- No te detengas, por favor –suplique
- No lo haré, tranquilo
Él soltó un suspiro en mi hombro derecho y yo me sentía pereciendo.
Estábamos en los asientos traseros de su automóvil, jamás me sentí tan desesperado por un polvo. Por un poco de él. Él repasaba mi cuerpo entero con sus enormes y pecaminosas manos, mientras su inquieta boca me besaba por todos los lados donde esta tuviera acceso. ´
Le bese la boca en cuento tuve oportunidad, el beso fue tan intenso como el mismo momento, con mis manos jugué con el cabello de su nuca y lo empuje más hacia mí. Comencé a frotar mi trasero contra su pene, sobre la tela pude sentir como este comenzaba a crecer. Detuvimos el beso y observe como sus ojos eran poseídos por el deseo, detuvo sus manos en mi cintura, mientras yo me sentía poderoso de tenerlo a mi absoluta merced, continúe restregando mi trasero contra su erección, él gimió, mientras echaba hacia atrás su cabeza, con sus manos comenzó a empujar mis caderas al compas que él desea sentir, me apretaba y yo lo disfrutaba, ya no era solo él el que gemía, ya éramos ambos y eso me encantaba, me enloquecía.
- Dios, mmm, me encantas –me susurro en mi oído, mientras su lengua delineaba mi lóbulo
Yo estaba en un punto tan grande que ya no solo me bastaba con restregarme con la ropa puesta, necesitaba más contacto y al parecer él lo presintió por que comenzó a retirarse la playera que portaba, mi boca comenzó a hacer su trabajo, inicie besando su cuello, mientras iba bajando poco a poco por su pecho, me detuve en sus pezones y jugué con ellos, lamí el derecho para después morderlo débilmente, lo escuche gruñir, hice lo mismo con el izquierdo, al estar sentados no tuve más acceso al pecho y regrese a su eterno cuello, la posición era algo incomoda pero era al mismo tiempo agradable, yo encima de él, él debajo de mí deleitándome con sus expresiones. Paso sus juguetonas manos por debajo de mi playera y comenzó a acariciarme el abdomen, mientras iba subiendo sus manos por mi pecho iba subiendo mi playera, cuando llego a mis pezones los apretó, me sentí morir, estaba tan sumergido en el momento que de mi boca salió un largo gemido. ¡Dios, estaba tan caliente (por él)!.
Desenrede mis brazos de su cuello y las alce para que pudiera quitarme la playera, esta aun no salía de mis brazos y él ya estaba besando mi pecho, lamia todo lo que podía y besaba todo lo que alcanzaba, mientras sus manos delineaban mi figura. Continúe restregándome contra él, él era tan delicioso como lo era de prohibido.
No fui consciente de sus movimientos hasta que no los sentí, ya no me restregaba contra él y él ya no tenía su pantalón puesto, ya lo tenía debajo de las rodillas y pude ver su enorme erección saludándome. Como pude me levante un poco de encima de él y me desabroche el pantalón, y en ese momento me sentí como el actor americano en las películas de misión imposible, que difícil fue retirarme los pantalones, porque yo no les tenía a medio muslo, ni a media rodilla como él, yo los tenia completamente afuera. Volví a montarlo, sin sentarme por completo encima de él, volví a restregarme contra él, pero ahora sin ropa, estaba siendo tan exquisito, tan delicioso, comencé a gemir más fuerte, con mis manos me apoye de sus hombros y aún sin sentarme por completo y me frote más fuerte aún, con sus manos tomo mi cintura y le daba más impulso, yo ya no solo gemía sino que gritaba, mi placer era tanto que sentía que eyaculaba y solo de la pura fricción de mi trasero contra su pene. Ya no aguante y de un sentón, rápido y preciso, metí su pene en mi interior, cerré mis ojos y de mi boca salió un largo gemido, escuche como de la boca de él, también salió los gritos de placer. Me quede un momento quieto, la intromisión me era un poco molesta pero no medí en consecuencias por culpa de la calentura que tenia, él me espero un momento y cuando creyó que era lo suficiente con sus manos en mi cadera me alzo y me dejo caer sobre su pene, gemí más fuerte, puse mis manos en sus hombros, los apreté, él volvió a tomarme de la cintura y a alzarme, cuando me sentí más preparado comencé a ser más cooperativo, con mis manos en sus hombros tome impulso y esta vez no espere a que él me alzara, yo me alce y comencé a montarlo, una, dos, tres veces y cada vez más rápido, él no me dejo solo y de mi cintura me alzo y me dejo caer, cada vez íbamos más rápido y yo me sentía en el peak, mi pene se restregaba con orgullo por su pecho, mientras su pene me penetraba tan duro y tan internamente que era imposible no llegar a mi clímax. Me contuve y aguante cuanto pude, pero estaba más allá de mí, con un fuerte gemido eyacule desde lo más profundo de mí y mi pene ensucio todo su pecho mientras el seguía alzando mis caderas más rápido aún, con jadeos levante mi cabeza desde su hombro y lo mire.
Tenía sus ojos apretados impidiendo que estos se abrieran, su boca estaba abierta y de ella salían gemidos y jadeos que no podía contener, con mi dedo índice, le limpie la saliva que se salía de su boca, con un gruñido termino, llenándome de su semen hasta las cavidades más profundas de mí, recargo su cabeza contra el asiento y comenzó a jadear.
Con mis manos delinee su rostro, sus cejas, sus enormes ojos (que aún permanecían cerrados), la marca pequeña que tenía en el parpado de su ojo derecho, sus pestañas, su nariz, sus prominentes pómulos, para finalizar con su hermosa boca (que todas las mañanas que él iba a recoger a mi hermano a nuestra casa, estaba lista para ser besada por mí).
Poco a poco fue abriendo sus ojos y cuando me miro, me sonrío como él sabía hacerlo, enamorándome más de lo que ya me sentía.
- Te amo
Y por escuchar esto, yo daría lo que fuera y arriesgaría todo.
Porque siempre que escucho esto, se me olvida lo demás.
Incluso que él es el papá de la mejor amiga de mi hermano.
Porque escuchar esos “te amo” saliendo de su boca, eran para mí la gloria entera.
- Te amo mucho más, Min Ho. –le susurre, mientras me acercaba para besarlo.
Porque por el amor de él, yo sería capaz de todo.