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Solo una noche por Ayumi Kuran

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Sé que debería de actulizar mi fic "Momentos en familia" pero por causas del destino (?) no he podido escribir el capítulo que tocaba para hoy (¡¡Sorry!!) y cuando iba a hacerlo...se me ocurrio esta idea, una que no me dejaba en paz y que se iba desarrollando a cada segundo en mi mente. Antes de darme cuenta ya estaba sobre el teclado, escribiéndola sin descansar un solo segundo, así que...el tiempo e inspiración para la actualización fue pasado a escribir este short.


¡Pero! No hay de que preocuparse pues mañana sí o sí escribiré la continuación de "Momentos en familia" y la publicaré. Por hoy os dejo este pequeñito short.

Larry Daley era un adolescente de tan solo dieciocho años, quien había entrado a la universidad ese mismo año, dándose cuenta de que las cosas no son tan fáciles cómo pensaba. Claro que esto no le supuso ningún problema pues desde hacía mucho tiempo había decidido que iba a lograr su sueño costará lo que le costará y si para ello debía de pegarse la paliza de su vida en la U pues que así fuera.


Podía recordar perfectamente lo mal que le había ido en un principio, no queriendo creer eso de las jerarquías que se formaban en las universidades como se mostraban en las películas, ese fue su error pues antes de darse cuenta había acabado metido de lleno en una. No era la de los frikis, no era la de los populares sino la de los chicos invisibles, personas que no destacaban en nada y su existencia había pasado inadvertida por todo el mundo. Eso era doloroso, que nadie te conociera y pasará completamente de ti pero a la vez te sentías aliviado al saber que gracias a ello los matones no se te acercaban, no como a los otros que sí que lo hacían.


- Lawrence, ¿en qué piensas?- Es voz le sacó de sus pensamientos, sonriéndole al chico que acababa de llegar.


- Pensaba en lo maravillosa que es nuestra vida.- Vio al otro enarcar una ceja, una suave risa saliendo de los labios del azabache.


- Bueno, al menos estás animado.- Encogiéndose de hombros se sentó a su lado, robándole la manzana que estaba por comerse.


- ¿Y Sacagawea?- Miro a su alrededor sin poder ver a la chica.- Es raro que no estés con ella cerca.


- Ha ido con Octavio a no sé dónde a hacer no sé qué.


- ¿Qué?- Sin poder evitarlo bajo su tenedor, examinándolo con la mirada.- Seguro que sabes dónde están, siempre te lo dicen.


- Y sigo sin saber por qué todos creéis que sé dónde estáis a cada momento.- Su ceño se frunció un poco, casi haciendo una rabieta,


- Porque eres la mamá del grupo.- Le contestó con una sonrisa, burlándose un poco de su amigo.


- Y como tu madre que soy te digo que hagas los deberes.


- Lo siento má pero llegas tarde, hace mucho que los tiré por la ventana.


- Eso está muy mal, te quedas sin la paga de la semana.


- Noooo para lo poco que me dabas no me lo quites.


Sin poder evitarlo ambos se vieron a los ojos, soltando una pequeña risa ante las tonterías que acaban de decir, alegrándose de que nadie reparará en ellos o Larry se hubiera muerto de la pura vergüenza cuando sus exagerados movimientos dramáticos habían sido expuestos.


- Hablando en serio, ¿has acabado tu trabajo de geografía?


- Sí, lo acabe esta mañana.- Levantó la Coca-Cola que estaba bebiendo, disfrutando del sabor gaseoso de esta.- ¿Por qué?


- Perfecto.- Ignorando su pregunta le dio una sonrisa que le dejo ver que algo no iba a acabar bien.- Porque esta noche te vienes conmigo en una cita doble.


- ¡¿Qué?!- su voz salió un poco chillona, encogiéndose en su asiento.- ¿Cómo que una cita doble? ¿Con quién? Y lo más importante, ¿por qué yo?


- La prima de Sacagawea viene esta tarde de visita y ella no quiere dejarla sola.- Un pequeño suspiro escapó de sus labios.- Llevo mucho tiempo preparando la cita de esta noche, no puedo simplemente renunciar a ella…aunque tenga que invitarte para que pueda llevarla a cabo.


- Eso explica lo de la cita.- Concedió en parte, frunciendo su ceño.- Pero no por qué tengo que ir yo.


- ¿No me has oído?- Lo vio con algo de reproche.- Tengo que buscarle acompañante.


- Eso se me ha quedado muy clarito.- Rodó los ojos.- Digo por qué debo ser yo quien vaya, hay más personas en el mundo.


- No conozco a nadie con la que tenga la bastante confianza como para saber que no le va a hacer nada indecente, los pocos que lo sois son Octavio y tú.


- ¿Y por qué no se lo pides a Octy? Estoy seguro de que estará encantado de ir.


- Ya se lo pregunte pero tienes planes para esta noche. Al parecer ha quedado con una chica del grupo de las nerds, yo creo que esa relación tiene futuro.


- Ah, vale…- Tomó de su refresco, pensando en lo que dijo hasta que lo dejo de golpe en la mesa, viéndolo indignado.- Vamos, que soy el segundo plato porque no has conseguido nada mejor.


- ¡No, yo no quise decir eso!- Recibió una mirada inquisitiva de su compañero.- Bueno, vale. Sí que he querido decir eso pero entiéndeme, no tengo a nadie más y estoy desesperado.


- Pero yo no quiero quedar con su prima, sabes que a mí no me…- Hizo un pequeño gesto con la mano, mordiendo su labio inferior para bajar su tono de voz, siendo un susurro que Teddy a penas pudo captar.- Sabes que a mí no me gustan las mujeres.


- Lo sé pero…- Tragó saliva, poniendo una mirada suplicante.- Tú no estás en una relación, no le vas a hacer nada indecente, no vas a quedar para esta noche porque nunca lo haces…por favor…ve con ella.


- Teddy…- Suspiro, mordiendo su labio inferior incomodo, removiéndose en la silla.- Sabes que ya hay alguien que me interesa.


- De la misma forma que sé que no le has dirigido la palabra ni lo harás, casi puedo afirmar que ni si quiera sabe que existes.


Eso fue un golpe bajo pero Larry no podía negar esas palabras, no sabiendo que eran la pura verdad. ¡Pero no podía hacer nada! Le daba demasiado pánico acercarse a él, se sonrojaba y tartamudeaba. Jamás había estado cerca de un chico que le gustará, no de la forma en la que se comportaba con él, parecía un idiota.


- Larry, por favor…- Saliendo de sus pensamientos vio a su amigo, quien con las manos pareciendo que rezaba lo veía suplicante.


- Yo…no creo que sea lo mejor.


- ¡Por favor! Hazme este favor, te lo ruego.- Casi parecía que se iba a echar a llorar en cualquier momento.- Haré la comida durante una semana.


- Dos.- Negocio, empezando a replanteárselo.- Y me ayudarás con lo de Érica.


- ¿No podemos dejarla a ella fuera de la discusión?- Una mueca de desagrado estaba posada en sus facciones.


- No.- Afirmo, cruzándose de brazos.- Sino no hay trato.


- Una semana haciendo la comida y te ayudo con lo de ella.- Regateo, no muy convencido.


- Está bien, trato hecho.


Una sonrisa se posó en los labios del castaño, estrechando la mano de su compañero que no se veía muy convencido con la decisión que había tomado, suspirando suavemente, deseando internamente no arrepentirse de esto.


- ¿A qué hora es?- Dejando de lado su comida se concentro en la conversación, ya no quería ni comer.


- A las siete. Saldremos juntos y nos reuniremos con ellas en mitad del campus un rato después.


- Está bien.- Se levantó, guardando lo que quedo de su almuerzo.- Me voy ya a las clases, nos vemos en un par de horas.


- Ve con cuidado mi vida.


- Sí, mamá.


Poniéndose en pie se colgó la mochila en su hombro, comenzando a caminar hasta salir del césped, adentrándose en los pasillos. No fue necesario que andará mucho antes de ver a la persona que recientemente se había colado en sus pensamientos, apretando ligeramente su agarre en el asa de su mochila al verlo hablar con algunas chicas del lugar.


Ahkmenrah era el nombre del chico que le había robado los suspiros desde hacía un par de meses. Él era un alumno de intercambio, venido directamente de Egipto. Era encantador, lo había hipnotizado por completo cuando lo conoció y no fue por su físico, aunque admitía que eso también lograba que su mirada se perdiera por sitios que no debía, su personalidad tan alegre, sincera y cálida como los mismos rayos del sol lo habían envuelto por completo, haciéndole perder la razón sin poder evitarlo, atrayéndolo como las moscas a la miel. No podía afirmar que estaba enamorado de él, mejor dicho, no quería tener ese tipo de sentimientos hacia un hombre que sabía que jamás podría estar con él y no lo decía solo por ser hombres, era consciente de que al finalizar esa semana él se iría para no volver. ¿Para qué iba a hacerse más daño, amando a alguien que no iba a corresponderlo?


- Soy idiota.


Susurro para sí mismo, apartando la mirada del pequeño grupo para continuar su camino hasta el aula de física, sentándose en el final de la misma mientras sacaba sus libros. Con cuidado empezó a leer lo que iban a dar en ese día, familiarizándose con la materia. Poco a poco la clase comenzó a llenarse, su mirada se perdió en la figura de aquel hombre de piel acanelada y sonrisa de dios, quien se sentó en la primera fila. Larry era consciente de que él no sabía de su propia existencia, le gustaría ser lo suficientemente valiente como para poder acercarse a él, mantener una pequeña conversación aunque ya daba esto como misión imposible.


Interiormente el azabache se alegraba de haber leído la lección antes de empezar la clase pues sin poder evitarlo, había estado más atento al otro que a lo que decía el profesor. Por ello, casi se le sale el alma del cuerpo cuando su profesor le pregunto lo que acababa de explicar, pudiendo responderle muy por los pelos. En cuanto sonó la campana dando la clase por terminada, salió prácticamente corriendo del lugar, tenía el presentimiento de que alguien se le había quedado viendo después de que el profesor le llamará la atención y temía que fuera uno de los matones del lugar.


 


Cuando la hora llegó, Larry no podía estar más arrepentido de haber aceptado ir como la cita de la prima de Sacagawea. Había sido el peor error de su vida.


- ¡Hola! Mi nombre es Amelia, un placer conocerte.- La pelirroja le dio dos besos en las mejillas, sonriendo.


- Yo soy Larry, un placer Amelia.- Le devolvió la sonrisa, aunque no muy convencido.


- Ahora que estamos todos, podemos irnos ¿no?- Propuso Teddy, viendo que su amigo estaba por echarse atrás.


- Por supuesto.


Sin nada más que decir empezaron a caminar, la pareja de enamorados iba delante mientras que ellos iban atrás, la pelirroja había entrelazado sus brazos, pegándose a él tanto como podía.


- Bueno, Larry, cuéntame de ti.


- Eh… ¿qué quieres saber?


- ¿Estás en una relación?


<<Directa>> Fue lo primero que pensó, viendo por donde iba la conversación.


- No.- Contesto al fin, tratando de estar relajado.


- Es una lástima.- Dijo, suspirando como si estuviera afectada aunque la sonrisa no había quien se la borrara de la cara.- Has tenido mala suerte con las mujeres.


<<Y con los hombres>>


- Se podría decir que sí.- Una de sus manos subió hasta su nuca, rascándola en un gesto nervioso.- No tengo intenciones de mantener una relación con una.


- Es una pena, porque yo creo que si te fijaras bien encontrarías a una mujer deseosa de estar contigo.- Su voz era suave, empalagosa mientras se pegaba aún más a él, dejándolo incomodo.


- No lo creo.- Puso algo de distancia entre ambos.- Pero mejor hablemos de ti, ¿qué es lo que te gusta?


- Complacer a mis parejas en todo.


Interiormente Larry soltó un gemido lastimero, debería de haberle pedido mucho más a Teddy si iba a tener que soportar las insinuaciones tan directas de la chica. Algo de lo que no se equivoco, pues por mucho que trataba de desviar la conversación a temas amenos ella lo devolvía a los picantes, daba igual si los otros dos estaban escuchando. Bueno, no los escuchaban para nada, estaban en plan de darse de comer mutuamente a pesar de estar en un restaurante.


- ¿A dónde vamos ahora?- Pregunto, viendo a Teddy a los ojos, rogándole que le dijera que sí a la siguiente pregunta.- ¿Hemos acabado?


- ¡Por supuesto que no!- Amelia no parecía feliz con la respuesta, frunciendo su ceño.- La noche es aún demasiado joven, podemos ir a más sitios y hacer cosas más interesantes.


- Es que…yo estoy muy cansado…- Era una excusa pero quería librarse de la situación lo antes posible.- Además, Teddy tenía un trabajo muy importante que hacer para mañana. Seguro que no lo ha acabado todavía.


- En absoluto, lo acabe hace una semana.- Respondió, lanzándole una mirada de disculpa.- Pero podemos ir a un sitio menos movido.


- ¡Vayamos a una discoteca!- Gritaron ambas primas a la vez.- Hace tiempo que no vamos a una.- Fue la defensa de la azabache.


Viéndose resignado una vez más en el día siguió a los otros tres al lugar, haciendo una mueca ante el fuerte ruido de la música a todo lo que daba en el lugar. Odiaba ir a ese tipo de sitios, le parecían una tortura. No obstante, le parecía el mejor sitio para poder perder a la otra de vista un rato, tanto acoso le estaba empezando a sentir mal, mucho más que mal.


- ¡Larry!


Sintió un escalofrío al oír su voz, decidiendo perderse entre la gente, avanzando a empujones, en espera de que ella no fuera capaz de encontrarle. De alguna manera había llegado a la barra, no le parecía agradable tener que beber, odiaba esa idea, pero una copita de vez en cuando no le hacía mal a nadie, menos teniendo en cuenta sus circunstancias.


- Un cubata.


Tardó un poco en que le sirvieran pero le valió la pena, cerrando los ojos mientras sentía el ardor de la bebida bajar por su garganta, solo deseaba que todo acabara pronto. Ya quería irse a su habitación, meterse bajo las sabanas y no salir por lo menos en tres días. Sonaba tan bien, que lastima que no pudiera ser así.


- ¡¡Larry!!


En pánico, cogió su bebida, continuando caminando a empujones hasta que uno de los que había en el lugar le empujo a él, haciendo que derramará su bebida sobre otra persona, una desconocida que no tenía la culpa de lo que estaba pasando.


- Disculpa, lo siento mucho,- Estaba alterado, cogiendo una servilleta para limpiar el líquido.- Lo lamento.


- No te preocupes, no pasa nada. Ha sido un accidente.- Esa voz le dejo de piedra, podía reconocer ese acento donde fuera. Levantando la mirada sintió que su pulso se aceleraba, delante de él estaba el dueño de sus pensamientos, sonriéndole de forma amable.- ¿Estás bien?


- Y…Yo…s…sí…- Interiormente se reprendió por tartamudear, viendo la condescendencia en sus labios.


- Me alegro por ello aunque ahora te has quedado sin bebida.


- Y tú sin una camisa limpia.- Bajo un poco la mirada, derrotado y culpable.- Lo siento, yo pagaré la tintorería.


- No, olvídalo. Solo es una camisa, así que relájate.- Le resto importancia, sonriéndole sin ser consciente de lo que ocasionaba en su interior.


- Gracias.- No pudo evitar decirlo, no todos eran tan amables como él.


- ¿Cómo te llamas?- Pregunto el egipcio, viéndolo con curiosidad.


- Larry.- Murmuro pero al ver que no fue escuchado lo dijo con más fuerza.- ¡Mi nombre es Larry!


- Encantado Larry, yo soy Ahkmenrah.- Le dijo tendiéndole su mano.


<< Lo sé>> Pensó para sí, estrechándole la mano, un agradable escalofrío surcando su cuerpo.


- El placer es mío.- Estaba por decir algo más hasta que escucho a su acosadora personal llamarlo, haciendo que se pusiera pálido.- Debo irme.


- ¿Estás bien? Te has puesto pálido de repente.- La mano contraria no le había solado y parecía no tener intenciones de hacerlo pronto.


- Si, es solo…- Suspiro, viendo nervioso hacía atrás.- La verdad es que me está buscando alguien con quien no me quiero ver en estos momentos.


- Entiendo.- Pero no por ello soltó su mano, parecía pensativo aunque Larry no se dio cuenta de ello.- ¿Por qué no vienes conmigo? Voy a pedir algo en la barra y no creo que esa persona te busque ahí, al menos no por el momento.


Larry no parecía muy convencido ante la idea pero estaba cogiendo la mano contraria, ¡su mano! Era demasiado para él que por tanto tiempo había estado esperando tener una oportunidad como esa, al menos de conocerlo un poco. Avanzando entre la gente, se cruzaron de refilón con Amelia, quien para suerte de Larry, no había percibido su presencia por lo que llegaron a su destino sin problemas. De forma amable Ahkmenrah le había invitado a tomar un cubata.


- No es necesario, yo lo pagaré.- Metió su mano en su bolsillo, buscando su cartera.


- Yo lo haré.


- ¡Pero…!


- Considéralo como una forma de compensarme un poco por llenarme la camisa.


Sin poder decir nada más, solo dejo que le pagará la bebida, cogiéndola con los nervios a flor de piel y un pequeño sonrojo en sus mejillas.


- Puedo preguntarte por qué huías de esa chica.- Ambos se habían sentado en una de las mesas que estaban en una de las esquinas, ocultos.


- Es alguien con quien no me apetecía hablar por el momento, es solo eso.


- Pero para ello debes tener un motivo, ¿no?- Ahk sintió la mirada del otro sobre él, haciendo que sonriera.- No es necesario que me digas nada si no quieres.


- En realidad…- Larry jugó con uno de los hielos de la bebida, de alguna forma quería decirle lo que pasaba.- Ella es la prima de una amiga. Ha venido de visita y…digamos que estoy haciéndole compañía esta noche.


- Ya veo, pero entonces ¿no deberías de estar con ella?


- La verdad, después de la noche que llevo hasta el momento prefiero que no.- levantó un poco el vaso, dejando que el líquido llegará hasta su paladar.


- Supongo que tu novia se molestaría si te viera saliendo con otra mujer.- Lo dijo con calma, apreciando la expresión del otro que casi se atraganta con su bebida al escucharlo.


- ¡Yo no tengo novia!- Lo dijo algo alterado, avergonzándose al haber gritado aunque nadie excepto su compañero le había escuchado.´


- Vale, tranquilo.- Tomando de su bebida Ahk escondió una sonrisa que se posó en sus labios.- No quería tocar un tema sensible.


- No es un tema sensible, es solo que…por el momento no voy a tener ningún tipo de relación.


- ¿No estás interesado en nadie?- Pregunto con genuina curiosidad.


<< Sí, en ti. ¡Pero no puedo decirte algo como eso!>>


- Iré a por otra copa.- Desvió el tema, poniéndose en pie.- ¿Te apetece otra?


- No, gracias. Así estoy bien.


Asintiendo Larry fue a por su propia bebida, regresando al poco para seguir conversando con el chico aunque más parecía que le estaba contando toda su vida sin sacar a penas información del otro. A pesar de ello se sentía a gusto, tranquilo y relajado, como pocas veces en su vida, nada podía estropearlo.


- Oh, oh.- Murmuro, tensándose al ver a Amelia cerca, algo que Ahkmenrah captó al momento.- Será mejor que me oculte.


- Espera.- Su mano sujeto su muñeca antes de que se pusiera en pie, viéndolo a los ojos.- ¿Quieres que te ayude a que te deje tranquilo?


- No creo que haya anda que lo logré.-Murmuro más para sí que para su compañero.


- Solo respóndeme.- Su voz sonó seria y Larry se perdió en esos pozos negros.


- Sí.


No pudo hacer anda cuando el equilibrio le hizo caer a causa del tirón que recibió, cayendo al lado de su acompañante. No pudo pronunciar palabra para quejarse de sus actos cuando los labios contrarios se posaron sobre los suyos. El menor sintió que se saltó un latido antes de que su corazón se desbocará, sintiendo como sus mejillas se teñían de carmín. Uno de sus mayores deseos se estaba realizando en esos instantes y él lo estaba desperdiciando. Un jadeo le recordó que Amelia estaba cerca, más bien viéndolos. Con la excusa perfecta, rodeo con sus brazos el cuello contrario, atrayéndolo a un beso aún más apasionado. Sus ojos se cerraron, disfrutando al completo de la sensación, abriendo levemente los labios en un intento por hablar y recuperar el aliento perdido pero solo sirvió para que la escurridiza lengua del contrario entrara en su boca. Cuando ambos finalmente se separaron, Larry estaba hecho un manojo de confusión, tomando varias bocanadas de aire.


- ¡Desgraciado!- De repente sintió como una bofetada había ido a parar a su mejilla, viendo a la chica que había sido su cita, quien le miraba furiosa.- ¡¿Cómo has podido hacerme algo así?! ¡Llevas toda la noche insinuándoteme y ahora te vas a revolcar con…esto!- Dijo de forma despectiva, señalando a Ahk con furia.


- ¿Qué yo me he insinuado?- Se sintió ofendido al escucharla, frunciendo su ceño.- Pero si has sido tú.


- ¡Yo no soy una fulana!- La bofetada que recibió en su otra mejilla demostraba lo furiosa que estaba.- ¡No vuelvas a llamarme ni hablarme en tu puta vida!


- Tampoco pensaba hacerlo.- Se froto las mejillas lastimadas, viendo como se marchaba hecha una furia antes de ver a su acompañante.- ¿Está era tu idea?


- Ya no te molesta más.- Se encogió de hombros, a Larry le dolió el que se besará con cualquiera que acabará de conocer, al menos esa sensación le daba.


- Sí y yo ya no te molesto más.- se puso en pie, sin mirarlo.- Me voy ya. Adiós.


- ¡Espera!- Una vez más había tirado de su brazo, esta vez procurando que cayera sentado sobre él.- Yo…- parecía que no sabía bien lo que iba a decir, o mejor dicho, no sabía cómo decirlo.- ¿No te apetece hacer esta noche una locura?- Acercó sus labios, dejando que se rozarán.


Larry no sabía qué decir, se había quedado mudo. Por una parte ansiaba decirle que sí, besarlo y disfrutar de él por completo aunque fuera una sola noche, pero había otra parte de su ser que le advertía que eso era un error, que lo mejor era alejarse de él. Finalmente se decantó por la primera, quizás así, cuando el otro se fuera le sería más fácil olvidarle.


Acercando un poco su rostro al contrario junto sus labios, un contacto dulce y sencillo, inocente, que era la respuesta a la pregunta que le habían formulado. Ahkmenrah sonrió complacido con la respuesta, posando una de sus manos en la nuca contraria para atraerlo a un beso más intenso. Sus labios chocaron con algo de rudeza, moviéndolos a un mismo compás, uno que tardo un poco en que ambos siguieran.


- Vamos.- Levantándose cogió la mano del otro para sacarlo del lugar.


- ¿A dónde vamos?- Consiguió preguntar tras unos segundos, viendo como esquivaban a la gente.


- No pensarás hacerlo aquí, ¿no?- Pregunto un poco divertido, viendo la vergüenza en el rostro contrario.- Vamos a mi departamento.


- Espera, tengo que avisar a mis amigos.


- Puedes hacerlo de camino.


Y tal como le dijo, Larry acabó llamando a Teddy cuando estaba en el taxi, más que nada porque para cuando se quiso dar cuenta ya estaba montado en el mismo.


- ¿Se puede saber qué le has hecho a Amelia?- Le reprocho su amigo.


- Yo no le he hecho nada.- Frunció su ceño, sobando una de sus mejillas.- Más viene s ella la que me ha agredido.


- Pues cuando vino estaba hecha una furia, despotricando en tu contra.


- No me extraña.- Suspiro, viendo de reojo a su acompañante.- Oye, que…me he ido.


- ¿Qué? ¿A dónde?- Pregunto con sorpresa.- No tenías transporte ni con quien irte.


- Teddy.- Su voz bajo muchísimo, tanto que su acompañante no podía oírlo.- Hoy seguramente no iré a dormir.


- ¡¿Qué…?!


No dejo que el otro empezará con su cuestionamiento cuando colgó, ya estaba bastante nervioso a causa de lo que estaba a punto de hacer como para tener que aguantar también las paranoias de su amigo. Lo adoraba, pero era lo que menos necesitaba en esos momentos, además, lo conocía y era capaz de ir a buscarlo para conservar su pureza.


- Ya hemos llegado.


Larry no vio el lugar, solo salió cuando Ahk se lo dijo, viendo como pagaba al taxista antes de coger una de sus muñecas, llevándolo consigo a dentro del edificio. Subieron algunos pisos por las escaleras, al parecer el ascensor estaba roto, hasta que llegaron al piso del egipcio. Nada más abrir la puerta y poner un pie dentro del lugar, sintió como era atraído por una fuerza mayor, una ansiosa que lo pego a su cuerpo mientras devoraba sus labios, cerrando de una patada la puerta. Ni lento ni perezoso enredo sus brazos alrededor de su cuello, abriendo su boca para dejar que la contraria entrará en su cavidad bucal. Su lengua no tardó en unirse a la del contrario en una ansiosa danza, restregándose y mezclando sus salivas hasta que formaron una sola.


- O…Oye…- Lo separo un poco de su cuerpo.- Déjame respirar un poco.- Le dijo agitado.


Larry no recibió respuesta alguna, al menos no verbal cuando sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando la boca contraria comenzó a vagar por su rostro, lamiendo su mejilla para después pasar a su cuello donde dio una pequeña mordida, lamiéndola a los pocos segundos.


- Ah….


Sus ojos se cerraron, llevando sus manos a bajar por el cuerpo del hombre que lo aprisionaba, acariciando su ancha espalda, arañando un poco la misma cada vez que le mordía, mandándole placenteras descargas por su espina dorsal.


- Sabes muy bien.- Murmuro en el oído contrario, sacándole un sonrojo a Larry.- Me pregunto si todo tú sabrá igual de bien.- Una de sus manos bajo por su cuerpo como si fuera una serpiente, una que iba con delicadeza acariciando de forma insinuosa cada rincón de su cuerpo.


- ¿Por qué…no lo compruebas?- Empezaba a agitarse, nunca antes había sentido nada como lo experimentaba en esos momentos.


- Lo haré encantado.- Le murmuro al oído con lujuria, lamiendo su lóbulo antes de morderlo.


- Ah…


Ahkmenrah llevó sus manos hasta los glúteos contrarios, apretándolos, masajeándolos para después hacer que se movieran de forma brusca hacia delante, haciendo chocar sus virilidades mientras sus labios devoraban los contrarios, acallando los labios que salían de esos deliciosos labios con los suyos propios. Poco a poco fue Larry quien movió su cadera, de adelante hacia atrás, restregándolos. Sus manos se subieron por el cuerpo contrario, separándose unos instantes, llenando sus pulmones de oxigeno antes de retornar la acción que realizaban.


Haciendo algo de presión el egipcio logró que el estadounidense enredará sus piernas en sus caderas, dejándolo sujeto a su cuerpo mientras caminaban sin separarse un solo centímetro, chocando con las cosas a su alrededor pero sin tomarle importancia hasta que finalmente llegaron a su objetivo: la cama. Con cuidado, dejo a su amante sobre la misma, llevando sus manos al abdomen contrario, acariciando los músculos que residían en el mismo mientras sus labios devoraban con avidez el cuello contrario, dejándole alguna que otra marca causada por la pasión del momento.


Larry por su lado había llevado sus manos al pecho contrario, acariciándolo en suaves caricias descendientes, deteniéndose en el borde de sus pantalones antes de volver a subir. Se separaron una vez más, en esta ocasión se quitaron los zapatos sin dejar de verse, al igual que los calcetines para finalmente permitir que el otro le quitara lo que le quedaba de ropa. Las manos del chico de piel trigueña se posaron en la camisa del chico más pálido, sabiéndola para devorar con su mirada ese suave cuerpo que lo invitaba a pecar, a corromperlo por completo. El chico de ojos azules por su lado el quito la parte superior de sui ropa, acariciando con la yema de sus dedos los definidos abdominales contrarios, sintiendo algo de envidia de estos y a la vez deseoso de probarlos.


Los labios ávidos de conocimiento del extranjero se posaron en los pezones contrarios, estimulando con su boca el izquierdo mientras que con el contrario lo acogía entre sus expertos dedos, masajeándolo para después tirar de él, oyendo los gemidos contrarios, como se retorcía entre sus brazos. Todo ello no hacía sino hacer crecer su excitación que ya se encontraba más que deseosa de salir de esa prisión que era la ropa. La mano del contrario seguía acariciando sus abdominales hasta que en un gemido bajo aún más la mano, temblándole un poco cuando abrió el botón de su pantalón para colarla dentro. Esto ocasiono que Ahkmenrah diera un gemido sorprendido cuando se vio aprisionado por esa suave mano, quien le daba una pequeña caricia, casi indecisa.


Motivado por las sensaciones que recibía y daba, hizo más insinuantes sus movimientos, arremetiendo con la mano que poseía su erección, indicándole de forma muda que siguiera con sus movimientos, algo que captó al instante. Con agilidad, Ahk le sacó al otro el resto de la ropa que poseía, queriendo apreciarlo por completo sin tener la estorbosa ropa de por medio. Al verse descubierto, Larry sintió que sus mejillas se teñían en un adorable sonrojo, parando sus movimientos y estando por retirar su mano para cubrirse pero eso no fue algo que su acompañante permitiera, quien sacándose la ropa de una forma completamente pornográfica, cogió la mano que anteriormente le masturbaba, llevándola a su miembro para moverla sobre él, apreciando como el otro cerraba sus ojos avergonzado pero continuando con lo que hacía.


Bajando la mirada, beso el torso contrario, asegurándose de dejar varias marcas que lo recorrieran por completo, mismas que no iban a desaparecer en un tiempo. Cuando se sintió complacido ante su obra, llevo tres de sus dedos a los labios contrarios.


- Lámelos.


Su voz estaba ronca, producto de la excitación que solo logró que el otro se prendiera aún más, sujetando con su mano libre la que se le era ofrecida. Haciéndolo de la forma más pervertida que conocía, empezó a lamerlos sin dejar de ver los ojos contrarios, a veces dándole una pequeña mordida a la punta como si fuera otra cosa la que estaba en sus labios, una más grande que se encontraba excitada entre las piernas del otro y que su mano se concentraba en acariciar.


Ante ello Ahk no pudo más que soltar un gemido ansioso, ya quería estar dentro de ese cuerpo que sin duda alguna iba a llevarlo a la locura. Retirando sus dígitos de forma cuidadosa de sus labios los llevo a la apretada entrada del otro, separando un poco sus nalgas para acariciar por fuera ese escondido lugar antes de ejercer cierta presión, permitiendo que el primero entrará. Todo esto hizo que un increíble escalofrío le recorriera, si ya era apretado estando uno solo de sus dedos, ¿cómo se sentiría cuando estuviera dentro de él? Fue una verdadera tortura la preparación, ambos estaban demasiado excitados y deseosos de sentirse por completo como para querer perder el tiempo en lo que hacían aunque ambos eran conscientes de que esta parte era una de las más importantes. Cuando sintió que Larry estaba listo apartó su mano de la parte trasera, acariciando con la otra la mejilla del chico.


- Hay algo que quiero que hagas…antes de que te la meta.


- ¿El…qué…?


Cambiando de posiciones quedaron ambos sentados, la mano de Ahk empujo a Larry hasta que sus labios quedaron frente a su muy excitada hombría. No fue necesario que se dijera nada más para que el chico más pálido cogiera esa erección entre sus manos, acariciándola antes de sacar de forma tímida su lengua, dándole una probada a la punta. Tras unos instantes comenzó a coger confianza, pasando su lengua por todo el tronco, concentrándose en las palpitantes venas que se encargaba de saborear, dándoles pequeñas mordidas y succiones que volvían al otro loco. Animándose ante los gemidos que producía el otro a causa de sus caricias, bajo hasta el par de testículos, metiéndose uno en la boca, chupándolo a la vez que el restante era acariciado con su mano.


- Basta.


Separándolo de un tirón hizo que se pusiera sobre él, Ahk era consciente de que si seguía viendo esa escena, sintiendo esas caricias iba a acabar corriéndose antes de entrar. Y eso no era lo que él deseaba.


Abrió las nalgas del otro, sintiendo como colocaba sus brazos en sus hombros a la vez que se alineaba su más que dotada y excitada hombría en ese agujerito que le esperaba ansioso, palpitando deseoso de sentirlo dentro de sí. Dando un pequeño empujón hizo que la carne fuera atravesada, ambos gimiendo con fuerza cuando finalmente habían acabado completamente unidos, sudorosos y agitados.


Fueron necesarios algunos minutos antes de que las embestidas se hicieran presentes no obstante ambos ya se encontraban enloquecidos, sobre todo Ahkmenrah, quien estaba tan apretado que cuando comenzó a embestirlo no podía contener sus gemidos.


La sonata no tardó en hacerse visible, sosteniendo el activo las caderas de su pareja, ayudándolo a auto – penetrarse, permitiéndoles de esta manera llegar más hondo, sintiendo como los testículos del chico de ojos oscuro golpeteaban sin descanso los glúteos contrarios, sintiendo como la erección que se encontraba libre se frotaba contra el pecho descubierto del otro, llevándolos a su límite. Consciente de ello, Ahk intercambio las posiciones, dejando a su compañero bajo su cuerpo para abrirle las piernas, colocándolas sobre sus hombres antes de arremeter con más fuerza, más velocidad, sintiendo esos gemidos en su oído que lo enloquecían, ambos al borde de perder la cordura. Cuando el orgasmo finalmente los golpeo fue una sensación increíble, Larry se derramo de forma potente entre ambos, entre gemidos y estremecimientos, el contrario por su parte sintió esas estrechas paredes apretarle aún más, llevándole a tener el mejor orgasmo de toda su vida.


Al acabar se dejaron caer, agotados pero satisfechos, aunque no del todo. Se dieron una mirada pícara, besándose antes de intercambiar posiciones, después de todo tenían toda la noche para divertirse.


 


Cuando el sol finalmente se hizo presente, el “invitado” ya no se encontraba en la cama ni por ninguna parte del departamento, eso era algo que Ahkmenrah ya se esperaba pero no podía evitar sentirse decepcionado por ello. Al menos había logrado quedarse con algo que le pertenecía a ese chico de la misma manera que este se había llevado un pequeño detalle de su parte. Quizás lo hicieron con la idea de encontrarse algún día, quizás era una forma de no olvidar lo que esa noche había ocurrido entre ambos, no importando el tiempo que pasase o las distancias que tomaran. Pero al fin y al cabo todo eso había sido cosa de solo una noche.

Notas finales:

¡Wua, no puedo creer que al final pudiera publicarlo hoy! Estaba tan emocionada que ni si quiera fui a cenar para acabarlo XD.


Espero que os haya gustado, a mí la verdad es que me ha gustado bastante el resultado. Casi creo que sale para una continuaciñon, ¿no? No sé, tengo tantas ideas de esta pareja que ya no sé si van a ser largos o shorts XD.


En fin, espero veros pronto, ¡yanne!


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