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Te amo y te odio. Colección de drabbles (LynValo) por LynValo

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Notas del capitulo:

Drabble pedido en mi fanpage de FB: https://www.facebook.com/LynValoSTONY/

-Ya no regresó. ¿Le pasará algo? – Natasha les hablaba a todos sus compañeros.

-Tal vez. Stark es impredecible. – Respondía Clint, despreocupadamente bebió de su trago.

-Y si así es, ¿cómo ayudarle? – Dijo Banner. – Yo lo he intentado ayudarle y sólo se cierra en sí mismo.

Se habían encogido de hombros y cambiaron de tema. Todos los ‘Vengadores’ estaban ahí, en una de las reuniones que habían acostumbrado hacer para distraerse amenamente y no estar siempre entre misiones y peligro. Thor, Banner, Natasha, Clint, María, Steve; todos ahí. Steve fue quién no volvió a integrarse a la charla, a él le quedó la inquietud a saber qué le había pasado a Tony, más al notar por primera vez como el resto ya se lo tomaba a la ligera. No es que ellos fueran “malos”, sólo que se habían dado por vencidos a que Stark jamás buscaría apoyo emocional en ninguno de ellos…, de nadie en realidad. Era triste. No se sentía cómodo sabiendo que Tony no estaba bien. Así que sin hacer comentario se echó a caminar por el mismo rumbo al que hace unos minutos había visto partir a Tony. Estaban en la Avenger Tower, así que pediría ayuda a Jarvis para saber exactamente en qué punto estaba el genio.

Llegó hasta una habitación que estaba vacía, pero cuando abrió la puerta ahí estaba Tony; sentado en el suelo y recargado en una de las paredes. La luz estaba encendida y el castaño tenía la cabeza mirando hacía el enorme ventanal que mostraba la ciudad, a su costado tenía una botella y un trago sin terminar. Cuando la puerta fue abierta se giró para ahora mirarle a él.

-¿Qué quieres, Cap? – Le cuestionó como si nada, volviendo su mirada hacia el ventanal.

-¿Estás bien? – Se animó a preguntarle. Cerró la puerta y se acercó a unos pasos de él.

-Sí, es obvio. – Le respondió sin muchos ánimos de hablarle. – ¿Qué quieres? – Le volvió a cuestionar.

-Asegurarme de qué estás bien.

-¿Te mandaron? – Le miró directo a las pupilas. – Dile a Bruce que deje de molestar y que estoy bien. – Quería sonar molesto, fastidiado, pero Steve podía mirar perfectamente en aquellos ojos que se clavaron en los suyos que Tony estaba triste.

-Nadie me mandó. – Se acercó más hasta sentarse a su lado.

-Quiero estar solo.

-¿Por qué?

-Porque sí.

-Si necesitas hablar yo…

-¡Vamos, Steve! – Le interrumpió y adoptó una mueca socarrona. – A ti es quién menos te ha de importar si algo me pasa o si necesito de alguien. – Steve no dejó de mirar los ojos tristísimos que comenzaban a aguadarse más.

-Te equivocas. Al parecer soy el único imbécil que se sigue preocupando por ti. Que te busca a pesar de que todos ya dijeron “oh, no importa, Stark siempre es así”. – Le dijo serio, pero no severo. No estaba molesto, sabía que Tony estaba actuando a la defensiva porque no se muestra jamás débil, menos con él. – Quiero poder ayudarte.

-No puedes. – Desvió la mirada al suelo. Lucía melancólico.

-Tú me importas, Tony. – Le confesó. Así los ojos miel volvieron a mirarle curiosos. – Y ya no soporto el verte así. No es la primera vez que huyes para estar solo con tu amargura. No debe de ser así si tienes quien se preocupa por ti.

-¿Qué quieres que te diga, Steve? – Cedió, queriendo aplacar el nudo en su garganta. – Que a pesar de todo esto y de ser quién soy me siento pésimo. Que recuerdo que no tengo nada de verdadero valor. Que a ojos de todos soy de lo peor a pesar de salvo sus traseros.

-Sabes que eso…

-¡No me digas que no es cierto! ¡Lo es! – Gritó. Sus ojos estaban a punto de desbordar las lágrimas. – Había estado bien, me sentía como nunca. ¿Pero sabes qué fecha es hoy? Hoy es un año más que se cumple de mi maldito secuestro. La experiencia más horrible que he sufrido, no sólo me dejó las cicatrices en la piel, sino que las peores fueron el darme cuenta de que no tengo nada. Y sigo sin tener nada, Steve…, y a cada día en lugar de que vaya siendo menos importante es más y más. No tengo familia, no tengo amigos. ¿Por quién lucho, para qué, por qué? – Recargó la cabeza en la pared, y sin mirarle las primeras lagrimitas rodaron por sus mejillas.

Steve sintió el nudo en la garganta también, apretó los labios y quería tocarle, para que de alguna forma lo sintiera ahí con él pero bien sabía que eso no sería adecuado. Contempló a Tony de perfil; el cómo cerró los parpados y sus pestañas estaban mojadas por las lágrimas que salían con calma de sus ojos. Se sentía terrible al imaginar el sentir entero de Tony. Siempre criticado, juzgado y señalado como algo que no vale la pena, o algo efímero. Se reprochó a sí mismo por todo el tiempo que pensó que Tony era alguien quien no sufría… Recordó lo que leyó del secuestro de Tony, todo lo que padeció, era obvio que todavía le causaba pesadillas, que ese fantasma le perseguía sin dejarle tranquilo. Se sintió peor al haberlo ignorado.

-Tienes amigos Tony…, y nos hemos convertido en una familia. No has dejado de luchar desde entonces, debe ser porque ahí mismo encontraste el por qué, y no sólo por ti. Lo has demostrado; te importan las demás personas. Y tú le importas a otras. No dudes de eso. – Trataba de encontrar las palabras adecuadas para expresárselo, pues era la verdad. – No puedo imaginar lo que fue esa experiencia para ti, sólo sé que si pudiera borrarlo de tu pasado lo haría.

-¿A sí? ¿Por qué? – Una sonrisa ladina y amarga se dibujó en su rostro.

-Porque me importas, ya te lo dije. – Sin importarle ya, llevó su mano derecha cerca del rostro de Tony para limpiar las lágrimas con sus dedos. – Formas parte de lo único que también tengo. Eres parte de mi familia ahora.

Tony se giró a mirarle profundamente, extrañamente dejando que el rubio le limpiase las lágrimas de esa forma cursi. Así se quedaron; uno al dado de otro, ambos recargando sus cabezas en la pared y de costado para mirarse. Y a pesar de que Steve había terminado con las lágrimas dejó su mano cerca para continuar acariciando una de las mejillas con su pulgar. Tony vulnerable y triste provocaba en él el impulso de abrazarle para mostrarle protección. Le importaba, no era mentira. Había comenzado a quererle desde hace mucho, el aprecio seguía ahí, ¿por qué Tony no lo entendía?

-¿Piensas quedarte toda la noche así? – Le cuestionó Tony después de haber soltado un suspiro quedo. En su voz no se teñía la burla ni el sarcasmo, simplemente así tal cual se mostraba en ese instante.

-Si es necesario, sí.

-“Necesario” ¿Por qué piensas que te necesito?

-Porque no me has apartado. – Le respondió empleando la misma voz suave.

Miró a Tony cerrar de nuevo los párpados, pero ahora con un gesto de tranquilidad, sintiendo todavía la pequeña caricia de su pulgar en la mejilla. Se pegó más a su cuerpo y entonces finalmente le rodeo con sus brazos. Ahora Steve cerró los ojos cuando el castaño recargaba su frente en uno de sus hombros entregándose a la muestra de afecto.

-¿No vas a besarme también? – Escuchó y su corazón dio un vuelco. Agradeció que Tony tuviese su rostros enterrado en su hombros para no verle seguro ruborizarse, más porque de nuevo no había sarcasmo en el tono de voz, quizá sólo un poco de travesura. Entonces Tony elevó el rostro ante su pausa, y seguramente también ante el retumbar de su pecho que debió de haber sentido. – Lo necesito. – Le dijo en un susurro.

Steve había dejado en claro que haría lo necesario, y ahí estaba Tony diciéndole otra cosa que necesitaba. Entonces le besó, pero no sólo por aquello, sino porque Steve también lo anheló. Con lentitud agachó unos cuantos centímetros su rostro para poder pegar sus labios contra los ajenos. Casto y suave. Los brazos de Stark le abrazaron también, tomándole por la espalda al mismo tiempo que acoplaban de mejor manera los labios para reanudar un mejor beso.

Entre suspiros y latidos alocados continuaron con la caricia entre labios. El beso que terminó de aliviar el corazón de Tony.

 

 


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