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Speakerbox por ArthaielEng

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¡Serin ya no tiene con qué sorprendernos!


 


Aquel había sido el comentario que hizo emerger odio por cada poro de la piel de la castaña. La extrema sensación de tensión era casi tangible en el aire, ofuscada por la ovación dividida en los equipos que se debaten en el primer partido y campeonato después de la derrota del As de la Generación Milagrosa, donde encontraría Aomine Daiki la revancha contra Kagami Taiga, ambos entusiasmados y dando su máximo para encestar, burlarse y robarse. Quizás la inminente derrota de Taiga no era segura debido al cambio abrupto en los equipos, personas como Imayoshi o Teppei hacían falta en la cancha, pero eso no impidió que este fuera un partido repleto de sorpresas por parte de un impredecible moreno y la luz y sombra de Seirin.


 


Toda la situación y ambiente de competencia deportiva había traspasado la cancha dando justo en las féminas de ambos bandos. Que, de pie a las bancas, dirigen a base de gritos a sus jugadores en la cancha. Too lo resentía, Seirin de igual forma.


Ambos equipos estaban de acuerdo que ese día debían llevarse la victoria, pero el exceso de su manager y entrenadora respectivamente era singularmente nuevo y difícil de digerir.


 


Aomine sabía del ímpetu de la joven pelirrosa, Hyuuga de la agresividad de Riko, pero los años de amistad siquiera coincidían con las reacciones de ambas al filo de la cancha, ordenando y enfrentando sus miradas de colores pétalo y avellana. Sus voces agudas sonaban a un nivel más alto que los altoparlantes indicadores del juego, no reaccionaba a otra cosa que no fuere la provocación de la contraria y conforme pasaban segundos, sus acciones se volvían más erráticas y llamativas.


 


El primero en actuar fue Mitobe que, viendo como la entrenadora se acercaba de forma peligrosa dentro de la zona de juego debido a una equivocación de Izuki, dando ventaja al equipo de uniforme negro, que al fallar un pase hizo que una sonrisa se asomara de los labios de la genio en estadística. Coraje, este abrumandole de pies a cabeza y ya en falla de concientizar estar en medio de un juego su desquite traspaso la razón queriendo reprenderlo de frente, pero gracias a la excesiva preocupación -probablemente desarrollada por sus nueve hermanos- tanto por ella como de la posible víctima de su naciente enojo, la detuvo.


 


Días después bromearían al respecto de que lanzaría una silla a lo Bob Knight, pero en vez de dirigirla a la cancha sería directo a la cara perfecta de la que se hacía llamar novia de Kuroko Tetsuya. Eso sí tuvieran conocimiento de lo acontecido después.


 


Se presento el medio tiempo, en donde Hyuuga aconsejo a Riko enfriar su cabeza en los vestidores y presentarse cuando estuviera enfocada al juego y no a su reciente rivalidad con Momoi Satsuki, todo el equipo le hizo convencerse de que, en caso de una complicación, confiara en ellos como siempre lo había hecho. Quizás el peso de ser su coach había llegado al límite aquel día y en recompensa ellos prometieron el triunfo, permitiéndole descansar el resto del juego, todo con tal de evitar una falta técnica e incluso ella lo sabía así que accedió y dejo ir a los chicos solos en cuanto termino.


 


Al reiniciar el partido la menor noto que la presencia de la castaña no se encontraba. Pérdida y moviendo la cabeza frenética no dio con la chica de cabellos cortos. De mala gana se sentó en la banca a lado de Harasawa que, si bien sabía que su comportamiento era incorrecto, no hizo por detener su energía mostrada ya que, pensándolo de forma positiva, la situación había hecho que su intelecto e intuición femenina se adelantara a pasos agigantados prediciendo a los jugadores de Seirin.


 


Nectar que duró muy poco al ver que, fastidiada, lo dejo ahí sin decir nada. Simplemente dejando su carpeta yéndose en dirección a los vestidores, decepcionada y con el ánimo reducido a cero. No hizo por detenerla, ya había dado el todo dándole una ventaja de puntos a Too y se lo haría saber más tarde, ahora su preocupación y deber era con el equipo y que Seirin no sacara un powerup que les hiciera saber la derrota, otra vez.


 


Haciendo resonar sus pasos por los pasillos vacíos -porque todos por obviedad estaban en el juego- veía hacia el frente con el ceño fruncido, hasta toparse con el motivo. Aida Riko se encontraba sacando una bebida de la expendedora y en cuanto sus miradas nuevamente se cruzaron, la castaña solo atino a rodar los ojos abandonando la máquina aún con el producto en la rendija donde deja caer está, rumbo a los vestidores destinados a su equipo.


 


Notándose perseguida, aceleró el paso hasta llegar a la puerta y, justamente en narices de la pelirrosa la cerró,  rechinando todos los dientes. Era por culpa de ella, suya por dejarse llevar a la bravata de la mejor amiga del As contrario, pero dio en cuenta que las cosas no terminarían ahí cuando el puño cerrado de la peli rosada golpeaba con fuerza la puerta donde estaba recargada, ya no cedería, no más. A sabienda suya habían hecho ya suficiente por ese día y debían dejar todo en manos de los chicos que aún se debatían en la cancha.


 


—Primero el juego y ahora aquí. Si que eres una cobarde. — afirmó Satsuki en voz alta.


 


Más que molesta por el comentario abrió de golpe dejándola pasar, la más alta sin desaprovechar lo hizo volviéndola a cerrar enfrentándose a la entrenadora. No era nueva esa escena, ambas recuerdan que ya habían vivido esa experiencia -pero no tan hostil- en los baños termales cuando se enteraron que el Too sería el primer rival de la Winter Cup de Seirin. Incluso, la competencia entre ambas había nacido ahí y también… otro asunto.


 


Ambas a terceras personas lo negarían firmemente, a ellas mismas en voz alta, a la otra fácilmente y es que ambas comprendieron desde el instante el significado del deseo. La rabia era el detonante perfecto para que sus mentes no se enfocarán en pensamientos innecesarios más que el momento y sus respiraciones anhelando sus exigencias.


 


Momoi Satsuki tomó del collar donde caía el silbato que usaba Aida como entrenadora, al indicar órdenes, provocando que sus miradas se enfrentarán a escasos centímetros una de la otra, ambas con el ceño fruncido y el pulso acelerado, la castaña sin poder evitarlo e impaciente conforme los segundos avisaban que el partido seguía su curso pero ninguna de ellas presente en el, cogió con fuerza del cuello blanco de la más alta arrugando con fuerza el listón rojizo hizo que bajara su cara violentamente contra la suya para dar inicio a un beso apasionado que fue correspondido al instante.


 


No, no era la primera vez que la situación culminara de esa manera entre ellas. Ambas se atraen, eso era obvio, pero la razón de ocultarlo iba más allá del querer sino del deber. Mismo que ocasiona la necesidad que Aida estaba en ese momento saciando al saborear los dulces y suaves labios de la ya sonrojada de rosados cabellos.


 


Relajando abruptamente sus posiciones iniciales, las delicadas manos de Satsuki se hicieron camino a rodear la cintura de la mayor y está imitando el movimiento, dejó enredar sus brazos alrededor del cuello de la contraria así rompiendo totalmente la distancia, separando el ósculo en ocasiones para retomar el aire y volver a iniciarlo.


 


En base a la adrenalina que estaba sintiendo Riko, dejando de pensar lógicamente, bajo sus manos acariciando por encima de sus ropas a Momoi quien jadeaba de gusto al sentir esa acción de atrevimiento por parte de la castaña. Sintió como sus pechos eran acariciados, emitiendo una risita traviesa al pensar en que la palma de su amante no daba el ancho para tomarlos en toda su amplitud, así que en compensación de ello hacía movimientos circulares alrededor de ellos y luego los estrujaba con algo de fuerza hasta donde sus dedos alcanzaran.


 


La temperatura del ambiente subía con rapidez, Riko en su rol dominante hizo dar un giro al cuerpo de Satsuki para que quedara de espaldas contra los banquillos, y sin necesidad de indicarselo siquiera, la de cabellos rosas se dejó caer en el, en espera de que la castaña le montara de una buena vez, como tanto deseaba y motivo de su provocación en el campo de juego. Le deseaba de sobremanera, ponderando la situación a frases obvias: Momoi Satsuki deseaba ser poseída por Aida Riko.


 


La de baja estatura hizo lo esperado, volviendo a unir sus tiernos labios con desesperación, invadidas de lo que meramente llamarían lujuria, Aida mordió sus labios en busca de partirlos e introducir su lengua para explorar y acariciar la contraria, lográndolo. Los femeninos jadeos de Satsuki se escuchaban cuando se sintió invadida, cerrando los ojos con fuerza, sin saber donde poner las manos, abriendo y cerrando las palmas intentando sostenerse de algo que al final quedaría en su imaginación ya que el lugar no contaba con el soporte que buscaba.


 


Sintió como su falda oscura era elevada cuando la rodilla de Riko hizo intromisión en su entrepierna, mostrando sus hermosas piernas que directamente fueron acariciadas por la de hebras avellana. Sus dedos se encajaron con fuerza sobre la mayor quien por fin pudo separarse de su boca con los ojos llenos de duda.


 


—Vendrán en cualquier instante. — con voz entrecortada pudo atinar a decir Momoi, sin deshacer su reciente agarre.


 


Riko, con cierto brillo en los ojos de como quien llama severamente la atención de un felino, sonrió de medio lado. No como las veces que su equipo obtiene la victoria, era la satisfacción de tener el control.


 


—Entonces tengo que apresurarme. — terminó. Y dirigiendo sus besos ahora al cuello de la menor quien soltó un gemido, en una mezcla extraña de protesta, impresión y regocijo.


 


Trago grueso, antes de que Riko mordiera delicadamente el punto exacto en su cuello que la hizo estremecerse. Dejandose llevar por el paseo que los movimientos casi expertos de la entrenadora del Seirin daba a esa parte tan excitante en combinación con las yemas de sus dedos delineando con mesura la piel expuesta de sus piernas. Lamia, besaba y mordía, como si fuera consciente de lo que añoraba cada centímetro, proporcionandole placer que en edad más prematura creyó que sería el sexto hombre fantasma quien se la otorgaría,siendo una  equivocación que agradece no haber cometido.


 


Riko hizo correr el cierre del suéter color menta de Momoi, abriendo este dejando expuesta su camisa escolar blanca que, sin quitar el primero, hizo levantar la ropa clara dejando expuesto su sostén de coquetos encajes. Tras esto, hundió su rostro en el área expuesta provocando que el cuerpo de Satsuki reaccionara como si una oleada de electricidad despertara sus sensibilidades. La de cabellos cortos continuó sus movimientos sobre su ahora sumisa, repitiendo lo mismo que con su cuello.


 


Los labios de la entrenadora acariciaban la pálida piel de Momoi quien en reacción, con el pulso acelerado, alzaba su pecho que estaba siendo atendido, sintiendo conforme pasaban los segundos como la humedad de su sexo se incrementaba. Riko dejó de tocar sus muslos para apoyar una mano contra el banquillo y la restante, con sus dedos,  inicio por estimular la entrepierna de la pelirosada que soltó un gemido aún más audible que los pasados. Esto por encima de sus bragas, hundiendo el índice y medio en ocasiones, despertando más el apetito de la menor por ser penetrada con ellos, realizando una fricción que aumentaba la rapidez casi en sincronía con la temperatura de sus cuerpos.


 


Aida deseaba llevar a cabo el acto en su totalidad pero lo impedía el hecho de que seguramente el último cuarto estaba por finalizar y no quería exponer a la joven así que Satsuki tenía una jodida suerte de que por ese día le dejaría pasar el hecho de que se llevara toda la “atención”. Y sin prevenirla bajo su prenda para introducirse repentinamente, Satsuki emergió un grito de su garganta, con los párpados cerrados y sus manos se aferradas al suéter azul de la castaña que, sin moverse aún, analizaba el momento en que la de cabellos largos se acostumbrara, señal que fue dada por el mismo contorno de sus caderas que en plenitud comenzaron a moverse buscando satisfacción.


 


E inicio en un delicioso vaivén donde sus dedos se movían en un singular movimiento en donde los extendía y después los contraía -no del todo- estimulando directamente una zona en específico, sintiendo como esto hacía perder el juicio de Momoi quien no dejaba de retorcerse, frenética, arqueando la espalda y mordiendose a si misma los labios. La imagen del rostro nublado en un casi asegurado éxtasis de la estudiante de Too era lo único que anhelaba ver Riko.


 


Sentía como esa parte crecía y con ayuda de su pulgar, fuera de su ya caliente cavidad, comenzó a girar estos tanto externa como internamente en forma de giros, en momentos presionando con poca fuerza y así fue como Momoi contrajo sus caderas y, con el gemido más sensual y prolongado que pudo haber hecho, dio indicio de su orgasmo donde derramó su líquido en la toda la palma de Riko.


 


Apenas y pudo recuperarse de sus jadeos cuando los pasos en el pasillo indicaron que el juego había terminado y si no fuera por el oído agudo de la entrenadora del Seirin que escuchó la risa de Koganei hubieran sido descubiertas en una posición comprometedora, en cambio arrastró con velocidad a Satsuki hasta el último casillero en donde ambas entraron segundos antes de que Hyuuga abriera la puerta dejando entrar a todo el equipo.


 


Con la mano intacta de los fluidos de la manager tapaba su boca mientras observaba con reciente incredulidad como la de mayor estatura parecía divertirse su reciente situación con las mejillas enrojecidas y su ropa interior en sus manos finas como una muñeca de porcelana. Mismo gusto que fue opacado inmediatamente cuando la puerta del casillero fue abierto dejando a un estupefacto Kuroko rojo hasta los oídos.


 


Lo volvió a cerrar con fuerza, asustando a sus compañeros que lo vieron confundidos. En medio de preguntas y un balbuceante Kuroko que parecía como si su alma lo hubiera abandonado pudo finalmente concebir palabra.


 


—Acabo de recordar que la entrenadora dijo que nos vería afuera. Ahora mismo, ya. — dijo poniendo su cara habitual, levantando su mochila y llendose.


 


—¡Espera Kuroko! ¿No vas a cambiarte? — pregunto Kagami aturdido.


 


Fue así como todos se vieron los unos a los otros y la conclusión fue que seguramente Riko estaba furiosa así que imitaron a Kuroko y salieron corriendo del lugar.


 


Satsuki dio un suspiro y salió del estrecho lugar, aunque no le incomodaba estar así de cerca de Riko, seguido de esto vio la cara de preocupación de la de cabellos avellana quien se le veía un tanto ansiosa.


 


—¿Qué haremos si Kuroko habla? —preguntó la mayor viendo fijamente a Momoi quien al escucharla soltó unas carcajadas que la desconcertaron aún más. Cuando al fin se recuperó de la gracia que solo ella entendió inicio a acomodarse su ropa.


 


—Sencillo. Solo preguntale sobre su relación con el capitán de Rakuzan.


 


Cuando Momoi término de guiñar el  ojo a Riko, esta no pudo dejar salir un grito de impresión ante la revelación de su amante.


 

Notas finales:

Consideren esto un spamfic, en realidad surgió por culpa de los tragos desde una salida con alguien, en donde le comente que a esta pareja le faltaba lemon. Y me dijo algo así como: ¿Entonces que esperas? ¡Escribe! 

Y lo hice, tengan en cuenta que el titulo no tiene nada que ver, le puse el nombre de la canción que más me gusto de la pelicula que ese día fuimos a ver, Speakerbox. Y si, era FF8 -gusto culposo- 

Perdonen el pesimo yuri, tiene bastante que no escribo, y el guiño del final es porque escribo más de esa pareja, jé ¡Espero les haya entretenido! 


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