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Eres la luz que ilumina mi oscuridad. por Estrella-chan

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Notas del fanfic:

Holaaaa, bueno, si entraste por aquí es porque el título, o bien sea el resumen te llamó la atención, y agradezco mucho eso.
 
Solo quiero avisar que en éste mundo la homosexualidad no es algo que se ve y la historia está avanzando poco a poco, antes del amor viene la amistad y es lo que quiero transmitir con este fic. Por eso pido paciencia y espero lo disfruten ya que es el único fic que tengo de este género. 
(Aparte de un One-shot)
 
Si te animas a seguir, muchas gracias, de verdad, y si no, igual agradezco que haya entrado :3.

Notas del capitulo:

El capítulo se llama así por una amiga xD

—¡Vamos, Naruto! Sé que te va a encantar —decia una mujer de cabellos rojizos a su hijo para animalo—. Te gustara la casa. Yo viví ahí hasta los 17.
 
—Sí, pero... mamá... mis amigos... —el rubio estaba apunto de resignarse, pero miró a su padre con cara de suplicante, a ver si su padre le brindaba algún apoyo.
 
—Jajajaja —se burló de su hijo al ver la cara de perrito que había puesto—, hijo, tu madre tiene razón, está zona es muy buena para vivir y debe ser una casa sensacional, además, recuerda que no lo hacemos para ponerte enojón —le respondió a su hijo con una sonrisa mientras seguía conduciendo.
 
Su padre siempre le daba la razón a su esposa, no importa si estaba equivocada, no, el siempre le dices que sí en todo y nunca la contradecía; eso era algo que le molestaba un poco de él. Su madre prácticamente era el hombre de la casa, mientras él era el que le seguía, ¡ja!, ni eso, más bien pareciera una especie de mascotas que está detrás de su dueño por alguna recompensa.
 
—Asco... —tembló un poco de pavor Naruto al imaginar cual sería “esa recompensa” ¡iu!.
Bueno, despues de todo lo importante es que se quieren.
 
Naruto al darse cuenta de que no iban a cambiar de decisión sus padres desidió resignarce. Un suspiro de parte del rubio menor fue levemente soltado. Todavía faltaba mínimo una hora de carretera así que para sentir el viaje más corto se echó en los cojines del vehículo para así caer dormido.
Una hora después Naruto despertó de golpe al sentir como el carro sobresaltó por culpa de un bache.
 
—¡AH! —fue lo único que soltó al caerse de los asientos.
 
—¡Ajaajaajajaj! —se escuchó la risa de sus padre burlándose de la situación del muchacho—. Jaja. Qué bueno que despertaste —Naruto fulminó con la mirada a su padre ya que sabía que se estaba burlando de él.
 
—Sí, Naruto, mira; ya llegamos —esta vez quién tomó la palabra fue la pelirroja que señalaba la casa que sería su nuevo hogar.
 
El rubio menor observó la casa que su madre estaba señalando. En su opinión pensó que la casa sería más pequeña, pero no, tampoco es una mansión pero tiene buen tamaño, aceptable para vivir hasta cinco personas —eso es lo que vio él a simple vista—.
Minato estacionó el vehículo en frente de la casa a lo prosiguieron a bajarse los tres para desempacar. Pero antes que todo, Kushina quería ver el alrededor de lo que antes fue su hogar, y nuevamente vuelve a serlo.
 
—Hace tanto que no venía para acá, sigue siendo un lugar muy tranquilo, qué bueno que eso no ha cambiado.
 
—Ay, mamá, qué aburrido... Ya quiero regresar a casa —Kushina ya estaba cansada de las quejas del rubio por eso lo miró de forma intimidante, provocando que Naruto entrará  a un  y estado  y de  alerta—. Ee-eh, yo-yo iré con papá a-a desempacar, dattebayo.
 
—Buen niño, mi pequeño —su madre se acercó y le dió un beso y pellizcó sus mejillas—, eres muy inteligente —palmeó su cara.
 
Naruto estaba junto a su padre más unos señores que había contratado por el camión de mudanza, pero él en sí no estaba en tierra, su mente solo pensaba en que extrañaría a su mejor amigo. No se sentía muy agusto la idea de mudarse de ciudad, y menos a una que quede tan lejos de la suya natal. Su mamá le dijo que en algún momento irían a visitar a Suna para que estuviera con sus amigos, pero no quería esperar y estaba seguro que no iba a ser tan pronto.
 
Kushina estaba en la puerta supervisando que no rompieran nada.
 
—Oh, ya llegaron —una pelirroja casi de la misma edad que Naruto y portando unos lentes había llegado a la casa—. Hola tía, ¿qué tal? —saludó de forma neutral, no con mucho entusiasmo pero tampoco de forma repelente.
 
—¡Karin! —Kushina se sentía muy emocionada al ver a su sobrina, sin pensarlo ni una vez ya está afixciando a la pobre muchacha en un abrazo de oso y con lagrimitas en los ojos— ¡Estaba tan preocupada por tí!, ¿Estas bien, verdad? ¿No te sientes mal? ¿Tienes hambre? ¿Estás cansada? ¿quieres dormí? ¿Necesitas algo? Dime qué es.
 
—Wow, wow. Tranquila... Pero, pero estaría mejor si me dejaras respirar... —Kushina se dió cuenta que estaba apunto de sacarle los ojos a su sobrina con ese abrazo. La soltó.
 
—Ay, perdón... Es que estoy tan feliz de verte, tanto tiempo. Mirate, ya eres toda una señorita.
 
—Sí, ha pasado mucho —dijo sin tanta emoción cosa que la pelirroja mayor se dió cuenta pero prefirió ignorarlo—. Te trajimos algo de Suna.
 
A Karin se le reflejaron los lentes al escuchar eso, y por primera vez en ese momento le sonrió a su tía.
 
—¿Qué es? —preguntó con interés agarrándole los hombros a su tí
 
—Es un libro —sonrió al decirlo. Pero la mucha se le fue borrando la emoción poco a poco— de medicina, sé que desde pequeña siempre has querido ser docto —no terminó la frase porque la pelirroja menor habló interrumpiéndola apropocito.
 
—Yo no seguiré estudiando. Aprecio el regalo pero no lo acepto... —su cara al decirlo estaba neutral, no tenía expresión alguna, solo lo dijo y ya. 
Kushina abrió los ojos sorprendida.
 
—¡¿Qué dijiste!?!
 
—Nada, tengo cosas que hacer. Me tengo que ir. Regreso más tarde —Es como si solo quisiera cortar la conversación. Y así era, no quería que le hiciera preguntas.
 
Kushina entendió que su sobrina solo estaba pasando por una situación difícil y eso hacía que no tuviera ánimos para nada, así que la decidió dejar tranquila por eso dejó de hablar.
Karin, por su parte, solo entró a la casa ignorando a todos los que estaban a su alrededor, tomó agua para hidratarse, recogió unas cuantas cositas y se volvió a ir.
 
Naruto y Minato mientras seguía bajando las cajas vieron a la muchacha. Naruto quería ir a saludarla pero Minato le dijo que no, porque Kushina le había hecho señas de qué no, que la dejarán tranquila cosa que acató. Y continuar con lo que hacían.
 Naruto no paraba de quejarse de lo cansdo que estaba, que quería dormir, qué tenía hambre, que quería regresar a Suna. Sus padre ya estaban artos de los berrinches del menor, Kushina decidió intentar algo que siempre funciona. Sí. Le prometió que haría ramen para la cena  y le daría dinero para que se compre algo si no abría la boca para quejarse; a él se le agua la boca y se lo tomó de forma muy literal ya que de su boca no salió sonido alguno, tanto así que se cayó una caja pesada en el pie, no gritó, bueno, gritó, se quejó, maldijo todo memtalmente, pero eso sí, no habló, su madre le debe más que dinero. ¡Ja!, como si a él le importara el dinero, lo que quería era comer ramen hasta caer muerto el glotón ese, no le importaba con tal que se muriera feliz comiendo ramen.
 
Horas más tarde, ya lo habían bajado todo, y acomodado unas cuantas cosas, principalmente las cama porque estaban super agotados. Kushina se dispuso a hacer la cena para premiar a su hijo que lo hizo mejor de lo esperado.
 
—Ten, Naruto, te lo ganaste —le dijo mientras colocaba el plato, bueno, más bien olla de ramen en frente para que cenará.
 
—¡¡Síiiiiiiiiiii!! —gritó soltando todo lo que había aguantado—. ¡Muchas gracias, mamá! ¡Se ve delicioso! —sin pensarlo ya se estaba tragando lo que le habían servido.
Minato y Kushina solo veía simpático a su hijo mientras comían más calmados. Cuando por la puerta entró una pelirroja.
 
—Buen provecho. Ya llegué —todos voltearon a ver a la muchacha y qué hablaba tranquilamente. Kushina se levantó con un poco de prisa. 
 
—Buenas noches y muchas gracias —dijo Minato muy amablemente y con una sonrisa.
 
—Si, mucas gagciaz —Naruro por su parte tenía la boca llena de ramen y no pudo pronunciar bien lo que dijo. Ni él mismo supo lo que dijo.
 
—Karin, sientate, te guarde comida —dijo la mujer sirviendo.
 
—No, gracias. Ya comí. Estoy cansada así que me iré a dormir. Otra vez, buenas noches —los presentes se quedaron mirando las cara con algo de sorpresa. Hasta Naruto se detuvo con los fideos colgando en su boca mientras Karin se iba.
 
—Ella de verdad está mal —opinó Minato.
 
—Demaciado. ¿No sabes lo que me dijo esta mañana? Pues, dejó la escuela...
 
—¡Qué! ¿Y no hablaste con ella?
 
—No, no creo que esté animada para eso.
 
—Tienes que hablar con ella, Kushina, después de todo es tu sobrina.
 
—Esperaré a mañana... Todos estamos casados, y supongo que ella también... —la mujer suspiró.
 
Naruto solo escuchaba como sus padre hablaban sobre su prima en silencio sin parar de comer.
 
Unos cuantos minutos después Minato estaba ayudando a su esposa con los trastes mientras Naruto se bañaba para acostarse a dormir. Cuando salió del baño solo pensaba en lo raro que ha actuado la muchacha, ella no es la Karin que él conocía, ella es normalmemte más animada y simpática, quiza puede ser la edad o como le había dicho su madre, ella lo que está es cansada... sí... Eso debe ser. Pero no pudo contener la curiosidad y pasó por la puerta de la habitación de Karin de forma normal... pero ¿aquien engañaba? él no era normal. Pego la oreja en la puerta de su prima y nada, del cuarto de Karin no se escuchaba sonido absoluto. Iba a tocar para ver si obtenía respuesta pero....
 
—¡Oye, Karin! 
 
—¡AAAHH!
 
—¡AAAHHH! ¡PERDÓN! ¡AY! —el rubio había entrado de golpe asustando a la pelirroja que se encontraba en ropa interior. 
El también se asustó muy apenado, por eso cuando pidió perdón se tapó los ojos de forma automática, pero como se tapó los ojos no se dió cuenta de una chancla voladora que le dio de sorpresa en la cara haciendo que se cayera por el impacto.
La chica cómo pudo se cubrió en una toalla toda avergonzada. 
 
—¡Imbécil! —Naruto murió ese día.
 
Continuará...
 
 
Notas finales:

No se pierdan el próximo capítulo... ;)


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