Su cumpleaños, el día mas bonito del mundo, y vaya que lo decía con un enorme grado de sarcasmo, las ojeras se notaban en su rostro, y vaya que aún era un niño, a cualquiera normal le encantaría su cumpleaños, pero vaya que de normal no tenía nada, y no era exactamente un mocoso, suspiró antes de bajar, quizás el quejarse tanto no ayudaba en nada pero no lo dejaría de hacer, necesitaba un expresso de Mamma para ya no odiar su desgraciada existencia.
- Oh, Reborn-kun, buenos días - saludó quien le tenía un verdadero cariño y no se avergonzaría de ello en lo absoluto, Reborn observó su cuerpo, la mujer en si era linda, pero esta vez se había arreglado y si no fuera por su relación, no dudaría en intentarle conquistar, pero también notó que la casa que podría llamar hogar estaba desierta, solo Mamma y él estaban, la mujer notó su descubrimiento - Oh, Tsu-kun salió con un chico muy apuesto - explicó, Reborn miró a la mujer curioso - Era un tal.. ¿Hibari? Bueno, I-pin fue con su ''maestro'', Fuuta-kun salió con Bianchi a visitar a Hayato-kun y yo saldré con Iemitsu, finalmente tuvo días libres - explicó emocionada, quizás por eso no se quejo, ver a la mujer feliz le hacía feliz - Ah, te deje un expresso y comida, aún está caliente - agregó con una sonrisa amable, Reborn asintió y sonrió - Bueno, me voy - se despidió saliendo de la casa.
- Que te vaya bien - despidió con voz un poco cansada, fue a donde se encontraba su comida y comenzó a degustarla, como siempre, exquisita - Ahora que lo pienso... No menciono a la vaca estúpida - recordó con un poco de amargura, realmente no le importaban las cajas que en ese momento se encontraban acumulados, regalos de cumpleaños que daban por puro interés, los odiaba. Soltó un suspiro cansado, quizás debería ir a molestar a Tsuna... Y es que hacia mucho tiempo que no se sentía así de solo. Sus ojos se vaciaron un poco, aún recordaba todo eso... Antes de sumirse en la melancolía, un humo rosa rodeó la habitación, frunció el ceño, enseguida le envolvió y al abrir sus ojos notó que su cuerpo era el de un mocoso de 20 años (ignorando que tenía mas de 90 años), soltó un suspiro con una sonrisa arrogante, no estaba mal, aunque de igual forma tenía en mente el asesinato de cierto científico, su sonrisa se amplió, empezaba a divertirle su estúpido cumpleaños, escucho un pequeño tintineo, o bueno, el sonido de unas llaves al moverse, ¿Tsuna habría llegado tan pronto? Negó, si estaba con Hibari significaba que llegaría tarde, la puerta se abrió permitiéndole escuchar un chasquido de molestia, al ver pasar a un mocoso de cabello azabache ondulado y orbes esmeralda - Vaca estúpida - al ser mencionada tembló, pues no se había dado cuenta de que estaba ahí, al verlo se sorprendió.
- Así que estabas aquí - suspiró cansado - Todo lo hizo Verde - explicó al percibir un aura asesina en contra de su persona directa del mayor, al recibir la explicación se relajó un poco, el menor soltó un chasquido de molestia y se apresuro en intentar subir las escaleras - Iré a dormir - su tono era cansado, pero se notaba una clara molestia y quizás, ¿vergüenza? Reborn averiguó eso, pues notaba un leve sonrojo en las mejillas contrarias.
- Oye, vaca estúpida - llamó, el mencionado le miró molesto - Hay que salir a algún lado, vaca estúpida - no tardó en subir las escaleras hasta donde se encontraba el mencionado para abrazarlo por el cuello con el fin de que no escapara - Quiero ir a beber! Vamos a beber - no le importó la opinión ajena, pues le arrastró sin dejarle negarse.
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- Ah, estaba cerrado - soltó un suspiro cansado, el chico a su lado parecía (y estaba) molesto
- Ah, estúpido Reborn! Era obvio que todo estaría cerrado! - replicó, el azabache le dedicó una mirada asesina por el adjetivo usado hacia su persona, pero el chico no retrocedió de sus palabras, ya llevaban quizás 3 horas caminando hacia diferentes lugares, pero como era obvio, todo estaba cerrado, ¿la razón? Un festival o algo así, ya casi anochecía y debían regresar
- Oye, vaca estúpida - llamó, el chico le observó curioso del porque le llamaba, el azabache mayor sonrió con burla - Si lo sabes, ¿no? - preguntó burlón, el adolescente le observó confundido y ladeó la cabeza, dando a entender que no entendía de que hablaba - Esto... - se acercó cauteloso al chico, haciendo que este retrocediera nervioso hasta chocar contra la pared, las mejillas del chico ardieron por la cercanía que a cada momento iba aumentando - Es una cita - terminó con una sonrisa grande llena de burla, el rostro del Bovino no sufrió ningún cambio, al paso de unos segundos, enrojeció totalmente al entender lo que decía el asesino, miró al mayor con el objetivo de notar que solo se estaba burlando de él, pero antes de conseguirlo recordó algo... Duraron mas de la mitad del trayecto con las manos entrelazadas, comieron en un puesto de crepas (que afortunadamente encontraron) y para rematar, era el cumpleaños del mayor, estaban solos y su distancia no era prudente. Definitivamente no podía negarlo, porque... ¡¡Era la verdad!! - Aunque bueno, no importa, supongo que sólo lo hiciste por ser mi cumpleaños - el azabache se alejó borrando su sonrisa, pero aún aparentando tranquilidad - Y como no tenías un regalo, lo único que podías hacer era esto, ¿no? - Lambo fue capaz de notar como el azabache estaba realmente tranquilizándose, como si se calmase después de alegrarse mucho, por algún motivo algo dolió dentro de él.
- Re... !- se detuvo al ver como el azabache se estaba alejando un poco, él ya había empezado a caminar - ¡Reborn! - llamó firmemente al correr en dirección a él, el mencionado volteó con una ceja enarcada, pero no tuvo el tiempo suficiente de reacción, pues cuando notó, el chico ya tenía sus manos en su camisa, al notar esto no reaccionó al sentir una suave sensación sobre sus labios, notó los ojos cerrados con fuerza del chico, sus mejillas rojas y su ceño fruncido ante el nerviosismo, no tardó en abrazar por la cintura al chico, aumentando la duración del beso, el azabache menor finalmente se alejó y con dificultad pudo hablar - F-Feliz cumpleaños... Reborn - su tono era suave y se notaba su nerviosismo, el azabache sonrió de lado finalmente feliz y estando a punto de retomar la acción, un humo rosa les envolvió a ambos, regresándoles a su edad, el azabache suspiró un poco molesto ante esto, aunque aún permanecían sus recuerdos, era obvio que se trataba de un experimento de Verde, levantó la mirada de su cuerpo para observar al pequeño Bovino, quien parecía necesitar urgentemente un psicólogo, pues parecía traumado mientras su cara estaba roja, era obvio que él también recordaba todo, quería decir algo para burlarse pero una voz le detuvo
- Oya, oya, eso no me lo esperaba de ti, Arcobaleno - se burló una piña que pasaba por casualidad - Traumar a la vaca siendo un niño, que cruel - y ahí iba su dramatismo para burlarse, Reborn chasqueó la lengua molesto pero notó que la piña no era el único que estaba ahí, y la ira subió por su pequeño cuerpo, todos iban a morir después de tomar fotos.
- El experimento funcionó - comentó en alguna parte del mundo Verde con malicia y una leve sonrisa que sólo aclaraba su malicia, una mirada violácea se dirigió a él
- Incluso aunque lo haya hecho, Reborn-senpai sabe que fuiste tu el responsable de todo - comentó con un tono de cansancio - Es incluso posible que quiera matarte - agregó suspirando, las orbes del mayor se dirigieron a él con molestia, la nube solo suspiró.
- En realidad, sólo lo estaba probando - el contrario le observó sin entender a que se refería - Reborn solo era mi sujeto de prueba, aprovechando que era su cumpleaños, en realidad...- la mirada afilada del científico se dirigió al chico, causándole un escalofrío - Lo quiero probar en otra...persona - una sonrisa apareció en su rostro, una sonrisa que no iba de acuerdo a la edad que aparentaba su cuerpo, el motociclista al entender a que se refería enrojeció enormemente.