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Opherion: El Torneo por Mg Ca

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De nuevo llegaba tarde a clase, como casi todos los días de su vida, aunque eso no le importaba mucho, de hecho había pocas cosas que realmente le importaran. ¿Su escuela? Era reconocida sí, pero tampoco era la mejor ni a la que todo el mundo aspiraba, aunque estaba en la capital del país no era muy demandada, o tal vez por esa misma razón era que pasaba desapercibida, había escuelas mejores después de todo.

Podía ver los altos edificios de la escuela a lo lejos, era grande, pero no en exceso y eso era algo bueno para él ya que no soportaba las caminatas largas, carecía de resistencia física. Poco a poco las altas puertas de la entrada eran visibles y con ellas un tumulto de personas, miró extrañado todo aquel alboroto por no decir que la mayoría eran mujeres y estas hacían demasiado ruido para su gusto.

La masa humana dificultaba su acceso a la institución aunque no podría hacía imposible, después de todo él era algo así como invisible, nadie se daba cuenta realmente que estaba ahí y eso no lo molestaba, de hecho resultaba hasta cierto punto conveniente ya que en caso como estos era mucho más fácil escabullirse. Aunque tampoco era como si no lo conocieran, después de tres años en el mismo lugar todos se conocían lo suficiente y sabían que a él le gustaba estar solo así que simplemente habían decidido dejarlo en paz e ignorarlo.

Cuando paso al lado de todas esas chicas y se dirigió a la entrada del edificio principal surgieron unas pequeñas protestas él por supuesto ignoró ese ruido ya que seguramente no tenía nada que ver con él.  Caminó por los amplios pasillos de la escuela, notando como todas las aulas estaban vacías, bueno, eso explicaba por qué había tantas personas en la entrada pero aún quedaba otra incógnita ¿Por qué tampoco estaban los profesores?

Entró a su aula en el tercer piso, todos estaban mirando por las ventanas y estas a su vez daban hacia la entrada. Suspiró ¿Por qué tanto interés? No lo sabía y tampoco quería hacerlo, eso solo traía problemas. Cerró los ojos un momento, no había dormido bien esa noche y le dolía un poco la cabeza, era casi una rutina el hacer eso cada que no dormía.

A su alrededor todos los parloteos de sus compañeros de clase se habían detenido abruptamente pero eso él no podía notarlo.

Descansó su cabeza sobre sus brazos cruzados en el pupitre, si seguí así terminaría desmayado, ya había pasado antes. Tomó su cabeza entre sus manos, aún sobre el pupitre y se preguntó si sería mejor ir a la enfermería a descansar un rato ¿Para qué había ido a la escuela en primer lugar? Tomo un respiro y prosiguió a levantarse para ir a la enfermería, fue en ese momento cuando finalmente se percató del silencio tenso que reinaba en el aula y de la persona que estaba parada frente a su pupitre, todo eso sin aún levantar la vista de este último, poco a poco fue levantando la vista desde los zapatos finos, pasando por el pantalón negro de vestir, la camisa de un blanco inmaculado sin una arruga con las mangas perfectamente dobladas hasta el codo mostrando una piel lampiña y  pálida con músculos ligeramente marcados y dos botones sin abrochar que dejaban a la vista un poco de piel, llegó finalmente a un rostro hermoso como pocos, sus labios rojos, carnosos, su perfecta nariz, sus ojos de oro lo miraban de una forma que él nunca antes había experimentado sino hasta ese momento su cabello de un rojo intenso estaba ligeramente despeinado, un escalofrío recorrió su columna, podía sentir la atracción.

Aulert lo miró fijamente durante unos segundos que parecieron horas, Elyx imitaba su comportamiento creando un ambiente enrarecido aunque parecía no importarle, una repentina sonrisa se formó en sus labios, Aulert no supo cómo debería de reaccionar a ello, especialmente porque algunas de las chicas de su clase lo miraban como si quisieran asesinarlo así que deseando librarse de todo aquel embrollo tomó sus pertenencias y empezó a caminar hacía la puerta para poder de una vez ir a la enfermería, ignorando completamente a Elyx.

Elyx lo miró partir divertido, en sus pocos años de vida había conocido a muchas personas, todas iguales, tanto que le aburría, pero había encontrado algo interesante ese día y lo que más le llevaba a perseguir a Aulert es que este no parecía “afectado” por su presencia, Elyx sonrió complacido, recordar la mirada de ese chico, tan indiferente... e incluso con un poco de desprecio en ella hacia que los deseos de molestarlo crecieran.

 

 

 

La programación de Opherion es tan complicada que incluso para sus propios desarrolladores es imposible cambiar ciertas cosas.

 

 

Despertó justo cuando había comenzado el almuerzo, ya se sentía mejor, la cabeza le seguía molestando pero ya no tanto como hace unas horas, eso era algo bueno. Se levantó sin mucho entusiasmo, había corrido antes las cortinas que separaban la cama en donde había dormido de las otras, era un poco paranoico y tendía a evitar ser visto por otras personas, además, vivía solo, quizá ese era el principal motivo por el que no tuviera ningún aprecio hacia otras personas. Escucho la puerta de la enfermería abrirse y a sus compañeros del club llamarlo.

— ¡Aulert! Hemos venido a recogerte

Chris a veces era muy ruidoso pero no era algo que le molestara, lo conocía desde pequeño, habían ido juntos a un pequeño taller de música cuando tenían doce años y dada la naturaleza amistosa de Chris y su incansable deseo por socializar, Aulert había terminado accediendo a pasar tiempo con él de vez en cuando, incluso cuando no lo consideraba verdaderamente un amigo.

 —Estoy aquí — dijo saliendo de entre las cortinas de la camilla—, ¿Qué hacen aquí?

—Bueno, fuimos a buscarte a tu clase pero no estabas así que pensamos que estarías aquí o sino en la azotea.

Aulert sabía que era predecible, siempre hacia lo mismo, no era difícil deducir su próximo movimiento una vez llegabas a conocerlo medianamente bien.

—Este imbécil quería ir primero a la azotea, no fue sino hasta que lo convencí de que sería más práctico venir primero a este lugar.

Y ese era Steven, generalmente era el más maduro de todos, siempre que tuvieras un problema podías recurrir a él, era un persona responsable, al contrario de Aulert y mucho más aún de Chris.

— ¡Hey! Él prefiere estar solo y generalmente lo encontramos en la azotea, ¿Cómo iba a saber yo que iba a estar aquí hoy?

—Es lunes.

— ¿Y?

—Y que él se quedó jugando hasta tarde ¿Recuerdas?

Steven fulminó con la mirada a Chris hasta que por fin pareció recordar.

—Ah, es cierto.

Aulert solo había esperado hasta que ellos terminarán de pelear, siempre era lo mismo con ellos. Steven parecía enojarse por alguna cosa que Chris había olvidado o hecho para al final terminar justo como habían comenzado, completamente en paz el uno con el otro, eso ya resultaba hasta repetitivo. Probablemente lo único que había variado en ese tiempo era el hecho de que Aulert sabía que Steven estaba enamorado de Chris pero este era tan estúpido que ni siquiera podía notar lo evidente. Aulert suspiró.

—Te compadezco Steven, mira que soportar a este idiota.

Steven río entre dientes y asintió, después elevó una mano hacia su rostro y reacomodo sus gafas.

—No sé cómo es que aún no me rindo.

Aulert acompaño la risa de su amigo mientras Chris los miraba sin comprender una solo palabra de lo que decían.

— ¡Me siento excluido!

—Cállate, no estás en posición para quejarte — Aulert camino hasta estar cerca de Chris y coloco una mano en su cabeza, revolviendo su cabello —, si tanto te molesta no entender entonces esfuérzate por ser consciente de lo que te rodea primero. ¿Y bien?

Chris quitó molesto la mano de Aulert y levantó una ceja.

— ¿Y entonces, qué?

—Están aquí para decirme algo ¿no?

Steven se adelantó a Chris antes de que este pudiera soltar alguna otra barbaridad.

—Sí. Tendremos reunión del club esta tarde.

—Ya veo, pero ¿Por qué tanta prisa? Se supone que solo nos reunimos para temas relativamente importantes.

—Este es uno de ellos, se acerca un torneo y el director quiere que participemos, sino nuestro club será disuelto.

—Me siento excluido de nuevo.

— ¿Es por lo del evento cultural de año anterior?

—Sí, al parecer no pueden darnos “recursos” si estos no son justificados.

—Qué molesto. Bien, los veré en la tarde.

Estaba por despedirse pero Chris llamó de nuevo su atención por los gestos exagerados que hacía.

— ¿Te has enterado?

Aulert levantó una ceja, generalmente Chris siempre decía y hacía cosas irrelevantes, iba a responder cuando Steven golpeo la cabeza de Chris.

—Dime Chris ¿Si Aulert ha estado aquí toda la mañana cómo podría estar enterado de algo?

Chris acarició el lugar golpeado y estaba a punto de protestar cuando analizó lo dicho por Steven.

—Ah, cierto.

Aulert volvió a reír, ese par era único.

—Bien, dejando a un lado al obtuso Chris ¿Qué es aquello tan interesante de lo que aún no me he enterado?

— ¡Hay un estudiante nuevo!

— ¿Por casualidad este “estudiante” es un chico alto, pelirrojo y de ojos color amarillo?

— ¿Eh? ¿Cómo lo sabes?

Chris levantó los brazos exageradamente, como si se acabará de llevar la sorpresa del siglo solo que esta vez él no era el único sorprendido.

—Esto es nuevo, nunca te había visto interesado en alguien.

—No estoy interesado en él, solo lo vi en mi clase esta mañana, antes de venir a la enfermería.

—Ya veo, sí, tiene sentido, es de nuestra edad.

—Yo escuché que era un año mayor.

—Sí es así entonces ¿Qué hacía en mi clase?

—Ni idea.

—El almuerzo va a acabar y nosotros no hemos comido nada, lo mejor será dejar esto.

Los tres asintieron, Aulert tomó sus cosas y salió junto a ellos de la enfermería.

 

 

No se recomienda la introducción de datos personales en el Opherion por seguridad del usuario ya que la compañía desarrolladora no se hará responsable.

 

 

Las reuniones del club siempre eran tediosas, más aún con este “torneo”, las probabilidades de que ganarán eran casi nulas, tal vez por eso el director quería que participarán, si perdían entonces tenía la excusa perfecta para deshacerse por fin de su club, pero por otro lado, si ganaban, se harían con fama y los recursos para el club aumentarían. Tenían mucho que perder y al mismo tiempo también ganarían mucho. Abrió la puerta encontrándose con la mitad del club ya listo para comenzar aunque eso no le importaba mucho, solo hizo los saludos obligatorios y se sentó en su lugar habitual, aún faltaban unos minutos para comenzar con esa “reunión”, sorprendentemente había llegado a tiempo, después de unos segundos entraron Chris y Steven seguidos del líder del club, cuando este vio a Aulert se sorprendió.

— ¡Vaya, Astel! Por una vez en tu vida estas puntual.

Aulert volteo a verlo con una mueca en el rostro. El líder era más alto que él, quizá media un metro con setenta y cinco centímetros, su cabello era castaño rojizo y tenía ojos de un azul pálido nada atractivo o al menos no lo era para Aulert ya que este vivía para molestarle.

—Solo soy puntual para las cosas que verdaderamente me interesan.

Niel río entre dientes, estaba un poco irritado con todo el asunto pero no iba a perder los estribos tan fácil.

—Oh bueno, dejando a un lado tu claro cinismo procederemos a lo que nos incumbe.

—Ya era hora.

Niel apretó los dientes, su paciencia se estaba agotando, había tenido un día largo y no estaba en condiciones de soportarlo.

—Cómo decía, el director nos ha pedido participar en el torneo nacional de Opherion.

Todos los presentes contuvieron la respiración, era un juego difícil debido a las diferentes áreas en las que consistía y por supuesto era famoso por esa misma dificultad. Un miembro del club que hasta ese momento Aulert no se había dado cuenta que estaba ahí, habló.

—Ninguno de nosotros puede jugar correctamente Opherion, los únicos que saben cómo hacerlo más o menos decentemente son Aulert, Steven y Chris. No tengo ningún problema con los dos primeros pero Chris es un caso perdido.

Chris inmediatamente se sintió ofendido, no era tan malo, solo algunas veces… algunas. Niel volvió a tomar la palabra.

—Es por eso que los otros dos mejores jugadores después de ellos tendrán que practicar duramente, de otra forma el club será disuelto y yo me encargaré personalmente de Chris.

Steven se tensó, no estaba contento con la idea de que Niel y Chris pasaran mucho tiempo juntos pero no se podía hacer nada, después de todo esto era algo que les concernía.

—No has preguntado nuestras opiniones, Niel.

—No lo creí necesario dada la situación. No están en posición de negarse, no si quieren seguir en este club.

Aulert deseaba decir algo hiriente pero eso sería no sólo problemático sino que innecesario y pasarían mucho más tiempo en ese lugar, por lo tanto decidió cederle esta batalla.

—Sí, tienes razón, pertenecer a un club es obligatorio y no deseo unirme a otro a estas alturas.

—Entonces queda decidido.

Aulert suspiró, participar en ese maldito torneo sería un dolor de cabeza pero tenía que hacerlo, debía lo contrario tendría que buscar otro club y él no se veía encajando en las actividades que desempeñaban.

Niel sonrió complacido y la reunión prosiguió acordando los tiempos de práctica, teniendo especial cuidado en que ningún integrante quedara excluido. Aulert se levantó y comenzó a caminar hacía la salida, no quería saber nada más por el momento además de que la escuela parecía un poco lúgubre cuando ya no había nadie más en la escuela y esta parecía abandonada.

 

Aulert realmente odiaba participar en eventos y sobretodo odiaba a Niel y su estúpida costumbre de llamarlo por su apellido, había escuchado rumores sobre que él venía de una familia con costumbres arraigadas, probablemente esa fuera una de las razones por la que lo llamara solo por su apellido pero eso no era todo, lo hacía porque sabía que lo molestaba y no sólo eso sino que era una forma constante de recordarte cuán “prosaico” era para Niel. Había considerado el tratarlo de la misma forma pero eso también sería seguirle el juego, tampoco quería hacerlo, así que después de un tiempo simplemente desistió y lo trato como a otra persona más… lo que claramente molestó a Niel, esperaba que él hiciera algo para estar “a mano” pero nunca lo hizo y Niel se sintió terriblemente ignorado, sintió por primera vez que él no ganaba, que no podía hacer que Aulert bajará la cabeza sumisamente ante él. Después de esa primera mala impresión los intentos de Niel por hacer enojar a Aulert aumentaron por supuesto, Aulert resultaba difícil de manejar algo que Niel supo más pronto que tarde; tiempo después seguían igual, Niel siempre intentando molestar a Aulert y este siempre ignorándolo, es más, parecía como si realmente no fuera consciente de su existencia.

 

 

El usuario es consciente de su vulnerabilidad dentro del juego.

 

 

 

Cuando llegó a su casa Aulert encendió la consola y colocó en su cabeza un simulador de realidad virtual, iba a jugar Opherion, si realmente quería ganar ese estúpido concurso y evitar que su club desapareciera entonces debía de jugar mucho más, el problema con Opherion era que este manejaba dinero real, los jugadores era profesionales, por lo tanto no se dejaban derrotar fácilmente ya que perderían dinero, aunque eso solo pasaba en ciertas modalidades del juego.

Aulert era uno de los mejores tiradores de Opherion y este a su vez era un juego de escala mundial por lo tanto ser uno de los mejores en cualquier modalidad del juego era muy difícil y a la vez la paga que recibían estos jugadores era bien remunerada dependiendo de lo que hicieran, todos querían ser bien pagados y eso solo se conseguía de dos formas, o eras un buen jugador o pagabas a ciertos “expertos” para que estos te facilitaran equipo dentro del juego que era “diferente” al equipo oficial que el mismo juego te proporcionaba.

Aulert sabía que no era tanto que el director quisiera que el nombre de la escuela fuera conocido sino que perseguía el dinero que había detrás del primer lugar y solo del primero, al segundo y tercer lugar se les entregaba ciertas herramientas o dispositivos únicos. Aulert pensaba entrar a este evento pero como un tirador en solitario, no tenía ningún interés en entrar en la modalidad de equipos ya que para él esto era muy molesto, era necesario tener una buena comunicación con tu equipo sino perdías todo.

“¿Estás ahí?”

De la pantalla salió un pequeño recuadro que mostraba el mensaje enviado por Steven.

“Sí.”

“¿Participarás con tu usuario original o crearás uno nuevo?”

“Crearé uno nuevo.”

“¿Sigues empeñado en obtener el primer lugar como tirador en solitario?”

“Por supuesto.”

“Bien, entonces ¿Cómo se llamará tu nuevo usuario?”

“Ainsworth.”

“Interesante, ¿De dónde surgió ese nombre?”

“Es un secreto.”

 

Steven río entre dientes, su amigo solía ser un poco misterio con los motivos por los cuales decidía hacer una cosa o el otro pero eso lo tenía sin cuidado.

 

“¿Entrenaremos hoy con ellos?”

“Sí, en un momento deberían conectarse.”

“Qué molestia.”

“Lo sé, solo trata de soportarlos.”

“Seguro son Noobs.”

“Jajaja, sí, seguramente sí.”

“¿Ya tienes sus usuarios?”

“Sí, Levert se encargó de eso.”

“Ya.”

Sí había algo que odiaba eran las personas inexpertas, sabía cómo jugaban los de su club, los había visto y era deprimente, incluso había pensado en decirles que mejor renunciaran a jugar.

“Ya están aquí.”

“Arma la partida.”

“¿No piensas agregarlos?”

“No, me dan pereza.”

“Cómo quieras. ¿Con qué comenzamos?”

“Combate cuerpo a cuerpo.”

“Vaya… pensé que elegirías shooter, desde que tú eres uno…”

“Es porque soy uno que estoy eligiendo el combate cuerpo a cuerpo, esos idiotas deben de ser buenos en eso, no hay lugar para otro tirador en el equipo y soy el más experimentado.”

“En eso tienes razón.”

“Mejor llama, ya me canse de escribir y que se unan esos inútiles.”

Steven suspiro y una leve sonrisa se dibujó en su rostro. Aulert escucho el tono de llamada y respondió lo más rápido que pudo, como siempre.

 

— ¿Contento?

—No mucho.

 

Segundos después se unieron a la llamada los otros dos jugadores de su club, Chris estaba con Niel, esto no le agradaba, Chris era su apoyo principal en el juego de equipos, se entendían de maravilla y era difícil encontrar ese tipo de jugadores hoy en día; si querían que funcionará entonces debían entrenar a esos dos como asesinos o como unidades de asedio, no había otra opción, ellos tres ya tenían sus propias estrategias pero no sabían absolutamente nada del estilo de juego de esos dos y tampoco sobre si podrían jugar bien con toda la presión que el torneo suponía pero solo podían esperar lo mejor, después de todo ellos eran los únicos que sabían hacer algo medianamente bien en el club.

 

—Bien, comenzaremos en el área de práctica del juego.

—Ninguno de nosotros tiene un rol definido.

Aulert presionó el puente de su nariz mientras intentaba no decirle alguna barbaridad.

—Lo sabemos pero nosotros ya tenemos roles definidos, los únicos roles que nos falta son asesino y luchador.

—Es porque eso que los entrenaremos aquí, aprendan lo más rápido posible, en cuanto estén listos comenzaremos una partida real, con otro equipo.

 

Los dos nuevos integrantes comenzaron a entrenar con ayuda de Steven ya que Aulert era únicamente tirador, n o tenía otros roles lo que hasta cierto punto era una desventaja.

 

 

Los roles en el torneo son generalmente elegidos por los jugadores pero si hay un desnivel en estos Opherion se encarga automáticamente de corregirlos. Los jugadores están obligados a aceptar estos cambios.

 

 

 

 

Después de tres largas horas parecía que por fin habían hecho avances con esos dos, ahora entendían un poco su manera de jugar y habían estudiado sus estrategias y formado nuevas a partir de esas, parecía que ya estaban listos para una partida real aunque necesitaban a Chris para que esta pudiera ser su primera partida en regla, era necesario que vieran la forma de jugar de ellos tres, hablarle teóricamente era fácil pero que ellos supieran reaccionar en el momento era muy importante y difícil, se necesitaban unos buenos reflejos y algo de experiencia para eso.

 

— ¿Por qué no hacemos una partida con las inteligencias artificiales del juego?

—Me parece muy simple Steven, sabes bien que las partidas reales son muy difíciles.

—Sí, pero es un buen comienzo para ellos, tampoco podemos meterlo ya a una partida real, lo único que harían sería ayudar al enemigo.

—En eso tienes razón.

—Bien, entonces empezaremos con eso.

—Pero Aulert no tiene compañero.

—No te preocupes por él, te aseguro que no lo necesita.

—Sí tú lo dices…

 

Aulert sonrió ante la clara duda del chico, si planeaba entrar en la categoría de tiradores en solitario era por algo.

Notas finales:

Dejen RW y gracias por leer.


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