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Restableciendo una vida por ninnae

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Notas del capitulo:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.


Hola, traigo una nueva historia, es un reto de 30 drabbles con una pareja poco común. Sigmund y Siegfried. Espero les guste.

Lluvia


Una nueva oportunidad, o así parecía. Los discursos, las palabras bonitas prodigadas por los dioses parecían marcar un nuevo comienzo. Sin embargo, para Sigmund no se veía de esa manera, todo pintaba más como un oscuro agujero sin fin que se reflejaba tanto en la tierra como en el cielo. Las alturas estaban tinturadas con el color oscuro de las nubes de lluvia y nieve. Asgard en esos momentos no era más que un bloque helado de ventiscas furiosas que arrasaban con todo en cuanto tocaban tierra. Un humor inestable y peligroso para la tierra que era su hogar. Una copia de lo que era su mente. En esos momentos dudaba de todo en lo que se había convertido su vida. Por mucho tiempo vivió una mentira, gobernado por el dolor de la pérdida de la única familia que le quedaba, de la única persona que amaba. Y ahora... que estaban todos de regreso, no se atrevía a verlo a la cara. Su mente le jugaba malas pasadas mostrándole escenarios donde Siegfried solo le exponía su odio y desprecio al no haber podido hacer nada. El incidente con la señorita Hilda y el anillo nibelungo seguía calando en su memoria. Era su culpa que todo hubiera iniciado, que su hermano hubiera muerto. Por eso no se atrevía a verlo a la cara. Sigmund se llevó la mano hacia la cicatriz que se extendía por debajo de su ojo. La prueba más clara de su incompetencia y falta de fuerza. Siegfried no debía verlo de esa manera. Sigmund se sobresaltó al escuchar el sonido de un trueno a las afueras de su cabaña. No había recibido a nadie en las paredes de su hogar. Por varias semanas se había auto impuesto un encierro voluntario. Siendo incordiado al menos una vez por semana por Surt, solo para saber que seguía con vida. Los golpeteos comenzaron a oírse en su puerta. Dudaba que fuera su compañero pelirrojo, ya había hecho su visita dos días atrás. Se acercó a la puerta dudando en abrir. Nuevos golpes se escucharon junto con el sonido de la tormenta y de la lluvia que había comenzado a caer. Una voz conocida le hizo retroceder.


—Sigmund abre la puerta, soy Siegfried, sé que estás ahí, y no me iré de aquí.


Siegfried siguió golpeando, sin importarle que tan mojado estaba producto de la lluvia. Sigmund había estado evitándolo. No sabía por qué, y quería averiguar la razón. Había dejado pasar un tiempo para darle espacio a su hermano, pero el cabreo y la impaciencia terminaron por ganarle.


Sigmund dio dos pasos al frente y con la cabeza gacha abrió la puerta. No podía correr, debía afrontar a Siegfried. Al levantar la cabeza y en solo un segundo se vio rodeado en un abrazo con su hermano menor. Extrañaba aquella calidez.


—Te extrañé Sigmund —fue lo que vociferó el menor de los asgardianos. Fue ahí que Sigmund supo que había perdido aquel juego de huir y atrapar.


 


 


Continuará ~ ~


 


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