*Choromatsu
El día es tan caloroso que no tengo ni ganas de levantarme de la cama, escuchó a lo lejos a mis hermanos desayunando pero prefiero dar vueltas sobre el futón aprovechando el gran espacio para mí solo. Giro a la izquierda y luego a la derecha, y me detengo en seco cuando alcanzo a percibir un dulce aroma que proviene del sitio de mi nii-san, me acerco más hasta quedar mi nariz pegada en su almohada y vuelvo a sentir esa fragancia. ¿Desde cuándo Osomatsu huele tan bien? Preguntarme algo como eso... no es algo ¿Raro? Trato de despejar mi mente y me levanto de la cama para empezar mi día.
Camino hasta el comedor esperando que aun haya un poco de comida, allí están Todomatsu, Ichimatsu y Osomatsu, los demás parecían ya haber salido de la casa.
-Te levantaste tarde, Choromatsu. ¿Hoy no piensas tratar de buscar trabajo?- se rió de mí, típico de Todomatsu, lo mire a los ojos y trate de ignorarlo. –Bueno... yo si tengo cosas importantes que hacer así que me voy.
-Yo también me voy- dijo Ichimatsu, tomando una de las cajas de golosinas para sus gatos y solo se fue.
En un segundo solo quedábamos Osomatsu-niisan y yo, era tan extraño estar solos los dos. Tome un pan tostado con mermelada y empecé a mordisquearlo sin tomar mucho en cuenta que ya había sido medio mordido por alguno de mis hermanos.
Alce la mirada y me quede fijamente viendo a Osomatsu mientras él leía una de sus revistas en silencio. Algo ha estado cambiando desde hace unos años parece como si él y yo ya no podamos hablar sobre nada. Como si simplemente el lazo que nos unía en el pasado se hubiera roto, es doloroso pensar que en el pasado siempre estábamos juntos y ahora ni siquiera sé nada sobre él.
-¿Qué pasa contigo hoy? Estas mirándome demasiado ¿Acaso te gustó o es que necesitas masturbarte de nuevo?- su risa me sacó de mis pensamientos, se levantó de su asiento y mordió un pedazo de la tostada que tenía aún en la boca –Y esa tostada era mía.
-¡Eres un idiota!, ahora sé porque ya no podemos llevarnos bien- me levante de la mesa indignado y salí de la casa.
Camine por las calles de la ciudad hasta estar más tranquilo. Maldito Osomatsu, no te entiendo, ¿Por qué me tiene que enojar algo como eso? No lo entiendo, ¿Por qué no puedo solo olvidarlo? Restarle importancia, como lo que dijo Totty en la mañana, ¡solo ignóralo!
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Ese día regresé a casa tarde después de ir a comer algo al puesto de Chibita, ya estaban todos mis hermanos en la casa excepto por Osomatsu. En la habitación todos estaban en su mundo, que cuando entre pase prácticamente desapercibido, me senté en una esquina y saqué uno de mis mangas de la repisa para leerlo.
-Choromatsu-niisan, dijo Osomatsu que te esperaba a las 10:00 en los baños públicos para bañarse- me dijo Jyushimatsu mientras movía energéticamente sus brazos.
-¿Qué? ¿Qué ustedes no irán?
-Lo siento, como Osomatsu y tú no estaban fuimos sin ustedes- dijo Totty sin despegar ni un segundo su vista de su teléfono móvil.
Me levante del piso a regañadientes y mire el reloj, eran las 9:40 pm. Aún faltaba para que dieran las 10 pero aun así me fui a los baños, teniendo la esperanza de poder tomar mi baño antes de que Osomatsu llegara, no quería verlo. Aún me sentía algo tonto por la discusión de la mañana y no sé, me sentía... como decirlo ¿Incomodo? De estar cerca de él; pero lamentablemente todos mis planes se fueron al caño cuando mire a Osomatsu dentro de los baños hablando plácidamente con él encargado.
-Oh, Hola Choromatsu, por un momento pensé que no vendrías- no respondí nada y simplemente pase de largo –No me digas que sigues molesto.
-No, ya no estoy molesto-Me detuve para desvestirme.
-Lo siento, no pensé que te enfadarías tanto por eso- chasquee la lengua y me gire a verlo.
-Te dije que ya no estoy...- me detuve en seco cuando mire a Osomatsu ya casi sin nada de ropa, solo tenía puesto su característica sudadera roja y que en menos de un segundo se quitó de golpe. La colocó en el piso y se giró hacia mí, como si fuera lo más natural del mundo, dejándome ver por completo su cuerpo desnudo. No era extraño ver a mis hermanos desnudos, pero esta vez fue diferente, en ese mismo instante sentí que toda la sangre de mi cuerpo se acumulaba en un sitio. ¡Waaa! ¡Estoy teniendo una erección! ¿Esto tiene que ser una broma, cierto? Me agache tratando de disimular lo más que podía.
-Me alegra que ya no estés enojado conmigo- me miró extrañado por mi anormal postura. -¿Estas bien?- trato de acercarse a mí, pero yo lo aleje con mi mano.
-Estoy bien, solo me dolió un poco la espalda- me reí nerviosamente –Estaré bien, adelántate- no dijo nada y se adelantó, pero sé que se dio cuenta que estaba actuando raro.
¿Cómo me puede pasar esto a mí? Y más con alguien que se ve idénticamente igual a mí, ¿Qué diablos me pasa? Me senté en un rincón y libere un poco mi miembro, lo único bueno de todo esto es que por ser tan tarde los baños estaban vacíos y no tenía que pasar la vergüenza de que todos me vieran en esa condición. Empecé a masturbarme, si podía lograr venirme una vez me calmaría completamente, pero a pesar de todos mis esfuerzos no lograba excitarme. Trate de recordar todas esas chicas de las revistas porno, pero aun así no lograba nada, luego pensé en Nyaa-chan pero tampoco funcionó. Me sentía terrible, estaba tan apenado de tener una erección y frustrado de ni siquiera poder correrme, entonces paso algo que no tenía contemplado ni en mis sueños más locos.
Gire mi cabeza frustrado y fue que vi allí la ropa de mi hermano, levante del piso la sudadera roja y sin pensarlo lo lleve hasta mi cara para olerlo. Sin duda era el aroma de Osomatsu, tan dulce y sexy... Espera... ¿Dije sexy? Coloque la sudadera de nuevo en el piso, pero ya era demasiado tarde, mi pene y mi respiración estaban agitados simplemente por esa simple acción. Toque de nuevo mi miembro pero esta vez en vez de pensar en chicas, me puse a pensar en mi nii-san, y en un segundo estaba tan excitado que tuve que cubrir mi boca para no dejar salir sonidos extraños, abrí mis ojos tratando de calmarme un poco y fue cuando vi las demás prendas de mi hermano. Busque entre ellas hasta que logre encontrar lo que desesperadamente buscaba, su ropa interior. No lo pensé dos veces cuando me lo pegue en la cara y aspirar todo ese delicioso aroma que desprendía aquella prenda; de solo pensar en que esa ropa estaba rozándolo desnudo hace apenas unos minutos no pude evitar venirme.
Tarde unos minutos en recuperarme, tenía tanto tiempo de no tener un orgasmo tan bueno como aquel, que me sentí agotado, pero tenía que limpiar todo e ir a bañarme para que Osomatsu no sospechara de nada. Me desvestí y fue corriendo hasta la bañera donde se encontraba mi hermano fingiendo que no había pasado nada.