Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El secreto de la momia por Ayumi Kuran

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Pues después de mucho pensarlo, de ver la película y los trailers de Tadeo Jones 2 se me ocurrió esta idea y ya no la pudo ignorar...por lo que puede ser rara pero también puede llegar a gustar XD. Solo espero que lo disfrutéis nwn.

Hacía muchos años, desesperados por esconder sus tesoros de los invasores que pretendían robarles y acabar con ellos, el emperador Atahualpa, le pidió y rogó a la Madre Naturaleza por ayuda, siendo sus ruegos concedidos, permitiéndoles esconder en Paititi todos sus tesoros, pagando un alto precio para ello pues por mucho que les diera una estatuilla de oro, seguía siendo esta su condena, convirtiéndolas en momias que pasarían el resto de sus eternas vidas encerrados bajo paredes frías y oscuras, rodeados de oro pero sin ver el mundo exterior, condenados a vivir de esa forma por toda la eternidad.


Atahualpa había visto pasar a cientos de mortales, cada uno más extraño que el anterior, al principio esperaba que no fueran invasores, que pudiera llevarse bien con ellos y saber cosas del exterior. No tardo en darse cuenta de que esa forma de pensar era un error, que los llevaría a todos a la ruina y destrucción por lo que ya no lo pensaba, nada más verlos entrar atacaba, matándolos. Tras esto siempre observaba con curiosidad sus atuendos, sus armas y todo aquello que le mostrará cosas del exterior.


A veces se acercaba hasta la entrada, tentado a abrirla para poder sentir la suave brisa del viento tal y como lo hacía siglos atrás pero pronto se reprochaba así mismo, tenía una misión que cumplir y no podía permitir que nada ni nadie le hiciera olvidar su verdadero propósito: proteger a todos sus súbditos con su propia vida.


¡Pero todo cambio tan rápido!


Jamás pensó que llegaría a conocer a un humano que no solo le salvo la vida sino que además no estaba interesado en robarle todos sus tesoros, solo quería conocer la verdad. No obstante las reglas eran las reglas, tenía una sola opción para poder seguir vivir: ser una momia. Pero él le dio una tercera opción, un juramento, al darle aquel pequeño objeto que se notaba a lo lejos el amor que le tenía, lo que le costaba separarse de él. Entonces deseo convertirlo en una momia como él, condenarlo a su mismo destino para que pudieran estar juntos y sin embargo lo veía imposible, estando resignado al verlo marcharse junto al anciano hombre y la mujer.


- Esperad.- Sin poder evitarlo habló, abriendo una vez más la entrada para verlos.- Podéis quedaros para comer algo antes de iros.


- ¿En serio?- Los ojos del profesor se iluminaron.- Lo cierto es que hay algunas cosas que me gustaría saber sobre vosotros. ¿Podríais contestarlas?


- Por supuesto, aunque solo si os quedáis.


- ¿Chicos?- Su mirada ilusionaba los clavo.


- Por mí está bien.- Asintió Sara, sonriendo al ver así a su padre.- Ha sido un viaje cansado, estaría bien recuperarnos un poco antes de seguir.


- S – Sí pero…


- ¡Entonces decidido!- Contestaron padre e hija a la vez, entrando en el lugar.


- Claro…será genial.- Murmuro inseguro.


No muy seguro se acercó hasta donde el emperador mantenía la puerta abierta, permitiéndole entrar para después cerrarla a su paso, dejando a Tadeo cada vez más nervioso.


- ¿Estás bien? Te ves muy tenso.


- ¿La verdad?- Lo miro de forma insegura, sus ojos se desviaban de una a otra con todas las momias que pasaban.- Tengo…un pequeño problema.


- ¿Cuál?- Pregunto reticente, esperaba que no tuviera que ver con el dinero, si era así iba a tener que mantenerlo con guardias e incluso tener que considerar no dejarlo marchar, bueno, eso último no le gustaba.


- Le tengo miedo…a las momias.- Admitió concierto temor.


- ¿Qué?- Eso no se lo esperaba, tuvo que recolocarse la mandíbula cuando esta se le salió de su sitio.- ¿Por qué?


- Digamos que cuando era pequeño tenía que dormir con el letrero de una momia gigante que se movía fuera de mi ventana. Es casi un…trauma


- Entiendo.- Eso de alguna forma le aliviaba, viendo el estado derrotado del otro.- está podría ser una buena oportunidad para superar ese miedo.


- Supongo que sí.


Y a pesar de ello se mantenía nervioso cada vez que una se le acercaba demasiado, viendo a los otros dos conversar con calma con todas aquellas que se le acercaban, él por su parte se mantenía bebiendo, pudiendo hablar con alguna que otra momia de forma suave, amable, y Atahualpa no tardó en entender el por qué la chica mortal se había fijado en él, era  completamente distinto a lo que alguna vez hubiera conocido, ya fuera en su propia época o en los años que le siguieron en su inmortalidad. Fue entonces que se dio cuenta de que le gustaba, lo hacía de verdad.


Para mala suerte del emperador, él nunca pudo mostrar sus verdaderos gustos ante el sexo hasta que se convirtió en momia, pudiendo dirigir su mundo por muchos años que pasarán sin necesidad de un descendiente, además de que nunca podría tener uno, pero ya era demasiado tarde para buscar una pareja, prácticamente todos sus súbditos tenían a alguien con quien pasar el resto de sus vidas y él no tenía interés en los que quedaban solteros. Pero ese mortal…lo conquisto. Era irreal, absurdo y un verdadero error, sin embargo, ¿cómo luchar contra sus propios sentimientos? Era difícil, mucho, quizás por ello cuando tuvo una oportunidad decidió aprovecharla.


Tadeo se había quedado solo, alejándose de ellos para poder ver por última vez el gemelo de su padre, acariciándolo con sus dedos sabiendo que la despedida estaba cerca. Él podía ver lo que le dolía esto, acercándose con cuidado se sentó a su lado, viendo como el estado de borracho pasivo estaba en el otro sino seguramente se hubiera alejado de su contacto.


- No lo entiendo.- Habló por fin, viendo al que estaba vivo.- ¿Por qué es tan importante para ti?


- Porque le perteneció a mi padre.- Sus palabras eran arrastradas, casi que le costaba hilarlas entre sí.- ¿Sabes? Yo perdí a mis padres cuando tenía cinco años.- Con cuidado le dio un sorbo a su copa.- Fui criado por mi abuela y esté es el único recuerdo que tengo de ambos. A penas puedo recordar cómo eran, todo lo que sé es lo que me contó mi abuela pero…sé que los amaba al igual que ellos lo hacían conmigo, cada vez que lo veo siento que están cerca, dándome apoyó a su manera.- Una suave risa salió de sus labios, dejándose caer de espaldas.- Absurdo, ¿no?


- En absoluto.- Dijo después de unos instantes, viéndolo.- Creo que es algo noble, mucho más que estés dispuesto a renunciar a ello por tus amigos y por ti mismo.


- Yo…estoy seguro de que estará seguro con vosotros.- Admitió poniéndolo en su lugar.- Además, si no estuviera convencido de que ellos no dirían nada no haría esto.- Confeso, viéndolos en la fiesta.- A mí no me importa si me hubierais matado o convertido en momia pero…no me parece justo que la paz por la que tanto habéis sacrificado se vea destruida por el egoísmo de las personas.


- Eres especial.- Susurro viendo al hombre a su lado, no perdiendo detalle cuando este se tumbo en el suelo, dormitando.- Mucho más de lo que cualquiera podría darse cuenta.


Sus brazos se colocaron a los costados de la cabeza del casi dormido, acercando sus cuerpos para poder juntar sus labios, un toque suave, uno que quizás hizo que el otro despertará pero eso no le impidió continuar con él, sintiendo como enredaban los brazos en su cuello. Podía estar muerto pero sentía y sabía que si al menos no obtenía de su parte un beso iba a arrepentirse toda la vida.


¡Fue el mejor beso de su vida!


Cuando se separaron pudo ver la mirada del otro clavada en sí, ese contacto repitiéndose varias veces más, tantas como les fueran posibles antes de que finalmente esa borrachera desapareciera, cuando estaban dispuestos a avanzar, marchándose.


Fue una corta instancia, una corta amistad, misma que le dejo una huella impresa en su ser. Un día, estaba seguro de que podría salir de su reino, buscando a ese humano que le había robado su muerto corazón, conquistando el propio para poder tenerlo como su consorte. Por el momento se debía de conformar en recordar los besos, en tener su rostro en su memoria y el calor del cuerpo contra el suyo.


- Algún día…iré por ti.


Su promesa quizás paso inadvertida por el otro, quizás fue escuchada siendo la prueba de ello el escalofrío que le recorrió mas no importaba, porque era algo que pensaba cumplir a como de lugar.

Notas finales:

¿Qué tal? Es cortito pero teniendo en cuenta de que aquí son las cuatro de la mañana pues creo que no esta muy mal que digamos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).