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Por ti, mi amor... por Aomame

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Por ti, mi amor...

¿Quién es Steve?

Pepper le dio golpecitos a su reloj de muñeca mientras bajaba las escaleras hacia el taller de Tony.  Tenían ya diez minutos de retraso, de los cuales cinco habían sido su culpa y cinco de los semáforos. Tenía un mal presentimiento respecto al tiempo, que se confirmó en cuanto entró al hogar de su jefe. Éste no estaba listo, es más, ni siquiera estaba.  Después del mini infarto que pasó al llamarlo y no obtener respuesta, encontró a Jarvis, el mayordomo, en la cocina.

—Jarvis—respiró un poco aliviada—, ¿dónde está Tony?

El mayordomo la saludo con una ya clásica reverencia e irguió la espalda un grado más; milagrosamente, era posible.

—Me temo, señorita Potts, que ha estado en el mismo lugar por tres días.

Pepper suspiró, debió haberlo imaginado.

—Tenemos una cena muy importante con inversionistas el día de hoy, no es posible que él no esté ahí.

—Intenté decírselo, señorita Potts.

Pepper sacudió la cabeza y suspiró. —Voy por él.

Jarvis se limitó a asentir, pero  giró sobre sus talones y la siguió.

 

Tony estaba dormido sobre una mesa, lo vieron desde antes de abrir las puertas de cristal. Pepper le llamó en cuanto entró, lo riñó como una madre a su hijo que se ha quedado dormido el primer día de clases. Siempre era lo mismo, pero esta vez, Tony no reaccionó, seguía sumido en un profundo sueño. Pepper lo observó consternada y volteó el rostro para mirar a Jarvis, en busca de ayuda.

Jarvis le devolvió la mirada, tardó un segundo en comprender que le pedían auxilio, hizo una leve exclamación al respecto; y luego, también llamó a su señor con un tono de voz más elevado. Pero Tony no despertó, si acaso, se estremeció.

Harta, Peper bufó y se acercó a él dispuesta a sacudirlo.

—¡Tony! ¡Llegaremos tarde! ¡Despierta de una…!

Justo cuando estaba por tocarlo, Tony se incorporó violentamente.

—¡STEVE!— Tony había despertado jadeando,  empapado en sudor  y con ¿lágrimas?

 Pepper se había asustado con ese despertar  y  había retrocedido un par de pasos. Se sostuvo del brazo de Jarvis, quién había corrido a auxiliarla, y vio una expresión en Tony que jamás había visto.

Parecía perdido, con la  mirada al frente y  los ojos desorbitados, como enloquecido, aún no había reparado en ellos y no lo hizo hasta que Jarvis lo llamó.

—¿Señor… ? ¿Señor?

Tony volteo a verle, reconoció a Pepper e intentó recomponer su expresión, tragó saliva y se talló el rostro como para despertar.

—¿Qué… qué sucede, Pepper?

Pepper también recuperó la compostura, soltó el brazo de Jarvis y retomó su postura enérgica con la que había entrado.

—Tenemos una cena, Tony. Será mejor que te vistas cuanto antes.

—No iré.

—¿Qué?

Tony bajó la vista y los hombros, era una expresión derrotista que ella jamás le había visto.

—Es sólo una cena, Tony, pero es importante. Tienes que ir y es todo.

—¡Dije que no iré!

—Señor—Jarvis intervino, porque sabía que para Tony no era el mejor momento  para tener una pelea—, me parece que el baño está listo, ¿por qué no se relaja un poco en la bañera?

Tony lo miró con los ojos enrojecidos y fijamente, antes de asentir y arrastrar los pies fuera del taller. Jarvis  lo siguió escaleras arriba, incluso le ayudó a desvestirse y entrar en la bañera.  Pepper los había seguido hasta la habitación y  había esperado a Jarvis sentada en la cama. El mayordomo salió del baño, cerró la puerta, pero activó una pantalla que le devolvió la imagen de un Tony quieto, sentado en la bañera y observando el tenue vaivén del agua que le cubría hasta la mitad del pecho.

—Señorita Potts, sé que esto los retrasará más, pero le aseguro que es absolutamente necesario. Le pido paciencia.  Si quiere retirarse, no se preocupe. Yo llevaré al señor Stark a la cena.

Pepper asintió, pero le aseguró que esperaría. Jarvis asintió y regresó su vista a la imagen de Tony quieto  en la bañera. Era una acción que, Pepper, jamás había visto en el mayordomo.

—Jarvis— le llamó suavemente sin afán de molestarlo—, ¿por qué lo vigilas?

—Oh, es sólo por precaución—contestó Jarvis al tiempo que le lanzaba una breve y cortés mirada.

Pepper asintió, pero se quedó igual que al principio.

—¿Jarvis?

—Sí, señorita Potts.

—¿Quién es Steve?

Jarvis dio un respingo y se volteó para mirarla con cierta sorpresa.

—¿Es que no lo sabe?

Pepper negó lentamente. —No, pero no es la primera vez que escucho ese nombre—explicó—. Me ha tocado despertar a Tony muchas veces, y lo he escuchado murmurar en sueños ese nombre. Quiero decir, no es algo que me importe ¿verdad?, pero nunca lo había dicho como hoy.

Jarvis suspiró, se tomó las manos por detrás de la espalda y volvió a mirar el monitor por un breve instante, antes de regresar su atención a ella.

—Es una historia muy larga, señorita Potts.

—¿Prohibida?

—Oh, no. No creo que haya problema con que usted lo sepa, es más, me sorprende que no lo sepa ya.

Pepper tiró de un cojín y se lo puso en el regazo.

—Bueno, Jarvis,  hasta que Tony no salga de ese aparente shock, me temo que tenemos mucho tiempo por delante.

Jarvis asintió y a partir de ese momento intercaló miradas entre su interlocutora y la pantalla.

—El joven Steven Rogers…—comenzó. 

Notas finales:

Wola! Espero que les haya gustado!

Este es un fic dedicado a mi querida amiga Ydiel, porque sé que ama el Stony y no siempre le doy gusto jaja. 

 

Hasta la próxima!

Continuará...


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