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Cuando uno se cansa de todo (o cómo perder el control de tu mente) por Kaiku_kun

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Notas del fanfic:

Vamo a "crackear" :VV Buenaas, os presento un fic curioso con un estilo propio y he decidido que lo mejor para ello era hacerlo sobre una pareja crack porque ya veréis que queda bien. Espero que os divirtáis mucho para este fic, y si sois usuarios de Wattpad probablemente también lo encontréis :) buena lectura :)

Cuando uno se cansa de todo

(o cómo perder el control de tu mente)

 

Llega un momento en la vida de todo escritor (no uno casual, más bien el que no deja de tener ideas todo el tiempo) en el que se cansa de todo. Se cansa de los clichés, se cansa de lo que no es cliché, se cansa de lo que intenta no ser cliché y lo acaba siendo… A uno acaba no interesándole escribir nada. Ni leer nada, tampoco. ¿Os imagináis que George R. R. Martin dice que se cansa de Juego de Tronos? O imaginad lo que hubiera pasado si se le hubiera cortado el rollo a J. K. Rowling cerca del final de Harry Potter. Catástrofes.

A mí me está pasando ahora. Se supone que tenía varias ideas para un relatito entre Tenma y Hikaru, ya sabéis, romanticismo, algo supermegabonito que cause diabetes pero, en fin, se me han pasado las ganas y me voy a dar un paseíto por el campus del Raimon.

Lo malo de dar un paseo por un lugar que apenas te han enseñado es que hay lugares en blanco. Al final, uno ni puede ni salir del instituto sin que se encuentre con espacios sin describir.

—Eh, tú, ¿qué haces aquí? —Hala, pero si es Kirino. Pensaba que pasaría desapercibido—. Cantas como la luz del faro por la noche. —¿Me lee la mente?

—Oh, eh… perdón, solamente daba un paseo. —Hombre, ya que estoy, podría encontrarme con Tenma y Hikaru. Caso aparte el que le pudiera entender, pero en fin—. Busco a dos amigos tuyos, quiero hablar con ellos.

—Deben estar en la sala del club, vamos. —Al final acabó sonriéndome. Si es que no podía esperar menos de mi personaje favorito, era un sol (de invierno, con esa mirada que siempre trae).

—¿Cómo os va a ti y a Shindou?

—Eres un impertinente. —Qué mono, se ha puesto rojito…—. Pues aparte de las tonterías que nos haces pasar por escrito, vamos bien.

Pausa. Una de las cosas que te pueden pasar cuando te aburres de todo lo que escribes es que tus personajes se rebelen contra ti. Puede parecer una tontería muy divertida, pero es todo un caos mental para el escritor. Imagina, tú tienes ideas construidas sobre cada personaje y te gusta como son (o no) y, de repente, empieza a ir por libre y se comporta como no lo planeas. ¡Ay, qué jodienda! A veces sucede sin que te des cuenta y al final decides no cambiarlo pero, en casos como éste, en el que tu personaje se ha dado cuenta que le manejas como un títere, puede hacer cualquier cosa, y ya puedes espabilar a escribirlo en alguna parte para acordarte luego, porque es fugaz, te desmonta toda la historia y al día siguiente es como si nada hubiera pasado para él, y tú ya estarás bloqueado.

Fuera la pausa.

—Vaya, lo siento, espero que no te molestara mucho…

—No, no, creo que en el fondo necesitábamos un empujón. —Aquí iría bien un sonrojo bien lindo, ¿a que sí? Pues el tío me está sonriendo como si hablara del tiempo.

—¿Cómo llegaremos a la sala? No hay camino entre el pasillo y el campo, casi.

—No sé, tú eres el escritor, dímelo tú.

—Mmm… Pues saltamos directamente.

Pausa. Cuando la pereza y el aburrimiento azota a un escritor, empieza a saltarse por el forro los pasos básicos y los cambios ordenados de escena. Eso es básicamente lo que va a pasar aquí, que pasaremos de pisar un edificio a estar en otro dando un solo paso.

Fuera la pausa.

—Vamos, que te quedas empanado —me mete prisa Kirino. Creo hacerme una idea de lo que va a pasar a continuación…

—Voy.

Las puertas se abren y, ¡oh sorpresa!, el único que está allí es Shindou. Él me saluda, como si fuera mi amigo de toda la vida, mientras Kirino se le acerca. Es cierto que el ricitos y yo tenemos cierta conexión cuando nos encontramos en el papel, pero en fin, no esperaba que su rebelión fuera tan sencilla y agradable.

—Espera un segundo, cariño —dice Kirino. Vuelve hacia mí. Ahora sí que no entiendo nada. ¡Me gira la cabeza hacia el otro lado!—. No mires.

No digo nada, solamente espero a que suceda algo. Miro un supuesto reloj que tengo en la muñeca, me dice una hora que no significa nada para mí (¿qué prisa tengo? Puedo irme cuando quiera, como si es medianoche) y pienso en dónde encontrar a Tenma y Hikaru. ¿Se me habrán rebelado ellos también?

Un momento. Oigo besos. Y no unos cualesquiera. Son besos con lengua. ¿De verdad se lo van a montar conmigo mirando una puerta? ¡Esto es la bomba! Pero tendría que girarme, solamente una miradita, algo para tener material luego para escribir… Una… miradita… de reojo…

—¡He dicho que no mires, maldita sea! ¡Y ni se te ocurra apuntártelo en ninguna parte!

—¡S-sí, no miro, no miro! —De verdad creo que me lee la mente.

—¿Por dónde íbamos…? Ah, sí —canturrea, de vuelta a Shindou.

Oh, más besos… El morbo me está poniendo incómodo físicamente, pero se pondrá peor si lo imagino, así que… ¿qué hago?

¿Veis? Otra de las putadas que te ocurra algo así. Estás en la cama intentando no pensar en nada, se enciende el arcoíris en tu cabeza y ya no hay tu tía de dormir, y encima, va y se te rebelan tus personajes. Manda cojones. Y sí, para los lectores, esto está escrito a las tantas de la madrugada porque el arcoíris no paraba de brindarme imágenes. Ahora, el orden no es una característica, eso está claro.

—Eh, despierta —me sacude Kirino, con una mirada feroz y sonriente—. ¿Nos vamos? Ahora sí me apetece ver a ese par.

—Vamos.

En una miradita hacia el pobre Shindou, veo que está rojo como un tomate, sorprendido y como si estuviera congelado. Al pobre le han dejado seco. Oiga, ¿y para mí cuándo?

No sé ni porqué me sorprendo cuando, en vez de encontrarme en el campo de entrenamiento, o en el estadio, o básicamente en algún lugar lógico, aparecemos en el interior de un bar… más bien taberna. Esto es lo que mi mente ha escogido, qué crack.

—Míralos, allí están.

Tenma y Hikaru lucen bastante aburridos, la verdad. Uno se balancea mirando al techo y el otro parece que se va a dormir apoyado en su brazo. Menudo par, los que normalmente tienen energía de sobra, ahí están…

—Anda, mira, si ha llegado —aterriza Tenma, mirándome con una sonrisa perspicaz.

—Eh, sí… Quería hablar con vosotros para ver si tenía ideas para escribir sobre vosotros.

—Ya está, este ya nos quiere emparejar —le dice Hikaru a su amigo, sin ganas.

—Eh, eh, que es a petición de…

—Ya estamos algo hartitos de que nos vayan cambiando la pareja. ¿Para cuándo un descanso para nosotros? ¿No podemos hacer lo que nos dé la gana? —Ay, ay, que la revolución de Tenma en mi mente va a ser escandalosa… ¡Claro, idiota! ¡Si él en el anime ya era revolucionario! La que se va a armar…—. ¿No le podrías decir a quien sea que se busque otra pareja? Yo es que prefiero hurgarme la nariz, oye.

—Lo siento… ¿Pero tú no estabas con Tsurugi?

—Aaah, sí, todas las fangirls y fanboys obviando cualquier cosa que no sea “bésale”, o “deja que te haga de todo”. Algunos me emparejan con el novio de este —se me queja, señalando a Kirino. Pobre Shindou, solamente le faltaría aguantar a un Tenma borde—. Que yo comando una revolución, aquí, ¿entendéis? Maldito el tiempo que voy a tener de enrollarme con ninguno.

—Eso, es que no podemos tener una vida tranquila. Gracias, fickers de los cojones —Hikaru, otro que me rompe los esquemas. Qué amabilidad ni qué cuatro cuartos—. Además, si al final acabas escribiendo nada de esto, la gran mayoría se echará las manos a la cabeza con esto, dos pasivos…

—Ukes.

—Florecitas alegres.

—Que muerden la almohada, vamos.

—Juntos haciéndose cosas de buena gana sin saber cómo va a acabar y rompiendo corazones de fans a mansalva. ¡Pues hacemos lo que nos da la gana!

La reprimenda pasa a un plano inesperado: Hikaru coge y le da un morreo bastante mal hecho y baboso a Tenma, que casi se cae de la silla. El pobre no es capaz de detener a su amigo. Al principio me parece algo “ugh, aparta la cara, hombre” (y de hecho ya he visto a Kirino hacerlo), pero parece ser que a Tenma le ha gustado la idea y se apunta a hacerlo mejor. Ah, esto se pone interesante, mi mente también ha decidido elaborarlo un poco más. El “modo arcoíris” me enseña… ¿cómo decirlo…? ¿Sabéis aquellos típicos fan arts y mangas que enseñan al detalle los besos y todo el proceso? Sí, esos que no sabes si los adoras por su ternura o encienden la llama de la perversión. Pues ahí está mi mente, idealizando el momento.

—Mira que sois tontos, le estáis dando material para otra de sus historias, justo lo que él quería —Y Kirino se ha dado cuenta, obviamente. El omnisciente hoy es él, ¿a que se nota?

—Me da igual, la revolución se hace desde todos los frentes —suelta Hikaru, mirándonos de reojo unos instantes—. Seguro que le va a costar digerir esto, a él o a quien sea.

Sigue, sigue, que esto me está encantando… Vaya, me estoy poniendo en modo fujoshi loca. Todo esto es oro para cuando lo escriba… Y repito: ¿para mí, cuándo?

—Estupendo, ya tenemos tres penes duros. Pensaba que estábamos en un sitio público —bufa Kirino cansado. Menudo corte de rollo, yo que estaba tan feliz cogiendo datos...

—¿Tres?

Kirino me señala a mí con el pulgar, el muy capullo. La extraña parejita se troncha de mí.

—¡Idiota, ¿qué derecho tienen ellos a saberlo?!

—Lo acabarían sabiendo igual —me dice, despreocupado.

Al suelo, mira al suelo, que no te vean la cara. Da igual, porque ya se están riendo… Hasta Kirino se ha reído un poco.

—Eh, pues no ha estado nada mal —deja caer como si nada Hikaru—. ¿Seguimos en otra parte, Tenma?

—Venga, va.

—Eh, tú, avergonzado, levanta la cabeza —me dice Kirino, ajeno a la conversación de los otros dos.

Ahora estamos en la entrada de un piso. ¡Adiós, taberna medio oscura! Kirino se está yendo por el pasillo, probablemente harto de tanto besuqueo… o deseoso de su parte con Shindou, que después de lo que he visto antes (bueno, no, no lo he visto)…

—¿Y yo qué hago?

—Tú sabrás, pero no vas a entrar, eso te lo aseguro —bufó Tenma, agarrado al cuello de Hikaru. Ni que hubiera tanta diferencia de altura entre los dos…

—Déjale, ya se irá.

Y ale, otra vez, Hikaru ataca los labios de Tenma una vez más y éste se ríe de buena gana. Me siento excluido de mi propia imaginación, y más cuando me cierran la puerta en los morros. Sigo oyendo besos y risas traviesas, y ropa que se cae, pero son las tres de la madrugada en el mundo real y ya no doy para imaginar todo lo que está pasando allí.

Abro los ojos un poco. Qué rabia, seguro que podría haber sacado más provecho, pero el morbo de no ver las cosas me puede.

Creo que por hoy mi cerebro ya está apagando el arcoíris. Puede que sea porque estoy dando vueltas como un tarugo en la cama, con la libreta en la mano y escribiendo garabatos que los dioses sabrán cómo los leeré para pasarlo a ordenador (nota posterior: ¡lo conseguí!). Probablemente, después de aburrirme de “lo de siempre”, haya escrito más de “lo de siempre”. Me figuro que alguno va a encontrar intentos de no hacer clichés y que al final se me hayan escapado. Para mí, mientras todo fluya en mi mente, me deja con buen sabor de boca.

Así que, antes de que me quede frito, quiero decir algo al respecto: todo en la literatura ya se ha inventado, o poco le falta, si no es así. Para los que lean la buena literatura este escrito puede que les suene de algo. Tiene que ver con la “metaliteratura”, y no puedo dejar de recordar al autor Enrique Vila-Matas, una eminencia en el tema (candidato varias veces al Premio Nobel de Literatura), mientras cierro la paradita mental. Lo suyo es esto que he escrito… pero infinitamente más complejo y elaborado, por supuesto. Mis respetos a este hombre. Yo humildemente he probado de hacer un experimento, a ver cómo me salía. Bueno, eso, y que me aburría mucho.

Felices sueños.

Notas finales:

Espero que os haya gustado, y en mi perfil hay muchos más fics y un link mágico ;)


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