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Cuando sea digno de ti por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Naruto no es mío

Notas del capitulo:

Espero que les guste...

“Testamento del difunto Hashirama Senju” comenzó a leer el letrado frente a la familia y socios del muerto. Butsuma Senju iba muy formal, completamente de negro, al igual que su esposa. Sus hijos tenían puestos ternos de la más alta calidad, también negros. A pesar de toda la formalidad, ninguno de ellos parecía venir de un funeral, menos del funeral de un familiar tan cercano. El que parecía más afectado por la muerte era el amigo y socio de la víctima, Sasuke Sarutobi.

“Malditos desgraciados” murmuró, observando con especial antipatía al padre de su mejor amigo. Sabía que tenían algo que ver con su muerte, Hashirama le había advertido miles de veces acerca de la avaricia de esos cinco. Los Senju eran dueños de una gran empresa pesquera, pero hace poco sufrieron una gran pérdida por la sobreexplotación del mar. Por suerte para ellos, alguien con una exitosa y reciente compañía les prestó algo. Sí, Hashirama, a quién habían desheredado y echado sin un penique, fue su salvación. Además sabía que…

“Mi último deseo y testamento es dejarle mis acciones en la empresa Konoha, además de todo mi dinero y propiedades a mi hijo por nacer” esto sorprendió a todos, incluso al Sarutobi. No tenía ni idea de que su amigo estuviera esperando un hijo. Las caras de los otros estaban desencajadas. Todo ese trabajo para poner las manos sobre el dinero de Hashirama y ¿se lo iba a quedar un niño que ni siquiera había salido del vientre? ¡No era justo! “Con su madre como tutor y mi socio y amigo Sasuke como alba sea de la herencia, estimo que le sea entregado control absoluto de esta cuando cumpla la mayoría de edad”

“Espere, no sabemos quién…”

“Además, estimo que si mi hijo no puede recibir su herencia, entonces esta vaya al fondo de investigación para la cura del cáncer” el hombre leyó unas cuantas líneas más y se marchó, dejando a la familia y todos los demás presentes impresionados. Ninguno sabía que existía un bebé. Ahora…

“¿Cómo…?” se preguntaba Butsuma mientras su conmocionada pero igualmente codiciosa esposa se ponía una mano en el pecho, tratando de no pensar en el niño que iba a quitarles la herencia que tanto habían trabajado por tener o en su anónima madre. Su marido la miró como culpándola de todo, aunque ella tampoco tenía forma de saber. Demonios, nadie había visto nunca a Hashirama con ninguna mujer o… Sasuke eligió ese momento para retirarse.

“Hashirama…” sacó de su billetera el último objeto que recibió de su amigo antes de que el coche de este se empotrara sin ninguna explicación contra una pared de ladrillos, que cayó aplastándolo. La miró con detenimiento, era una tarjeta de visita común y corriente. Tenía un nombre, un logo… un momento, ese no era un logo. Era… “Al muelle, por favor”

“Sí, Sarutobi-sama” respondió el conductor, arrancando el lujoso auto en el que había venido directo desde el funeral. El empresario miró su reloj, preguntándose si todavía quedaba tiempo antes de que los Senju se dieran cuenta de que iba buscando a alguien. “¿Quiere que salga a…?”

“No te preocupes, ya me encargo yo” recorrió las estrechas calles mal asfaltadas, llenas de casas pequeñas y empobrecidas de los pescadores con el papel en la mano, buscando una. “A ver, si no me equivoco, la dirección es de esta calle…” siguió con su camino. “Sí, es esta” tocó la puerta. “Espero no equivocarme”

“¿Sí? ¿Qué desea?” un joven casi de su misma edad le abrió la puerta. Tenía cara de haber llorado y sólo se asomaba parcialmente por la puerta.

“¿Es suya esta tarjeta de visita?” se la enseñó y el otro le abrió la puerta completamente, haciéndole una seña para que entrara. Una vez estuvo dentro pudo echarle un buen vistazo a la persona. Era un chico musculoso con ropas raídas y holgadas. Su largo cabello negro colgaba por encima de una bufanda roja. Su estómago estaba abultado, como si… “¿Puedo?” el dueño de la casa se retiró un poco, poniendo las manos en su vientre. “No le voy a hacer nada”

“Yo… bien” Sasuke lo tocó y confirmó que después de todo había algo ahí, algo vivo y real. “Eh… es cierto que…”

“Hashirama murió” afirmó el Sarutobi. No quería causarle inconvenientes en su frágil estado, pero tampoco serviría de nada ocultar la verdad o disfrazarla. Aparte tenía que hacer otras cosas para confirmar que no fuera una trampa. “Pero los dejó bien asegurados. Si vienes conmigo para hacerte algunas pruebas.”

“No quiero irme, esta es mi casa”

“Escucha tú…”

“Madara”

“¿Ehhh?”

“Mi nombre es Madara” dijo el chico, cansado que le diera tú. “Y no voy a irme de mi casa sólo porque alguien me lo ordena. No lo hice cuando ese Senju idiota me lo pidió de todas las maneras posible y no…”

“Mira, engreído” Sasuke cerró la mano alrededor de su muñeca, haciéndole poner una mueca de dolor. “No tengo tiempo para estas cosas. Nos vamos y es la última palabra” logró arrastrarlo hasta la puerta de la pequeña casa, cuidándose de evitar que chocara accidentalmente con algo. El pelinegro seguía debatiéndose, pero no importaba. Ya tendría tiempo de tratar con él en el auto. “Vamos”

“Pero no quiero… ¡Suéltame!” finalmente el cansado empresario se las arregló para meter al pescador en el coche. Tras una rápida orden al chofer de que los llevara a uno de los edificios de su empresa, se volteó furioso hacia el menor. “¡Déjame ir! ¡Esto es secuestro!”

“¡¿Qué no entiendes tu situación?!” explotó el otro. Había guardado demasiado estrés desde la muerte de su amigo y ese fastidioso sólo ayudaba a incrementarlo. “¡La familia Senju al pleno y todo su poder están detrás de ti ahora! ¡Quieren a ese bebé!” las manos del pelinegro volaron hasta su vientre, donde lo sujetaron protectoramente. “Hashirama está muerto… ¡y yo no soy tan paciente como él! ¡Pero no queda de otra más que aguantarnos hasta que nos hayamos librado de ellos! ¡¿Entendiste?!”

“¿Por qué estarían detrás de mi bebé? Nosotros… no tenemos nada más que… desde que Hashirama murió…”

“¿No pensaste realmente que Hashirama te dejaría desamparado, verdad?” preguntó Sasuke apretando los dientes. “Para tu información, tu hijo es el flamante heredero de todos sus bienes, incluso de una sustanciosa parte de la corporación Senju, una de las más importantes compañías pesqueras del país, y de la mía propia, un bionegocio que genera millones al año” los ojos de Madara se abrieron. “Tú también tienes tu vida prácticamente arreglada… y por eso quieren deshacerse de ustedes.”

“Deben de tener de…”

“Para alguien tan avaricioso como ellos nunca hay nada de sobra” apretó las manos. “Lo que le pasó a tu novio… estoy seguro de que no fue un accidente. Ellos… habrán conseguido que alguien cortara los tubos del freno o algo así” bajó la cabeza un poco. “Es… es difícil saberlo, pero… ellos lo hicieron, estoy seguro.”

“Dios” miró su barriguita. “¿En qué nos hemos metido, Izana-chan?”

“¿Izana?”

“Sí, es su nombre, se llamará Izana” lo acarició suavemente. “Si es que llega a nacer, claro. He aprendido con Hashirama que cuando un Senju quiere algo usualmente lo consigue” suspiró, alejando sus manos de su vientre. “Supongo que tú también serás así” se volteó hacia su acompañante. “¿Qué vas a hacer con nosotros ahora?”

“Por ahora los llevaré a una de mis empresas para que le hagan un chequeo al bebé. Quiero estar seguro de que está sano y de que no tiene enfermedades genéticas” aparte de otras cosas, añadió en su mente. “Luego te llevaré a un sitio cómodo para que pases el resto del embarazo. Esconderte es la mejor de las opciones ahora.”

“¿Y mis cosas?”

“Te compraré nuevas”

“No quiero, tengo cosas personales ahí” le puso mala cara, cruzándose de brazos. Sasuke simplemente se encogió de hombros, no pensaba volver a ese lugar. Sería como disparar una bengala para avisarle a los Senju que estaba metido en eso. “¿Y mi hermano?”

“¿Tienes uno?” se sorprendió el Sarutobi. “Podrás llamarlo de un teléfono público, ahora lo más importante es alejarte de aquí.”

“Está bien” Madara pasó una mano por su vientre. Sintió una patada en el costado. Recordó que a Hashirama le encantaba poner la mano ahí para sentir moverse a su hijo… el tiempo que duró con ellos. Le sorprendía mucho cómo habían cambiado las cosas, sólo hace unos meses la simple mención de su nombre lo hacía tiritar de miedo y odio.

-En el pueblo-

“Conque aquí es donde vive… la madre de mi nieto” Butsuma entró acompañado por su hijo Tobirama, viendo su alrededor como si todo estuviera muy por debajo de su nivel. “Hashirama pudo haberlo hecho mejor… pudo haber estado con una buena chica en vez de dejarse enredar por alguien de esta pocilga.”

“Creo que no es una chica” comentó el albino, cogiendo algo de la repisa. Lo abrió en la primera página. “Mira” al parecer era un álbum de fotos. Y la primera era… “No parece muy feliz de estar con él” el padre también admiró la foto. Había un gran contraste entre las dos personas que aparecían ahí. Al menor se le asomaron las lágrimas, pero las limpió antes de que su padre pudiera verlas. “Supongo que ya sabes por qué quería producir esa pastilla.”

“¿Qué importa? Nos lo hará más fácil. Deben de haber menos de cinco personas en todo el país que lo hayan probado” pasó las páginas desinteresado, hasta que llegó a una donde salía toda una familia. Entonces su cara se contorsionó por la conmoción.

“¿Papá? ¿Qué…?”

“No… esto no es… él murió… yo lo…”

“¿Papá?”

“Aunque… él habrá…” cogió el álbum y comenzó a dar pisotones hacia la puerta. Su hijo lo siguió confundido, ¿acaso había pasado algo? Regresaron a la casa inmediatamente y Butsuma comenzó a rebuscar por todo el ático con actitud desesperada para sorpresa de toda su familia. “¿Dónde está? ¿Dónde diablos estará?” tiró otra caja. “¡Namie! ¡ven aquí!”

“Querido, ya deberías dejar…”

“¡No hay tiempo! ¡Tienes que ayudarme! ¡Es de vida o muerte!” siguió buscando por todas partes. “¡¿Dónde están los malditos álbumes del año de fundación de la empresa?! ¡Y los de fotos de esos años! ¡Tengo que verlos!”

“Creo que… en la caja que guardé en el segundo ático” contestó ella, haciendo que su esposo la mirara con furia. “¡No es mi culpa, está bien! ¡Dijiste que no querías volver a verlos en tu vida! ¡Y ya deja de mirarme así, que yo tampoco quería verlos después de todo lo que pasó! ¡Eso estaba mejor en el pasado!”

“¡Ahora los necesito! ¡Dámelos!” la apartó de un empujón, corriendo hacia el otro ático de su enorme casa. Sus ojos estaban desorbitados, tanto que incluso sus hijos comenzaron a seguirlo con cautela. “Tienen que estar por aquí, tienen que estar por aquí” apartó un montón de cajas hasta que encontró una con la fecha de esos años. Comenzó a sacar diferentes documentos, junto con fotos de las diferentes fechas. “Aquí tienes que estar… ¡Ajá!” sacó una específica donde salían tres personas. Una era Butsuma cuando era joven, la otra Namie cuando también era más joven y la tercera. “Hola…”

“Papá, ¿Quién demonios es él?” preguntó Kawarama acercándose. Jamás había visto a ese tipo, pero parecía ser muy importante. “¿Qué tiene que ver con esto?”

“Es Tajima Uchiha, un primo lejano mío” lo puso en una vieja mesa que estaba ahí. “En su tiempo fue el co fundador de la empresa naviera y… aunque me moleste decirlo fue el accionista principal.”

“Pensé que tú lo eras”

“No, en ese tiempo la familia Senju estaba quebrada y los Uchiha poseían mucho dinero” concedió el mayor. “Aún lo hacen, ¿Por qué creen que vamos a visitar todos los domingos a ese viejo decrépito de Tenga?”

“¿Qué no era por la herencia? Todo ese dinero…”

“Exacto… ¿pero sabes por qué nos va a dar la herencia?” el padre levantó una mano. “Es el padre de Tajima. Soy su último pariente vivo. Además se siente en deuda conmigo por intentar salvarle la vida en el accidente naviero en el que murió.”

“¿Accidente? Ah, ya veo” el castaño claro se cruzó de brazos. “Tú lo eliminaste. Para quedarte con su parte de la compañía y con su herencia” sonrió. “Muy propio de ti, pero… ¿Qué tiene que ver eso con esto de ahora? Tendríamos que estar buscando al bebé de aniya, no escarbando en tu oscuro pasado”

“Ese maldito… se me adelantó… aunque tengo que admitir que sí era hijo mío después de todo. Un digno hijo mío” puso el álbum que encontraron en la casucha al lado del otro. “Y Tajima era muy inteligente… o tuvo mucha suerte… o ambas” señaló una foto. Estaba lo suficientemente bien cuidada como para ver bien a las personas en ella bien. “vengan, especialmente tú, Namie” acarició con el dedo a la más alta. “Dígame, ¿Qué tienen en común estas dos fotos?”

“Oh, por Dios” la mujer se llevó una mano al pecho. “But… Butsuma… dime que no… que no es cierto… que él… que él murió en ese…”

“Sí, Namie, son la misma persona” siguió con la expresión tensa. “El muy maldito… apareció en el peor momento posible. Y para colmo de males” señaló a los dos pequeños. “Se consiguió una familia” se volteó hacia sus hijos. “Ahora, nada de lo que hablamos sale de este sitio, ¿quedó claro?”

“Sí” respondieron todo.

“El bebé de Hashirama tiene como madre a uno de los hijitos de Tajima… lo que quiere decir que en cualquier momento puede arruinarnos a todos” paseó la mirada alrededor de la sala, a todos los atónitos participantes de la reunión. “Quiero que me traigan a esos dos… los quiero aquí… para terminar lo que empecé hace años. Debo eliminarlos… debo eliminar lo que quedó de Tajima Uchiha para siempre.”

“¿Crees que él aún está vivo, papá?”

“No lo sé, pero lo averiguaré” Butsuma miró hacia la pequeña ciudad portuaria que se veía por su ventana. “Lo averiguaré… y cuando lo haga… de él me encargo yo”

-En otra parte-

“Es positivo” dijo el hombre mostrándole la prueba de ADN. “El bebé es hijo de Hashirama” el médico se volteó a ver a la persona que esperaba en la recepción. “Todavía no puedo creer lo del jefe” continuó con tristeza. “Era tan joven y estaba lleno de vida… ¡además iba a tener un hijo! ¡Qué cruel puede ser la vida a veces!”

“Más de lo que te imaginas” dijo Sasuke, repasando las hojas. “Bien, al menos no hay evidencias de enfermedades genéticas u otros padecimientos. Es un alivio saber que está sano a pesar del shock que tuvo su madre” le entregó de nuevo las hojas “¿Cuánto tiempo tiene?”

“Por el tamaño, yo diría que unos seis meses” lo miró con pena. “Pero debería preguntarle. ¿Por qué no lo lleva a algún lugar donde puedan hablar más tranquilos?”

“Eso voy a hacer” el Sarutobi se guardó el teléfono en el bolsillo. “Borra todas las evidencias, desaparece todo lo que pueda tener relación con el caso, no se lo menciones a nadie y diles a los que sepan que no ha pasado nada. Sólo… desaparece el expediente.”

“Pero…”

“Te pagaré extra por hacerlo” el empresario sacó un fajo de billetes que su empleado aceptó encantado. Luego él salió de la sala rumbo a la recepción. “Buenas noticias, tu hijo está muy sano. Los análisis fueron muy positivos” el pelinegro siguió mirándolo con confusión. “¿Te has hecho ecografías?”

“Algunas… en un centro gratuito. Hashirama no quería que su familia lo supiera… no sé por qué” Madara acarició su vientre. “Dijo que pronto lo sabría, pero que todavía no podía decirlo porque… porque si su padre lo supiera querría matarme.”

“Bueno, supongo que tenía razón”

“Izana… ¿Por qué tu abuelo no te quiere?” le preguntó al pequeño, que parecía estar muy activo en ese momento. “Auch, me pateó”

“Se mueven mucho a esa edad” dijo Sasuke, recordando su vieja clase de embriología en la universidad. “Bueno, al grano. A partir de ahora te harás los exámenes aquí. No saldrás para nada más, ¿bien? Ni tú ni Izana se mostrarás hasta que él tenga edad suficiente para caminar por sí mismo, ¿entendido?”

“Tú no me mandas… pero si es por mi hijo, lo haré” miró a su alrededor, no estaba acostumbrado a esas cosas. Sólo había conocido su pequeña ciudad pesquera en toda su vida. “Hashirama… ¿Cómo pasó?”

“¿Por qué no me cuentas a mí cómo pasó? Lo de Hashirama y tú, quiero decir” el Sarutobi estaba más que interesado. En toda su larga amistad el castaño sólo había hablado con él de un chico. Y estaba más que seguro de que este no iba a hacerle ni caso… si es que no lo odiaba a muerte o le tenía miedo. “Vamos, te invito un café y me lo cuentas”

“Te acepto un chocolate, no un café. Y tiene que ser en otra parte, no en un lugar público”

“¿Por qué no? No es como si te hubiera tomado por la fuerza…”

“¿Acaso te habló de mí?”

“¿Qué?” preguntó el Sarutobi sorprendido. “¿Tú eres el chico del yate? ¿Tú? ¿Cómo terminaste… así… si él te hizo todas esas cosas contra su voluntad? Lo siento, pero me es difícil de creer.”

“¿No te dije que cuando un Senju quiere algo usualmente lo consigue? Bueno, él me persiguió hasta que lo consiguió” Madara frunció el ceño. “Al principio no fue agradable tener al chico que me violó rondándome, aunque… él se hizo querer después de un tiempo” apretó las manos. “Creo que necesito ese chocolate ahora… y un teléfono. Debo avisarle a mi hermano de la mudanza. No quiero que los Senju lo atrapen.”

“De acuerdo” el empresario aceptó. “Iré por él y luego vamos a mi casa. Te preparé el cuarto de huéspedes.”

Notas finales:

¿Qué les pareció este primer capítulo? Espero que les guste la historia. Review!!!


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