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Crystal Tears por Samy_DBS

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Notas del fanfic:

Personajes de Masashi Kishimoto

 

Notas del capitulo:

Espero os guste.

(Si sigues mi fic "ME ENAMORE DE MI SECUESTRADOR" tengo una buena explicacion del porque no he actualizado, posiblemente suba cap mañana o hoy por la tarde)

Gracias por leer Bye bye 

Mi cuerpo temblaba, estaba cansado, necesitaba dormir. Mi ropa destrozada, solo estaba envuelto en una prenda suya, olía a él…

 

Lo último que vi fue como se alejaba lentamente, camuflándose entre la oscuridad nocturna…

 

Me desperté, seguía ahí en medio de la nada, me levanté sintiendo dolor en todo mi cuerpo, un dolor que se encargaba de recordarme cada acontecimiento de la noche anterior. Encontré un río no muy lejos. Me hundí negándome a salir de la profundidad del agua, estaba sucio, pero aún así me negaba a perder la esencia que él había dejado en mí.

 

A pesar de todo yo aún me siento herido, creo que es imposible no estarlo. Alguien en mi posición se sentiría igual. Solo quiero cerrar los ojos y dormir por siempre. Sin embargo, él logra atarme a esta realidad, a esta vida que más de una vez se ha encargado de usarme como trapeador.

 

Una solitaria lagrima escapa de mis ojos, ya estoy bastante acostumbrado. El dolor que él me causa.

 

Me coloco esa camisa suya, es blanca y solo logra cubrirme un poco más debajo de los muslos. No puedo ir a casa en estas condiciones, menos mal que venía preparado para algo así. Mi caballo espera fielmente. Me puse la capucha negra encima, esta me cubre lo suficiente, por el jardín trasero podré llegar con facilidad a mi cuarto, mis padres no notaran mi ausencia.

 

Justo como lo predije, llegué justo tres minutos antes de que mi madre entrara a mi recamara a darme los buenos días, ella lucía un sencillo kimono verde con el obi en un color negro.

 

-Es hora de levantarse. –Me dijo suavemente, yo fingía estar recién despertado. –Tu padre y yo te esperaremos abajo, no tardes Naruto, es algo importante. –

 

Yo realmente no tenía ganas de nada, pero eran ordenes.

 

Al ser doncel me vestí con un sencillo kimono rojo, no tenía ánimos de ponerme otra cosa más llamativa. El obi azul marino me fue ajustado con el propósito de hacerme ver con una cintura muy estrecha. Creo que no les importa que me corte la respiración…

 

Encontré a mis padres en la sala, sentados de forma elegante en los sillones color crema. Kushina casi escupe su té al verme vestido con total sencillez. -¡Naruto, ve a ponerte algo mejor! –

 

Minato sonrió nervioso. –Ya no hay tiempo para eso. –dijo mientras se ponía de pie.  –Escucha atento hijo, hay algo que tu madre y yo deseábamos decirte desde hace un tiempo. –

 

Me senté en el sillón frente a ellos, cuidando mis supuestos modales.

-¿De qué quieren hablar? –Formulé tratando de concentrarme, sin embargo él se había adueñado de mi mente también.

 

-Hijo, a como están las cosas y con nuestra posición…-Minato le dada bastantes vueltas al asunto. –Es mejor que te consigas un marido, y pronto. –

 

Desvié mi mirada confundido. –Ya habíamos hablado de eso. –Dije suavemente bajando el volumen de mi voz, realmente eso era lo ultimo que quería saber.

 

La mujer de rojos cabellos tomó la palabra. –Es bueno que tengas en cuenta eso hijo. Es por eso que te hemos conseguido a un prometido, es un buen partido. –

 

No podía ser posible. -¿Qué? –Ni siquiera quería haber escuchado eso.

 

-Es un muchacho de bien, tenlo por seguro. –Me dijo con esa sonrisa serena mi padre.

 

-Pero…-tan solo pensar en alguien quien no fuera él, alguien quien no sea Sasuke… simplemente estaba descartado.

 

-Te pido se conozcan mejor y entonces puedas aceptarlo –Yo no quería saber de nadie, sin embargo papá era muy persistente. –Sabes que nunca traería a alguien que no sea digno ni de confianza. –

 

Yo asentí. No debía mostrarme tan obvio.

 

-Adelante, Gaara. –Mi madre hizo pasar a un muchacho de cabello rojo. Iba vestido con una playera blanca holgada, un pantalón militar y unas botas negras.

 

Saludó cortésmente.

 

-Un placer conocerlo, Naruto Namikaze. –Tomó mi mano como si esta fuera lo más frágil y delicado que existía y de la misma forma la besó. Mis mejillas se tintaron al rojo vivo.

 

Sasuke nunca haría algo así.

 

-El placer es mío. –Reverencié una vez que me encontré liberado. Esa sonrisa acompañada de los cálidos ojos aguamarina me enternecieron.

 

Intervino un satisfecho Minato. –Él es Gaara no Sabaku, hijo del capitán Rasa, líder de Suna. –Le presentó.

 

El matrimonio estaba muy feliz con la primera impresión que Gaara dio en su unigénito. Era un buen avance.

 

Gaara, ese muchacho tan cortés y servicial había insistido en “conocernos” yo lo acepté, puesto que era lo mejor para mí, y sobre todo para mis padres.

 

La situación militar era algo delicado en ese entonces. Creo que debería explicarlo.

 

Hace un tiempo éramos una sola nación, Shinju, esta era gobernada por una emperatriz que poco a poco fue considerada como una Diosa, su nombre era Kaguya Ōtsutsuki. Muchos creían que perduraría a través de la historia y que al día de hoy seríamos los más poderosos, sin embargo esto no fue así.

 

Con el nacimiento de sus hijos la ideología de un pueblo guerrero y fiero perduró por años, eso hasta que el heredero principal Hagoromo Ōtsutsuki dejó a su descendencia tomar las riendas. Indra y Asura. El primero heredó la sangre de guerrero y estaba consciente de que la fuerza era lo que se necesitaba para controlar y mantener la “paz”. Mientras que Asura empezó a ver más allá, él creía que era tiempo de acabar con las guerras y conquistas. Shinju se convertiría en una tierra pacífica.

 

Por obvias razones Indra no estuvo de acuerdo y se armó una sangrienta pelea entre hermanos, ambos siendo apoyados por sus fieles súbditos que seguían sus ideales.

 

Asura se levantó como vencedor. La pacifica Shinju se abría paso de forma agradable. Sin embargo todavía quedaban ciertos grupos que no estaban de acuerdo con semejante estupidez. Ya que, un pueblo guerrero como lo era Shinju no se podía convertir en una nación de blandos y débiles.

 

Estos grupos eran los rebeldes, quienes en nombre de Indra y Kaguya Ōtsutsuki levantaban sus espadas en contra de la ley y el gobierno pacifico.

 

Por años y años fueron sometidos, puesto que no tenían la fuerza suficiente como para hacer frente a Asura ni a su descendencia. Los rebeldes desaparecieron con el tiempo.

 

Y como era de esperarse pronto Shinju se fue dividiendo en colonias y grandes capitales. Una de ellas y la primera en ser fundada fue Konoha. El actual gobernante de aquella época fue Hashirama Senju, el cual seguía fielmente las creencias de su antepasado Asura.

 

Pero las cosas cambiaron rotundamente cuando descendientes directos de Indra llegaron, un enorme ejercito conformado por rebeldes que ocultos lograron crecer y volverse poderosos. Su líder era el temible Madara Uchiha.

 

Atacaron sin miedo ni titubeo a la capital de Shinju, fue un ataque sorpresa muy bien organizado, esa noche la pacifica Konoha se bañó de sangre y fuego. La sangre de Hashirama manchó la espada de Madara, ellos habían obtenido su victoria.

 

La noticia de que el amable y valeroso líder de Shinju fue asesinado aterró a toda la nación. No hubo tiempo de nada, los Uchiha tomaron todo el territorio, logrando dividirlo.

 

Los pacíficos que lograron escapar se refugiaron en pequeñas colonias alejadas de la capital que era Konoha. Y por años y años han sido perseguidos. Algunos ciudadanos empezaron a despreciar al linaje Uchiha puesto que su forma de dirigir al pueblo era muy dura y exagerada. Pronto empezaron a huir con los pacíficos.

 

Hoy en día lo que era Shinju está dividida en dos ejércitos, los Uchiha y los Senju.

 

Despues de arduas batallas la segunda capital que alguna vez fue liderada por le linaje Senju, fue Suna. Esta misma se encontraba en constante enfrentamiento con el ejército Uchiha, puesto que menos de la mitad de la capital era fieramente defendida por Gaara y Rasa. Esta misma dividida en colonias.

 

Mi padre, Minato Namikaze; General del Ejército Senju en el pequeño País del Remolino. Su esposa es la noble Kushina Uzumaki.

 

Yo como doncel debo cumplir con ser bonito y servir como soporte de una buena alianza, aquí es donde entra el capitán Rasa no Sabaku. El cual pidió que fuera el esposo de su hijo para que la nación Senju sepa que seguirían unidos hasta el final. Pues mi padre, Rasa y otras personas son muy importantes en el ejercito de los pacíficos. Es necesario mantener la paz y unión.

 

Sin embargo… aquí es donde entra Sasuke… Sasuke Uchiha.

 

Él es mi perdición absoluta. Lo conocí de la forma menos esperada, él robó mi corazón.

 

Era un mal día, me había enterado de que una granja que daba suministros a una pequeña colonia Senju que conformaba al diminuto país del remolino. Los dueños de dicha granja fueron asesinados por los Uchiha al enterarse. Personas inocentes.

Estaba cegado por la ira y la adrenalina. Tomé mi fiel caballo y una espada que ni siquiera se blandir correctamente. Conocía un lugar por donde seguramente encontraría a algún Uchiha para poder matarlo o por lo menos cobrar por lo que han hecho.

 

Trepé a un árbol cuidando el camino, y entonces lo vi. Una carreta con el emblema Uchiha. Iban rumbo a uno de sus campamentos del Norte. Supe de inmediato que llevaban comida. Tomé una manzana del árbol que me sostenía y la lancé en dirección al caballo negro el cual se descontroló. La carreta cayó por el acantilado.

 

-¿¡Quien rayos lanzó eso!? –empezaron a buscar en dirección de en donde yo estaba.

 

Era obvio que no me encontrarían.

 

-Hey, baja en este mismo instante. –Me tensé, alguien si me había encontrado.

 

-¡Capitán! –Los demás lo alcanzaron. -¿Es ese muchachito el responsable? –Preguntó un gordo y bajito mirándome con desprecio.

 

-Yo me encargaré de él. Ustedes sigan adelante. –Ordenó, al instante obedecieron sus subordinados.

 

 Yo bajé de un salto del árbol, encarándolo, aceptaba mi error al haberme expuesto de una forma tan estúpida. Si ese bastardo me iba a matar lo aceptaría.

 

-¿Por qué hiciste eso? –El me escudriñaba con la mirada, de arriba abajo.

 

No respondí.

 

-¿Acaso te comió la lengua el ratón? –Él se acercaba. –Contéstame Namikaze Naruto. –

 

Desenfundó su Katana. ¿Cómo es que me reconoció?

 

-Son unos miserables, mataron a una familia inocente que tan solo se mostraba amable. No me importa si quieres matarme, Uchiha. –El desprecio con el que le hablé me sorprendió a mí mismo.

 

El filo de su Katana rozó mi cuello, casi tan cerca como para cortarme la cabeza de un golpe. Sin embargo solo acarició la piel de esa zona. El corte se hizo presente en mi kimono, revelando mi hombro y parte de mi pecho. Yo no era tonto. Sabía lo que tramaba.

 

-Eres un doncel muy indecente, mira que hablarle a un hombre con total confianza. –El me miró a los ojos tratando intimidarme- Ahora mismo podría convertirte en una puta, ¿sabes cuanto me pagarían por un doncel de buena cuna? ¿hijo del general Minato?  -Yo temblé cuando su mano sujetó con brusquedad mis muñecas.

 

Sonrió cuando notó que ya estaba asustado.

 

-Te propongo un trato. - me lanzó lejos. Yo caí de sentón en la hierba fresca. – Toma esto. –Me arrojó la espada que llevaba conmigo.

 

-¿Qué? –

 

-Si la traes es porque sabes usarla, ¿no? –la cruel verdad era que no. –Enfréntame y si ganas te dejaré ir. –

 

-¿Y si tu ganas? –

 

-Tendrás que obedecer lo que yo diga. –

 

El enfrentamiento comenzó, bastaron dos movimientos para que aquel Uchiha obtuviera la victoria, yo terminé con la mano lastimada, nunca me sentí tan inútil como en aquel momento.

 

-Yo gano. –Celebró. –Te quiero mañana aquí en el mismo lugar. –Me ordenó.  –Mas te vale no pasarte de listo, Namikaze. –

Yo ni siquiera pude negarme. –Dime tu nombre, no es justo que tu sepas el mío y yo no el tuyo. –demandé, el sonrió burlón. –

 

-Sasuke Uchiha. –Y simplemente se fue.

 

Al día siguiente debatí entre ir o no.  Al final asistí al encuentro, nunca esperé que ese arrogante y bastardo Uchiha me hubiese citado para entrenarme. Me enseñó el arte de blandir una espada.

 

Nuestros encuentros se hacían más frecuentes con el tiempo. Lo inevitable sucedió, me enamoré de Sasuke.

 

Lo que al inicio era un amor prohibido se transformó en una constante herida en mi pecho, ambos éramos enemigos, no había posibilidad entre nosotros. Él seguía sus ideales y yo los míos. A pesar de eso insistimos en seguir lastimándonos.

 

Pov. Narrador

 

El joven Gaara era el opuesto de Sasuke. De hecho no había que ver mucho como para saber que Naruto se quedaba cautivado con los amables gestos del pelirrojo.

 

-Naruto, dime cuales son tus sueños a futuro. –le pidió amable.

 

El de melena rubia lo miró sorprendido por tal petición. –Yo no suelo pensar mucho en eso…-dijo.

 

-¿Por qué? –

 

-Estamos en medio de una guerra. –Suspiró el de mirada cielo. –No me gustaría aferrarme a sueños bobos… algo innecesario. –desvió la mirada al suelo.

 

-Te equivocas. –Dijo Gaara tomando las manos del doncel entre las suyas. –Alguien que no tiene un sueño por el cual luchar, difícilmente tiene una razón por la cual seguir. –Su mano llena de cicatrices acarició suavemente la mejilla del blondo. – Él mío es llevar a todo el pueblo Senju a la paz por la cual han luchado por años. Esa es mi razón. –

 

Naruto no repudió el contacto en lo mas mínimo. –Yo…-perderse en esos ojos tan claros le resultaba relajante. –Supongo que no he encontrado la mía…-se apartó lentamente cuando el rostro de Sasuke apareció en su mente.

 

Gaara lo dejó ir. –Tengo que hacer algunas cosas, ¿podemos vernos mañana? –Naruto ofreció recibiendo una afirmación.

 

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬ஜ۩۞۩ஜ▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

 

Ya era media noche, tomó su caballo como era costumbre y salió rumbo a las fronteras del bosque, el más apartado y menos transitado.

 

Llegó, con la mirada buscó a un pelinegro, o a su corcel. Algo que le indicara que estaba allí.

 

Caminó un poco, y se encontró a un Sasuke de espaldas sentado sobre la hierba, estaba extrañamente encorvado observando su reflejo en el agua de aquel tranquilo lago.

 

Con cautela se posicionó a su lado, con un discreto saludo. –Creí que no vendrías. –admitió el rubio con una voz bajita.

 

El Uchiha lo miró por leves instantes. –Y yo no creí volver. –contestó.

 

Naruto suspiró, mientras se acurrucaba junto al pelinegro buscando su reconfortante calor. Sasuke no se lo impidió, al contrario le dejó más espacio aún.

 

Pasaron horas tal vez, pero para ambos apenas y habían transcurrido unos cuantos segundos.

 

-No volveremos a vernos en mucho tiempo. –Informó el de mirada oscura.

 

-¿Qué? –decir que no estaba asustado o al borde del llanto sería mentira.

 

-Las cosas están muy delicadas, Senju toma terreno rápidamente, pero de igual forma los Uchihas me necesitarán en los enfrentamientos. Vernos de este modo ya no será seguro. –

 

Naruto ocultó sus ojos en su flequillo dorado. –Sabías que este momento llegaría. –comentó Sasuke ignorando las lagrimas que caían por las mejillas del oji azul.

 

-ya estoy harto… siempre me dejas solo… a veces no sé si lo que realmente quieres es matarme…-Los sollozos no se hicieron esperar. - ¿¡Porque Sasuke!? ¡Ya no quiero llorar, ya no quiero salir lastimado! –Le reprochó levantándose.

 

Sasuke imitó su acción siguiéndolo. –Sabes lo que conlleva mi cargo y mi apellido. –

 

-Entonces llévame contigo, no me importa el pueblo Senju ni el Uchiha, ¡Solo quiero estar a tu lado! –

 

Sasuke mantuvo su porte serio. –Sabes que eso no es posible, a Obito y los altos mandos no les importarán tus sentimientos, ellos te matarán. –el joven Uchiha nunca permitiría tal cosa.

 

La mano pálida se posó en el hombro del doncel. -¡No me toques! –Se apartó. Sasuke no demostró que esa acción le causó un nudo en la garganta.

 

Naruto limpió sus lagrimas y a paso seguro subió a su corcel, listo para irse y nunca volver.

 

Sasuke lo miraba sin hacer ningún movimiento. –Adiós Naruto…-susurró al viento mientras el pura sangre de Naruto galopaba rápidamente.

 

No hubo besos.

No hubo caricias.

Solo tuvo lugar el llanto de un ángel con el corazón herido.

 

CONTINUARA

Notas finales:

Bye bye 


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