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El héroe de la lavandería por LeonHero

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Notas del fanfic:

Todos los personajes pertenecen al manga/anime Boku No Hero Academia y a su respectivo autor.

Pareja: Todoroki x Midoriya

Notas del capitulo:

Niños siendo niños.

Capítulo 1: ¿Quién es ese chico?

Giraba. Los ojos de Midoriya se movían en círculos persiguiendo uno de los calcetines de su super héroe preferido dentro de la lavadora. Parecía una actividad aburrida para los ojos de los mayores, pero para él, un niño que apenas había cumplido los siete años era de lo más divertido imaginar a aquel personaje ficticio girando en aquel electrodoméstico como si fuera una carrera en un remolino. Sus ojos esmeralda brillaban por la emoción mientras contaba cada vuelta que daba como si se tratase de un nuevo record, estando sentado frente a la lavadora con sus pequeñas manos entrelazadas entre sus piernas.

Aunque no estaban en su casa, el menor se encontraba muy a gusto, ya que no había nadie a parte de su madre y él en aquella pequeña lavandería. La madre se encontraba sentada en uno de los bancos mientras trataba de encontrar la quinta diferencia entre dos imágenes con siete diferencias que ponían en una de las revistas del local.

Aquella era la primera vez que estaban en una lavandería y la razón era muy simple; la lavadora que tenían en casa se averió hace apenas unos días y el sueldo que ganaba la madre no era tan alto como para poder permitirse en ese momento el gasto de comprar una nueva lavadora y bajar a aquella lavandería de autoservicio era bastante económico. A pesar de que el pequeño había vivido en ese pueblo desde que nació, aun podía ver cosas nuevas allí, como era el caso de la lavandería y como lo sería con la persona que acababa de abrir la puerta del local.

Este giró su cabeza con curiosidad hacia la puerta, donde se encontraba un niño que parecía ser de su misma edad junto a una mujer que parecía ser su madre. Ambos le llamaron la atención por el color de pelo, era la primera vez que veía a dos personas tan jóvenes con el cabello blanco. Se levantó con algo de timidez y se acercó a la mujer, sonriéndola con las mejillas levemente sonrojadas a la vez que extendía las manos hacia ella, quien estaba cargada con un cesto de ropa.

-Disculpe señora ¿Quiere que le ayude? Parece pesado…-

La mujer en seguida le dedicó una dulce sonrisa como agradecimiento, negando después con la cabeza. –No te preocupes, pero si quieres puedes ayudar a mi hijo, Shouto.- En seguida sus ojos se encontraron y realizó la misma pregunta hacia aquel chico.

-¿Quieres que te ayude?- Esta vez sus palabras fueron más confiadas al tratarse de una persona de su misma edad, sin embargo su sonrisa se borró un poco haciendo que con el silencio que había dejado el contrario al no responder terminara riendo con nervios ¿Tal vez no le había entendido? Igual era de otro país y no hablaba su idioma, eso podría explicar el extraño color de pelo. Rápidamente y sin pensarlo mucho más, cogió parte de la ropa con la que cargaba, corriendo hacia la primera lavadora que encontró. -¿A-aquí está bien, señora?-

Ambas madres rieron al ver aquella reacción tan tierna por parte del pequeño de cabello verde, mientras el chico que aún no había llegado a dejar escuchar su voz lo miraba confundido. Se acercó con cautela a la lavadora para dejar allí la ropa y después caminó hacia una mesita para poder coger una revista y sentarse en el segundo banco, muy dispuesto a leer. Midoriya no quitó ni por un segundo sus ojos de él, ya le parecía curioso su aspecto físico de por sí, pero ahora también le llamaba la atención aquel comportamiento tan frío, aunque seguía convencido de que este era extranjero ¿Pero porque un extranjero leería una revista en otro idioma? ¿Solo miraba los dibujos? ¿O jugaba a las siete diferencias como su madre?

Las dos mujeres empezaron a hablar entre ellas, dejando a sus hijos con total libertad para que pudieran conocerse, eran pequeños y ninguna de las dos temía por sus hijos relacionándose con otros niños de su misma edad.

Movido completamente por la curiosidad, el pequeño avanzó hacia el 'extranjero' con cierta cautela, sentándose en el otro extremo del banco. Miró hacia todas las esquinas que había en la lavandería mientras se deslizaba lentamente por el banco, tratando de no parecer sospechoso aunque fuera un completo fracaso en aquel intento. Sin embargo el otro niño no le prestaba ni un mínimo de atención, lo cual le hacía pensar que su técnica era realmente buena, tal vez su futuro era ser un ninja. No era una mala idea, el mundo necesitaba más ninjas con actos heroicos y su primer acto de heroicidad sería salvar a ese extranjero de la soledad, pero antes necesitaba saciar su curiosidad, si estaba jugando a las siete diferencias podrían jugar juntos.

Al estar completamente pegado a él, asomó su cabeza por la revista para poder ver que era lo que tenía al chico tan entretenido. Aunque antes de poder verlo la revista se cerró y el niño saltó desde su sitio para caminar tranquilamente hasta la pared de al lado y allí ponerse a leer nuevamente, lejos del chico de pelo verde a quien acababa de arruinar todos sus esfuerzos. Pero esa no iba a ser su rendición. Se levantó también y se acercó hacia su madre, interrumpiendo la conversación que estaban teniendo sin necesidad de decir nada, solo cogió su bolso y de esa forma la mujer ya se vio en la necesidad de preguntarle.

-Izuku ¿Necesitas algo, cariño?-

El menor negó con la cabeza mientras rebuscaba en su bolso, aunque aquella respuesta no dejó tranquila a la madre, pero no preguntó, solo esperó a que terminara de rebuscar en su bolso. No tardó demasiado. De este sacó una pequeña pelota y dejó el bolso abandonado y sin recoger al lado de su madre, quien suspiró con una risita mientras volvía a su conversación a la vez que ordenaba las cosas.

Midoriya se fue al centro del local, botando la pelota un momento para comprobar que estaba en buenas condiciones y así poder llevar a cabo su plan b recién planeado. Se agachó un poco en el suelo e hizo rodar la pelota hacia el contrario, sin embargo el impulso fue demasiado y rebotó en la pared, volviendo en seguida hacia él. Al ver que el primer intento había fallado no pudo evitar hacer un pequeño puchero con sus labios. Pero tenía más intentos, la segunda tenía que ir bien. Volvió a posicionarse y así empujó la pelota de nuevo. Esta vez se quedó a mitad de camino, levantó la mirada y vio a su objetivo mirarla pelota y seguidamente sus ojos se volvieron a encontrar. Solo fueron un par de segundos porque en seguida cubrió su cara con la revista, ocultando un pequeño sonrojo.

El menor agachado en el suelo sonrió algo satisfecho al haber captado su atención, sin embargo, dos segundos no era suficiente, necesitaba sacarlo de toda su soledad. Se arrastró un poco por el suelo y cogió de nuevo la pelota para posicionarse como antes y volver a tirar. Fallo. Esta vez se fue hacia la puerta, rebotando de nuevo hacia él, aunque aun así tuvo que arrastrarse de nuevo por el suelo para alcanzarla. Lo intentó unas cuantas veces más en las que ninguna de ellas había llegado al otro chico, quien ya lo miraba olvidando completamente la revista.

-Esta es la definitiva… ¡Un héroe nunca se rinde!- Tras decir esas palabras volvió a tirar la pelota, completamente desviada hacia la puerta, pero esta vez el impulso fue tal que la pelota se deslizó hacia las lavadoras después de rebotar. -¡No! No, no, no, no- Se levantó a la vez que empezó a correr, haciendo un movimiento extraño para librarse milagrosamente de una caída. Pero no fue suficiente para salvar la pobre pelota que había quedado parada justo debajo de la lavadora.

Las lágrimas empezaron a aparecer en sus ojos mientras se agachaba y metía el brazo tratando de alcanzarla, aun así sus esfuerzos eran en vano, su mano no llegaba a alcanzarla y no podía esperar a que creciera su brazo, seguramente otro niño más grande que él lo cogerían antes de que él pudiera crecer.

-Parece que necesitas ayuda.-

Se sorprendió al escuchar esa nueva voz. Su mirada se elevó hasta encontrar los ojos del otro niño que se había acercado en algún momento sin que él se diera cuenta. No dudó en asentir mientras sus lágrimas caían por sus mejillas y su labio temblaba levemente al tratar de no llorar más.

-Vale, aparta un poco y acerca las manos por el otro lado de la lavadora, lo voy a empujar.- Midoriya solo hizo lo que el de pelo blanco le dijo, dejándole sitio para que él se pudiera agachar. Metió la revista con cuidado y dio un empujón a la pelota para que saliera por el lado donde se encontraba el otro.

Sus labios dejaron de temblar, transformándose en una amplia sonrisa al volver a tener la pelota en sus manos. En seguida se empezó a reír sin importarle tener las mejillas y los ojos húmedos por las lágrimas.

-¡Gracias! Has salvado mi pelota de All Might- Se acercó a él y le tendió la mano para que la estrechara sin borrar su amplia sonrisa. –Soy Mido… ¡Espera! ¡No eres extranjero!-

-No, no soy extranjero… pero tú eres un niño raro.- No pudo contener una leve risa mientras estiraba su brazo para estrechar la mano del contrario. –Soy Todoroki Shouto, un placer.-

Midoriya estaba fascinado, tenía una forma de hablar muy tranquila, parecía que ese niño era más adulto solo por hablar con tal tranquilidad. Estrechó su mano con cuidado, pero al poco lo apretó con emoción.

-¡Todoroki-kun! ¿Quieres ser mi amigo?- No titubeó al realizar la pregunta, definitivamente quería conocer más a aquel chico, pero este hizo una mueca extraña, apartando la mano rápidamente.

-Vengo aquí todas las semanas, los miércoles, si vuelves y nos encontramos entonces tal vez.-

-¡Claro! ¡Mamá! Tenemos que venir la semana que viene.- Le dijo desde allí a su madre, quien estaba recogiendo ya la ropa limpia. Al terminar se acercó a los chicos y les sonrió.

-Perdona cariño ¿Qué me has dicho?-

-¿Podemos volver la semana que viene? Todoroki dice que va a venir y que así podremos ser amigos ¿Podemos volver?- El pequeño miró con emoción a su madre, quien asintió con una amplia sonrisa.

-Claro, la semana que viene tendré que traer más ropa, así que tenemos que volver… ¿Ya te has presentado?-

-¡Sí! Espera, no, no lo he hecho… ¡Soy Midoriya Izuku! Nos veremos la semana que viene y nos haremos amigos.- Dijo mientras caminaba hacia la puerta y la abría para que su madre pudiera pasar, así es como se empezaba a ser héroe, siendo un caballero. –¡Adiós mamá de Todoroki!

Tras despedirse de ambos, la pequeña familia salió de la lavandería para caminar hacia su casa mientras el pequeño Midoriya miraba la pelota con emoción, sin poder dejar de pensar en cómo sería el próximo día que pudiera ver a su nuevo amigo.

-¡Me pondré mis calcetines de All Might!-

Notas finales:

Fin del primer capítulo~

A ver, hace mil que no escribo un fanfic y llevaba mucho tiempo queriendo empezar una historia larga que empezara con los personajes desde niños. Espero que os guste aunque sea un poquito~ Acepto críticas por si alguien quiere dejar su opinión en los comentarios :3 me haría un gran favor saber lo que pensáis para mejorar el fanfic (Aunque habrá ideas que no quiera cambiar, siempre tendré vuestros comentarios en cuenta al igual que intentaré responderlos).

Muchísimas gracias por leer mi fanfic, espero que lo sigáis y que yo lo siga también xD

Y quería comentar que esta es la primera vez que subo un fanfic a esta página, así que perdón de antemano si hay algo que no este bien Dx


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