Esta historia empieza hace mucho tiempo, en la tierra de los dioses donde una larga guerra se llevaba acabo. Asgard no existía y los dioses del norte luchaban contra los del sud.
Frío contra Calor.
En el ejército del norte estaban Laufey y Farbauti, que eran unos poderosos dioses, gigantes del hielo, que dirigian el ejército de los jotuns. Tenían un hijo hermoso llamado Loki, un joven apuesto de cabello oscuro y muy inteligente, el cual, para la desgracia de sus padres, no era del tamaño de un gigante, sino de un Aesir, un dios del sud.
El astuto Laufey pero, aprovechó este hecho a su favor. Cuando el príncipe tuvo una cierta edad, lo envió a las tropas enemigas de espía. Allí Loki les informaba y el ejército de Jotuns avanzó sobre los del sud durante meses.
Odín, el más poderoso de los dioses del Sur, empezó a sospechar y poco después descubrió al príncipe oculto como un Aesir.
Loki fue capturado y utilizado en contra de sus padres, pues los dioses del sur enviaban información falsa al enemigo. Eso hizo que Laufey repugnara a su propio hijo. Cuando finalmente la gran batalla llegó, Loki fue liberado por un escuadrón jotun y se unió al ejército de su padre. Pero este lo rehusaba y amenazó con matarlo ya que pensaba que lo había traicionado.
Finalmente el ejército del Sur venció sobre el ejército del norte.
Laufey se encontraba de rodillas en el suelo, con la cabeza baja, admitiendo dolorosamente su derrota frente a Odín. Pero su hijo todavía no se daba por vencido. Todos los jotuns y dioses del hielo fueron encadenados y encarcelados. Loki pero, al no ser como un gigante de hielo, al no poder utilizar aquella fuerza sobrenatural como los demás de su especie, se había instruido en el arte de la magia, cosa que los guardias pasaron por alto a la hora de encerrarlo.
Así fue pues, como el joven príncipe consiguió escapar aquella misma noche y se infiltró en el campamento para poder matar al futuro rey de Asgard, para poder asesinar al Aesir que derrotó a su propio padre, al mismísimo Odín.
La oscuridad había caído y sin emitir ruido alguno, Loki se metió en la habitación de Odín el cual dormía plácidamente. Sacó su cuchillo. Estaba a punto de apuñalarlo cuando un grito se oyó tras de él, un grito de Frigga, la mujer del futuro rey. Este, al oír el grito se despertó y atacó al joven con un cuchillo que guardaba siempre cerca.
Odín le perforó el estómago a Loki que muy a su pesar tuvo que huir sin cumplir con su propósito. Fue perseguido por los guardias toda la noche, hasta despuntar el amanecer.
En su fuga, el joven jotun había conseguido robar un caballo y huir al galope del lugar. Gracias a su magia pudo parar la hemorragia de la herida, pero debía parar, reposar y curarse como era debido o moriría en unas horas.
El sol empezaba a alzarse de su letargo cuando el fugitivo, que al adquirir durante tanto tiempo el aspecto de un Aesir se le había vuelto permanente, llegó a unas runas de un antiguo castillo y se escondió allí. Su rastro de sangre pero, marcaba por donde pasaba.
Casi a las puertas de la muerte, se tumbó en una enorme piedra, en lo más alto de la torre este de la fortaleza. Su vista empezó a nublarse y con las pocas fuerzas que le quedaban conjuro su último hechizo.
Cuando los guardias llegaron donde se encontraba, lo dieron por muerto. Lo encontraron yaciendo sobre una piedra, con los ojos cerrados y su mano izquierda sobre la herida y la otra reposando en su costado. Estaba lleno de sangre, pero su belleza era algo que nada ni nadie podían arrebatarle.
Los guardias se acercaron para llevárselo frente al joven rey, pero les fue imposible pues una barrera protectora protegía el cuerpo. Ante el temor del castigo, los guardias acordaron mentir y decir que no pudieron entregarle el cadáver pues había caído por un acantilado y les fue imposible recuperarlo. Con aquél pacto secreto volvieron al campamento y futuro reino.
Cuando Odín recibió la noticia, en primer momento enfureció, estaba a punto de mandar sacrificar a todos los prisioneros cuando Frigga entró a la sala con su primogénito de la mano, Thor. Apenas él y Loki se doblaban la edad, calculó.
Al verle, le influyó una enorme serenidad, y al comprender que acababa de arrebatarle a Laufey su hijo, recapacito he hizo las paces con el ejército enemigo.
Así, al igual que el joven Thor, la ciudad de Asgard, ahora unida y en harmonía, creció y prosperó. Lo que nadie sabía, es que el joven hijo de Laufey seguía con vida, y con cada año, con cada década que pasaba bajo su hechizo, crecía en él un enorme odio y deseo de venganza.
*10 años después*
Un día cualquiera, de una semana cualquiera, en un bar cualquiera se encontraba el joven Thor que festejaba bebiendo con su amigos su 18 cumpleaños, cuando, medio ebrio, se sentó al lado de una extraña figura. Era un hombre de mediana edad, aunque aparentaba ser mucho más viejo de lo que realmente era. Cubría su rostro con un viejo sombrero y su cuerpo con una vieja capa. Estaba bebiendo cerveza y hablando con el dueño del lugar sobre un tema que jamás tendría que haber nombrado cuando, para su desgracia, el joven príncipe interceptó la conversación.
-Volviendo de Alfheim no he podido evitarlo y he vuelto a ir. Y ahí seguía, tan joven, tan bello, tan siniestro.. Como si el paso del tiempo no le afectará o no le importará.. Su cabello negro a crecido igual que el rosal que lo envuelve y le atraviesa la herida, pero la barrera sigue ahí impidiendo cualquier intromisión.. Te lo repito Vangler, no lo está, no está muerto.. y volverá, volverá y se vengará, se vengará de ti y de mí y de nuestro amado rey, de todo Asgard..!- hablaba como un viejo lunático, atormentado por algún hecho del pasado. Y así era pues, era uno de los guardias que aquél día persiguieron al joven Jotun-
Y una de las rosas que atraviesa la herida es más roja, más roja! Eso significa que su sangre sigue fluyendo, volverá!
Demasiada curiosidad.
-¿De qué hablan buenos hombres?- dijo el joven príncipe. Los dos ancianos se horrorizaron, no solo habían sido descubiertos sino que además había sido el hijo del rey! El posadero se hizo el loco y huyó de allí con la excusa de ir a atender a un cliente, pero el otro estaba demasiado trastornado..
-No me haga hablar su majestad, se lo ruego! Si vuestro padre descubre ESTO, ya me puedo dar más que perdido.. NO VAYA A BUSCARLE, NO VAYA! … es pura maldad..!- huyó todo lo rápido que pudo dejando todavía más intrigado y emocionado al joven príncipe.
Más tarde volvió al castillo un muy intrigado Thor por lo recién sucedido en la taverna. ¿De qué demonios hablaban esos dos? “No vaya a buscarle”
¿De quién hablaban?
La sangre le hervía al presentir una gran aventura, lástima que el viejo huyó tan precipitadamente.
Entonces fue a explicárselo a su madre, la cual, desconociendo obviamente la historia, pensó que solo eran fantasías de su hijo y se limitó a reírse:
-Venga, vayamos con tu padre a cenar.
-Os lo juro madre, lo he oído de un viejo que había en la posada…
La cena transcurrió sin más, el príncipe no se atrevió a decirle nada a su padre hasta que…
-Como van los negocios con Jotunheim, cariño?
-Bien mi amada Frigga, aunque me temo que Laufey sigue guardándome rencor por lo que le pasó a su hijo..
-De qué hablas, padre?
-Oh, nada hijo..-dijo el anciano- cuando la guerra territorial justo había acabado, la noche después de ganar la batalla, el hijo de Laufey, escapó de la cárcel e intentó matarme… menos mal que tu madre lo descubrió por pura casualidad..-se rió un poco- le herí y salió huyendo. Unos pocos soldados le siguieron el rastro y cuando estuvieron a punto de cogerle cayó por un acantilado y murió.
Frigga bajo la mirada ante tal tragedia, en parte se sentía culpable, no iba a permitir que mataran a su marido claro, pero quién hubiera sabido qué le pasaría eso al muchacho? No podía imaginarse la tristeza que Farbauti sentía desde aquel trágico día.
-¿Y?
-Y.. ya está. ¿Qué más quieres que te cuente? Que fue cerca de las runas del castillo de Elebron?- se rió sin comprender que acaba de condenarse a él y a su pobre hijo- Luego pactamos la división de los territorios y Laufey se convirtió en el rey de Jotunheim. Supongo.. que no quería vivir en el mismo territorio donde perdió a su hijo.
Acabando la cena, Thor se despidió de sus padres y se fue a su habitación, y tumbado en su cama, empezó a dejar ir su innata imaginación
“Las runas del castillo de Elebron están cerca del camino a tomar de Alfheim… pero es imposible que fuera la misma persona, los guardias dijeron que murió… ”
La curiosidad lo estaba matando.
“Sería su fantasma? O eran historias completamente diferentes?”
Demasiada intriga para un joven aventurero.
“Mañana… Mañana será un gran día para ir a pasear…”
Pronto. Pronto fue cuando nuestro bravo príncipe se levantó esa mañana para ir en busca del misterio que le rondaba en la cabeza. Se preparó una bolsa con diferentes objetos: una cuerda, ajos, un espejo, vendajes, una brújula... no tenía ni idea de que se podría encontrar en su viaje.
Se deslizó por los pasillos sin hacer ruido y se metió en la cocina. Allí siempre había alguien. Pidió el desayuno y provisiones para un par días. Aun y estar a solo unas horas, nunca se sabe que puede ocurrir.Mientras hablaba con una de las cocineras, Nier, una anciana que lo había criado como a su propio hijo, a Thor le llamó la atención un pote de pimienta que se escondió en uno de los bolsillos.
-¿Y esta vez a donde vas?
-Perdóname Nier, pero prefiero que ni siquiera tu lo sepas -sonrió- y sobretodo no digas que me viste
-Qué haré contigo, hijo de Odín! Prométeme por eso que irás con cuidado y no harás ninguna locura..
-Te lo prometo Nier
-Está bien, y ahora lárgate de mi cocina, gamberro!
Los dos se rieron amenamente y después el principito se despidió.
Apenas salía el sol cuando se montó en el caballo y partió hacía el norte.
Pero no contó con un contratiempo. A punto de pasar las enormes puertas de Asgard oyó un grito que le obligó a detenerse.
Sif y los tres guerreros lo habían visto salir del palacio e iban detrás de él. Thor bajó del caballo.
-Hey Thor a donde vas tan temprano!- se rió Frandal
-Emm...yo...
-Te estas escapando!- saltó de golpe Hogun
-No,no..
-Te hemos descubierto muchacho!- exclamó Volstagg
-Iremos contigo- dijo Sif
-Lo siento mi querida damisela, pero es algo que quiero y debo hacer solo.
Rápido saltó sobre su caballo y se alejó velozmente antes de que pudieran detenerle. Heimdall observó desde la muralla como el primogénito salía de la ciudad.
Respiro profundamente mientras cabalgaba y suspiro emocionado. Un gran día empezaba, igual que su gran aventura.
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