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Singular por LuvAR

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En la vida siempre habrá cosas de las que te puedes arrepentir por un momento, una semana e incluso aquellas de las que siempre te vas arrepentir toda tu vida. Yo tengo una de esas. Puede que cuando sucedió no me haya dado cuenta de nada, porque joder, era un crío, un adolescente que no sabía absolutamente nada y no veía a aquellos que siempre estarían ahí para mí.

 

Estaba en secundaría, lo recuerdo. En ese entonces tenía por mejor amigo a un “sujeto” al que le apodábamos Aoi; era un chico más alto que yo, piel bronceada y cabellos y ojos oscuros. Con un cuerpo medianamente decente y a pesar de ser popular entre las chicas por su amabilidad de defenderlas nunca vi que él tuviera una novia.

 

Yo por mi parte, era un chico bajito con una complexión un poco robusta. Mi cabello y ojos eran de un color marrón oscuro y mi piel era de un tono lechoso. Ahora es todo lo contrario, mi cuerpo ya no es tan relleno como el de aquel entonces y mi cabello es igual de oscuro como algún  día fue el de Aoi, a diferencia de que en mi frente hay un mechón rojizo. Pienso que si él volviera a verme todo de mí le sorprendería.

 

Recuerdo que Aoi una vez me dijo que venía de Mie pero que ya tenía su par de años viviendo en Kanawaga y que a pesar de ser una ciudad bonita siempre echaba de menos las olas y su tabla de surf.

 

–Eh, Takanori, deja de estar en las nubles y trabaja.

 

 

Mencionó mi compañero mientras el acomodaba una de las mesas que se acababa de ir. Por un momento agité mi cabeza en busca de volver a la realidad. Es verdad, no debería estar pensando en él cuando hace demasiado tiempo que no le veo, ni siquiera cuando se fue se dignó en decir adiós.

 

Pero ¿para qué me hago la victima si yo me lo busque? Fue una historia bastante complicada llena de secretos. Suspiro y sin más me vuelvo a concentrar en atender las mesas que se encuentran ocupadas en esos momentos.

 

~~~

 

Muchas gracias por su arduo trabajo el día de hoy chicos. Mariko, energética como siempre, Yomu, impecable. Takanori, distraído. Vives en las nubes últimamente. ¿Tienes algún problema? Dinero, amor…

 

 

Niego con mi cabeza un par de veces al tiempo en que hago una venía frente a mi jefe. Yo y los estúpidos recuerdos que tuve que encontrar en casa mientras hacía limpieza de año nuevo.

 

–No señor, lo siento. No volverá ocurrir.

 

 

Espero una riña más, pero no llega. Escuchó unsuspiro y después un “hasta mañana”. Y antes de que mis compañeros empiecen hacer preguntas raras me voy del lugar directo hacía mi casa, caminando a paso rápido hasta el cruce donde sé que ellos más allá de eso no irán. Es de noche y no hay casi gente en las calles camino a casa, solo yo y la luna. Esa misma luna que de seguro debemos compartir, eso a no ser que se haya ido también del país. Sonrió con ironía, si eso fuera de verdad que me pegaba un tiro en la cabeza.

 

Recuerdo la última noche en la que lo vi, en realidad fue una muy parecida a esta. Recuerdo que estamos a un par de días de su cumpleaños. Y tan solo me habló por teléfono y me dijo que si quería tomar una caminata en la noche. Acepte. Durante el paseo él no dijo nada relevante a que se iría, actuó igual como lo hacía cada vez que salíamos juntos o con los amigos que teníamos en común. Eso sí, al despedirnos en su mirada se veía la tristeza, no me podía explicar cómo o por qué, deduje que había tenido problemas con su padrastro. Y su despedida, de aquella noche, porque me niego a pensar que haya sido de otra manera, fue normal, en lo que cabía; lo único de diferente es que esa noche me había llamado por mi nombre de pila.

 

Joder Yuu. ¿Por qué no pudiste ser un como más valiente?

 

Mascullo entre dientes mientras una de mis manos se vuelve un puño, como si le hubiese dado oportunidad de hacerlo. No fue hasta el día siguiente cuando noté que algo había cambiado, todos nuestros amigos y hasta mi tonto amor de secundaría se encontraban tristes. Cuando les pregunté el por qué casi se me cae la quijada al suelo, “Aoi se fue, ¿no lo sabías?” Fue cuando pude entender su comportamiento tan extraño. Entré en pánico, y fui a ver su lugar esperando de que eso fuera una mala broma de todos.

 

Había pasado una semana y no podía creer que él se había ido. Incluso el que se suponía que me daba vida, como le solía decir a Yuu, no lo hacía. Tenía un amor no correspondido por parte de uno de nuestros amigos. A él le decíamos Reita, para mí se me hacía el sujeto más cool que podía encontrar, rudo, sexy, misterioso. Pero desde que se había ido Aoi sentía que algo me faltaba, y que algo se había desacompletado en aquella vida.

 

Con los meses me enteré por error que Uruha, otro de nuestros amigos, mantenía contacto con Aoi, le exigí que me diera ese medio y él se negó una y otra y otra vez hasta que me cansé y cometí una locura. Sabía que Uruha y Aoi hablaban unas dos veces por semana por el móvil, así que se me ocurrió “tomar prestado” el aparatejo de Uruha y llamarle. Fue un grave error.

 

Cuando apenas escuchó mi voz soltó “Tú no deberías saber esto” y sin más colgó. Aoi y Uruha jamás volvieron a mantener contacto y ninguno de los dos supo el por qué. Sí, los chicos se enojaron esa vez bastante conmigo.

 

Hola precioso.

 

 

Saludó a mi mascota al llegar, un perrito chihuahua color negro con un toque de marrón, bastante peludo y juguetón. Me acuclillo para acariciar sus peludas orejas y al terminar caminó hacía la estancia de mi departamento para que dejar las cosas del trabajo en estás y echarme a descansar un rato mientras mi mente divaga por momentos.

 

Poco después del incidente decidí preguntarle a cada uno de mis amigos lo que Aoi les había contado y casi todos coincidieron en algo: Aoi se había ido porque su madre había dejado a su padrastro, por ende... habían regresado a Mie. Aun que había una excepción…

 

Cierro mis ojos soltando un suspiro, ¿por qué tuve que recordar días tan dolorosos como aquellos? Incluso ahora llegó a recordar muy vagamente el tono de voz de Yuu llamándome y también aquellas risas tontas que soltaba cuando hacíamos algo estúpido y sobretodo sonriente, siempre regalándome una sonrisa a mí y siempre para mí. Una mueca melancólica se posa en mis labios. ¿Por qué las cosas tuvieron que terminar de esa manera tan dramática?

 

La excepción había sido Uruha. Sabía que ellos dos mantenían una relación igual de cercana a la que Yuu y yo manteníamos, pero no sabía que había algo diferente entre ambos. Shima sabía sobre el amor secreto de Yuu. Sabía un poco más sobre la ida de Yuu. Y sí, le forcé y amenacé en que me la dijera. Aunque tampoco batallé mucho para que soltará la sopa. Efectivamente, la madre de Aoi le obligaba a dejar Kanawaga y aun que en parte le dolía hacerlo otra parte de él se alegraba. “Se quitaría el sufrir de verte día, día tan loco por Reita” Fue lo que soltó Uruha. “Sí, estaba enamorado de ti, pero jamás te diste cuenta porque estabas tan embobado con Akira.” Recuerdo su semblante, estaba enojado, sentía en esos momentos con los que hablaba con Uruha que era mi culpa por la que Aoi se había ido. “Pero ahora jamás volveremos a verlo ni yo a hablar con él gracias a tus estúpidos impulsos”. Y sin más me tiró a la cara una fotografía.

 

¿Hambre bebé? Ahorita te sirvo.

 

 

Reaccioné al escuchar los constantes llantos de mi perrito, y sin más me levanté a llenar sus platos, tanto de comida como de agua. Y mientras él se sentaba a degustar sus alimentos yo me iría a cambiar y a bañar; listo para una noche más de pesadillas e insomnio. Para ser un amor de secundaría me tenía bastante afectado.

 

Después de una ducha fría voy a mi habitación con las intenciones de acomodarme en la cama y dar lo que seguramente una eternidad de vueltas. En mi buró está aquella fotografía que Uruha me había lanzado, una foto de ellos dos; con la diferencia de que Aoi no miraba a la cámara. Y su sonrisa era una un tanto boba.

 

En aquel entonces, cuando era joven, recordé ese día. Estaba hablando con una chica de un curso menor a la que le daba un par de consejos de nuestro taller; la primera impresión que me dio fue él estaba mirando a la chica, pero al reverso de la foto había una pequeña historia escrita. “Deja de parecer estúpido hombre. Aoi & TM”. Era un absurdo intento de burla muy obvia, de aquellas que solo entre ellos dos había. Al parecer iba dirigida a Yuu, pero ante su ida no se la pudo dar.

 

Me recuesto en mi cama boca arriba y mi mascota no tarda en hacerme compañía, y mientras acarició su lomo con lentitud miro al techo en busca de alguna respuesta, como del por qué jamás me di cuenta en la manera en la que él me miraba si es que era tan obvio, por qué jamás me lo dijo, aunque quizá en ese entonces era sacrificar nuestra amistad por mi tonto deslumbramiento de amor hacía un chico “rudo”.

 

Sabes Yuu. No sé dónde estás, o si es que ya encontraste a alguien más… pero, yo siempre te seré fiel. Fingiré que se te ha olvidado hablar, y no te preocupes, no te necesito aquí para amarte.

 

 

Podré sonar muy idiota e imbécil por aun estar tan afectado por el que es un amor de escuela media, pero de verdad que es así en algunas ocasiones. No te das cuenta de lo que tienes, de las personas que están ahí para ti, que te quieren y que te aman hasta que las pierdes. Hasta el punto en que jamás vuelves a saber de ellas. 

Notas finales:

Algo muy tonto que se me ocurrió cuando se me vino a la mente la canción de "Angel de Cristal" "Plurar Siendo Singular".

Espero que les guste. 


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