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Lay all your love on me por YoloSwag

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Desde su regreso-obligatorio-de Afganistán, John Watson no recordaba un sólo día de su vida que no fuera oscuro, solitario y vacío. Se acostumbró sin dificultad a permanecer la mayoría del tiempo encerrado en esa pequeña y deprimente habitación a la que sarcásticamente llamaba "hogar", a ser atormentado por sus recuerdos de la guerra, específicamente del momento en que pensó que iba a morir. Pero en uno de los pocos días en que salía a respirar el aire fresco de Londres, su vida cambió completamente, al conocer a ese extraño hombre quien sería su compañero de piso; Sherlock Holmes, el único detective consultor en el mundo. 
   A partir de ese día, la palabra "rutina" no se aplicó más en su vida. Ser compañero de Sherlock Holmes era toda una odisea, más en los días llenos de silencio y completa calma, porque esto conllevaba al "aburrimiento" de su singular compañero. Lo cual no era bueno para la pared de la sala ni para sus oídos. Sin mencionar que Sherlock Holmes se tornaba más irritable debido a la frustración. Pero le resultaba divertido verlo en ese estado, era como un niño haciendo una rabieta, le gustaba esa faceta suya y muchas cosas más, al igual que odiaba otras tantas de su excéntrica forma de ser.
  Sherlock Holmes llenó cada uno de sus días de color y calidez. Ya no estaba solo, ya no más. El problema era que desde hace unos meses no era capaz de definir sus sentimientos por él; no era solamente su compañero de piso, ni un colega y le asustaba el hecho de que ya no podía considerarlo un amigo nada más, porque sentía algo más profundo por él.
Sí, aceptaba que quizás estuviera enamorado de Sherlock Holmes.
De hecho "eso" era un gran problema, porque sabía que no tenía esperanza, y, que saldría lastimado, ya que para Sherlock Holmes el amor era"un defecto químico encontrado en el lado de los perdedores" . Y, aunque era consciente de esto, seguía hundiéndose cada vez más. En ocasiones se quedaba atrapado por minutos enteros en esos ojos que adquirían una tonalidad diferente dependiendo de la luz y la perspectiva en que los miraba, en aquella sonrisa tan enigmática......en esos labios. Gracias a Sherlock Holmes estaba en desventaja y formaba parte del lado de los perdedores.
¿Cómo eliminar ese defecto químico de su sistema?
   Tenía un plan-no era el mejor pero era el único que se le ocurría-que no era nada más simple que salir en una cita más con la primera mujer que aceptara-debía intentarlo una última y desesperada vez-para salir de ese pozo de frustración y desesperanza que significaba estar enamorado de alguien que nunca iba a corresponderle.
   -¡John!¡John!
   El llamado de su compañero lo sacó de aquellos pensamientos. Sabía lo que deparaba ese tono de voz lento y cargado de frustración; Sherlock Holmes había llegado a su límite de "aburrimiento", y ciertamente debió de haberlo previsto, demasiado silencio, demasiada paz, <<¿No es odioso, John?>>, dijo para sus adentros imitando la voz del autor de sus problemas. Dejó escapar un suspiro de resignación antes de acudir al encuentro de su compañero de piso.
   Sherlock Holmes estaba sentado con los ojos puestos en la televisión, tenía las yemas de los dedos unidos y los codos apoyados en los brazos del sofá. Aunque, por su expresión completamente impasible y vacía denotaba que su atención estaba en otra parte. Pero en cuanto escuchó a John Watson llegar a su posición, centró toda su atención en él. Lo examinó del modo minucioso y a la vez abstraído que era propio de su forma de ser.
   -Uhmmmm...ya veo, una nueva conquista.
   -Supongo que no me llamaste sólo para practicar tu deducción.
Sherlock sonrió y negó con la cabeza.
   -Aburrido.....¡estoy aburrido John!-exclamó recostándose en el sofá, y mirando hacia el techo añadió-debería ingresar a un gremio criminal.
   -Es una idea fantastica. Seguro que te hacen un descuento.
John resopló con sarcasmo.
   -¿Seguirías a mi lado si me volviera un criminal?
   -¿Y tú lo harías Sherlock?
Ambos se encontraron en los ojos, unos ojos que habían adquirido la expresión ausente y apagada de ensimismamiento. Durante varios minutos sólo hubo silencio, un silencio total y sobrecogedor hasta que fue interrumpido por el sonido de un mensaje. Sherlock extendió su larga y blanca mano hacía su celular. A medida que leía el mensaje, el brillo duro e impasible comenzaba a surgir en sus ojos y súbitamente se levantó de un salto con una exclamación de inmensa alegría.
   -¡Tenemos un caso John! ¡Un homicidio en el palacio de Buckingham!
   -Bueno espero que te diviertas-respondió John, dándole unas palmaditas en el hombro y añadió-como ya sabes tengo otros planes para esta noche.
    -¿Otros planes?
    -Tengo una cita con la mujer de mi vida, Sherlock.
Su compañero lo miró de reojo y esbozó una sonrisa de incredulidad.
    -Esta vez estoy completamente seguro. Ella es la indicada, es maravillosa, cariñosa y amable.
   -John,-ladeó la cabeza, sonriente e inquirió con fingido desconcierto-¿no citaste las mismas palabras para describir a las últimas cuatro?
   -Mira Sherlock no es tu problema de cualquier forma-replicó John con aspereza.
   -¿Entonces no vendrás?
John le sonrió con un asomo de amargura.
    -No, lo siento Sherlock.
    -¡El juego está en marcha, John! ¡Un asesinato imposible!
    -Estoy seguro de que te las arreglarás sin mí. Hoy tengo cosas más importantes que hacer.
    -¡¿Qué es más importante que un caso John?! 
    -Oh, no lo sé...¡Quizas el amor!
    -¡Por dios santo!
Sherlock agitó crispado las manos en el aire.
    -Tienes razón, olvidaba que para ti el amor es irrelevante-le respondió con una especie de rabia contenida, porque sabía que era imposible ganar una discusión contra Sherlock Holmes.
   -¿Te he decepcionado?
John Watson le dedicó una sonrisa más de resignación que de otra cosa pero que a Sherlock Holmes lo dejó confundido, esa no era la forma de actuar de su compañero. No obtuvo respuesta, simplemente John giró sobre si mismo y se dirigió a la puerta pero antes de que pudiera abandonar la habitación Sherlock lo tomó del brazo y le dijo:
   -Te necesito John.
Semejante admisión dejó aturdido a éste, sintió como el corazón le latía con fuerza. Sherlock había dicho aquellas palabras, esas palabras que él llevaba años negando con una facilidad un tanto irritante. Él también lo necesitaba aunque no de la misma manera, lo deseaba, amaba a Sherlock Holmes. Se sentía caer fatalmente hacia él.
    -¿John?
    -Nos vemos mañana Sherlock-respondió soltándose de su agarre y salió de la habitación.
Sherlock lo miró en silencio alejarse desde la ventana. Las palabras de John Watson quemaban dentro de su cabeza, como una maldita herencia.
¿El amor más importante que un caso?
No, claro que no. El amor le parecía el más abominable de ese conjunto de sentimientos de los que alardeaba la gente común y sin embargo John....
En ese momento lo invadió una sensación de horrible vacío, una aprensión anhelante, que se volvió rápidamente en una rabia que nunca antes había sentido. Tomó su revolver, apuntó al simpático rostro en la pared, y le pegó varios tiros en medio de los ojos hasta que se le acabó la munición. 
No era la primera vez que John salía a una cita-de hecho era tan numerosas que había dejado de contarlas-pero nunca las había interpuesto a un caso.....nunca las había interpuesto a él.
"Ella es la indicada Sherlock"
¿Sería verdad esta vez?
Entonces sintió un terror gélido y persistente ante la idea de que John pudiera abandonarlo. Se dejó caer en su sofá, y, puso los pies sobre la mesa. Nunca había tenido ese tipo de sentimientos, de hecho nunca había tenido sentimientos.
¡Por dios, era un sociopata!
Sin embargo debía reconocer que no sabía cómo hacer para desaparecer ese malestar incomprensible que últimamente le provocaba John Watson. Era sin duda la situación más absurda en que se había encontrado jamás y necesitaba respuestas. Alargó su mano hasta su celular y escribió con desenfadado:
Enfermo.
No puedo ir. Pide ayuda a Anderson.
SH
Esa noche envuelto en la penumbra, se acurrucó en el sofá con las rodillas en el mentón y así con la mirada ausente permaneció hasta el amanecer, tratando de entender ese malestar que le provocaba su amigo y compañero, John Watson.

Notas finales:

Fanfic inspirado por la canción "Lay all your love on me - ABBA".


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