Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Casualidad o destino. por DanTamMu13

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Vengo con un oneshot porque la canción me trae loca, así, verdaderamente loca. La escucho mañana, tarde y noche y ¡me encanta! Como se darán cuenta es una historia común y muy básica, realmente podía haberle metido más; pero tampoco era necesario pues estaba segura que quería que fuera un onshot desde que lo pensé.

Espero les guste.

Notas del capitulo:

Hermosuras, espero que les guste esta cortísima historia SIN LEMON. Lo siento, no ando con libido como para escribirlo; pero me parece que sí salió rosa y linda.

Es posible que luego venga con una serie, me he pensado muchísimo plantearles un juego. Ustedes propongan una canción, la que se les venga en gana y yo haré capítulos con base en ella, ¿qué dicen? ¿Quieren jugar? Igualmente comenzaré a poner la invitación en mis demás fics y veré qué obtengo.

Sin más que decir... espero que disfruten el fic.

Como el resto de los días permanecía bajo las sábanas de su cama. Resguardándose del mundo exterior, buscando un refugio, en vano. La había liado en grande, y era consciente de ello. Todos le habían advertido una y otra vez que no debía meterse con Sakura Haruno. La reputación de la pelirrosa la precedía, y no había una sola alma en el instituto en el cual habían estudiado, que no hubiera probado sus labios, y menos aún, la pasión desbordante que ella poseía cuando mantenía relaciones sexuales.

 

Pese a todos los consejos, había decidido seguir intentándolo, hasta que, al terminar la universidad, se le presentó la oportunidad de estar con ella, y él, ni pronto ni perezoso, la tomó.

 

 

Ahora, seis meses después de eso, no quería comer, levantarse, trabajar y, mucho menos, salir a divertirse. No le interesaba nada que pudiera llevarlo a conocer a alguien. Estaba seguro que el amor no era para él, ¿por qué otro motivo si no era ese habría sufrido tanto? Con su escultural cuerpo delineado y perfectamente bien tonificado; su piel trigueña, de un bronceado permanente que resaltaba el físico; los ojos azules celestes que brillaban de peculiar manera cuando algo le interesaba; su transparente manera de ser, siempre directo y honesto; los rasgos masculinos, pero finos que eran enmarcados por unas rubias hebras de cabello. ¡Era hermoso! Sabía que era atractivo, ese no era el problema. Aun con su hiperactividad y sus escandalosas risas, era una persona llevadera y agradable, quién siempre elevaba el ánimo de todos quiénes lo rodearan.

 

No, tampoco era su personalidad. Tenía que ser eso, simplemente cupido, o como quiera que se llamara, tenía que guardarle cierto rencor, esa era la única explicación viable.


-      Deberías salir, conocer gente, divertirte, bailar; brillar como solías hacer, Naruto. - aseguraba un chico más alto que el aludido. De cabellos rubios igualmente; pero largos a modo que se peinaba en una coleta. Los ojos eran azules más profundos, y sus rasgos ligeramente más afeminados.

-      No, ¡me rehúso, Dei-chan! - replicó el menor, removiéndose entre las cobijas.

-      Nada ganarás quedándote ahí toda la vida. - declaró derrotado el hermoso doncel que se ponía de pie en total disposición de dejar al pequeño en su sitio.

 

 

El mayor se marchó, dejando a Naruto completamente solo en su oscuridad.

 

 

**************************************

 

 

 

Miraba las horas pasar con un pequeño vaso de whisky en las manos, removiendo los hielos y observando como se derretían a causa del calor ambiental.

 

Carecía de sonrisa, o emoción alguna. Un hombre alto, de un aspecto físico de inigualable belleza. Delgado; pero todos y cada uno de sus músculos se notaba trabajados; rasgos masculinos, quijada cuadrada, barbilla partida, nariz respingada, ojos grandes, labios gruesos y carnosos; sus ojos negros y profundos cual noche sin luna; cabellos negros suficientemente largos que llegaban a su mentón, enmarcando su rostro de manera divina. Usaba gafas desde pequeño; pero ciertamente su hermosura era tal, que en lugar de opacarlo, lucía todavía mejor en ellas.

 


-       Sasuke, cenaré con nuestros padres, ¿irás? - ofreció un hombre mayor que él; pero apariencia similar, la mayor diferencia se notaba en las ojeras que rodeaban sus ojos y el cabello más largo que el aludido.

-       No. Ve tú. - espetó fríamente. - Haré mi rutina diaria. - añadió como si aquello fuera a explicar más que una buena excusa.

-       No tiene caso que te ejercites tanto si no tienes a quién presumirle tu condición, Sasuke. - molestó el mayor con una sonrisa llena de preocupación oculta.

 

 

Sasuke miró su vaso, bebiéndose el líquido de un sorbo y tomando su maletín dispuesto a salir de la oficina. El mayor lo contempló apartarse y marcharse en completo silencio.

 

Su hermano había padecido un terrible pasado amoroso, pues, pese a su increíble belleza, no había encontrado a nadie con quién compartir el rotundo éxito que se había forjado. Siempre que se enamoraba de alguien, esta persona terminaba por intentar sacarle provecho al dinero que poseía, y no importaba cuánto buscara, siempre era la misma historia. Sasuke había sido un niño alegre y sonriente, incluso había tenido su faceta cursi dónde no paraba de decirle cosas dulces a su hermano mayor; pero cuánto más rompían su corazón, más serio y arisco se volvió.

 

 

Sasuke llegó a su gran casa, una que apestaba a soledad y tristeza. Dejó el maletín en el recibidor y posteriormente subió a cambiarse la ropa por algo más cómodo y acorde a la actividad física que pensaba hacer.

 

Como cada noche caminó cerca de 3 km para llegar a un parque tranquilo, limpio y muy bien iluminado. Ahí siempre se había sentido seguro, sabía que no importaba cuánto tiempo pasara en aquel lugar, él siempre estaría a salvo.

 

Esa rutina había comenzado hacía unos meses cuando, luego de su última ruptura amorosa, se encontró con un terrible insomnio esperándolo, molestándolo. Pasó noches enteras sin dormir, y su humor, así como su salud, se vieron severamente afectados. Al cabo de unas semanas decidió salir a correr y encontró una solución parcial. No dormía como antes, no había manera de que alcanzara las ocho horas de sueño que se merecía cada noche; pero dormir cinco horas eran mucho mejores que pasar días en vela.

 

 

Antes corría tan solo un kilómetro y medio además de su caminata de 6 kilómetros; pero ahora corría cerca de 10 km, de lo contrario ya no conseguía conciliar el sueño.

 

**************************************

 

 

Naruto seguía revolviéndose de un lado al otro sobre la cama matrimonial. Sabía que habían terminado sus vacaciones forzosas. Había pasado demasiados años dedicado a estudiar medicina para poder especializarse en la rama que tanto amaba. Su abuela, para su fortuna, seguía al mando del hospital que había construido, ya que no era lo suficientemente vieja para tener que delegar el control, por lo que había conseguido trabajo de manera inmediata; pero, para su mala fortuna, Sakura Haruno, cuando había sido su novia, había solicitado una plaza ahí también, y Tsunade -su abuela- por querer consentir a su adorado nieto, les había dado trabajo a ambos.

 

Luego de la ruptura Tsunade obligó al rubio a tomarse unas vacaciones, después de todo, no podría hacer nada con el estado de ánimo que se cargaba.

 

 

Se levantó de la cama desganado, dormiría, sí, porque al día siguiente volvería al trabajo y lo que menos le apetecía era tener que lidiar con la pelirrosa con su estado actual. Imaginó que ella probablemente llegaría contando alguna anécdota de una nueva aventura sexual, o, quizás, con algún nuevo novio o una novia diferente.

 

Rebuscó entre sus pertenencias, cogiendo su móvil y su monedero, decidido a cenar un plato de ramen, porque no le apetecía ni otra cosa, ni una porción mayor que esa. Y salió de su apartamento, bajó a la recepción y cruzó el estacionamiento para coger la bicicleta con la que se transportaría hasta Ichiraku.

 

 

Montó la bicicleta en la acera y comenzó el recorrido. Había cientos de maneras de llegar al restaurante, y aunque le costó un poco de trabajo coger una nueva a la usual, supuso, también, que un cambio le vendría de maravilla.

 

Iba sumido en sus pensamientos, no había nada que lo hiciera dejar de pensar en su maldita suerte amorosa. ¿Quién lo había mandado a enamorarse de una mujer que no podía pensar en otra cosa que en abrir las piernas a quién fuera? Sin duda alguna era un completo idiota, o así se sentía a cada instante que lo recordaba.

 

 

Antes de darse cuenta, ya muy tarde para poder reaccionar de manera correcta, golpeó a un hombre que iba sobre la acera, tirándolo al piso. Las gafas del tipo volaron por los aires y cayeron fuertemente contra el piso, quebrándose por completo; pero esa no era la preocupación del rubio.

 

El hombre estaba en el suelo, la espinilla le sangraba a causa del golpe de la llanta de la bicicleta, y estaba seguro que no era la única herida que le había propinado. No podía ver el rostro del señor, pues permanecía cabizbajo y la angustia lo carcomío internamente.

 

 

Se levantó del asiento de la bicicleta y la dejó caer sin importarle en lo más mínimo lo que pudiera haberle sucedido a su transporte. Se apresuró, lanzándose sobre el hombre, tocando el brazo de este mientras sus manos temblaban de manera descontrolada.

 


-        Lo lamento tanto, no te vi. Venía sumergido en mis pensamientos, ¿necesitas algo? Yo pagaré todo lo ocurrido, de verás lo siento. - repetía el rubio de manera atropellada.

 

 

El hombre elevó la mirada, buscando, lleno de furia, al responsable de tal estupidez. Negro y celeste se encontraron, silenciando por completo cualquier palabra que hubiese querido amenazar con salir. Naruto observó asombrado al hombre que yacía en el suelo por su culpa, olvidando, por completo, cualquier otra cosa que pudiera haber tenido lugar en sus pensamientos. Absortó en la descomunal belleza que el tipo poseía, se puso de pie para ofrecerle una mano, dispuesto a levantarlo y hacerse completamente responsable de aquel precioso hombre.

 

Sasuke, por otro lado, no pudo hacer más que seguir con la mirada al rubio. Sin duda alguna se trataba del hombre más atractivo que jamás hubiera conocido. Permaneció en silencio, degustando visualmente al otro, y, aún con ello, eliminando cualquier tipo de ilusión que pudiera haberse formado en él. Bien sabía que no obtendría, nunca, el amor que tanto anhelaba.

 

 

Los dos, en silencio, sufrieron por algo desconocido. Ambos, oprimidos por sus pasadas experiencias en el amor, buscaron, sin éxito, ignorar la gallardía que ya habían notado en el otro.

 


-        Estoy bien. - declaró Sasuke sin rastro de enojo al tiempo que sostenía la mano del rubio para ayudarse y levantarse.

-        Claro que no lo estás, ¿vives cerca de aquí? - respondió Naruto luego de aclararse la garganta, buscando algo de valor para hablar con aquel hombre.

-        No, estoy lejos de casa. - reveló Sasuke, totalmente atónito, ¿de cuándo a acá él proporcionaba información personal a personas que no eran su familia.

-        Ven conmigo, yo vivo muy cerca de aquí. Puedo curar tus heridas, y prometo pagar por tus anteojos. - habló Naruto nervioso e inseguro.

-        Estoy bien, he dicho. - espetó Sasuke limpiándose un poco la ropa de la tierra que se había adherido a él en la caída. Hasta ese momento notó que tenía algunas cortadas en las manos, además del gran raspón que cubría casi toda la espinilla y que ardía de manera casi insoportable. - ¿Anteojos? A que no eres de aquí. - declaró intentando ignorar las lesiones.

 

 

Naruto miró al moreno confundido, enarcó una ceja, y sin esperar un solo segundo o pedir permiso para ello, extendió la mano, tomando la del pelinegro entre las suyas, evaluando la gravedad de los arañazos. Una descarga eléctrica recorrió ambas espaldas ante tal contacto. Mano con mano, con aquellos suaves roces, las emociones se arremolinaron en ambos. Sasuke retiró la mano abruptamente, era demasiado peligroso aquel que tuviera semejante poder sobre uno.

 


-        Vendrás a mi casa y no está a discusión. Soy médico, sé de lo que hablo. Sería mejor limpiar las heridas, con la tierra que abunda el parque podrían infectarse y volverse algo delicado. - atajó Naruto con rostro serio, observando a Sasuke a los ojos. - Por cierto, mi nombre es Naruto, Uzumaki Naruto.

 -        Uchiha Sasuke. - se presentó el moreno deseoso de escuchar más la voz del rubio. - Ya te he dicho que estoy bien. - prometió en vano.

 

 

Naruto cogió su bicicleta y, posteriormente, la muñeca del azabache, obligándolo a caminar con él en búsqueda del apartamento que recién había dejado solo el ojiazul.

 

El camino, aunque silencio y corto, había sido incluso agradable. El contacto de la piel morena con la marfil les había proporcionado, a ambos, un mar de emociones apabullantes que no habían hecho más que generar curiosidad en ambas mentes.

 


-        Pasa. - invitó Naruto luego de abrir la puerta del apartamento, encendiendo la luz y mostrando un sitio que si bien era pequeño, era también bastante hogareño. - Permíteme ir por el botiquín, siéntate y ponte a gusto, Sasuke. - ofreció el rubio antes de apartarse al baño, donde guardaba lo necesario para cualquier situación.

 

 

El azabache miró de arriba a abajo el hogar del rubio. Lleno de curiosidad sobre quién era, a qué dedicaba sus horas, qué era lo que podría apasionar al de piel tostada; pero guardándose todas las interrogantes para sí.

 

Naruto volvió, sentádose a su lado en uno de los sillones, comenzó a limpiar la herida con peróxido de hidrógeno y una brola de algodón bien bañada en este líquido. Posteriormente sacó un par de gasas y tela adherible para fijar los apósitos a la piel del ojinegro.

 


-        Sasuke, si me dejas un teléfono al cual contactarte, podemos acordar el día para resolver lo de tus... gafas. - soltó Naruto, dudando en la palabra final. Sasuke, al notarlo, no pudo hacer más que reír sutilmente, cosa que a Naruto se le antojó por demás sensual.

-        No es necesario. - aseguró Sasuke con calma. - Con lo que has hecho ha sido más que suficiente. - añadió mientras analizaba la mano izquierda que ya había quedado curada.

-        Insisto, Sasuke. No puedo solo dejarlo así. ¡Ha sido mi torpeza la que rompió tus anteojos! Ahora déjame pagar por ellos. Es lo menos que puedo hacer. - dijo Naruto de manera persistente, buscando convencer a un imperturbable Sasuke.

-        Si quieres hacer algo por lo sucedido, con una cena bastará. Los lentes son reemplazables, los he perdido infinidad de veces, no tienen mayor importancia. - aseguró Sasuke. Se había rendido, se estaba dejando llevar por sus más bajos instintos como cada vez, coqueteando y flirteando sin pudor alguno, aunque bien sabía ya como iría esa cantaleta. Naruto diría que sí sin pensárselo, luego diría lo necesario para engatusar al moreno y una vez teniéndolo con él, abusaría del poder que podía ejercer sobre alguien de corazón débil y enamoradizo.

-        ¿Qué tiene que ver una cena con tus anteojos? - cuestionó Naruto sin comprender la situación. Terminó con la mano derecha y, elevando la pierna de Sasuke y recargándola en las propias, comenzó a curar la herida que, en esta ocasión, ¡vaya que dolía!

-        No necesito unos lentes nuevos. - aseguró Sasuke. - Por el contrario, podrías invitarme la cena y me daré por bien servido. - aclaró con una sonrisa socarrona y ladina.

-        ¿Estás bromeando? - cuestionó Naruto casi molesto. - ¿Estás intentando sacar una cita de un accidente, idiota? - Sasuke no pudo hacer más que reír ante la familiaridad con la que Naruto se había expresado, provocándole un fuerte sonrojo al rubio.



Pese a la risa del moreno, también lo invadieron miles de dudas. Él no había accedido de manera inmediata, ¡incluso lo había insultado! Aún cuando era evidente que no era el tipo de personas en las que solía fijarse Sasuke, entendió, hasta cierto punto, que no cabía duda alguna... hay casualidades inevitables en la vida.

 

 

**************************************

 

 

Con todo y los soberanos y potentes rechazos de Naruto, la insistencia de Sasuke había sido tal que ahí se encontraban. Cenando en un restaurante cualquiera en medio de la ciudad, ubicado, casi perfectamente, en la mitad de la distancia de ambas casas. ¿Cómo es que Naruto se encontraba ahí? Él no tenía interés alguno en el romance, en los amores o las aventuras. Estaba cansado y por demás derrotado. Cupido y sus flechas venenosas habían ganado la batalla, él solo quería dedicar su vida a la medicina y nada más; sin embargo, estaba ahí, sentado al otro lado de Sasuke, mirándolo fijamente, cautivo de sus negros orbes que parecían adorarlo en silencio.

 


-        Ya sé que eres médico, Naruto; pero ¿qué más puedo saber de ti? - cuestionó Sasuke de manera seductora e interesante, robando toda la atención del rubio.

-        Sabes de mí más de lo que sé yo de ti, me parece injusto. - soltó Naruto inquieto y nervioso.

-        Sí; pero tú eres el que me debe la cena por un motivo en especial. - declaró Sasuke mientras señalaba con su dedo indice un punto en su rostro cercano a la sien, indicando los lentes que no estaban.

-        De acuerdo. - resopló Naruto dándose por vencido. - Tengo poco de haberme recibido de la carrera. Tengo 28 años, y trabajo en un gran hospital... todavía. - confesó sin detenerse a meditar lo que decía.

-        ¿Todavía? ¿A qué te refieres? - inquirió Sasuke con imperiosa curiosidad.

-        Pienso renunciar. - reveló el rubio. - Digamos que hay gente que quisiera no encontrarme más. - Sasuke, ante tal revelación, no pudo hacer más que sonreír de manera honesta y sin picardía alguna.

-        ¿En qué te especializaste? - cuestionó seguro.

-        Pediatría. - el orgullo en la voz de Naruto fue evidente.

-        No cabe duda, Naruto. - comenzó a hablar Sasuke con la misma sonrisa de antes. - Las casualidades tienen un propósito. - agregó mirando a Naruto a los ojos. - Como te dije, soy Sasuke Uchiha. Tengo veintinueve años y soy empresario; sin embargo, mi hermano es médico y recientemente puso su propio hospital, todavía le falta personal.

-        En un hospital siempre falta personal. - replicó Naruto con un dejo de tristeza. - No alcanzamos los médicos para todos los infortunios que tiene la gente. - aseguró decaído.

-        ¿De dónde eres, Naruto? - interrogó el mayor. - Hablas de una manera muy peculiar.

-        Mi padre es estadounidense y mi madre alemana. Al crecer con ellos aprendí sus palabras, expresiones y acentos. - aclaró el rubio con una sutil sonrisa. - Aunque nadie se percata de ello.

-        Bueno, para mí ha sido más que evidente. - aseguró Sasuke sonriéndole a Naruto. - Entonces, ¿puedo ayudarte con una entrevista con mi hermano?

-        ¡Mira nada más! El accidentado has sido tú y ahora me quieres ayudar. - espetó Naruto riendo un poco.

-        Es mi naturaleza. - aclaró Sasuke sonriéndole. - ¿Sabes? Mi nombre significa ayudar a otros.

-        No te ofendas; pero tu apariencia me diste todo lo contrario. - declaró Naruto con una sonrisa traviesa.

 

 

Sasuke le sonrió de regreso a Naruto, y ambos regresaron al silencio de antes. Se miraban continuamente; pero no tenían intenciones de romper esa interacción que tenían sin necesidad de decir una sola palabra.

 

Comenzaron a comer y aún aparecían las miradas furtivas, hasta que uno de los dos se animó, únicamente porque la curiosidad no le permitió continuar así el resto de la cena.

 


-        Y bien, Sasuke, ¿por qué, de todo el mundo, has elegido que sea yo quién te invite a cenar? - cuestionó Naruto de manera directa.

-        Porque tú has sido quién ha chocado conmigo. - replicó Sasuke divertido.

-        ¿Insinúas que aceptas la cena de cualquiera que te lo pida luego de el menor incidente? - Naruto no hablaba en serio, aunque tampoco podía imaginarse qué podría haberle visto ese hermoso hombre.

-        Oh, por supuesto que no, Naruto. No a menos de que seas un completo cretino interesado en el dinero. - la respuesta de Sasuke junto con su sonrisa amarga le dejó en claro a Naruto que no era el único sufriendo por amor.

-        ¿Sales con gente así? - inquirió sorprendido. Sasuke parecía una persona de buen criterio.

-        Casi exclusivamente. - confesó el moreno sin borrar aquella sonrisa.

-        Descuida. - argumentó resignado el rubio. - En mi caso sería cualquiera que tuviera una pésima reputación y sin interés alguno en mí. - añadió casi riendo.

-        Creo que somos un asco tomando decisiones. - el comentario de Sasuke no pasó desapercibido por el rubio, provocándole una pequeña risa.

-        Podríamos mejorarlas, sí. - accedió el menor aún riendo.

-        De acuerdo, ahora mismo tomaste una mejor decisión de las que acostumbras, Naruto. - aseguró Sasuke sonriéndole. - Porque yo sí tengo interés en ti.

-        Tú no te quedas tan atrás, Sasuke. - respondió Naruto sonriendo ligeramente apenado. - Quizás en determinadas situaciones puedo ser un cretino; pero ten por seguro que el dinero me tiene sin cuidado alguno. - aclaró justo antes de terminar su platillo.

 

 

Sasuke le dedicó una sonrisa al rubio también y lo imitó, terminando la cena. Sasuke detuvo a un mesero y le pidió una pluma, luego de eso tomó una servilleta y anotó unos cuántos datos que le entregó a Naruto.

 


-        No te obligaré a nada. Ha sido una cena encantadora y conocerte un poco más fue la mejor parte; sin embargo tengo que marcharme, ya es tarde. - aseguró sabiendo perfectamente que faltaban veinte minutos para la medianoche, y algo le decía que esa noche dormiría cual bebé. - Si te interesa, llámame. Me encantaría repetirlo algún día. - declaró antes de levantarse con seguridad.

-        Espera. - pidió Naruto de manera atenta. Se puso de pie también y en otra servilleta dejó su número mientras buscaba una excusa para dejarle su teléfono al moreno. - Tú me prometiste una entrevista con tu hermano. - aclaró sonriéndole con picardía a Sasuke, quién entendió el mensaje, tomó la servilleta y antes de marcharse, tuvo la osadía de depositar un suave y casto beso en los labios del menor para luego desaparecer con la noche.

 

 

Naruto pagó la cuenta y observó la servilleta un par de veces antes de salir de ahí. Llegar a su casa lejos de brindarle calma, lo hizo sentirse incómodo. Antes de conocer al pelinegro no había parado de sufrir por su exnovia en más de dos semanas; pero ahora regresaba para ver a su fantasma llorando por los rincones, mientras que él no podía esperar a la siguiente ver que pudiera ver a Sasuke. Aquel delicado y breve beso lo había dejado ansioso, tenía ganas de más, de un beso más fogoso y quizás más.

 

No podía recordar cuándo había sido la última vez que le había gustado un chico. Sabía que había sido mientras cursaba el noveno grado o algo parecido; pero no tenía recuerdos del nombre o del rostro del muchacho, únicamente sabía que la característica que más lo identificaba era un tatuaje del kanji del amor; pero eso era todo.

 

 

**************************************

 

 

Pese a todas las ansias que comían a Sasuke, tenía que reconocer que haber pasado dos días completos absteniéndose de llamar al rubio, eran su máximo logro. Normalmente era una persona impaciente y no paraba de molestar a su presa hasta tenerla segura, aunque eso lo llevara a cometer los mismos errores una y otra vez; pero no. Esta vez sería diferente, porque Naruto se merecía algo diferente. Él le había demostrado que no era igual que las anteriores parejas o gustos de Sasuke, tenía que intentarlo.

 


-        Sasuke, me han comentado que actúas raro estos días, ¿estás bien? - habló su hermano irrumpiendo a la oficina del menor sin tomarse la menor molestia de llamar. - ¿Y dónde quedaron tus lentes?

-        Itachi, no es nada. - aclaró el menor que, por primera vez en la vida del mencionado, en lugar de estar absorto en el trabajo, se encontraba mirando a través de la ventana, ensimismado en sus pensamientos.

-        ¿No es nada? ¿Y todo el papeleo que tienes aquí? Tienes tanto trabajo como puedes y en lugar de trabajar estás tomando un respiro. - replicó Itachi. - Y no es que sea malo, es que no es propio de ti, Sasuke.

-        Ahora que mencionas trabajo. - comenzó Sasuke apenas recordó lo que había hablado con Naruto. - ¿Todavía buscas personal? He conocido a un pediatra que busca empleo ya que saldrá del hospital en el que trabaja. - explicó apenas para darse cuenta que no tenía mayor información del menor, tendría que hacer un esfuerzo sobrehumano si quería que Itachi accediera sin detalles.

-        ¿A qué te refieres con que lo conociste? - el rostro de Itachi se desfiguró, pensaba los cientos de probabilidades que habían; pero, sobre todo, imaginando que sería la nueva conquista fallida de su hermano, y de ser así, ¡claro que no le daría el empleo!

-        Anoche, tuve un accidente. - confesó Sasuke. - Él andaba en bici y no me vio cruzar, chocamos y curó mis heridas. Más tarde, charlando, me comentó que es pediatra. - explicó como quién no quiere la cosa.

-        ¿Y este chico te ha dado un nombre? Porque asumo, por la manera en la que actúas, que no te marchaste sin saber al menos eso. - espetó Itachi con veneno en la voz.

-        Naruto Uzumaki. - aclaró Sasuke, esperando no tener que dar mayor información.

-        ¿Uzumaki? - cuestionó Itachi bastante sorprendido. - ¿Estás seguro de eso? ¿Era rubio y de ojos azules?

-        ¿Lo conoces? - inquirió Sasuke acomodando la sila propiamente.

-        Es recién egresado, trabaja en el hospital más grande de la ciudad, es nieto de Tsunade Senju, una leyenda si hablamos de neurología. Se esperan grandes cosas de él, y, según dicen, es tan bueno como su abuela. - comentó Itachi con una emoción inigualable. - ¡Cielos! ¡Sí! Pero, ¿por qué querría salir del hospital de su abuela?

-        A ciencia cierta no lo sé, Itachi. Me dijo que hay gente que no quiere ver. - replicó Sasuke respirando profundamente, el hecho de saber que su hermano no conocía al rubio lo había tranquilizado.

-        Hasta donde tengo entendido sale con una médico del mismo hospital. - atajó Itachi. - Una mujer que es poco conocida; pero, al parecer, es una excelente oncóloga, o eso parece hasta ahora. ¿Habrán terminado? - pregunto Itachi más para él mismo que para otros.

-        Seguro. - declaró Sasuke haciendo lo posible por creer en la inocencia de Naruto. - A ella se habrá referido con no querer ver a alguien en el hospital.

-        Como sea, ¿podrías conseguir que acepte mi entrevista? ¡No sabes cuánto significaría poder decir que trabaja conmigo! - comentó Itachi con una gran sonrisa. Ya había olvidado el tema de su hermano y su homberiego corazón.

-        Yo te informo, Itachi. - prometió Sasuke sonriendo también. Ahora ya tenía una excusa para llamar al rubio.

 

 

**************************************

 

 

Naruto salía del hospital donde acababa de entregar su renuncia a su abuela. Habían sido unas largas horas de discusión. Sabía que Haruno se había ganado el puesto, y no tenía razón para pedirle a su abuela que la corriera del hospital; sin embargo, aún cuando la había visto a lo lejos, no pudo hacer otra cosa que no fuera saludarla a lo lejos y seguir su camino a la oficina. Al salir también lo interrumpieron con cientos de preguntas sobre su ausencia y su estado luego de la ruptura con la pelirrosa.

 

Él, con la mejor de sus sonrisas, aseguró que estaba bien. Y no mentía. En realidad estaba mejor que bien, aunque ciertamente nervioso y expectante. Deseaba un buen motivo para llamar al azabache sin parecer demasiado obvio, y aún lo lo hallaba.

 

 

En el trayecto de regreso a su casa, decidió tomar un camino diferente, ¿qué daño podría hacerle? Ya no traía la bicicleta para chocar con nadie. A un par de calles del hospital se encontró una óptica, haciéndolo reír un poco y dándole un pretexto perfecto. Cogió su teléfono y buscó el contacto que ya había creado, y llamó.

 


-        Aquí Sasuke Uchiha, diga. - contestó el pelinegro de manera educada; pero demasiado distante.

-        Te sigo debiendo unos anteojos. - replicó Naruto riendo suavemente, provocando que el moreno riera también.

-        Con la cena quedamos a mano. - aseguró el mayor con una sonrisa dulce en el rostro. - Justo pensaba en llamarte.

-        Bien, pues te he ganado. - comentó Naruto con una sonrisa tierna. - ¿Cuándo podré verte para pagarte los anteojos? No me gusta deberle nada a la gente. - argumentó Naruto fingiendo mientras se mordía suavemente el labio inferior.

-        En tal caso deberías tú decirme el día, Naruto, después de todo, tú eres quién insiste en pagar algo que no debe. - habló Sasuke mientras terminaba de firmar un par de autorizaciones, pedidos y permisos. - Por cierto, Naruto. He hablado con mi hermano, y mataría por hacerte una entrevista.

-        Gracias, Sasuke; pero el tema ahora mismo no era mi trabajo. - soltó Naruto riendo ligeramente. - De acuerdo, lo tengo. - añadió mordiéndose el labio inferior nuevamente. - ¿Te parece bien cuándo salgas del trabajo? Imagino que no habrá problema para encontrar una óptica más tarde.

-        En realidad puedo salir a la hora que me de gana. - explicó Sasuke deseoso de seguir escuchando la voz del rubio. - De hecho, ¿estás ocupado ahora mismo?

-        En absoluto. - confesó Naruto sonriendo nerviosamente.

-        Genial, veámonos entonces.

 

 

**************************************

 

 

Apenas media hora después de colgar la llamada se estaban encontrando finalmente. Naruto cumplió su promesa, arrastrando a Sasuke a la óptica que lo invitó a llamar al azabache y permaneció a su lado para encontrar los anteojos adecuados que reemplazarían los destrozados.

 


-        Ese armazón se le ve muy bien. - admiró la optometrista que parecía babear por Sasuke, molestando ligeramente al rubio.

-        No me gustan. - espetó fríamente Sasuke, esperando que si seguía en la postura renuente, Naruto desistiría de su tonta idea.

-        ¿Y estos? - habló Naruto entregándole un armazón delgado de micas pequeñas, nada estrepitoso, muy parecidos a los anteriores. Sasuke se los probó sin siquiera rechistar.

-        ¡Tienes tanta suerte! - habló la chica para Naruto para luego suspirar. - Tu novio es tan guapo que cualquier cosa se le ve bien.

 

 

Naruto miró a la chica incómodo, y cuando estuvo a punto de reclamar, lo pensó mejor. ¿Qué caso tenía negar una relación con el azabache si era en lo único en lo que podía pensar luego de haberlo conocido? Se limitó a sonrojarse fuertemente bajo el escrutinio de Sasuke, quién lo observaba divertido con una gran sonrisa al ver que el menor no negaba nada.

 


-        Es cierto. - declaró Naruto mirando ocasionalmente a Sasuke. - Te sientan bien.

 

 

Sasuke, aunque hubiera deseado no decir nada, habló sin pensar solo para decir “me llevaré esos” y luego ver a Naruto alejarse con la oftalmóloga, quién le cobraría al rubio y les daría fecha de entrega.

 

El moreno vio de lejos a Naruto, contemplando su postura, su espalda, sus piernas y ese increíble trasero que se cargaba el menor. No cabía duda alguna que las mejores cosas pasaban sin querer.

 

 

**************************************

 

 

Sasuke había insistido arduamente que llevaría a Naruto a su casa, no lo dejaría marcharse solo. Naruto, pese a todo pronóstico, ya se encontraba fascinado por el mayor, que no paraba de hacerle sonrisas y bromas, mientras que Sasuke no paraba de pensar en todo lo que quería intentar con el rubio.

 


-        ¿Gustas pasar? - preguntó Naruto apenas llegaron al edificio.

-        Seguro. - accedió sonriendo.

 

 

Ambos subieron por las escaleras hasta llegar al apartamento de Naruto. En esta ocasión fue el rubio quién, tan pronto cerró la puerta, se abalanzó sobre Sasuke, besándolo de manera apasionada. El moreno ni tardo, ni perezoso, le devolvió el beso como lo que era, el momento que tanto anhelaba. Los labios de ambos chocaban y acariciaban a los contrarios, hasta que Sasuke lamió el labio inferior de Naruto como aviso antes de introducir su lengua en la cavidad bucal ajena. Ambas lenguas danzaban lujuriosas al mismo compás. Naruto sintió el suave empujón que Sasuke me daba mientras tomaba su cintura, y comenzó a retroceder sin interrumpir el beso hasta que se encontró entre Sasuke y la pared.

 

El moreno aprovechó la oportunidad, dirigiendo sus manos al firme trasero del rubio, cargándolo, obligando al menor a rodear la cintura del pelinegro con las piernas. Una de las manos de Sasuke se coló por debajo de la playera de Naruto, acariciando a sus anchas, quemándole la piel a causa del deseo.

 

 

Hasta ese momento Naruto comprendió que jamás se trató del amor, nunca fue un malentendido con cupido. Era algo tan sencillo como el destino. A saber qué había hecho Sasuke todo ese tiempo, y menos aún lo que había hecho Naruto, y realmente poco importaba, porque eso era lo único que necesitaba. El destino lo quería con Sasuke, y lo sabía porque hasta las miradas se sentían diferentes. Y sí. Podría seguir así el resto de su vida, si esa vida la vivía con Sasuke en ella.

Notas finales:

¡Puaj! ¡Qué cursis! Bueno, eso no importa, mientras les guste aunque sea un poquito me doy por bien servida. No se olviden de escuchar la canción: Casualidad o destino - Ha*Ash con Melendi, porque está rebuena.

Los quiero un montón y les mando sus besotes tronados.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).