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El zorro astuto y el lobo feroz. por Eliann

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Notas del capitulo:

Son Drabbles así que algunos cápitulos serán muy cortos por lo tanto tendrán dos partes...

El lobo se encontraba tranquilamente paseando por los bosques oscuros, tenía que monitorear su territorio, diversos lobos estaban invadiendo lo que eran sus tierras y aquello le estaba poniendo de muy mal humor las presas estaban disminuyendo y una sobrepoblación de depredadores en lo que era su zona no le apetecía en lo más mínimo y menos si estos te rechazaban por cambiar de piel.

Así que dejaba huella evidente de que ese lugar le pertenecía y corrían a aquellos lobos que no pertenecían allí, la manada encargada de esa zona y él tenían una especie de alianza, tampoco le apetecía romperla.

A su olfato llego un olor muy particular y se agacho cuando sintió un ataque para que un pequeño zorro diera a rodar contra unos arbustos –Aun eres malo cazando.

 

-Calla lo intento –Se quejó el zorro saliendo de los arbustos – ¿Cómo me notaste?

 

-Debes intentar que no perciban tu aroma –Respondió –Al menos ya no haces tanto ruido.

 

-mh –El zorro se levantó para acercarse al lobo pasando su cola por debajo del cuello del lobo para luego frotar su rostro contra él– pero he mejorado un poco ¿no? –Pregunto –

-Lo has hecho –Contestó para lamer detrás de las orejas del zorro quien complacido se dejaba hacer –

El lobo se echó en el suelo para que al poco rato el zorro le hiciera compañía mostrando su estómago completamente inofensivo, el lobo simplemente comenzó a hacerle mimos al zorro quien muy feliz se dejaba hacer.

 

Cachorro.

 

El zorro caminaba tranquilo por el bosque sabía que nada podría pasarle los otros lobos ya no se le acercaban por tener el olor de Gakupo en todo su cuerpo, estaba muy feliz esta mañana había comido el ciervo que atrapo el lobo, tal vez era un poco de vagancia de su parte al dejar que él se encargara de todo, pero es que desde que se encontraba de pareja del lobo jamás había vuelto a pasar hambre ni en el más gélido de los inviernos.

 

El lobo por instinto se encargaba de proveerle, de que no pasara hambre, de amarle.

 

Los lobos son amantes apasionados y Gakupo era de igual manera, siempre le hacía mimos, le marcaba con su aroma, siempre encargado de él, se sentía bien, sentirse de esa manera, ser amado, cuidado y protegido era algo que te llenaba el pecho y te hacía feliz, pero había algo que podía acabar con todo ese sentimiento el hecho de que él no podía tener cachorros del lobo, serían un extraño mestizaje pero suponiendo de igual forma que por cambiar de piel este no variaría tanto…aun así ambos eran machos, jamás podrían tener cachorros, él no podía concebir un hijo para el lobo y jamás podría.

 

Su burbuja de pensamiento se vio interrumpida y toda la calma del bosque de igual manera se escuchaban unos disparos a lo lejos estaba seguro eran cazadores y aunque debía alejarse de los disparos, un deseo extraño le hizo acercarse al lugar, corría a lo largo del bosque siguiendo el sonido de los disparos y el olor a pólvora impregnada en el aire, para llegar justo al momento en que una loba blanca dejaba a un cachorro escondido en el hueco de un árbol entonces los disparos volvieron a sonar la estaban persiguiendo cazadores gritando; no te libraras monstruo, la loba salió corriendo guiándolos lejos de su cachorro un quejido se escuchó y luego el profundo silencio.

 

Kaito conocía ese silencio vaya que lo hacía bien, se acercó lentamente al cachorro que se encontraba oculto, su pelaje era negro, no había abierto sus ojos aún era demasiado pequeño moriría si lo dejaba allí, se acercó lentamente oliéndolo para que este le gruñera por no ser el olor de su madre, el zorro se sintió más animado era un cachorro demasiado tierno, se acercó acurrucándose a su lado y brindándole de su aroma, haciéndole mimos y el cachorro lentamente se acostumbró al nuevo aroma para luego olfatear su pelaje buscando que comer.

-Lo siento yo no doy leche –murmuro, tomó al cachorro para sacarlo de allí, el pequeño cambio de forma a la de un bebé, era un mistad bestia y por eso buscaban a su madre, el llanto lleno al lugar el cachorro tenía hambre –

No quería dejar al pequeño a pesar de que no podía alimentarlo así que decidió llevarlo consigo a la cueva donde vive con el lobo, el lobo quien se encontraba esperándolo se queda intrigado – ¿y ese cachorro?

 

-Bueno…su madre fue asesinada y no tiene que comer –musitó –sé que morirá no le puedo dar de comer, pero no quiero que lo haga solo.

 

-El lobo hizo una mueca, el rostro triste del zorro no lo podía olvidar, sus orejas estaban gachas y se dedicaba a consolar al pequeño cachorro que lloraba, el lobo soltó un suspiro para luego retirarse del lugar no le gustaba ver triste a su pareja se suponía que debía dedicarse a hacerle feliz –Rayos –Gakupo se había prometido no volver a la aldea humana, pero no podía evitarlo, tenía que hacer algo –

 

Se acercó a una pequeña casa cercana al bosque y cambiando de piel, agarro la ropa que estaba tendida para colocársela cubriendo sus orejas y cola, hizo lo que prometió a su familia muerta no volver a hacer regresar a la aldea humana e hizo lo que no debía de hacer, robo lo que sabía que aquel cachorro necesitaría para poder sobrevivir, cuando los mercaderes se alertaron de esto ya era demasiado tarde el lobo se había internado nuevamente en las profundidades del bosque.

 

Llego a la cueva con una olla llena con agua el zorro le miraba atentamente moverse de un lado al otro hasta poder preparar la fórmula para el cachorro.

 

-Gakupo ¿qué haces? –pregunto llegando a su lado –

 

-Quieres al cachorro ¿no? –Devolvió la pregunta con otra, el zorro asintió –los cachorros necesitan leche…

 

-¿Dónde la conseguiste? –Indago nuevamente el lobo solo se encogió de hombros, el zorro le sonrió lo sabía, sabía que el lobo se había internado en la aldea humana a pesar de que no quería, se acercó a su lado dejando un beso en la mejilla de su pareja –Gracias.

 

El lobo no le respondió simplemente sonrió al ver al zorro más tranquilo mientras le sonreía al cachorro, así que cuando se acababa la leche aun corriendo peligro el lobo regresaba a la aldea humana sin importarle si arriesgaba su vida por ello, el deseaba ver al zorro feliz, de igual manera se había encariñado con el cachorro formando una familia al fin.

 


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