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Ironía por Sabaku No Ferchis

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Notas del fanfic:

Hola :3  Este es un fic que publiqué en FF hace no mucho tiempo, con motivo del cumpleaños de Gaara. No sé por qué demonios olvidé publicarlo aquí xDDD 

PAREJA: SasuGaa

ADVERTENCIAS: Como no me imaginaba poniendo a Naruto (de nuevo) de malo, ocupé a Sakura uwu Traté de hacerlo de manera que no resultara ofensivo para sus fans :D Y pues ya dije la pareja, si no les gusta la pareja creo que no tiene caso seguir leyendo uwu

Notas del capitulo:

Disculpen cualquier falta de ortografía o dedazo xD

IRONÍA

~SasuGaa~

 

"¡Gaara, por favor conduce con cuidado."

"¿Qué digo? ¡En tu estado podrías tener un accidente!"

"Escucha, encuentra un lugar para estacionarte y tranquilízate, ¿de acuerdo?"

"Inhala y exhala, cuenta hasta diez y no pienses en nada."

"Solo cálmate…"

Maniobrando con el volante, Gaara conducía en zigzag por la carretera, esquivando coches descaradamente como si estuviese jugando videojuegos de carreras. Concentraba toda su fuerza en las manos y el pie con el que pisaba el acelerador, mientras sentía como lágrimas de coraje (¿o tristeza?) le escurrían por las mejillas y le nublaban la visión. Su mente no estaba para preocuparse por su vida en ese momento, de hecho, pensó que lo que mejor le vendría sería un trágico choque cara a cara con algún tráiler. ¿Sería eso capaz de superar el dolor que sentía en el pecho? Bueno, cuando menos muerto no podía sentir nada, ¿no?

El cielo apenas mostraba los primeros indicios del atardecer. Sin embargo, no era un paisaje con colores rojos, naranjas y amarillos fundiéndose, y un sol enorme que poco a poco se ocultaba en el horizonte. Comenzaba la época de invierno, el cielo era gris y el sol apenas una bola de luz tras una neblina. Gaara manejó un par de kilómetros más una vez que entró a la autopista, donde el número de autos fue reduciéndose hasta que solo estuvo él. Fue cuando hizo caso a los mensajes de Naruto y se estacionó varios metros después de pasar por un restaurante de camioneros.

El aire estaba helado afuera. ¡Vaya! Al igual que el corazón de ella, pensó sarcásticamente mientras se dedicaba a sí mismo una sonrisa amarga.

No llevaba contra el frío nada más que su gabardina negra y unas orejeras. Fue a recargarse sobre su auto y metió las manos en sus bolsillos. Suspiró con pesadez. El viento secándole las lágrimas del rostro hizo que el pelirrojo deseara tener una bufanda por lo menos, pero esos pensamientos triviales se vieron interrumpidos cuando la imagen de Sakura volvió a su mente y lo acaparó todo.

¿Podría ser que ella, Sakura Haruno, significaba para él todo lo que una mujer podría significar para un hombre? Sintió un nudo en el estómago al recordar que así había pensado los últimos dos años. Ella me gusta, con ella quiero estar. A él le llamó la atención el carácter que ella tenía, a ella, según le había dicho, el misterio que él representaba. Era la primera vez que Gaara experimentaba el enamoramiento que debió tener cuando era adolescente. Y se sentía muy feliz…

Claro, todo aquello duró hasta que a él se le ocurrió pedirle matrimonio.

Te amo.

Abrió la boca cuando las ganas de llorar volvieron a atacarlo, y la cerró para luego abrazarse a sí mismo buscando algo de calor. Había comenzado a nevar, los primeros copos de nieve caían sobre su cabeza y parecía que estaban aterrizando sobre un charco de sangre. Sentía una combinación entre frío y dolor, las lágrimas seguían su curso.

—Estaría bien que de pronto se me congelara el corazón … y dejara de latir—mustió para sí, con el tono de voz muy reducido gracias al frío. Quizá estaba exagerando un poco, pero estaba muy cansado, cansado de conducir, de llorar y de pensar en lo que ella había hecho. ¿Por qué no podía simplemente olvidar y dejar ir los malos recuerdos?

Sin embargo, no pudo contestarse su propia pregunta, pues algo había cubierto su cabeza e interrumpido el aterrizaje de los copos de nieve sobre su cabello. Sorprendido, abrió los ojos, y cuando levantó la mirada y lo vio a él (¡a él!) en frente suyo, una masa de sentimientos desagradables le trepó por la garganta. Sus labios se crisparon, aspiró aire y también apretó los puños.

—La hipotermia no es una manera muy linda de morir—dijo Sasuke Uchiha, con esa manera tan sarcástica de hablar que siempre usaba, que sacaba a Gaara de quicio por más que intentara ignorarlo. Esa persona se comportaba como si fuera mejor que los demás, como si fuera tan perfecto que se merecía a todas las personas del mundo. Gaara tardó tiempo en reaccionar, ordenando sus pensamientos. Sasuke aprovechó para acomodarle el gorro que le había puesto. Las orejeras del pelirrojo se le bajaron a la nuca—. No entiendo qué tipo de persona sale con este clima usando unas simples orejeras.

Gaara dio un mantazo para quitar ese brazo de su cabeza. Inmediatamente después, se quitó el gorro y se lo aventó al otro con un gesto despectivo.

—¿Qué demonios haces aquí? —le gruñó, fulminándolo con una mirada que momentos antes había estado bajo un mar de lágrimas. Sus iris aguamarina estaban rodeados por una telaraña roja y sus pómulos aún estaban húmedos.

Sasuke le dedicó una mirada fría. De hecho, así miraba a la mayoría de la gente. Evidentemente es un narcisista, pensó el taheño. Llevaba puestos un abrigo y una bufanda gris, realmente sería un encanto para cualquier colegiala de quince años, pero Gaara pensó que era más bien un estirado.

Sasuke levantó un brazo, señalando hacia el camino por el que habían llegado, donde de vez en cuando pasaban algunos coches para darles a entender que no eran los únicos en el mundo. Allá donde Sasuke señalaba se alcanzaba a ver el letrero del restaurante por el que habían pasado.

—El restaurante que está por allá, ¿no hubiera sido mejor detenerse ahí? —inquirió el moreno—. ¿O siempre que tienes problemas conduces como loco y paras hasta donde te haya llevado el viento?

Gaara arqueó el lugar donde debió nacer una ceja. ¿Qué cosas decía esta persona? ¿Qué demonio estaba haciendo ahí? Y es que de todas las personas que pudieron haberlo seguido, ¿necesariamente tuvo que hacerlo él? Al verlo, Gaara creía que debería golpearlo, pero se controlaba lo mejor que podía porque se dio cuenta que no debería rebajarse por esa mujer.

—¿Problema? —dijo en su lugar—. Este no es un problema de la vida cotidiana como que reprobé un examen o peleé con mis padres—su voz seguía siendo entrecortada, ahora más bien por el frío. Quería que el moreno se fuera, ¿cómo era posible que se dejara ver por esa persona en su estado tan patético? —. Mejor vete, vete con ella. ¿Qué haces aquí?

Sasuke no contestó. Quedándose quieto, con las manos en los bolsillos y mirando a Gaara con su penetrante mirada carbón, hasta parecía un ángel negro. Su figura hacía un curioso contraste con los copos de nueve que le había caído en el pelo y los hombros.

De pronto Gaara se dio cuenta que sus ojos seguían húmedos. Se le trepó un sonrojo a su rostro y se talló los ojos con fuerza, esperando que cuando abriera los ojos Sasuke ya no estuviera ahí. Para su desgracia, no fue así.

—¿Estás aquí para burlarte? —preguntó Gaara—. Te dije que fueras.

El otro rodó los ojos.

—No me voy a ir—dijo inmediatamente. Luego, pareció que se estaba pensando algo. Se relamió los labios mirando alrededor, continuó cuando sus ojos volvieron a ponerse en Gaara—. Tú siempre estás a la defensiva conmigo y con todos los demás eres muy tranquilo. ¿No deberías ser más considerado, ya que te traje algo para cubrirte del frío? —En ese momento, se acercó al taheño y volvió a ponerle el gorro. Éste hizo amago de repetir la acción y aventárselo, pero decidió que no tenía caso. La verdad es que sí necesitaba el gorro.

—¿Mejor? —preguntó Sasuke, esa persona que tenía la cabeza descubierta.

¿Mejor? ¿Cómo puedo estar mejor si tengo frente a mí a la persona que ella ama? ¿Cómo puedo estar mejor si hasta apenas ayer ella decía que me quería a mí?

Yo no era alguien que mostrara tan fácil sus sentimientos, pero por ella lo hacía. La tomaba de la mano cuando salíamos, le daba los buenos días y las buenas noches cada jodido día de cada jodida semana. Tardé tano tiempo pensando cómo pedirle que se casara conmigo de una manera que la dejara impresionada. ¿Por qué tuve que hacerlo en una fiesta, donde había tanta gente? Quería que ellos se dieran cuenta de cuánto la quería, ¡qué patético!

Parece muy fácil la manera en la que se puede romper el corazón de una persona. A ella le bastó con mirarme al rostro cuando le estaba dando el anillo, con el ceño fruncido como quisiera regañarme. Parecía incómoda de ser el centro de un círculo de gente que nos miraba, pero ella fue a poner sus ojos en Sasuke y su mirada fue como si le pidiera que fuera por ella y se la llevara corriendo en sus brazos.

Me imagino lo que la gente que miraba contará mañana en el desayuno: Lo siento, Gaara, dijo la enfermera Haruno. Ella caminó hacia Uchiha sama con pasos decididos y dejó a Sabaku con la mano extendida, ¡todos comenzaron a murmurar! Luego, ella volvió a mirar a Sabaku y dijo, perdóname, no puedo aceptarte… la verdad es que… no estoy enamorada de ti. Y él la miraba con una expresión de confusa. Estaba contigo porque sentía lástima de que nunca hubieras experimentado el amor, yo realmente…, y entonces miró al doctor Uchiha mientras le sonreía y le dijo, yo estoy enamorada de ti Sasuke. Siempre lo estuve. Es por eso que decidí ser enfermera, porque supe que tú serías doctor.

Fui un tonto por no hacer nada más que quedarme parado mientras ella lo abrazaba. Cuando me di cuenta que estaba siendo humillado, en lugar de decir algo para defenderme, solo salí corriendo de ahí, empujando a todos a mi lado como si fueran fichas de dominó.

Ella, tan descarada y despreocupada se deshizo de mis sentimientos como si hubiese apagado una vela, pero el hecho de haber pasado por eso sigue oprimiéndome el corazón. Ahora me doy cuenta, no lloraba por ella, lloraba por ser tan patético. Las mujeres siempre gustan del tipo de hombres como Sasuke y yo no soy así. No voy a serlo y no me importa, pero no volveré a abrir el corazón con tanta confianza… Si tan solo…

—¿Cómo es que a un médico se le hace tan difícil controlar sus sentimientos? —esa voz hizo que dejara de pensar. Cuando regresó al presente, Sasuke estaba frente suyo, más cerca de lo que nunca había estado, y le estaba poniendo la bufanda que momentos antes estaba usando—. ¿En verdad eres uno?

Debía saberlo, estaba llorando de nuevo. Gaara había controlado bastante bien sus sentimientos hasta ahora que su cuerpo reaccionaba sin preguntarle a su cerebro. Tragó saliva, la bufanda olía a Sasuke.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó.

El moreno pareció meditar en su respuesta.

—Naruto me envió a buscarte. Dice que nunca te había visto así.

—Se te declaró la chica que me rechazó. ¿No es extraño que Naruto te mandara a buscarme? Es despistado, pero no un idiota—una pausa—. Pero, ¿cuál es la razón por la que tú, después de todo, aceptaras venir?

Sasuke parpadeó, ignorando lo primero que dijo el pelirrojo. Retrocedió un paso al notar que el otro se sentía incómodo.

—Vine a preguntarte algo—admitió y después de unos segundos hizo su pregunta—. ¿Por qué creías que querías pasar el resto de tu vida con ella?

El pelirrojo tragó saliva.

—¿No es lo que uno siente cuando está enamorado?

Sasuke arrugó la nariz, como desaprobando su respuesta. Sin embargo, seguía viéndose igual de frío. Gaara tuvo la impresión de que había algo que le molestaba.

—Dicen que quien ama más está en desventaja.

—Creo que ilustré bien ese ejemplo.

Hubo un nuevo silencio, interrumpido solo por el soplar del viento frío. Gaara pensó que Sasuke debería tener frío, pero no hizo ningún comentario. Solo evitó mirarlo. Para entonces ya era de noche, la temperatura empezaba a descender debido a eso.

—La rechacé—dijo Sasuke—. Debiste quedarte y mirar su cara. La expresión que tenía le hacía ver más grande la frente cuando le dije que no me volviera a avergonzar de esa manera—Gaara abrió los ojos como platos, sus labios se entreabrieron con sorpresa—-. Nunca la quise, y creo que es imposible que la llegue a querer, de todos modos.

Después de escuchar aquello, Gaara ahora entrecerró los ojos. ¿Qué estaba tramando el otro?

—¿Por qué me dices eso? —le preguntó con seriedad, trazando una barrera invisible entre él y el Uchiha. El que Sasuke le estuviera diciendo aquello no tenía ningún sentido a parte de querer burlarse de él. Es decir, tu amor fue en vano. Te cambió por nada, qué miserable.

De hecho, penar en eso lo hizo sentir en verdad miserable. Al final, nadie había ganado. Sakura se deshizo de él, pero ni siquiera pudo obtener lo que estaba buscando. Usar a Gaara para darle celos a Sasuke no sirvió de nada. Bien, tal vez este es su karma. Pero Gaara tenía la mala costumbre de desconectarse de la realidad cuando se hundía en sus pensamientos. Sintió algo sobre sus mejillas que le levantaba el rostro, parpadeó varias veces hasta que cayó en cuenta que Sasuke le sostenía el rostro con ambas manos. Estaban tan cerca que sus pechos se tocaban, y el corazón del pelirrojo pegó un brinco de sorpresa. La temperatura había aumentado considerablemente.

Aspiró aire y lo contuvo. Mientras tanto, Sasuke acortaba más la distancia entre los dos, con una expresión indescifrable. Su manzana de Adán subía y bajaba constantemente, como si tuviera algo por decir atorado en la garganta. Era un escenario tan extraño que a Gaara le pareció irreal, como un sueño. Y si es un sueño, nada pasaba si se dejaba llevar, ¿no?

El pelirrojo tragó saliva y exhalo aire. Sasuke no pareció perturbarse por ello. Tenía los ojos a medio cerrar mientras se acercaba más a Gaara, levantando un poco el mentón hasta que sus narices chocaron. Así permaneció un momento. Sus ojos se encontraron y Gaara le dedicó una mirada de desconfianza que le hizo mover la manzana de Adán de nuevo. Apretó los labios.

—Para que dejes de llorar—contestó con una voz más suave, casi sonó extraña. No era normal en Sasuke usar ese tono—. Porque lo que perdiste no valió lo que costó, y lo más seguro es que con el tiempo te alegrarás de haberte deshecho de ella—hizo una pausa—. Así que ya basta, ¿no escuchas? ¡Ya basta!

El pelirrojo por un efímero momento tuvo la absurda idea de que iba a besarlo, y cuando el Uchiha se alejó, sintió como si las manos que evitaban que cayera a un precipicio lo soltaran.

Intentó descubrir lo que tramaba el otro. Superficialmente parecía que Sasuke quiso hacerlo sentir mejor al decirle que había rechazado a Sakura de una manera casi tan cruel como ella lo había hecho con Gaara. No tenía sentido que hiciera eso, pero así parecía. ¿Y qué podría contestarle ahora? ¿Algo como: gracias, eres un buen amigo? ¡Al diablo! Ellos no eran amigos. Se enderezó y se sacudió la nieve de la ropa.

—Eso no me hace sentir mejor, si eso es lo que pretendes—dijo Gaara—. No cambia nada.

Sasuke entrecerró los ojos nuevamente. Gaara se dio cuenta que le ponía demasiada atención a la manzana de Adán que subía y bajaba, sin dejar que lo que estaba atorado saliera de la boca del moreno. El viento continuaba soplando, y Gaara ya no se sentía cómodo ahí. Quería meterse a su auto y regresar.

Así que se dispuso a dar media vuelta para meterse en su auto (el del Uchiha estaba estacionado justo atrás), sin hacer contacto visual con Sasuke. Y entonces el moreno cerró la mano sobre la muñeca del taheño, haciéndolo volverse hacia él con un movimiento brusco. Gaara abrió los ojos como platos.

—¿Entonces qué te parece una venganza? —inquirió Sasuke, apretándole la extremidad con fuerza, a pesar de que Gaara estuviera más ocupado en sorprenderse que en liberarse del agarre—. ¿Eso te hará sentir mejor, el vengarte de Sakura? —Gaara no contestó—. Pues bien, véngate—lo tomó de los hombros—. Te voy a ayudar. Demuéstrale que las cosas no son como ella quiere que sean.

Y entonces la distancia se esfumó. Sasuke lo besó en la boca, callando todo lo que el pelirrojo hubiera podido protestar. El choque de labios resultó un poco doloroso, pero aun así Sasuke logró su objetivo. La nieve seguía cayendo sobre ellos mientras se besaban como si estuvieran protagonizando una película romántica. Sin embargo, Gaara no correspondió el beso, pero tampoco lo apartó. Seguramente su cabeza era un mar de pensamientos y emociones desordenadas.

Al final de medio minuto, Sasuke se separó. El rostro de Gaara era un poema; tuvo ganas de tomarle una fotografía.

Ahora fue Sasuke quien encontró el silencio sumamente incómodo, y como el otro no parecía tener la intención de hablarle, ni siquiera de mirarlo, se dio la media vuelta para marcharse. Murmuró algo de lo que Gaara solo entendió "al menos lo intenté", estaba dándole la espalda y Gaara no tenía ni el más remoto deseo de topárselo de frente nuevamente. Estaba sonrojado, tanto que parecía que derretiría toda la nieve alrededor.

—Lo que te dije al principio, cuando llegué… es verdad.

Luego de decir eso, Sasuke se metió a su auto y se marchó.

Cuando llegó a su departamento, siguió un camino recto hasta su cama y se acostó sin siquiera cambiarse la ropa. Se llevó una mano a la frente. ¿Qué has dicho? Gaara quería no pensar en eso, pero la realidad le jugaba una mala pasada y no podía sacarse eso de la mente. Gaara no tenía la menor idea, y es que lo que había pasado en realidad era tan extraño que probablemente solo era producto de un sueño…

Sí, eso debe ser…

Y al poco tiempo de haberse quedado dormido, volvió a escuchar claramente lo que había pasado por algo gracias a sus orejeras.

"Te amo".

No estaba muy de acuerdo con la idea de una venganza, pero cuando despertó le vinieron dos noticias a la cabeza: Primero, que debería reunirse con Sasuke nuevamente (no le vendría mal una explicación más amplia de lo sucedido), y segunda, que lo de Sakura había pasado a segundo plano. Ya no le dolía lo que debería.

 

Notas finales:

¡Muchas gracias por leer! :3


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