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Cosa de Niños 3 por Reiga

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Notas del fanfic:

Hola!! Quería sacarlo para  el 2 pero a pesar de que es algo corto, no pude terminarlo antes ni hacer revisiones. Espero les agrade esta cosita.


Creo conveniente leer cosas de niños 1 y 2, si no lo han hecho.


En fin, espero les guste n.n

~*~

 

Su mirada se perdía por la ventana. Una y otra vez. Del reloj al vidrio del vidrio al reloj, y suspiraba con el pasar del tic toc. Lo más seguro es que ni supiera que hora era. Pero sabía que aquel artefacto marcaria la hora en la que supuestamente su amigo llegaría para acompañarlo.

—Cariño, por favor sal de la ventana. Aún queda un tiempo para que Dai-chan llegue. ¿Por qué no mejor vas a arreglar tu habitación?

—Ya está lista — contestó con desgano sin apartar la mirada de la ventana.

La joven madre sonrió ante la visión de su retoño. Le causaba gracia esos suspiros exagerados pero al mismo tiempo le oprimía el corazón el saber que su hijo tenía miedo de que su amigo por algún motivo no llegara. Aun cuando ya le había dicho que la madre de Daiki le había confirmado la visita horas antes.

—¿Revisaste debajo de la cama? — su hijo abrió los ojos horrorizado. Y ella sonrió. Ella misma ya había hecho todo, pero su hijo ese día se había preocupado de más también ya que sería el primer día en que Daiki se quedaría en su casa.

—Ves, te lo dije, mejor revisa que todo este impecable… no querrás que Dai-chan se lleve una mala impresión de ti .

Kagami negó enérgicamente, y corrió escaleras arriba.

 

~*~

 

Por otro lado Aomine quería llorar de la rabia y la frustración, tenía una guerra declarada con el papel de  regalo. Era difícil pero se había empeñado en la idea de envolverlo él mismo. Ahora no estaba tan seguro. El papel estaba hecho trisas y tenía cinta adhesiva hasta en el cabello y labio. En vez de usar las tijeras se empeñaba en usar los dientes.

—¿Ya te rendiste? — su hermana estaba divirtiéndose a su costa estaba seguro. Aunque era cierto. También estaba entretenida viendo lo tierno que podía llegar hacer su hermano menor.

Aomine con sus ojitos brillosos miro a su hermana y suspiro.

—Nee-chan ayúdame no puedo envolver esta cosa.

—Ven aquí — Levantó a Aomine del suelo y lo sentó a su lado. Tomando el balón. Sonrió al ver  el papel arrugado, todo roto y la cinta pegada por doquier. En poco tiempo tenía el balón envuelto con un nuevo papel y  con una gran rosa roja sobre él.

Daiki iba a darle las gracias enérgicamente a su hermana pero se vio interrumpido por su madre que venía ingresando al comedor desde la cocina.

—Ya te dije, ¡iras! así que deja de ser tan infantil y ve arreglarte no quiero llegar tarde.

—No puedo creer que me estés obligando a ir.

—Cariño — decía la madre de Daiki suspirando cansada y mirando a su esposo —Madura alguna vez en tu vida.

—Vamos Oto-chan deja de hacer berrinche y mejor ve por la revancha y recupera tu dignidad.

El Sr. Aomine  miró a su hija  con notable odio al tocarle un tema tan duro para él. Hace unas semanas había tenido la sobre confianza de ganarle  a ese hombre pelirrojo pero no había sido así. Él no era malo jugando básquet, pero definitivamente el papá de Taiga había sido mejor y le había dado una paliza en el último uno a uno que habían jugado.

—To-chan sé que puedes ganarle— le animaba  Daiki con su mano en señal de puño.

Sonrió al ver el verdadero apoyo de su hijo. Y claro que lo haría. El padre de Kagami le había  sonreído prepotente ante su derrota. Sin embrago el iría con calma y le daría donde más le duele. Se lo debía a su hijo al asumir la responsabilidad como un adulto.

—Bueno ya que hemos llegado a un acuerdo ve a cambiarte, te esperaremos en el auto —dijo la mujer  tomando la mano de su pequeño.

No vivían tan lejos… es más, en menos de quince minutos ya se encontrarían en las estancias de los Kagami.

—¿Ka-san crees que le guste? —Pregunto Daiki una vez sentado en el auto. Apretaba su regalo con nerviosismo y a la vez ilusión.

La señora de larga cabellera observo a su hijo mirando la pelota envuelta que llevaba en sus manos y miraba inseguro. Ella estaba segura de Kagami estaría feliz con que solo Aomine estuviera ahí. Pero decirle eso a su hijo parecía no ser suficiente.

 

~*~

 

El sonido del timbre le aviso a la pelirroja  que llegaban sus invitados. La madre de Taiga  sonrió al no ver a su hijo como una tromba bajando la escalera. Lo más seguro es que no hubiese escuchado el timbre.

 Ver entrar al joven moreno fue todo un gusto. Muy enfilado y de gran porte con su regalo en brazos.

—Me alegra mucho que hayan podido venir — los recibió la pelirroja.

—Buenas tardes señora Kagami, ¿Taiga está en su habitación? — preguntó al no ver a Kagami por ningún lado.

—Sí, espera y… —“Lo llamo” iba a decir pero el menor ya iba media escalera arriba —Bien no es necesario — dijo riendo.

—Lamento la mala educación de mi hijo —sonrió la morena apenada.

—No te preocupes me gusta que se sienta en confianza. Muchas gracias por venir  y dejar que pase el día con Kagami, la verdad es que soy algo inexperta en esto. Hice un pastel y compre dulces.  Es la primera vez que le celebro su cumpleaños con un amiguito, Taiga se ha encariñado mucho con Dai-chan.

—Ni que lo digas. “Tai-chan” es de lo único que habla Daiki en casa.

Ambas mujeres rieron y se fueron conversando hacia la cocina. Por otro lado ambos hombres se miraban sacando chispas. Uno con burla y otro con rencor. Una revancha se avecinaba de seguro.

 

~*~

 

Aomine entro como dueño en casa a la habitación de Kagami, miro hacia todos lados hasta que dio con una situación extraña. El pelirrojo se encontraba con medio cuerpo debajo de la cama.

—¿Taiga que haces?

El pelirrojo al escuchar la vos opto por olvidar lo que quería alcanzar.  Un calcetín solitario en la esquina y casi escondido detrás de las patas de la cama podía esperar y seguir un tiempo más ahí.

Kagami con dificultad salió debajo de la cama. Quedando con casi toda la pansa al aire y su cabello en pésimo estado. Aomine rio con ternura antes de bajar su polera y acomodar su cabello sin soltar con su otra mano su obsequio.

—Feliz cumpleaños Taiga —Dijo el morenito poniendo el regalo en frente de Kagami.

Los ojos de Taiga brillaron ante esa sonrisa reluciente del moreno. Recibió el objeto y agradeció por ello. Enseguida se sentó en su cama y Aomine a su lado a la espera de la reacción de Taiga al ver su regalo.

Era el primer regalo que recibía de otra persona que no fueran sus padres. Por lo que lo abrió con delicadeza.  Quitando con cuidado el listón rojo y luchando por no romper el papel.

—Muchas gracias Daiki, esta bonita —  decía al ver con ilusión el balón anaranjado. Kagami estaba feliz, tanto que no sabía qué hacer ni como demostrar lo cálido que se sentía su pecho en ese momento.

Kagami miro la cinta roja aun con la cinta adhesiva y sonrió al tomarla. De pronto pensó que se vería muy bonita en el cabello de su amigo.

—Daiki también es mi regalo hoy —dijo con  tono juguetón pero sincero.

A Aomine no le agradaba mucho el hecho de tener una cinta roja en el cabello,  sin embargo el significado de ello hacia que ni siquiera tuviera impulsos de quitársela. Por ese motivo y por tener esa bonita sonrisa enfrente no se la quitó y asintió. Él estaba muy de acuerdo.

Cuando fue la hora de bajar y estrenar el regalo. Ambas madres se encontraban en la mesa preparando todo para que los pequeños pudieran tener un festín a gusto. La extrañeza de La cinta fue notoria para todos. Pero ninguno había querido preguntar, solo los dejaron jugar, divertirse y comer. Ambos eran buenos para ello ya lo habían podido notar, lo bueno es que también tenían energía de sobra.

Harto empeño tenían. Corriendo de aquí para allá en busca del balón. El padre de Aomine no estaba muy feliz pues su hijo no lo apoyaba para nada. Se suponía que hacían quipo padre he hijo, pero en cuanto Daiki obtenía el balón sonreía, y se lo pasaba a Kagami ignorando las ordenes de su padre.  Su revancha al parecer podía seguir esperando. Quizás cuando solo fuera un uno a uno porque estaba claro que su hijo de su parte no estaba.

 

~*~

 

Ya era de noche y tanto Aomine como Kagami disfrutaban de la película Mi villano favorito, Sus risas mientras intentaban imitar la vos gangosa de Gru era deleitable a los oídos de la pelirroja que se encontraba en la cocina dejando todo limpio.

La película dio término con dos pequeños que ya no daban más del sueño. Luchaban contra él, solo con la intención de seguir jugando juntos. Pero Aomine se daba cuenta de que Kagami  bostezaba bastante y se refregaba constantemente los ojos.

Por esa razón tomo su mano y lo guio donde su madre para decirle que ya querían dormir.  Vio a atento como ella le sonreía. Ella era tan cálida como su madre. Se sentía a gusto. Ambos fueron llevados a la habitación de Kagami.

Aomine se quedó quieto viendo como Kagami seminconsciente era cambiado de su ropa por un pijama de Tigger. Le pareció adorable y sonrió por ello. Luego fue su turno. Se enojó cuando vio el pijama de osito. Le había dicho a su madre que no empacara ese, sino uno de súper héroe. Él no quería que Kagami lo viera con un traje de osito.

 Aun así se dejó vestir. No quería ser mal educado y hacer un berrinche, pero eso sí. Esto no se le olvidaría. Menos  si Kagami lo molestaba por su pijama.

—Bien Dai-chan, nosotros estaremos al lado. Cualquier cosa llámame  — Daiki asintió. Viendo como ella depositaba un beso en la frente de Kagami y luego en su frente. La calidez de ella fue trasmitida en ese gesto.  

La puerta solo fue juntada y  la pelirroja dejo encendida  una lámpara que estaba cerca de la puerta. Aomine sonrió al pensar que quizás  Kagami tampoco podía dormir con la luz apagada.

Se volteo cuando sintió la mano de Kagami apretar la suya. Su mirada se encontró con esa sonrisa tan niña, sincera, adorable y  deslúmbrate que olvido por completo el enojo por su pijama. Apretó su pequeña mano en respuesta y se apegó un poco más.

—Taiga… —Aomine vio esos ojitos cerrarse de apoco pero abrirse con lentitud a su llamado —¿Para mi cumpleaños estarás conmigo también?

—Sí,  te… voy a dar … un gran regalo.

Sus ojos se cerraban y Aomine sonrió juntando su frente con la de Kagami. El regalo no le importaba. Sabía que sus padres como siempre le darían muchos ese día, pero él solo quería que Kagami estuviera a su lado. Ese día y todos los demás. Jugar con él era entretenido. Llamarlo  su Amigo lo hacía sentir bien, pero llamarlo su novio era mucho mejor. Recibir toda su atención era todo lo que quería. Aunque sabía que la tenía, siempre la deseaba.

Sintió cosquillas cuando una suave y  tibia brisa dio con su nariz y luego escucho un suave ronquido. El pequeño ya se había ido al otro mundo. Aomine no evito tocar el  ceño de Taiga  al ver que  lo fruncía. Como si tuviera un mal sueño o alguna incomodidad.

—Shhu shhu — dijo suave queriendo calmarlo y sonriendo al ver que suavizaba su sueño y le mostraba una  sonrisa tranquila aun dormido. —Eres un bebe —dijo bostezando.

Daiki susurro  un “Buenas noches Taiga” en un  último intento de mantenerse despierto. Aomine apretó la mano de Kagami una vez más y poco a poco fue acompañándolo en el sueño. Deseando que el mañana llegara pronto para despertar a su lado.

 

Fin

 

Notas finales:

Bueno ya con el cumpleaños de Aomine será el último de cosas de niños. Espero nos veamos ahí n.n muchas gracias por leer! Espero les haya gustado n.n


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