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Destinados el uno para el otro. por Adri6

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¿Cuántos libros se han escrito a lo largo de la existencia humana?, si tengo insomnio es cuando trato de pensar en esa respuesta. Hago memoria y cuento todos los libros que he leído… son muchos… pero creo que no alcanzan, nunca nada alcanza…

“¿Qué buscas Charles?” “preguntó Emma mientras me observa tan detenidamente que da miedo.

“... Eso es un secreto” “respondí de forma pensativa, se supone que hoy tendría que estar preparando mi clase de mañana pero no, hoy tengo sesión y otra vez… no quiero ni puedo atreverme hablar.

“¿Secretos con tu psiquiatra?... eso no es bueno para tu recuperación…

“¿Recuperar qué?” “pregunte de forma directa y descortés. Sinceramente, pienso que el tiempo que paso con ella, el tiempo que permanezco sentado en el sillón, el tiempo que habló de cómo va mi vida, el tiempo que ella escribe en su libreta, el tiempo… todo este tiempo es tiempo muerto.

“Eso es algo que solo tú sabes… lamentablemente veo algunos rasgos del problema… debo decir que ocultas tan bien la verdad que en todo este tiempo no he podido hacer mucho” “me miró de forma triste pero a la vez, algo resentida. Ella, suspiro de forma cansada y dejando de lado su libreta, se recostó en el sillón mientras ponía una pierna sobre la otra. Sus delicados dedos alisando su falda y levantó la mirada hacia mí, hablo con la mayor sinceridad que ha tenido en todo este tiempo, tiempo desde que nos conocemos --“Charles, eres un caso muy extraño… estoy segura que amabas a tu esposa de una forma totalmente fuera de este mundo, pero desde que murió, no tuviste duelo, no fuiste a su funeral, no vestiste de negro, no lloraste… hasta el día de hoy no hablas de ella, es como si desearas nunca haberla conocido… ¿estoy en lo cierto o me equivoco?” “indago con la esperanza de algo, de obtener algo pero no obtuvo nada. No estoy dispuesto a revelar cómo son realmente las cosas.

“Si estuvieras caminando… y el taco de tu zapato se quiebra, en una primera instancia te enojarias y después te lamentarías, mirarías a tu alrededor para ver si alguien te ha visto en aquella situación algo vergonzosa y cuando descubres que es así, buscarías un asiento para analizar con tranquilidad lo sucedido. Ahora tienes dos opciones, sigues adelante con el zapato roto o también rompes el otro para que esté a la par. ¿Qué harías tú?” “pregunté sin dejar de verle los pies

“… Llamaría un taxi y me iría a casa para buscar otros zapatos” “Me sorprende que resolviera el problema agregando una variable que yo jamás consideraré. Es sin duda una opción mejor de las que yo tengo, de las que siempre pienso, ¿debo sentirme avergonzado?, creo que sí pero a la vez no. No cuando tengo un terrible problema que no sé por dónde comenzar a solucionar.







En la calle, en un día de frio y con una amenaza de que nevara, decidí caminar hasta un pequeño café que queda cerca de mi querida doctora. Sin reparo solicitó lo mismo de siempre, pido exactamente lo mismo como si en el menú no hubiera más opciones no sé porqué, y así, centro mi atención en las personas, en el aura de preocupación que irradian al no querer llegar tarde a algún lugar específico de este mundo. Todos ellos parecen tener algo importante que hacer o ver en sus vidas… qué envidia me dan.

Apoye mi rostro en mi brazo al tiempo que prácticamente estoy desparramado sobre la mesa, me entretengo dibujando cosas al azar y me da gracia imaginar que Emma me encuentre en una situación semejante, buscaría la forma de quitarme el cuaderno y se iría corriendo a su consulta para encerrarse, durante toda una tarde formularía un nuevo diagnóstico e inicia tratamiento. Por primera vez en este día, sonreí de forma sincera y espontánea.

Con el paso de las horas, es aquí cuando descubro porque todos se preocupan por mi… soy inglés… la puntualidad es mi mejor virtud, pero hoy, no me importo llegar tarde, de hecho, ni siquiera fui. Puede que todo se me esté escapando de control, puede que todo gire tan rápido que no alcanzo a saber en dónde estoy… puede… es muy probable… que sea lo que los demás ven que soy.

Compre cigarrillos y los fume uno tras otro, con frustración dibuje todo lo que necesito gritar pero que siempre termino susurrando, es así que nadie me escucha, ni siquiera yo mismo.







En dos semanas, todos han hecho de mi rutina una rutina peor, no dejan de seguirme los pasos, no dejan que me pierda, no dejan de hablar a mis espaldas, me acompañan a casa y disimuladamente buscan algo inusual… lo inusual es que aun crean que yo… bueno, ese es otro secreto.

Uno que otro suspiro y finalmente me decido abrir mi agenda, busco a quien hace mucho tiempo no he hablado, de hecho, me aparte de muchas personas porque sencillamente odio que sepan tanto de mí, cuando yo mismo no sé nada de los demás.

“Voy saliendo de casa, estaré allí en diez minutos” “comenta ella

“Te espero” “respondí mientras mi vista recorre el restaurant.

Es una noche iluminada por la luna y las luces artificiales de colores, hace frío pero es encantador caminar tomado de la mano con aquella persona especial, compartir la sensación del invierno que es menos cruel cuando sencillamente la pareja se abraza. Las mejillas rojas, las miradas brillantes, los labios entreabiertos y dejando escapar en vaho de la respiración nerviosa frente a la sola cercanía de un rostro en nuestro rostro, el beso… el tan ansiado beso que nos transporta al otro lado del mundo, en el cual, el verano está en su máximo esplendor. Eso viví con Moira, eso recuerdo cuando pienso en ella pero así mismo, todo se llena de lodo cuando sé que ya no está.

Dejo mis brazos sobre la mesa, en ocasiones los siento tan pesados que sencillamente me rindo y los dejó caer a donde quieran caer.

“¿Desea algo más?” “me preguntan y yo sencillamente niego con la cabeza, sonrío levemente y ella se va a otra mesa en donde si necesitan algo.

La puerta tiene una pequeña campana, la cual anuncia la llegada o salida de alguien, en este caso, ella aparece tras el umbral y eso me calma en cierta parte. Me pongo de pie y la recibo con un afectuoso abrazo, me corresponde de igual forma y no sabemos qué hacer cuando nuestros rostros están tan cerca. Atino a sonreírle y ella también lo hace, le ayudo a quitarse el abrigo y le ofrezco la silla. Se sienta y deja su bolso a su lado, espera que me siente frente a ella para comenzar hablar.

“Me sorprende que me llamaras Charles” “me sonrió de forma cálida y por sobre todo, amable.

“No te sorprendas tanto, cariño” “respondo y bebo mi whisky casi de un solo trago, mi garganta se resiente pero mis ojos cobran valor y vida, levantó el rostro y con la mejor expresión que puedo tener, afirmó: “simplemente quería tener la mejor compañía”

Ella sonríe y así recién nos atrevemos a ordenar que comer, entre anécdotas y recuerdos, me comenta de su vida, vive en un departamento en pleno centro y ya tiene un trabajo estable, su familia se mudó pero mantienen contacto de forma diaria.

“… Hasta tengo una mascota” “sonríe divertida

“No lo creo” “la miré incrédulo pero ella tan solo asintió” “pero odias a los animales” “repuse replicando textualmente sus palabras dichas a los 15 años.

“Ya no los odio… ahora los amo y creo que mi corazón perfectamente podría amar otra cosa más” “sus dedos rozan los míos, es extraño, por eso bajó la mirada y veo aquel contacto tan sutil y tierno. Muerdo mi labio inferior y así, todo mi cuerpo se tensa, esto está mal.

“… Yo… te invite aquí para hablar de Moira… solo para eso y nada más…” “repuse y aparte mi mano de aquel tacto tan cálido

“¿Es en serio?... ¿me hablas para preguntarme por ella?” “comentó con frustración mientras tomaba la servilleta y la arrojaba en la mesa con rabia”“… No sé porque dicen que Moira está muerta… no lo sé porque créeme que para mí, está más viva que nunca… esta noche lo confirme”

“… La conociste muy bien… necesito saber si te dijo algo, si trato de decirte algo… por favor es importante para mí” “le suplique con la mirada, con el rostro, con la voz, con mi cuerpo, con la mano que busco la suya entre los cubiertos y los vasos

“¿Qué no te das cuenta de que no quiero hablar de ella?... basta de hablar de ella… por dios… han pasado años y tú sigues en lo mismo… no das ni un paso adelante, al contrario… caminas hacia atrás… estas mal de la cabeza por seguir atado a ella… no eres el Charles de quien me enamore… ahora das lastima, le das lastima a todos lo que te rodean” “tomando su bolso y su abrigo, se puso de pie y sin más se fue tratando de no chocar con nadie por lo rápido de su andar.

De seguro todos me están observando, de seguro todos se preguntan qué sucede… bueno… tan solo diré que este no es mi mejor momento ni mi mejor presente.






“Whisky” “pedí mientras dejaba el dinero en la barra

“… Otra vez por aquí… ¿no tienes nada mejor que hacer?” “me preguntó el barman

“No” “negué con la cabeza y me senté en la silla”“No tengo nada mejor que hacer… no tengo nada que hacer” “acepte el vaso y observando aquel líquido, pienso en cuántas veces Moira me prohibió beber antes de dormir, lo hacía por mi bien, siempre se preocupaba de los detalles más aun cuando tenían que ver conmigo.

“¿Esperas a Logan?”

“… Santo cielo, claro que no… de ser así… tendría que invitarle tres botellas” “ escuche la risa del barman y después, me dejó para ir a atender a alguien más.

Aspire el aroma del bar y el humo me invitaba a fumar, ahora tengo vicios que antes no tenía, el cigarrillo es uno de ellos, claro está que el problema no es la edad sino más bien por qué necesito desesperadamente fumar uno. Ansiedad. Emma no ha descubierto que tengo ansiedad las 22 horas al día, las otras 2 horas sencillamente estoy tranquilo porque fumo. Sálvenme de la ruina, sálvenme de mi mismo y de mis malas decisiones. Busque en el bolsillo de mi chaqueta la cajetilla, la encuentro, bien, ahora busco el encendedor pero que va… no está. Fruncí el ceño, miro al barman con la intención de pedirle el gran favor pero de pronto tengo uno frente a mi rostro, después me fijo en la mano que lo sostiene, es de un hombre, siguiendo con mi análisis, la chaqueta de cuero negra me dice que el tipo que está detrás de mí es totalmente diferente de mí.

Damas y caballeros, les diré que dude en voltear, pero tuve que hacerlo, damas y caballeros, no se sorprenda cuando les digo que fue una mala idea, se los aseguro por lo más sagrado. El cigarro de mi boca casi se cae al suelo al ver, o más bien, reconocer al tipo del otro día, que desagradable es encontrarlo otra vez.

“Llegué justo a tiempo, ¿no crees?” “sonrió y sus dientes no son como los demás. Con total descaro apartó el cigarrillo de mi boca, se lo llevó a la suya y usando el encendedor, cumplió su misión. Aspiro un poco y dejó escapar el humo sin dejar de mirarme ni un solo minuto. Acercándose más a mí, su brazo quedó apoyado en la barra y su cuerpo se inclinó sobre mí, su mano derecha viajó de su rostro al mío, me devolvió el cigarro justo en donde lo había extraído y así, mi asombro me impidió reclamarle tan insano acto” “¿Charles, verdad?... yo soy Erik Lehnsherr… de ahora en más nos veremos siempre, así que ve haciéndote la idea” “sonrió y ahora sé que su sonrisa me recuerda a un tiburón.

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