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El ingrediente secreto por elenaa

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Notas del fanfic:

Este One shot es parte del #RetoLiterario del grupo de face:

https://www.facebook.com/groups/824144584299407/

Es un sasunaru, espero que sea de su agrado.

Mis palabras fueron caballo, arroz y mangú.

Todos los personajes pertenecen a Kishimoto

Existen momentos importantes en la vida, que indiscutiblemente se convierten en parte fundamental de esta.

Naruto Namikaze encontró su momento a su no tan corta edad de 12 años. Cuando vio a escondidas un capítulo de Iron Chef America en la cocina de la finca donde trabajaba su papá.

Aquel día se habia levantado sin mucho interés, debido a que la noche anterior Minato su papá le habia informado que por la mañana lo llevaría a su trabajo para que lo ayudara a bañar a los caballos, un trabajo nada tentador ni divertido para un niño de 12 años.

Así que en el primer momento en que su papá se distrajo, él aprovecho la oportunidad y se escapó de los establos. Camino guiado por su curiosidad hasta llegar a la cocina de la casa principal de la finca.

En donde la cocinera disfrutaba de su tiempo libre viendo dicho programa culinario.

Y en el instante en que vio a los chefs, moviéndose por todo el coliseo de cocina, cortando, fileteando y salteando con gran maestría y destreza supo que aquello era lo suyo.

Naturalmente después de que el programa terminara tuvo que regresar a los establos y ayudar a su papá a bañar caballo tras caballo. Sin embargo en aquel momento aquella acción no le molesto en lo más mínimo. Lo único que ocupaba su pensamiento era la idea de llegar a su casa cuanto antes para pedirle a Kushina su mamá, que lo dejara ayudarla a preparar la cena.

 

 

La cocina habia formado parte fundamental de su vida desde su más temprana edad, a su corta edad de 5 años mientras veía atento a su mamá Mikoto cocinar, supo que quería ser igual a ella, un Chef, con el paso del tiempo decidió que sería aún mejor que ella.

Sin embargo a pesar de sus esfuerzos por superar la cocina de su mamá aun le faltaba algo, los platillos que preparaba eran innegablemente deliciosos, todo aquel que los degustaba quedaba cautivado con su sabor, pero  siempre terminaban eclipsados por los de su mamá, cuyos platillos aparte de ser deliciosos tenían algo que a pesar de todos los años que llevaba cocinando y viendo cocinar a Mikoto nunca habia descubierto que era.

Una vez cuando tenía 10 años, decidió preguntarle a su mamá como lograba que la comida tuviera ese otro sabor que no lograba identificar.

Pero Mikoto lo miro curiosa, antes de dedicarle una radiante sonrisa y susurrarle al oído—Es un secreto, cuando seas más grande lo descubrirás por ti mismo—

 

Aun le faltaban dos horas de vuelo y Naruto no cabía de la emoción, a solo unas cuantas horas estaría en Inglaterra, se sentía exultante y talvez un poquito nervioso.

Cuando habia dejado el colegio culinario en estados unidos para cambiarse al de Canadá no habia sentido nervios en lo absoluto, Gaara su mejor amigo habia estado a su lado, pero estar en otro país no era lo mismo que ir a otro continente.

Ahora Gaara también se encontraba junto a él, pero el panorama era muy distinto, una nueva forma de cocina estaba a punto de abrirse ante sus ojos.

—Gaara despierta, estoy aburrido, hablemos un rato— dijo Naruto mientras movía a su pelirrojo amigo de un lado a otro.

—Naruto, deja dormir— dijo Gaara con voz tenue, sin abrir los ojos.

Para cuando el avión aterrizo y pisaron suelo londinense rápidamente se trasladaron al apartamento en donde vivirían todo un año.

—wouuu, Gaara la decoración es muy similar a la del departamento de Canadá— soltó el rubio, mientras pasaba su vista por todo el lugar.

—Creí que estaría bien que se pareciera, así no extrañaríamos Canadá—

—Fue un gran detalle, pero sabes creo que extrañare más Tennessee, ahora nos divide todo un océano de casa—

—Animo Naruto, cuando termine el año, antes de ir a Canadá iremos. Pero qué te parece si mejor vamos a hacer un poco de turismo—

—Bueno, tu haces turismo y yo veo que empleo puedo conseguir—

—Sigues con esa idea, ya te dije que la renta del departamento va por mi cuenta—

—Gaara, no puedo aceptar que todo el gasto corra por tu cuenta, mínimo voy a aportar algo—

—Cómo eres necio, pero en fin has lo que quieras—

Naruto sonrió ampliamente y dijo—Vamos no te enojes, salgamos a comprar un poco de comida, te prepare tu platillo favorito—

—Albóndigas de arroz— repitió el pelirrojo ilusionado.

—Sí, albóndigas de arroz—

 

 

Su último año en él Le Cordon Blue habia empezado y su mamá habia sido invitada a darles una clase de demostración a los de tercer año y aunque el habia evitado toparse con ella, esta lo habia encontrado y casi jalado a donde impartiría la clase muestra.

Cuando entro obligado a las cocinas, lo primero que vio fue al chef Kakashi, antes de fijarse en los demás aspirantes a chefs, notando que el programa de intercambio estaba a todo lo que daba ese año, ya que solo habia reconocido a tres estudiantes, Hinata Hyuga la prima de su compañero de curso Neji, Shikamaru Nara un joven en quien habia notado un poco de potencial, y Sakura Haruno su pesadilla personal.

Fuera de esos tres todos los chicos que veía le eran desconocidos y poca cosa.

 

—Hola a todos, yo soy la Chef Mikoto Uchiha, dueña y chef principal del Uchiha bistró aquí en Londres y dueña del le Sorcier en Francia. Hoy me gustaría enseñarles a preparar, Ravioli de ricotta, espinacas y salmón con yema de huevo—

La Uchiha se puso en marcha a preparar y explicar paso a paso el platillo, dando consejos basados en su propia experiencia e interactuando lo más que podia con los alumnos. Todo bajo la atenta mirada de Sasuke quien pensaba que su mamá habia escogido un platillo muy simple de realizar, y su presencia ahí era una pérdida de tiempo.

Afortunadamente cuando se dio cuenta los 11 estudiantes habían finalizado sus platillos.

Sin embargo desde donde estaba podia ver el rostro de Sakura, quien lo miraba deseosa de que él probara su platillo y definitivamente no quería hacerlo.

No se pudo librar de probar el platillo de Sakura, ganándose una sensación de desazón e insipidez, ya que el platillo de la chica carecía de sabor.

—Buena ejecución, pero carece completamente de sabor, esta insípido— dijo Sasuke, lo más Cortez que pudo, por la presencia de su madre.

El rostro de Sakura se llenó de vergüenza, pero su semblante cambio cuando vio que el siguiente platillo que el Uchiha probaría era el del rubio gringo, ya que pensaba que el platillo del gringo tampoco satisface ría los altos estándares de Sasuke.

El Uchiha miro sin mucho entusiasmo el platillo que estaba ante él, a simple vista el platillo se veía bien, el chef hasta habia tenido la sutileza de freír un poco de albaca para acompañar a los ravioles, algo que nadie más habia hecho.

Tomo el cuchillo y tenedor, para con ninguna expectativa cortar el ravioli. Dio un limpio corte y la yema se desplazó, como un hermoso liquido dorado cubriendo el ravioli y mezclándose con el queso parmesano. «Al menos en ejecución está bien» pensó, antes de dar un bocado y llevarse otro chasco.

No obstante apenas el pedazo de ravioli estuvo en contacto con su lengua, todas sus papilas gustativas se dispararon, la cocción de la pasta era perfecta y el sabor del salmón se fusionaba a la perfección con las espinacas, la yema de huevo y el queso ricotta, creando una armonía sublime. Sus ojos se abrieron muy ampliamente y rápidamente busco el rostro del joven que habia preparado el platillo que degustaba.

Permitiéndose prestar detenida atención en el chico rubio que estaba frente a él.

Los negros ojos inspeccionaron minuciosamente al rubio, y por más que Sasuke intento descubrir algo especial en aquel chico, para haber preparado aquel platillo tan magnifico. No lo encontró el joven ante él era un simple rubio de ojos muy azules.

Y a pesar de no encontrar nada extraordinario en aquel chico, no podia evitar negar que al igual que en la comida de su madre habia algo, un sabor que no podia descifrar y que lo invitaba a querer más que un simple bocado.

Aunque todos sus sentidos le pedían a gritos que comiera un poco más de esa exquisita comida, su orgullo se lo impidió, porque «como era posible que aquel rubio sin nada extraordinario, fuera capaz de tener un nivel de cocina tan similar al de su madre y superior al suyo propio» pensó con envidia y amargura.

—Está bien, buena ejecución y sabor—dijo escuetamente mientras alejaba el plato y deseaba salir de ahí lo más rápido posible. Notado como el alumno que habia cocinado el platillo, lo miraba incrédulo.

 

 

Después de que todos los platillos fueron degustados, Naruto al igual que sus demás compañeros se pusieron a limpiar sus estaciones, y antes de que se comiera los ravioles que le habían sobrado, Gaara llego y empezó a devorarlos.

—Ese amargado que probó tu platillo debe de tener las papilas gustativas dañadas, esto está exquisito, no solo bien— dijo el pelirrojo.

—Sasuke no es un amargado, si él dijo que el platillo estaba solo bien era porque esa es la calificación que se merecía— dijo Sakura metiéndose en la conversación de Naruto y Gaara.

—Estas defendiendo a quien dijo que no tu platillo estaba insípido— dijo Gaara.

Y Sakura ya no pudo objetar nada, así que se quedó callada mientras miraba con mala cara al pelirrojo.

El pequeño alboroto de Gaara y Sakura habia llamado la atención de los demás alumnos, quienes se acercaron y llenos de curiosidad también probaron un poco de los ravioles de Naruto.

— ¡Esta Increíble!— dijeron al unísono los mellizos franceses Ino y Deidara Yamanaka.

—Haber— dijo Rock Lee, quien también le dio un pedazo a su compañera de nacionalidad Tenten.

—Esto está muy delicioso— dijeron ambos chinos después de degustar el platillo.

Haciendo que Sai y Kiba ambos Japoneses se acercaran a probar, quedando igual de encantados con los ravioles, dándoles también a probar a Hinata y Shikamaru.

 

 

Sus clases transcurrían normal, pero por todo el colegio los chefs docentes, no dejaban de elogiar la cocina de Naruto Namikaze el rubio que habia cocinado los ravioles que aunque le costara admitir le habían encantado.

Se le hacía casi increíble que un estudiante de intercambio pudiera tener tanto potencial, casi igual al de su madre que tenía dos restaurantes con tres estrellas Michelín cada uno.

Casi siempre veía al rubio por los pasillos con un pelirrojo, y aunque una parte de él quería preguntarle por aquel ingrediente secreto que creía que usaba, su orgullo se lo impedía.

 

 

En el corto tiempo que llevaba de vivir en Londres, se habia vuelto muy amigo de todos sus compañeros a excepción de Sakura, salía de vez en cuando con ellos pero no tanto como le gustaría ya que por las tardes trabajaba de lava platos en un pequeño pero concurrido restaurante y no podia darse el lujo de gastar dinero que no tenía ni de depender de Gaara.

Para Naruto su pelirrojo amigo ya habia hecho suficiente por él consiguiéndole la beca con la que estudiaban en Canadá y ahora en Londres de intercambio.

Un día particularmente frio de octubre, salió del trabajo listo para irse a su departamento, cuando vio pasar al otro lado de la acera a Uchiha Sasuke, el cabron alumno un año más grande que él que le habia restado sabor a su platillo de ravioles.

—Oye, Sasuke verdad— dijo una vez que cruzo la calle y alcanzo al azabache.

— ¿Tú eres?—

—No, hagas como si no nos conociéramos, estudiamos en el mismo colegio culinario—

—No recuerdo haberte visto—

—Probaste mis raviolis el primer día de clases—

—No lo recuerdo—

— ¿Cuál es tu problema? —

— ¿Cuál es el tuyo, me abordas por la calle y ni nos conocemos? —

—Somos compañeros, además yo solo quería preguntarte, porque le restantes sabor a mis ravioles, si estaban perfectos y deliciosos—

—Ah, tu eres el de los ravioles, te lo dije ese día, estaban bien— dijo Sasuke, como si recién se acordara del rostro de Naruto y restándole importancia al hecho de que todavía se acordaba del sabor de los ravioles del rubio.

Dándose cuenta que Sasuke no tenía ni la más mínima intención de reconocer lo delicioso de su patillo, Naruto hiso una leve mueca y dijo—Olvídalo, talvez un día pruebe un platillo tuyo y aunque este delicioso diré, estuvo solo bien—

 

 

Los siguientes días, cada que Sasuke se encontraba a Naruto sus miradas se cruzaban y entre ellos refulgían destellos de reto y rivalidad.

Y aquellos destello se hubieran quedado en la nada, si Mikoto no hubiera ido a dar otra clase y probado la comida de Naruto.

Su madre casi no le pedía que fuera a su restaurante, pero era libre de ir cuando él quisiera, ese sábado a primera hora lo habia despertado, solo para decirle que le gustaría mucho que se diera una vuelta por este durante el servicio de la cena.

Al llegar la noche, entro al Uchiha bistró, solo para encontrarse en la cocina a Naruto Namikaze.

—Querido llegaste, genial tú y  Naru se encargaran de las entradas hoy— dijo Mikoto al mismo tiempo en que abrazaba a su hijo.

—Entradas, me encargare de las entradas—dijo Sasuke con cara de fastidio.

—por hoy si querido, cuida de Naru vale— dijo Mikoto con una sonrisa.

No sabía si sentirse indignado o humillado, su madre lo habia dejado a cargo de las entradas y con el rubio.

Sorprendentemente, el rubio no fue el inútil que espero, era mejor de lo que había esperado, sus movimientos se coordinaban a la perfección, las palabras eran mínimas entre ellos, su cocina y movimiento hablaban por ellos.

Dos semanas después de ese incidente, le habia pedido al chef Kakashi una cocina del colegio, podría haber ido a cocinar a su casa, pero estaba en proceso creativo y no le gustaba enseñare platillos nuevos a su madre hasta que estos estuvieran perfectamente pulidos.

Estaba empezando hacer su platillo de curry, cuando una voz lo saco de su concentración.

—Esas trufas de chocolate se ven muy bien, ¿tú las hiciste? ¿Puedo probar una?—  dijo Naruto sin dejar de ver las trufas que se encontraban frente a él—

—No, puedes—soltó Sasuke secamente, mientras continuaba con lo suyo.

—Vamos, Sasuke no seas amargado déjame probar una—

—Ya te dije que no—

—Amargado—dijo Naruto mientras se recargaba en un cómodo lugar para ver cocinar al Uchiha, para luego decir—Cocinas curry he, pero que tipo de curry—

—Sigues aquí, ¿porque estás aquí?—inquirió Sasuke sin dejar de picar los ingredientes para su curry.

—Le pedí prestada una cocina a Kakashi, estas cocinas están mejor equipadas que la de mi departamento, pero creo que mejor te veré cocinar a ti—

«Maldito Kakashi» pensó Sasuke, antes de mirar a Naruto y darse cuenta, que el rubio estaba a punto de tomar una de sus trufas.

—Suelta esa trufa de chocolate Naruto—

La mirada del rubio paso de la trufa a Sasuke.

—No te atrevas— dijo Sasuke.

Al final Naruto decidió arriesgarse y comerse la trufa de un bocado.

—Oye está muy rica, le pusiste licor de café verdad, pero le falta algo—

En cuanto Naruto dijo le falta algo. Sasuke lo miro curioso.

— ¿Que le hace falta? —pregunto.

—No lo sé, esta deliciosa pero no puedo dejar de sentir que le falta algo, creo que probare otra para estar seguro—

—Ni lo pienses— dijo Sasuke al mismo tiempo en que alejaba las trufas de Naruto.

Después de eso Sasuke se dedicó a cocinar con las palabras de Naruto resonando en su mente, le faltaba algo a su comida siempre habia sido consciente de ello, solo que aún no lograba descifrar que era, no lograba descubrir el ingrediente secreto que usaba su mamá y aquel rubio.

Cuando su curry estuvo listo, probo un poco, no sintiéndose conforme con el resultado. El curry estaba delicioso, pero aún le faltaba algo.

—Puedo probar— dijo Naruto dejándose inundar por los olores que desprendí el platillo de curry.

—Ya que— soltó Sasuke mientras, servía un plato de curry para el rubio.

—Esta delicioso— le dijo Naruto con una sonrisa.

—Pero le falta algo verdad— añadió Sasuke pensativo.

—Si— susurro Naruto casi imperceptible.

— ¿Cuál es tu ingrediente secreto Naruto, que le pones a la comida, que hace que uno quiera probar más y más de ella?

—Aja sabía que te habían encantado mis raviolis. Pero ingrediente secreto, yo no uso ningún ingrediente secreto, cocino con lo que tengo a la mano, uso las especies comunes, sal, pimienta, ajo a veces le doy giros a los platillos, pero no creo tener algún ingrediente secreto. A memos que— dijo Naruto confundido.

—A menos que— repitió Sasuke.

—Bueno es que siempre que cocino algo lo hago pensando en que quiero que aquella persona que pruebe mi comida quede con una sonrisa de satisfacción, creo que puede decirse que cocino con amor—

—Supongo que tendré que experimentar más con el platillo— dijo Sasuke ignorando las palabras dichas por el rubio.

—Oye no me tomes al loco—

—Entonces responde seriamente—

—Mejor dame otra de esas trufas— soltó Naruto fingiendo un poco de molestia.

—Ten tómalas todas— dijo Sasuke dándole a Naruto el plato donde estaban las trufas, antes de ponerse a recoger y limpiar los utensilios que uso.

—Ten come tú también una— dijo Naruto al mismo tiempo en que tomaba una trufa y se la metía a Sasuke en la boca con una radiante sonrisa, que sonrojo levemente al azabache.

 

 

Mikoto Uchiha era una chef y persona magnifica, le encantaba que lo invitara a la cocina de su restaurante trabajar mano a mano. Verla preparar con sumo detalle y cuidado cada platillo le resultaba majestuoso.

A veces la chef también invitaba a Gaara, le gustaba mucho cocinar al lado de su mejor a migo, pero habia empezado a notar que habia otra persona aparte de su pelirrojo amigo con el que también le gustaba compartir la cocina.

Y cada vez que Mikoto lo invitaba a cocinar a su restaurante se descubría ansioso en espera de que Sasuke apareciera y cocinaran juntos. Aunque este casi no se aparecía.

El último día antes de salir de vacaciones de navidad, habia decidido usar las cocinas del colegio, tenía pensado hacer dos platillos que llevaran plátano.

Planeaba preparar Mofongo de cangrejo y camarón y Mangú sobre una cama de arroz de jazmín.

Cuando estaba colocando el mangú sobre el arroz, el ruido de alguien entrando llamo su atención.

— ¿Que cocinas? — pregunto Sasuke, oliendo disimuladamente el aroma de la comida del rubio.

—Acércate mejor a ver—

—Mangú y Mofongo, interesante— dijo el azabache, deseoso de probar los platillos que estaban ante él.

—Toma, pruébalos— le dijo Naruto pasándole unos cubiertos.

Y al igual que la primera vez que comió los ravioles Sasuke pudo disfrutar de magníficos sabores, que lo hacían querer probar más.

—Están exquisitos— dijo apenas audible.

—Por dios, creo que no escuche bien, me pareció oír que dijiste que estaban exquisitos, creo que estoy soñado— soltó Naruto bromeando.

—Jajajajaja que gracioso— dijo Sasuke con molestia fingida.

—Vas a ir al retiro de una semana en los hoteles de la familia de los Hyuga—dijo Naruto como quien no quiere la cosa.

—Sí, tú iras— dijo Sasuke antes de probar nuevamente el mangú.

—Puede, aun no lo he decidido—

—Vas a ir con tu amigo pelirrojo—

—Amigo pelirrojo, ha te refieres a Gaara, voy a todos lados con el, somos amigos desde que tenía 13 años—

—Ha ya, bueno te dejo, es algo tarde, limpia bien todo—dijo Sasuke al mismo tiempo en que hacia un leve ademan de despedida y se retiraba.

Después de lo dicho la noche anterior por Naruto, Sasuke no habia sabido porque pero no le habían quedado muchas ganas pasar una semana en el hotel spa de la familia de su compañero que cada año ofrecían sus servicios a los estudiantes de gastronomía.

Sin embargo cuando se dio cuenta ya estaba parado frente a este con una gran maleta en su mano derecha.

Para su mala suerte cuando bajo a la recepción a caminar un poco, no porque quisiera ver si el rubio llegaba al hotel, Sakura lo encontró.

Y ya que habia dejado muy claro en la recepción que no le dijeran a nadie el número de su habitación, tuvo que soportar a Sakura un tiempo para escabullirse de ella y que la chica no lo siguiera a su habitación.

Una vez que logro librarse de la chica y se dirigía a su habitación vio a Naruto pasar con el Pelirrojo, camino a la alberca techada, y sin saber porque soltó una mueca de desagrado.

A la hora de la cena sus compañeros de curso lo llamaron para que bajara a cenar con ellos, pero no queriendo, toparse a Sakura ni al pelirrojo de nuevo, prefirió pedir mejor servido a la habitación.

Termino de cenar rápido por lo que decidió relajarse un rato en uno de los jacuzzi, pensando en que todos se encontrarían cenando.

No obstante en cuanto entro en el agua de esta salió una figura que reconoció al instante.

—Naruto—

—Hola, que haces aquí, porque no estas cenando como todos— dijo el rubio.

—Ya cene, vine a relajarme—

—Supongo que has de estar muy agotado por haber estado con Sakura colgada de tu brazo toda la mañana, bueno en ese caso te dejo solo— dijo Naruto al mismo tiempo en que se disponía a salir del jacuzzi.

—No espera, quédate un momento— dijo Sasuke sujetando el brazo del rubio.

Naruto no dijo nada y solo se sentó al lado de Sasuke en silencio dejando al agua caliente relajar todos sus músculos.

De un momento para otro Sasuke empezó a sentir mucho calor y no por el agua caliente del Jacuzzi en el que se encontraba. Podia sentir que sus mejillas estaban rojas y escuchar claramente los propios latidos de su corazón.

Una ligera neblina de calor lo cubría a él y a Naruto. Y sin pensarlo mucho se acercó a los labios del rubio para besarlos muy profundamente.

Para su fortuna Naruto no se apartó y correspondió a su beso aferrándose a su espalda, por lo que él lo imito y lo abrazo con intensidad, probando los dulces labios del rubio, que le sabían aún más deliciosos que los Ravioles, el Mangú y Mofongo juntos.

A partir de ese momento, inicio una relación con el rubio, que le encantaba tener.

Durante todas las vacaciones se la paso hiendo a recoger a Naruto del restaurante donde trabajaba para llevarlo al departamento que este compartía con Gaara.

Y aunque no le habia gustado para nada que su ahora novio viviera con el pelirrojo, después de convivir un poco con Gaara se dio cuenta que entre Naruto y Gaara no había nada más que una muy buena amistad de años. Pues el pelirrojo era el hijo del dueño de la hacienda en donde trabajaba el papá de Naruto.

—Que preparas— dijo Mikoto entrando en la cocina, debido a que el dulce aroma del chocolate la habia llamado.

—Trufas de chocolate con licor de café—

—Trufas—repitió Mikoto.

—Sí, son para Naruto, le gustan mucho así que le estoy preparando un poco—

— ¿Puedo probar una?—

—Claro—

Mikoto tomo una trufa y la miro curiosa antes de probarla. Cuando termino de comer la trufa, en el rostro de Mikoto se formó una radiante sonrisa.

—Esta exquisita—

— ¿De verdad piensas eso? —

—Por supuesto, esta sublime, no le hace falta nada— le dijo Mikoto a Sasuke antes de acariciar cariñosamente su cabello y salir de la cocina aun con una sonrisa, pensando que su hijo por fin se habia enamorado.

No podia creer como el sabor de su cocina habia cambiado tan radicalmente desde que estaba con Naruto ya que desde que estaba con el rubio y cocinaba para este su cocina era aún más rica que antes. Ya no sentía que le faltaba algo a sus platillos, estos eran igual de sublimes como los de su mamá y Naruto.

 

 

A dos meses de que su año de intercambio acabara, Naruto no podia dejar de pensar en que no quería irse de Londres y dejar a Sasuke.

Por lo que sin que Naruto se diera cuenta el pelirrojo organizo todo para que pudieran estudiar su último año también en Londres. Debido a que el habia visto lo feliz que era su mejor amigo con el inglés medio amargado.

 

Gaara aprovecho para contarle lo que habia hecho a su rubio amigo, en una fiesta que organizo en su departamento, con todos sus nuevos amigos presentes.

Naruto no cabía de la emoción y Sasuke lo veía casi con ganas de darle un abrazo.

—Por favor no me abrases— le dijo Gaara a Sasuke, causando la risa de todos los presentes.

 

Cuando el curso por fin finalizo, Gaara y Naruto volvieron a Estados unidos a ver a sus familias, Sasuke quiso acompañarlos, pero Naruto le dijo que mejor no, ya que solo estarían pocos días y regresarían casi en seguida. Por lo que no muy contento solo acompaño al rubio y pelirrojo al aeropuerto.

Después de que el vuelo de estos despegara, fue al restaurante de su mamá en donde encontró a Mikoto revisando unos documentos.

La Uchiha le sonrió y juntos salieron a tomarse un café en un pequeño local al aire libre.

—Extrañare a Naruto y a Gaara, era lindo tenerlos el fin de semana en el restaurant— dijo Mikoto antes de darle un sorbo a su café.

—No estarán muchos días en Tennessee, regresaran pronto—

—Eso, espero, me encariñe con ellos—

—Ya sé cuál es tu ingrediente secreto, tarde en descubrirlo pero al fin lo entendí— soltó Sasuke de la nada.

— ¿Y cuál es? —pregunto Mikoto curiosa.

—El amor— respondio Sasuke con una sonrisa, pensando en Naruto.

 

 

Dos semanas después de haber ido a su casa y de contarles a sus papas de su relación con Sasuke. Naruto regreso a Londres a acompañado de Gaara.

Y a diferencia de la primera vez que habia llegado a aquel país extranjero donde nadie lo estaba esperando en esta ocasión se encontraba un azabache con una caja de trufas de chocolate, esperándolo con una sonrisa que solo le dedicaba a él.

                                           fin

Notas finales:

Espero que les haya gusatado


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