Me gustaba el poder hablar con él, caminar por la calle de regreso a casa mientras nos tomábamos de la mano, me gustaba su voz, recibir sus dulces mensajes y escuchar sus triviales conversaciones, me gustaba sentir su sonrisa después de besarlo sorpresivamente y chocar su mirada con la mía. Todo eso y un poco más me gustaba de poder estar con él, era hermoso, era la razón de mi felicidad y mi fuerza de seguir.
Muchos decían vernos como la pareja perfecta, esa de amor fuerte y sinceridad deslumbrante, sin embargo, eso pronto había acabado, la distancia era cada vez más perceptible y el dolor cada vez más insoportable. El tiempo nos separó, nos puso una prueba para demostrar nuestro amor. Nos alejamos, por años que parecieron siglos, dejamos de hablar, dejamos de mirarnos y toparnos por los pasillos, nuestros caminos se habían separado, cada quien vivía su vida, sin decir o emitir palabra sobre aquello que tanto ansiábamos poder volver a sentir.
El destino juega sucio, al destino le gusta jugar con la mente y con las situaciones, nos separa y nos junta a su placer, nos hace reír y nos hace llorar. Con el tiempo, comencé a pensar que el destino tenía alguna obsesión conmigo, o al menos eso me hizo pensar en el momento en que mi mirada se había cruzado con la suya, en el momento donde su linda sonrisa había vuelto a darle un vuelco a mi débil corazón.
El volver a verlo sentado del otro lado de la mesa de mi departamento, de cierta manera me había hecho sentirme en el pasado, de pronto las cosas que habían sucedido se habían desvanecido, volvíamos a estar felices, tomados de la mano y riendo a carcajadas, sin embargo, esa situación solo habitaba en mi loca mente, pues la realidad era otra, no había risas, no había felicidad, me había abandonado y en su lugar había dejado discordia.
–Supe que tuviste una relación con Jaehwan – Dije jugando con la cuchara del café.
-Supe que saliste con Taekwoon – Contestó mientras agregaba azúcar a su bebida.
–No funcionó –Respondí sinceramente.
–¿Por qué?
¿Por qué? Porque todo este tiempo me la he pasado pensando en ti, aguantando mis lágrimas y fingiendo que no me dolía el imaginarte con alguien más.
–No encajábamos del todo ¿Y tú? ¿Qué tal vas con Jaehwan?
–Nos separamos – Dijo después de un silencio. – Hakyeon, no he vuelto aquí por nada – Susurró mirándome a los ojos.
–¿Entonces? ¿Por qué has vuelto, Wonsik? – Pregunté con un nudo en la garganta. En el fondo, deseaba que dijera que era por mí, que dijera que aún me amaba y se abalanzara a mis brazos con la misma emoción que cuando éramos más jóvenes, pero de nuevo, solo lo imaginaba mi mente.
–Aún te amo – Confesó rosando sus labios contra los míos. Lo extrañaba, lo había extrañado tanto que no me había importado tener que esperarlo todos estos años. Entonces, recordé una vieja promesa, aquella que dos jóvenes enamorados habían acordado con el temor de separarse y no volver a encontrarse.
"Vivamos como lo jóvenes que somos, cometamos errores y creemos recuerdos con más personas. Si llegara el día de separarnos, dejemos fluir nuestros sentimientos sin lamentarnos por este adiós. Si nos volvemos a encontrar y este amor aún vive como ahora, nuestros labios volverán a unirse y nuestros corazones volverán a ser uno."
–Y yo a ti – Respondí acercándome a su boca.
Era maravilloso, la espera había valido la pena y el dolor también. Era como si aquellos recuerdos dolorosos, se hubieran sepultado y olvidado, sin embargo, aquellos nos eran los únicos que habían sido enterrados, era un nuevo comienzo, una nueva oportunidad de volver a estar juntos y quizá esta vez... No separarnos nunca más.