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Nereidas [Νηρεΐδες] por PaChZhKy

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Notas del capitulo:

F

 
 
 

Si había algo que Byung Hwa realmente odia, eso es viajar con su cuerpo Humano, ¿Porqué tenía que hacerlo?. Si con su forma dragón podía viajar más rápido. Pero JungKyun estuvo molestandolo con esa estupidez de que estaban cazando dragones y bla, bla. Y aunque quería gruñirle a su líder. Byung Hwa amaba sus escamas gracias. Eso lo llevaba a el lugar donde se encontraba, en una maldita carreta humana, sólo para llevarle una ofrenda de paz al líder de lo dragones chinos y felicitarlo por encontrar a su compañero. 
 
Todo el mundo estuvo feliz cuando la noticia de que el lider Dragon chino había encontrado una pareja salió a la luz. Y ni hablar de cuándo se enterraron que SangMin la pareja de Casper estaba esperando una cría. 
 
Todos los dragones comenzaron a llevar sus ofrendas y JungKyun no podía ser la excepción. Así que sin pensarlo mandó a Byung Hwa.
 
Si, mando a Byung Hwa en vez de ir él. 
 
Porque según su líder no podía abandonar a KiChun en pleno cortejo. 
 
Lo cuál era una vil mentira. 
 
Byung Hwa sintió la carreta moverse por el piso de tierra desigual. Y algo se le callo de la carreta.
Detuvo al caballo y maldiciendo a la maldita dragona madre de su líder se bajo.
 
Cuando llegó casi a ver que se le había caído, casi lloró al ver que sólo eran unas herramientas. Que llevaba en caso de Emergencias.
Le dolía el culo de tanto estar sentado en la carreta de porquería. Así que decidió descansar unos minutos.
 
Tenía a mitad de camino la botella de agua, la cual iba hacia su boca.
 
Cuando lo escuchó. La suave voz que lo incitaba con un desespero aterrador a seguirla.
 
Casi imnotizado la siguió por en medio de los árboles. Por unos cuantos metro.
 
Se detuvo en medio de la nada. Increíblemente cerca de un Arroyo.
Intrigado levantó la cabeza del arroyo para observar otra cosa.
 
Byung Hwa miró con un brillo especial el hermoso espectáculo a unos pocos metros. El pequeño chiquillo bailaba mientras con su hermosa voz, le llamaba incocientemente.
La poca ropa que tenia puesta apenas llegaba a cubrir sus cadera y parte de su pecho.
Su voz suave lo tenía imnotizado e inmóvil. Y sus manos comenzaron a picar con el irrefrenable deseo de acariciar la piel del joven.
El pequeño levantó las manos al aire mientras se movía con sensualidad. Sus caderas se movieron al tiempo que sus manos los hacían también sus hermoso ojos se encontraban cubiertos por una pequeña venda azul.
 
Movió los pies lentamente, acercándose sin hacer el más mínimo ruido. Mordió sus labios al ver al como el pequeño le daba la espalda. Pudo apreciar la espalda cubierta de piel suave y Blanca. La curva de sus caderas se expandia y su espalda se curvaba dándole forma a su trasero.
 
El chico ajeno a todo seguía cantando y riendo. Suspirando cuando la canción terminó. 
 
Byung Hwa miró como el pequeño se quedaba quieto sonriendo. En un intento por avanzar piso una rama seca, partiendola.
 
El pequeño chico sonrio Y hecho a correr hacia su dirección, Con los brazos abiertos y los ojos tapados. 
 
Chocó de forma abrupta contra su pecho.
 
-¡Te atrape!- Gritó con entusiasmo, y sus labios rojos y carnosos se estiraron al sonreír. Byung Hwa sintió como todo su cuerpo reaccionaba a las pequeñas manos que tocaban sus pectorales.
 
-¿SungMin?- preguntó temeroso cuando sus manos subieron por su cuello y tocaron sus mejillas.
 
 
Con lentitud le quitó la menda de los ojos. Encontrando dos gemas azules. Tan azules como el mismo arroyo que tenía a pocos metros.
 
Los ojos del joven se redondearon con sorpresa al ver la cara de un completo desconocido frente suyo.
 
Un desconocido intimidante que le sacaba dos cabezas como mínimo. Y era el doble de corpulento que él.
 
Él pequeño aguantó la respiración sin saber que hacer.
 
Y recordó lo que su Hermano SungMin siempre le decía.
 
Empujó con sus pequeñas manos el pecho del enorme hombre y se dio la vuelta dispuesto a correr hasta el arroyo.
Nisiquiera había dado un paso cuando el enorme hombre lo tomó del brazo atrayendolo hasta su cuerpo otra vez. Su cabezita chocó contra el pecho del otro hombre.
Mientras se inclinaba dispuesto a tomar sus labios virginales. Empujó al hombre una vez más y hecho a correr tan rápido como pudo con sus pequeñas piernas. Y como si fuera un dejavu él hombre sólo hizo dos pasos antes de estar contra él de nuevo. 
Esta vez lo tomó de ambos brazos y lo levantó del suelo, tomando sus labios en un beso bruto y pasional.
 
Él pequeño sintió como sus brazos comenzaron a dolerle por la fuerza infringida. Pataleo con sus piesitos y logró darle al enorme hombre una patada en la rodilla.
 
Byung Hwa soltó sus labios sorprendido. El golpe había dolido pero nada que un Dragón coreano no pudiera manejar.
 
 
-Mi dulce musa, déjame tomarte.-Recitó con anhelo mientras acomodada el pequeño cuerpo en el verde pasto y se posicionaba sobre él.
 
 
-¿Musa?.-Preguntó incrédulo mientra forsejeaba.-No soy tú musa y no quiero que un humano me tomé.
 
-Mi hermosa Musa, Soy un Dragón.-dijo con egocentrismo y él pequeño abrió los ojos asustado. Tal vez por darse cuenta que luchar no servía de nada.-Déjame tomarte.-Sus caderas tomaron impulso propio y comenzó a frotarse contra el cuerpo más pequeño. 
 
La diferencia de tamaño lejos de asustarle lo encendió.
 
 
-Tomame en el agua.-murmuró con lujuria. Con su sensual cuerpo deseoso de las caricias obscenas del dragón que no aceptaba un no por respuesta.-Quiero sentir como el agua se desliza por mi cuerpo mientras me profanas.
 
 
-¿Qué tiene de especial el agua?-Preguntó mientras su labios tomaban pequeñas partes de piel de su cuello y succionaba.
 
Con sus pequeñas manos tomó las del hombre más grande y lo movió dejándole un salir de debajo de su cuerpo. Él pequeño camino con pasos delicados hasta el arroyo moviendo sus caderas y cuándo estuvo al borde del Arroyo se deciso de las pocas prendas que lo cubrían. 
Byung Hwa observó la suave piel expuesta y relamio sus labios.
 
Definitivamente se llevaría a ese niño a su Castillo y
 
Él pequeño metió los pies en el agua y comenzó a meterse más dentro del arroyo.
 
Byung Hwa se levantó del suelo; dispuesto a tomar al pequeño en el arroyo.
 
Pero antes de que siquiera metiera los pies en el agua él chico había desaparecido entre la corriente del arroyo. Dejando a Byung Hwa fascinado y exitado.
 
Fue cuándo lo entendió todo.
 
Ese pequeño era una ninfa del agua.
 
 
-Si sigues ahí. Quiero que sepas que esto sólo hace que te deseé más.-Gritó antes de marcharse camino a la carreta que dejó abandonada.
sería suyo cuántas veces quisiera.
 
 


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