Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Doce Años de Diferencia por MeeryLuu

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Osomatsu-san©Pierrot (basado en: Fujio Akatsuka)

Ser el hermano mayor siempre implica una responsabilidad, ¿no? Y más aún si el menor de todos bien podría ser tu hijo. Él consideraba cool tener unos hermanos tan monos que podría estar mimando y abrazando. Pero, por desgracia no se contó con que el mayor fuera un maldito nini; él era mucho más responsable que su hermano mayor y todos lo sabían.

El segundo hijo de los Matsuno tenía que recoger a sus tres hermanos menores, uno de cada grado diferente, pero de misma escuela.

Procuró dejar todo en orden cuando llegaran, el reloj marcaba diez minutos antes de su salida y… Sus ojos abrieron a más no poder al recordar el tiempo que tomaba para llegar: veinte minutos caminando. Apagó la estufa con la comida recién hecha, más aun estando un poco falta de lumbre, pero ya lo arreglaría después. Ahora, tenía que correr a todo lo que sus pulmones le daban. Volvió a mirar la hora, y tomando su chaqueta salió lo más rápido que sus piernas le pudieron dar.

Sólo faltaban unas calles más para llegar, a lo que forzó su vista en busca de tres pequeños, pero la muchedumbre le tapaba todo. Karamatsu se mordió el labio inferior, aumentando su velocidad. Fue hasta que un par de mamás se movieron, que pudo ver al pequeño Ichimatsu tomado de la mano de su hermano mayor. ya estando a unos cuantos metros de la entrada, se fue deteniendo y exhalando grandes cantidades de aire.

—Llegas tarde, Kusomatsu-niisan. —Soltó en seco, sin despegarse un centímetro de Choromatsu. El mencionado se deprimió al ser evidenciado.

—Vamos Ichimatsu, fueron sólo cinco minutos. —El menor quiso objetar algo, pero se limitó a no contestar, a lo que el mayor observó su reloj viendo que era cierto; no reprochó nada sabiendo a cuestas que su hermanito era así.

Karamatsu aun estando apoyado sobre sus rodillas y recuperándose del recién maratón, les sonrió a ambos queriéndolos calmar y estando dispuesto a llevárselos; sin embargo, notó que algo… alguien faltaba.

— ¿¡Y Jyushimatsu!? —preguntó alterado repentinamente, en un segundo su rostro pasó de uno bonachón a uno pálido, aterrado de lo que estaba pensando.

—No ha salido. Creo que se quedó jugando por ahí. —respondió el cuarto de los Matsuno, alegando que era de lo más normal que hiciera eso.

El mayor permaneció absorto unos segundos, para después pedirles a los otros dos que se quedaran en algún lugar cercano y no se movieran de ahí. Cuando se aseguró que estuvieran en una parte segura del establecimiento, entró buscando casi al borde de la desesperación. No fue tanta, pero se ponía demasiado tenso cuando alguno de sus hermanos menores estaba fuera de su rango de vista. Adentrándose un poco más de lo que estaba, pudo oír una risa bastante familiar, que, al momento fue de prisa sabiendo ya de quién era.

Quedó de frente a un precioso árbol de flor de sakura, que, al observarlo de cerca, yacía un pequeño niño jugando de entre las ramas. Ya calmandose un poco, dio un suspiro aliviado y procedió a avisarle al infante que se tenía que bajar, pero con mucho cuidado.

—Es hora de irnos, my little Jyushimatsu. Tus hermanos están esperando y ya tengo la comida lista. —Tentó el árbol, al momento de hacer una pose cool con su ya típica expresión dolorosa.

El quinto hermano se sorprendió un poco de la repentina llegada de su hermano; aun así, dispuesto a ya bajarse de aquel árbol, sin querer pisó mal en una parte del tronco, causando su inesperada caída… Karamatsu reaccionó rápido, lanzándose sin precaución a donde fuera dar. Casi, por poco ya no veía bien a su hermanito; los ojos ya se le estaban poniendo llorosos, y su gran imaginación no era la mejor aliada en esos momentos. Sin decir nada, sujetó fuertemente al pequeño, lo abrazó a más no poder y lo quiso mantener ahí por unos momentos más, intuyendo que sus brazos era el único lugar seguro en donde podía estar…

—Hey, ¿ya acabaron? —el cuarto hermano se mostraba fastidiado de las ya más seguidas escenas dramáticas en las que encontraba a sus hermanos. —En casa le siguen, ya quiero irme, tengo mucha hambre… —hizo referencia al gruñido de su estómago.

— ¡Ichimatsu! —llegó casi corriendo el tercer hermano, algo agitado y con aparente preocupación. —Perdón Karamatsu-niisan, le dije que se quedara conmigo pero insistió con que ya se habían tardado mucho. —dicho esto, le dirigió una mirada molesta al menor, quien sólo se limitó a ver hacia otro lado.

— ¡Ah! sorry brothers! Ichimatsu tiene razón, todos deben estar hambrientos, ¿no? —y volvieron a resonar los tres más pequeños. —Eso sí; Jyushimatsu, ¡no vuelvas a preocuparme así! Esta es la tercera o cuarta vez que te tengo que salvar cada que quieres escalar algo. —se mantuvo firme con el menor, éste seguía con su misma sonrisa y ojos desorbitados, pero al parecer si entendió la preocupación de Karamatsu.

Pasada casi una hora, los cuatro; o bien los cinco, ya se encontraban frente a la mesa, esperando la tan ansiada comida hecha por su hermano mayor. Y es que él era el que mejor cocinaba de los dos mayores; e inclusive su madre le llegó a mencionar que cocinaba mejor que ella, algo que hasta el momento lo sigue tomando a broma, pero los demás no pensaban así. Sin embargo, el mayor de los seis, no estaba, o más bien, aún no había llegado de las carreras de caballos; aunque por alguna extraña razón, lograba aparecer justo cuando se ponía la comida en la mesa.

Jyushimatsu seguía jugando afuera, o quién sabe dónde; nunca se sabía con exactitud cuál sería su lugar; si bien, la mayoría de las veces solía jugar con Todomatsu, a pesar de que no podía hacer mucho, él consideraba que era divertido estar con su hermano menor.

Al mismo tiempo Karamatsu se encontraba afinando pequeños detalles para que el estofado quedara finalmente listo. Éste desde la cocina, le pidió a Choromatsu que avisara a los demás, a lo que fue cumplido al momento; con Ichimatsu no había problema, no se apartó un momento de ahí, en cambio; supuso que como siempre, tendría que ir por los dos menores a llevarlos cargando para que fueran.

Después de varios minutos, por fin se encontraban todos en frente del estofado… bueno, casi; sólo faltaba uno. A lo que Karamatsu sugirió que esperasen la llegada de Osomatsu; pero Ichimatsu ya estaba que escurría baba por lo bien que olía la comida que, objetó en seguida con que se fuera al demonio por no llegar a tiempo y que empezaran de una buena vez.

Karamatsu le concedió la palabra a regañadientes. De todas maneras sabía que en cualquier momento iría a llegar. Cuando Ichimatsu estuvo a tantito de probar bocado, un escalofrío le recorrió el cuerpo.

— ¿Están comiendo sin mí? ¡Qué crueles!

¿Por qué? ¿Por qué siempre tenía que ser tan inoportuno? Todos sin excepción mostraban la misma cara de fastidio al ver a su molesto y alegre hermano mayor. Que siguiendo con el mismo juego, le arrebató todo al cuarto hermano, quien sólo se justificó con su «Soy el hermano mayor, así que hago lo que quiero» Sobre todo era Ichimatsu el que le guardaba tanto rencor por aprovecharse de su tamaño; un aura oscura rodeaba al menor, mirando de forma asesina a Osomatsu mientras este se veía de lo más tranquilo comiendo antes que todos. El segundo hermano no quiso que se acabara todo, por lo que insistió a los demás para comieran lo más rápido que pudieran.

En tanto, Todomatsu de dos años ya estaba quejándose con amenazas de empezar a llorar, y a nadie le gustaba que lo hiciera, claro que no; siempre hacía un escándalo cuando no tenía lo que quería...

Karamatsu de inmediato tomó al infante en brazos, arrullándolo un poco para que se calmara. Ya teniéndolo medio dormitado, estiro su brazo libre para tomar la papilla de la mesa que había preparado con verduras cocidas. Él tenía la costumbre de siempre dejar comer a sus hermanos antes que él, y por supuesto, el que siempre le daba de comer era él… Tanto que le era impensable no poner a sus pequeños hermanos por encima de él, inclusive a su holgazán hermano mayor. Cuando acababa de alimentarlo le gustaba dejarlo dormir en su regazo, mientras que él ya podía comer sus propios alimentos.

Ni un poco le dejaron probar, debido a unas sonoras quejas provenientes de algún menor. Cuando se dio cuenta, Osomatsu ya estaba acorralando al pobre de Ichimatsu quien sólo por haberle robado un poco de carne, ya se estaba ganando un injusto peso gigantesco que le ponía de los nervios, que sólo se limitaba a darle pequeños golpes en una inútil búsqueda de estar en paz. El mayor de todos se deleitaba con sus acciones y se notaba a simple vista su sádica sonrisa. Karamatsu tuvo que volver a poner orden, y sobre todo para el infantil Osomatsu.

—Vamos, si solamente me gusta jugar con los pequeños. —Acarició efusivamente los cabellos del niño, este no hizo más que voltear a ver a otro lado; un ligero sonrojo se asomó por sus mejillas. —De todas formas, yo ya me iba —se levantó con pesadez directo a la puerta— ¡esta vez estoy seguro de que ganaré en el Pachinko!

—Procura nada más no gastarte todo el dinero que lleves.

— ¡No prometo nada! ¡Nos vemos!

Esperaron hasta oír el sonido de puerta cerrarse para continuar comiendo, aunque no les faltaba mucho a decir verdad. Tampoco pasó mucho para que el tercer hijo se marchara, —solía estudiar después de las tres de la tarde— quedando así con los menores aun en la mesa. Ichimatsu vio un gatito pasar, a lo que fue en seguida tras de él. Karamatsu notó entonces al bebé dormir y al momento fue a dejarlo a su cuna para que descansara.

—Heh, Jyushimatsu, ¿no quieres ayudar a tu hermano mayor con eso? —chasqueó los dedos, guiñándole un ojo y haciendo su pose tan dolorosa pero inefectiva al menor. Quien sólo afirmó de manera emocionante.

.

— ¡La sigues tocando muy bien, Karamatsu-niisan!

—Heh, I know, my little Juyshimatsu —chasqueó triunfante— ¿te gustaría ver más?

— ¡Sí! Pero… ¿por qué…?

En ese momento, se rompieron de nueva cuenta las cuerdas de la guitarra.

— ¿Siempre pasa esto…? —los dos se mantuvieron en la misma posición; sentados doblando las piernas, pero con un Jyushimatsu bastante inquieto ante cualquier situación.

Preocupado, Karamatsu trató de encontrar la forma de parecer genial ante todo, hasta con su recurrente mala suerte.

—Es obvio, no pueden resistir mi estilo tan original, —posó de forma digna—. De todas maneras, ya necesitaba unas nuevas, ¿me acompañas a buscarlas, brother?

— ¿Estas? —alzó su brazo izquierdo mostrando un perfecto paquete grisáceo.

— ¡OH, MY LITTLE JYUSHIMATSU! —Gritó eufórico, con pequeñas lágrimas en sus ojos. — ¿¡Dónde las encontraste tan rápido!?

—Haha, ya estoy preparado a lo que le suceda a nii-san. —contestó con mayor alegría, su boca tan abierta como siempre y sus ojos ajenos de todo. —Porque yo… ¡amo mucho a Karamatsu-niisan!

En ese momento, el mayor sintió como si toda su cordura no existiera. Era débil cuando se trataba de los menores y más si estos decían cosas como estas; era algo parecido a una punzada en el pecho, pero mucho más agradable. No pudo, creyó que ya no podría ver de la misma forma a su hermano pequeño, creyó que su inocencia era demasiado peligrosa para él. Pero de todas formas, tenía que ser fuerte y no dejar que lo derribaran.

— ¡Pero si eres TAN adorable! —eso importó poco y prefirió por mucho mimar al pequeño en ese momento, abrazándolo y restregando su cara contra la suya. Jyushimatsu seguía indiferente a todo lo que hacía su hermano mayor. —Espera, ¡esto no es correcto! ¡aunque me digas que me amas esto no puede resultar así! Sorry brother.

El quinto hermano se encontraba ahora en una enorme confusión, pero con su misma expresión de siempre. No entendía el porqué de su acercamiento repentino y más aún de su alejamiento innecesariamente dramático.

—Aunque… —se quedó un momento pensativo; segundos después le llamó con una seña de mano. —Puedo hacer una pequeña excepción hoy. —cargó ligeramente al niño, poniéndolo a su altura y cerrando sus ojos; de tal manera que Jyushimatsu seguía sin entender nada, pero le gustaban las muestras de afecto, por lo que no objetó nada, incluso pareciendo más feliz que hace un rato.

Karamatsu estaba completamente rojo, su cuerpo entero temblaba como si se fuera a derrumbar en cualquier momento, y una parte de él mejor quiso no hacerlo. Pero vamos, un pequeño beso en los labios entre hermanos no podía ser tan malo, ¿verdad?

—... ¿¡Pero qué demonios haces, Kusomatsu-niisan!? —gritó de lo más avergonzado Ichimatsu, quien sólo iba al cuarto para tomar un los juguetes para sus gatos.

Notas finales:

¡Hola! me alegra mucho estar en este fandom, y qué mejor para poner que el KaraJyushi-3- Realmente amo mucho esta ship y combinada con mi AU favorito -ageAU- se me hace lo más cute del mundo, en serio, al principio tenía mis dudas para publicarlo, más porque siento que es muy PWP, y no suelo hacer ese tipo de fics. En fin, sólo queria hacer esto para compartir mi enfermo gusto hacia esta pareja tan injustamente impopular. Sé que no tiene mucha acción pero la poca moral que aun me queda me dice que así no se puede -refiriéndome al smut más que nada-.

Me gustaría hacerla más extensa que de nada más dos capitulos, pero mi mente anda por otros lados xD

Y por si hay duda, le dejo mis escalas de edades (cada autor puede tener las suyas):

Osomatsu: 20 años
Karamatsu: 18 años
Choromatsu: 12-13 años
Ichimatsu: 8 años
Jyushimatsu: 6 años
Todomatsu: 2 años

Eso sería todo, y si gustan comentarme algo, es muy bien recibido, los veo luego~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).