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Él es como un huracán. por McCutcheon

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Notas del fanfic:

Hola, es un breve One Shot. :)

Espero que les guste. 

Llegó a mi vida como un huracán. Hizo pedazos mi rutina tras su paso.  




Él siempre era escandaloso, tenía un comentario estúpido para cualquier situación, su risa era grotesca, no tenía las mejores notas del colegio, las chicas huían de él, era hiperactivo, no tenía modales para comer y sobre todo le gustaba inmiscuirse en los problemas de los demás.  




Sobra decir que nunca me involucraría con alguien como él. Pero no pensé que fuese un problema, en el instituto podía colocarme los audífonos e ignorar todo el bullicio que ocasionaban los demás.  




Todo estaba resuelto.  




A veces la vida es tan irónica, ¿no lo creen? 




Fuimos compañeros de equipo durante un año para la clase de literatura. Era en pareja. De nuevo pensé que eso no representaba algún problema, él al ver mi semblante huraño optaría por una solución muy factible, ¿cuál era? Que cada quien hiciera su trabajo por separado y, al final, sólo vernos un par de días para unir ambas partes y corregir algunos detalles.  




Sonaba tan fácil y perfecto. Mi experiencia en esos entonces me había enseñado que la gente del instituto no suele querer involucrarse con personas antisociales. Yo lo era por voluntad propia. Simplemente tenía intereses distintos a los de mis compañeros de clase.  




Pero Él siempre fue diferente. Era como una mutación de la naturaleza. Una mala broma para mi estabilidad emocional.  




Éramos polos opuestos, no había nada en lo cual pudiéramos coincidir. Por lo que nuestros intentos de conversar siempre acababan en peleas. 




Él era una persona muy cálida, yo, por otro lado, era como el hielo.  




¿Han escuchado hablar de las leyes de la termodinámica? Un cuerpo frio y uno caliente están en contacto, el cuerpo caliente le trasmitirá su calor al frio hasta que los dos lleguen a estar a la misma temperatura. Al pasar el tiempo juntos, primero por el trabajo, después gracias a los estúpidos retos que siempre me proponía, fuimos conviviendo más. Nunca me había enfrentado a una personalidad tan perseverante y tan llena de energía. Era imparable, me picaba en el ego y podía convencerme de hacer las cosas más tontas que nunca pensé que haría. Puso mi mundo al revés, vino a hacer añicos toda mi rutina. 




Esa etapa fue la peor, me sentía amenazado por algo que me carcomía las entrañas, era un calorcito que comenzaba a nacer en mi pecho. No sabía lo que me pasaba. Pero, cuando me descubrí esperando a que mi celular sonara por la llegada de uno de sus mensajes simplemente lo negué.   




Miedo, tuve miedo de lo que me estaba sucediendo.   




Nunca había experimentado algo similar, incluso creí que estaba enfermando. Para mi mente inexperta en las relaciones sociales su llegada fue todo un gran acontecimiento.   




Así que hui, intenté alejarme de esos ojos tan inquietos como el mar, de su presencia que causaba estragos en mis emociones.  




Yo nunca lo trate de una forma especial, pero, se convirtió en el ser humano con el que más tiempo pasaba. Mi confort estaba siendo amenazado y yo no estaba haciendo algo para salvar mi tranquilidad. Siempre dijo que era su amigo, un amigo de los muchos que tenía, de los muchos a los que protegía. Yo no tenía a nadie más que a él. Me sentía como un niño, no quería compartirlo con alguien más. 




Terror, ya no era sano sentirme de esa forma por un amigo, cuando fui consciente de mis sentimientos, cuando por fin los reconocí...     




Mentí.  




Lo miré a los ojos y en un arrebato de ira le exigí que se largará de mi vida. Su amistad no me interesaba.  




Supe que mis palabras le habían calado, no espere a que emitiera palabra alguna, ya había visto la decepción en sus ojos. Me marche.  




No intento detenerme.  




Él siempre fue un caso excepcional para hacer amigos, su capacidad era asombrosa. Tenía una empatía por los demás que a veces llegaba a molestarme. Comprendía que su sueño era ser jefe de policía. Una idea muy idealista, me atrevo a decir que hasta romántica. Su propósito era eliminar la corrupción que se había albergado en las instituciones de seguridad pública, devolver a los ciudadanos la confianza en los cuerpos policiacos no sería una tarea sencilla. Se supone que deberían cuidar del bienestar de la comunidad, que ante cualquier problema los ciudadanos pudieran acudir sin temor a algún elemento. Pero sabíamos que en el mundo real no era así.  




La gente ahora cree que es normal que los policías sean corruptos, pero no lo es.  




Es un huracán, cuando creías que habías perdido tu capacidad de asombro él llegaba y sacudía tu confort. Rompía todos los esquemas.  




Yo creo que llegara lejos, ahora sé que puede lograr todo lo que se proponga. 




 ¿Crear lazos con las personas? Eso no era factible para mí.  




Los problemas en mi familia contribuyeron a que regresara de nuevo a mi coraza, no quería compartir mi dolor con alguien más, ni siquiera él lo entendería, estaba solo, después de todo él también se había marchado, y, con mucha razón, yo lo aleje, desprecie y tire a la basura todo lo que habíamos pasado juntos. Lo quería alejar de mí y en esos momentos creí que lo había conseguido. 


 




Lo extrañe.


  




¿Recuerdan la ley de la termodinámica? Extrañe el calor que él era y su forma de trasmitírmelo a mí. De inundarme de a poquito de todo lo que era. De compartirme un cachito de su existencia.   




Me gustaba como me hacía sentir.  




Me gustaba lo que era cuando estaba con él. 




Descubrió mis demonios, yo sus penas, se convirtió en mi refugio.  




Pero, tan típico de él, me sorprendió. Me acorralo en un pacillo del instituto, ya no teníamos porque pasar tiempo juntos, ya habíamos terminado el trabajo de literatura, ya no éramos compañeros de equipo... 




Ni siquiera amigos.  




Había coraje en sus ojos.  




Me siguió hasta mi casa, yo no quería hablar con él. Quería quedarme encerrado en mi habitación toda la vida antes de que se diera cuenta de lo que sentía por él, antes de que su rechazo me matara. 




Hice amague de cerrar la puerta en su cara, lo recuerdo, el muy idiota puso su pie para que ésta no se cerrara, me aventó, ¿de dónde saco tanta fuerza? Por poco me tira.  




Lo insulte.  




Nos golpeamos, rodamos en el piso. Necesitábamos mitigar toda la tensión que había entre nosotros.  




Lo odiaba por hacerme sentir así, por entrometerse en mi vida.  




Me abrazo, a pesar de que yo parecía una fiera entre sus brazos... No me soltó, me sostuvo con más fuerza y me susurro que le dolía verme así, apático, con rencor, no quería verme carga solo con los problemas familiares que me agobiaban. No permitiría que me perdiera en la oscuridad que sólo trae consigo la venganza.   




Él estaba llorando.  


 




Le dolía verme cargar solo con todo ese dolor...  


 




Lloré.  




Se separo de mí, de sus ojos también salían lágrimas.  




¿Por qué?  




¿Por qué? 




Se acerco mucho, creí que me volvería a susurrar algo en el oído, pero se detuvo sobre mis labios.  




Lo empuje, no permitió que me alzara y me sujeto fuertemente de las manos colocándose de nuevo sobre mí. Su cabello estaba revuelto al igual que el mío. Ya no podía huir de él, sus ojos me miraban con determinación. 


 




Sasuke... Te amo. 


 




Se acercó lentamente, pude sentir su nariz chocar contra la mía, sus labios rozaron fugazmente con los míos. Me sentía nervioso, ese hombre siempre ponía mi mundo de cabeza, me hizo temblar, cerré mis ojos, sentí sus labios encima de los míos, podía oír mi corazón latir, podía sentirlo a él tan inquieto como yo, lo comencé a besar, lento. No había prisas, él ya estaba aquí, conmigo.  




La vida es tan irónica.    




Él es como un huracán, él es Uzumaki Naruto. 

Notas finales:

Si les gusta dejenme un comentario. Y si tienen alguna critica constructiva tambien es bien recivida. 

Gracias!


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