte a cada segundo — dijo dándose vuelta para quedar de enfrente y mirarlo con las mejillas enrojecidas.

Kagami se perdió en ese celeste profundo. Realmente su vida era perfecta solo con tenerlo a él a su lado.

—¿Me deseas más de lo que me amas? —Preguntó juguetón y Kuroko rio.

—A veces, ahora siento que te amo mucho, pero ayer en el jacuzzi creo que ganaba el deseo y  por mucho diría yo — dijo riéndose al recordar aquellas palabras que le hicieron venir.

Kagami rio fuertemente ante la sinceridad de su marido. Lo abrazo en un arrebato de amor y asalto sus labios con dulzura.

 

Fin!

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, díganme que tal! UwU

Saluditos, que tengan un buen fin de semana!!

 

Reiga.


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