Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Strawberry Fields Forever por MeeryLuu

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Osomatsu-san©Pierrot (basado en: Akatsuka Fujio)

No sé con exactitud desde hace cuánto empezó todo esto.

Hace aproximadamente dos años supe que algo no estaba bien en mí, una perspectiva se iba formando cada que pasaban los días y nos íbamos volviendo cada vez más cercanos. Yo tenía en mente puras cosas fraternales, cualquier cosa fuera de lugar era contestada así sencillamente, lo pasaba como normal, como si siempre hubiera sido así.

Y no. Lo que yo veía como algo natural, se iba volviendo más y más aberrante para mis ojos. En varias ocasiones intenté negarme a la idea de que fuera posible. La duda me consumió por todo ese tiempo y no encontraba solución alguna por más que intentara meditarlo. Me costó mucho llegar a una simplona conclusión que ni en ese momento me creí del todo; hasta el último momento forcé a la poca razón que me quedaba para tratar de convencerme que no era cierto.

La cosa empeoraba cuando nos encontrábamos cerca uno del otro, mis latidos se hacían excesivamente rápidos y sentía mi rostro arder. Era común que cuando nos aseábamos, mi mente empezaba a descontrolarse demasiado y mi cuerpo no era la mejor ayuda, habían ocasiones en las que casi me desmayaba, otras simplemente pedía bañarme por separado debido a una molestia en la entrepierna. Casi siempre controlado por mi voluntad, pero cuando no, tenía que recurrir a soluciones manuales.

También me eran recurrentes los "sueños húmedos", realmente odiaba cuando los tenía. Pero no puedo negar que los disfrutaba cuando me encontraba en el tocador; ahí me esforzaba tanto por recordar cada detalle de lo sucedido, que habían ocasiones en las que casi se sentía real. Me sentía tan sucio después de eso.

Me daba asco a mí mismo por cargar con un amor —casi rozando la obsesión— tan indecoroso.

Esto me obligó a alejarme casi por completo de él, evitaba a toda costa estar a su lado, también cambié de lugar en la mesa porque me tocaba estar a su lado. Inclusive, una vez me preguntó: « ¿Me odias, Karamatsu-niisan?»

Me destrocé por dentro, jamás había sentido tanta impotencia, tantos deseos de querer gritar lo que realmente estaba pasando; de poder ser como éramos antes de todas mis estupideces… Me mantuve lo más sosegado que pude y le contesté con una sonrisa fingida:

«Yo nunca sería capaz de odiar a uno de mis hermanos.»

Qué estúpido. Nunca estuve tan retractado como ahora, mi cobardía se acababa de superar y no podía deshacerme del molesto nudo de la garganta. Preferí no mirarle directo a los ojos, por lo que supuse que empeoraría las cosas y él seguiría creyendo que le tengo rencor, siendo que soy yo el más patético aquí.

Aun con lo que hice, ¿por qué haces esto? ¿Por qué me haces esto? Todo se me dificulta más si le sigues insistiendo a Ichimatsu con que cambie de lugar contigo en el futón. Ya deberías de parar y seguir fingiendo que nada pasa, como siempre, como debería seguir siendo. Si continúas así, no sé qué pueda llegar a pasar después. Últimamente me siento más impulsivo de lo normal, como si estuviera enfermo.

Esa noche fue horrida al punto que no pude conciliar el sueño, inclusive tuve que darle casi la espalda para no caer en una sugestión, apretaba y apretaba los ojos como queriéndome forzar a dormir lo más rápido que pudiera e ignorar mi entorno. Casi saltaba fuera de la cama al sentir un par de manos apretar mis prendas por detrás de mí; también oí un ligero sollozo, uno muy agudo y que se iba apagando de a poco. Impulsivamente me volteé en su dirección, fingiendo un reflejo del adormecimiento, apretujándolo contra mi pecho. Ya no pude verle directo al rostro, pero estaba seguro de que ya se encontraba más apacible.

Esa fue la única forma en la que pude dormir plácidamente.

Continué de esta manera por varios días, en la madrugada simulaba adormilar como excusa para poder abrazarle y sentir su cuerpo tan tibio y su aroma característico que, me hacía sentir como en el paraíso, tan confortante, tan placentero, tan perfecto que duró tan poco tiempo.

Ahora él era el que se alejaba de mí, la única oportunidad que tenía en el día para tenerlo cerca, desapareció más rápido de lo que pensaba. A los siguientes días, contraía su cuerpo, y se me separaba disimuladamente, el poco rato que lograba tocarlo, lo sentía nervioso y hasta asustado. Creo que me precipité en apurar tanto las cosas, me desconozco cada vez más.

Cuando eran nuestras actividades cotidianas, era lo mismo. Me evitaba a cualquier costa, cuando le intentaba decir algo, se hacía el desentendido y se iba por otro lado, ya ni siquiera me miraba a los ojos.

Esto es ridículo. Otra vez siento esa presión en el pecho, no, ahora estaba peor. Mi mente se encontraba tan revuelta con sentimientos de tristeza e impotencia. Soy un bueno para nada, ni siquiera puedo tener una relación normal con uno de mis muy preciados hermanos. ¿Debería de hacerlo? Ya que más da, de todas formas no puedo ganarme más odio de él, ¿verdad?

Esto tenía pensado llevármelo a la tumba, pensé que jamás saldría a la luz, pensé que nada cambiaria entre nosotros por palabras absurdas, y entonces, ¿por qué estoy haciendo esto?

—Jyushimatsu – le llamé–. ¿Irás a practicar béisbol? –vi cómo se detenía a mitad de la puerta y se volteaba con la misma enorme sonrisa.

— ¡Sí! ¡Hace dos días que no salgo! –me respondió muy animado–. ¿Sucede algo, Karamatsu-niisan?

En ese momento, dejó se agitar sus brazos, incluso lo noté algo serio, no en extremo porque seguía igual de sonriente, pero tenía esa ligera sensación, como si supiera lo que fuera a pasar.

—A decir verdad… –comencé a temblar y las manos me empezaron a sudar–. Y-yo…

Soy patético, lo sé, este no era el momento para dudar; estuve bastante tiempo pensando en esto y no me puedo retractar al último momento; en una búsqueda desesperada de quitarme la ansiedad, me surgió la idea de ver al techo, al suelo, a las paredes, a cualquier lugar donde no esté…

—No quiero que nuestra relación de hermanos cambie con esto –mascullé con la voz entrecortada–. My little Jyushimatsu… ¡te amo… como no puedes imaginarte! –fijé mi mirada al suelo, sentía las lágrimas pidiendo a gritos salir y yo sólo me contenía, estaba sonriendo amargamente y el pecho me dolía más que nunca.

— ¡Yo también te amo, Karamatsu-niisan!

Eso era de lo que más amaba de él, su inocencia era espléndida.

—P-pero…no en ese sentido.

Musité, ya sintiendo los ojos llorosos, apreté las manos para contenerme hasta donde pude. Lo ínfimo fue su nula respuesta, enmudeció al instante y sólo se encontraba ahí, parado enfrente de mí y yo, sin poder levantar la vista siquiera. Estuvimos así alrededor de unos segundos, los más largos y sofocantes de mi vida; no me atreví a ver hacía otro lado y sólo escuché como cerraba la puerta, yéndose, sin más.

Di infinitas gracias por que no hubiera nadie en casa ahora, no quería ver a nadie, ni hablar con nadie, ahora sólo quería estar solo y desahogarme en silencio, sólo era necesario un momento así y volvería a estar como siempre, como siempre todos me ven. Sin ningún problema.

Sin darme cuenta, me quedé profundamente dormido; no fue hasta que Osomatsu me estuvo llamando que desperté. Ya era demasiado tarde y por lo que vi, ya todos habían regresado, a excepción de uno… Choromatsu preocupado me preguntó si no le había visto en el día, yo le contesté que seguramente seguía practicando en el lugar de siempre.

Yo sabía lo que tenía, lo más probable es que no me dirigiría la mirada en una semana, o más, quién sabe y en este momento me carcomía la ansiedad por su ausencia. No quería que realmente me odiara. Y de seguro mañana estaré mucho más afligido que hoy.

.

«Mi razón se encuentra muy borrosa en este fragmento de mi vida.

Lo último que recuerdo es, a mis hermanos y yo en el mismo lugar, con la misma ropa, el mismo color y la misma expresión. A exclusión de él, se veía tan sereno en ese lugar, tan imperturbable que hasta daba envidia.

Noté que el peor de todos era Ichimatsu, estaba en una condición tan deplorable que me dio pena, estaba más despeinado de lo normal, e incluso sus ropas estaban mal abotonadas y arrugadas. Y todos, tenían los ojos vidriosos y vacíos, daba miedo mirarlos por mucho tiempo.

Y yo, me encontraba destrozado por dentro.

Estaba llorando.

Fui el que dio más lástima de todos, por mucho debido a que me puse a gritar como loco, llamando la atención de todos, pero no la suya, con todo el escándalo que hacía, seguía igual de tranquilo... como si nada en su entorno lo pudiera inquietar.»

.

Perdí la cuenta del tiempo que llevaba aquí, encerrado en la habitación para dormir, me encontraba recostado apoyado sobre mi brazo derecho y jugaba con el mango del espejo donde solía admirarme, ya ni ganas tenía que verme ahí y todavía me seguían doliendo los ojos, los sentía hinchados y cuando me los vi estaban completamente rojos.

De pronto, escuché pasos por fuera del cuarto, no le presté mucha atención, suponiendo que era alguno de mis otros hermanos.

— ¡Ya estoy de vuelta! –Volteé incrédulo–. ¡Ah! ¡Ahí estás, Karamatsu-niisan! –venía en mi dirección, y se abalanzó sobre mí, provocando que sacara un poco de aire.

Estaba riendo, nunca lo había visto tan feliz como ahora, yo seguía boquiabierto sin entender bien lo que sucedía. De un momento a otro, paró de reír para verme ingenuamente y rodearme con ambos brazos para besarme con inmensa ternura en los labios, abrí aún más los ojos con notoria sorpresa y comencé a sudar seco con una sensación horrible. Cuando se separó un poco de mí, se mantuvo contemplándome con esa radiante y hermosa sonrisa que tanto amaba, que lo amaba…

Ah, ya qué importa.

Notas finales:

¡Muchas gracias por haber leido hasta aquí! Si te gustó, feel free de comentar tu opinión Es muy importante para mi saber si lo estoy o no haciendo bien xD

Nos vemos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).