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Un girasol en Morioh por Ronsin

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Notas del fanfic:

-Hice este Fic por amo esta pareja y esta tan sola como mi corazón debido a que es muy crack, pero aun así me gusta, espero que lo disfruten.

-No sé si considerarlo incesto, pero por si las dudas pongo la advertencia.

Disclaimer: Todos  los personajes  y lugares  le pertenecen al grandioso señor Araki en conjunto con su despacho LuckyLand comunications.

Este fanfic está hecho con afán de entretener y sin fines de lucro.

La luz se reflejaba atreves de la ventana del avión, Giorno no recordaba Japón tan brillante. No es que a él le molestara el país, solamente que lo poco que recordaba del lugar era bastante turbio, era como una sombra en su memoria, un mal recuerdo.

Por eso cuando  se enteró que tenía que hacerse cargo de un problema en dicho país fue una de las pocas veces que se le vio molesto y hasta cierto punto incomodo, su cara no hiso ningún gesto, pero Mista llego a decir que parecía que sus cejas querían caer en vertical de momento y se veían más tensas de lo normal por el hecho de que Giorno quiso detenerlas.

Podía haberse negado y mover a sus hombres como si fueran piezas de ajedrez pero esta vez se necesitaba de su absoluta presencia ,tenía que dar el ejemplo como Bruno y poner la mejilla en el momento necesario, no sería mucho tiempo ,él nunca jugaba cuando se trataba de sus papel como jefe de la mafia.

Aunque Japón lo hacía sentirse pequeño e indefenso de cierta manera, lo cual provocaba que dicho país cayera de su gracia totalmente.

Cuando llegaron al aeropuerto y Fugo le indico que tenían que tomar un taxi en un viaje  que sobrepasaba las dos horas en vehículo  o un barco para rodear y llegar directo al destino no se lo pensó dos veces, prefería permanecer en el mar que cruzar las calles transitadas, al menos el agua era igual aquí que en Italia, que equivocado estaba.

Se la pasó la mayoría del tiempo dentro del cuarto que se encontraba debajo de la cubierta, su trabajo era inagotable pero aun así adoraba esa forma de vida, más aun por la que le costó conseguirla.

Fugo le informo que estaban cerca de la costa así que por primeras vez desde que subió al barco decidió contemplar la superficie, su cerebro no lograba  procesar lo que veía, el agua no era de un color azul normal era de un tono turquesa verdoso y el cielo era de un tono parecido con nubes que lucían  como mejillas ruborizadas gracias al rosa extraño que les proveía el sol, en el fondo se divisaba un masa de tierra donde pequeñas casas blancas eran decoradas con precioso techos en tonos de alegres de amarillos y naranjas, justo como los que se solían elegir para los niños, era un pueblo con cierto aire jovial y amable, no era como su Italia, elegante ,avasalladora y con un encanto maduro, si no que parecía estar hecha a la inversa, era extrañamente acogedor.

El Japón que él conocía no cabía en ese paisaje, este lugar lucia como una invitación agradable, lástima que no tuviera tiempo  para quedarse a disfrutarlo.

 

 

-¿Se puede saber qué están haciendo?-Dijo un policía que estaba montado en su bicicleta en una de las calles que correspondía a un zona residencial donde se encontraban un grupo de niños platicando en forma de semicírculo.

-Nada…Nada malo, se lo juramos-Contestaron lo niños con tono temeroso en la voz, él policía simplemente alzo la ceja en un tono de burla.

-Así que nada malo eh-Dijo el serio y con mirada represiva-Bueno, al menos sé que si algo pasa fueron ustedes –Alzo las cejas y les brindo una sonrisa, los niños simplemente le devolvieron la sonrisa y este decidió seguir su camino, no es como si le preocupara mucho lo que pudieran hacer ellos, pero los niños podían excederse en algunos momentos.

Como policía que era Josuke siempre tenía el cuidado de revisar dos veces cualquier anormalidad que sucediera, sabía que Morioh era un lugar tranquilo, había nacido y crecido aquí pero también  era consciente de que en cualquier lugar podían ocurrir cualquier tipo de sucesos. Desde el día que tomo su lugar en la policía supo que tenía que esforzarse para  que esté lugar permaneciera tranquilo como lo hacía su abuelo y hasta el momento lo había logrado, a pesar del trabajo diario que hacia patrullando nunca se cansaba, al contrario, para él era extraordinariamente edificante, y lo más importante, había cumplido su objetivo, Morioh estaba en paz.

 

 

Giorno contemplo el logo de la ciudad que se encontraba en el mapa sobre la mesa, se le hacía extrañamente familiar como si ya lo hubiese visto, pero podría ser que lo estuviese confundiendo con algo más. Se recargo en el sillón del hotel, era sencillo lo que le causaba un poco de extrañeza, generalmente siempre estaba rodeado de cosas lujosas y  este tipo de humildad se le hacía un poco incomoda.

Mientras tanto Fugo tomaba notas, no se veía muy feliz de estar allí, Giorno en un momento pensó que tal vez hubiese sido mejor traer a Mista con él, pero en el fondo no quería quedarse demasiado por eso había elegido a Fugo que era huraño con todo lo que provenía del exterior, para ellos  solo existía el objetivo y lo demás importaba poco.

-Saldré un momento-Musito Giorno levantándose de su asiento y tomando el picaporte de la puerta, Fugo simplemente lo miro.

-Que no sean más de diez minutos por favor-Giorno le dedico una sonrisa, de esas que solo esos labios podían dar, tan inocente y a la vez malévola como la de un chiquillo desobediente. Sabía que Fugo se lo decía por su propio bien, lo único que tenían eran los unos a los otros así que no le causaba ninguna molestia al rubio.

Camino por el pasillo que unía los cuartos  de los huéspedes hasta las escaleras las cueles bajo con gracia, ver caminar a Giorno era como ver  a un cisne ascendiendo en un lago, era  la expresión del refinamiento como lo había creado la naturaleza.

Camino hacia la puerta de entrada y se paró a contemplar el atardecer debajo de una de las columnas que sostenían el portal en la entrada del hotel, el sol parecía ocultarse debajo del mar reflejando tonos verdosos claros sobre el agua con motas naranjas que se iban volviendo moradas con forme se hundía el astro en esté. El cielo lucia  unas nubes en tonos lilas  que se iban deshilachando en vivases tonos naranjas, el sol y el mar terminaron su fusión dejándolo con un hermosa vista de un paraíso en violetas al cual se le había dado a él el privilegio de contemplar, Giorno supo que tenía que irse deprisa, antes de que él lo arruinara todo.

 

 

Josuke bajaba la cima de uno de los montículos rumbo a su casa, la jornada ya  había terminado así que simplemente ponía menos fuerza en pedalear, no le preocupaba llegar tarde a su hogar, además de que era el único momento del día donde se podía relajar.

Llego cerca de uno de los hoteles que estaba a las afuera de Morioh y contemplo algo que llamo su atención, una silueta estaba parada junto a uno de los grandes pilares que sostenía la entrada del hotel, permanecía inmóvil como si se hubiese vuelto uno con la piedra de esté. Josuke no era precisamente un buen samaritano pero su sentido de la responsabilidad y el deber picarón su conciencia, tenía que hacer su trabajo aunque no estuviese en horas de servicio. Se acercó hacia la silueta lentamente sin poder apreciar bien los detalles del sujeto en cuestión, debido en gran parte a que ya había oscurecido y la sombra del pilar le complicaba un poco más el trabajo, solo podía notar unos pantalones un color azul muy oscuro con lo que parecían ser detalles en dorado.

-Disculpe, le ocurre algo-Cuando la sombra por fin mostro su cara fue como si alguien le hubiese dado un golpe en la cara a Josuke, nunca había visto a alguien así en su vida, tenía razón cuando pensó que su persona parecía haberse fundido con la piedra, no, no era eso lo que quería expresar, más bien parecía que estaba esculpido en una piedra. Le recordó a una foto de uno de esos libros de esculturas con pieles hechas de mármol, tenía un rostro que parecía haber sido esculpido por los mismísimos ángeles con delicadeza sobrehumana, sobre su frente caían  mechones dorados como si fuesen rayos de sol o también podrían llegar a parecer una corona pensó el policía, unos ojos azules obscuros lo voltearon a ver bajo una pestañas tupidas. Esos ojos, eran  un poco más obscuros  que los suyos y lucían fríos como un mar helado. En una palabra, era hermoso.

-Ah-dijo Giorno como si se sorprendiera de la pregunta-No, no me ocurre nada, simplemente, ¿no crees que es hermoso?-Josuke lo miro, hermoso... pensó esté, obviamente no estaba hablando de él mismo, así que decidió preguntar.

-¿El qué?-dijo  con timidez como si temiese ser tomado por un tonto.

-Este lugar, es realmente bello-Dijo contemplando el horizonte.

-¿Lo es?-Josuke volteo la cabeza a ambos lados como queriendo ver lo que atraía a el desconocido hasta que contemplo una inmensa Luna cubierta por una aureola azul claro sobre un cielo completamente negro -¡Vaya!, tienes razón, nunca me había puesto a pensar en ello-Rio para si - Realmente es un lugar muy bello-

-Pocos lugares lucen tan acogedores y alegres- dijo Giorno sinceramente, contemplo la luna por una última vez-Disculpe usted pero alguien me está esperando en mi habitación-Dijo Giorno de una manera cordial y sumamente elegante, Josuke rara vez oía hablar a alguien así.

-No hay problema, Disfrute de su estancia en Morioh -Dijo Josuke dedicándole un gesto de despedida para después retomar su rumbo.

Giorno subió a su habitación, cuando llego a la pequeña sala de estar de su cuarto se dejó caer sobre uno de los sillones y dio un suspiro, a él no le gustaba el Japón de su memorias, pensó para si, pero que tan hermoso podía ser esté en el que se encontraba, hasta los habitantes reflejaban ese encanto infantil y calidez que era tan parecido al  del sol que se acababa de ocultar por el horizonte con un solo saludo, él se sentía asombrado por esto, ¿necesitaba más de esto?, rio para si, ¿que era él?, acaso una flor necesitada del brillo y el calor de algo tan natural como la preocupación de alguien que se veía inocente a todas luces, sabía que no se merecía esa clase de alegrías, tenía que arrastrar su grande sombra de vuelta a Italia lo más pronto posible antes de que le diera su alma por otra sonrisa tan alegre como la que le habían regalado hace un momento , era un criminal no se merecía la dulzura de nadie. 

Notas finales:

Perdón por las faltas de ortografía es que mi secretaria es muy mala.


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