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Tinta y Girasoles [NamJin] por LadyTroubles

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—SeokJin, ayer fue la tercera vez en la misma semana que ese chico vino aquí, es obvio que le gustas. —La voz de Jungkook resonó como un eco desde la despensa.

La florería estaba aún cerrada y, junto con el niño, nos estábamos encargando de dejar todo en condiciones antes de abrir el local.
La temporada alta había comenzado, la primavera nos trajo pimpollos hermosos, los cuales florecieron maravillosamente. Y yo no podía estar más encantado. Eso significaba buenos ramos y, por ende, clientes felices.
El olor a rocío y flores inundaba el lugar, y el sol matutino entraba por el ventanal de en frente, iluminando toda la recepción. Realmente amaba mi trabajo.

—Vamos, Kookie. No hables estupideces, sólo viene por flores. —Despacio, me encargaba de sacarle las espinas a las rosas que habían llegado esta mañana.

La mata de cabello negro de Jungkook apareció detrás de la puerta, su ropa llena de tierra demostraba que había estado rellenando las macetas.

—Por favor, cuando viene y tú no estás no lleva ni una mísera flor. Además, ayer preguntó por ti. —Me sonrojé ante aquella declaración. —Deberías invitarle un café o que se yo. Es apuesto.

—Tengo novio, Jungkook.

—Sí, un total imbécil que no te presta atención, te es infiel y te golpea.

—No me golpea, olvida eso, fue un... error. Además, no me fue infiel. Él se justificó...

—Sí, así empiezan. Luego no se detienen.

—No hablemos de esto ¿sí? —Desgraciadamente, lo que había dicho Jungkook era verdad. No podía negarlo. Pero en parte fue mi culpa.

Jonghyuk y yo comenzamos a salir en el primer año de universidad. Cursábamos juntos la carrera de administración de empresas que me vi obligado a dejar luego de que mi padre falleciera, dejándome a cargo de la florería. Los primeros tres años de relación habían sido perfectos. Jonghyuk era atento, amable y buen mozo. Salíamos en citas, estudiábamos juntos y nos apoyábamos el uno al otro. El cuarto año habíamos decaído un poco porque tuve que dejar la carrera y por lo tanto nuestros horarios ya no coincidían. De todas formas, decidimos seguir juntos, porque nos amábamos y solo quedaba un año hasta que Jonghyuk termine la carrera. Luego de eso planeábamos mudarnos juntos, yo abriría otra florería cerca del centro y él comenzaría a trabajar en la corporación con su padre.

Pero nada de eso pasó.

Jonghyuk se había vuelto distante, casi indiferente. De vez en cuando aparecía en mi departamento con un regalo y muchos besos, pero luego era la nada misma. No mensajes, no llamadas, no nada.

La gota que colmó el vaso fue cuando él compró el loft donde ahora vive y me dijo que quería "tiempo para sí mismo". Este hecho en realidad no me molestó para nada. Entendí que quería tal vez la experiencia de vivir solo, ya que había vivido con sus padres toda la vida.

Pero todo se arruinó cuando decidí caerle de sorpresa uno de nuestros aniversarios, ya que él no había atendido mis llamadas en todo el día.

Al terminar de subir por el ascensor, vi como él salía del loft con un chico. Un lindo, pequeño y rubio chico que se atrevió a besarlo en los labios antes de retirarse. Por supuesto él me vio ahí y trató de justificarse diciendo que ese chico era un compañero de trabajo, que estaban en su loft terminando de armar un proyecto y que se le había declarado saliendo del departamento.

Si bien había visto que el beso no fue correspondido por él, no pude evitar notar las marcas rojas en su cuello.

Me enervó. No podía creer que mi novio de cinco largos años, quien decía que me amaba, me había sido infiel. En el día de nuestro aniversario.

Corrí hacia la calle, directo a mi carro. Tirando las flores y la comida previamente preparada sobre él.

Él me siguió, intentando evitar que me vaya.

Le grité, lo empujé y lo acusé.

De igual forma él gritó y me reclamó.

—¡Que hijo de puta eres, llevamos cinco años juntos y esto es lo que me haces! ¡Infeliz!

Fueron solo segundos.

Un empujón de mi parte.

Y luego un dolor punzante en mi pómulo izquierdo.

Era tarde por la noche, la calle estaba desierta y no más que uno que otro auto esporádico recorría la acera rápidamente.

Desgraciadamente, o gracias al cielo, Jungkook estaba cerca, y vio la escena. Inmediatamente intervino al notar que Jonghyuk tenía otro puño preparado para golpear.

En ese momento Jungkook era un simple desconocido para mí. Oh casualidad, al día siguiente apareció en mi florería con un currículum en la mano y por supuesto, lo contraté. Como agradecimiento y porque necesitaba un poco de ayuda por ahí.

Luego de ese episodio con Jonghyuk las cosas quisieron mejorar. Él se disculpó de la mejor manera posible, se puso nuevamente en contacto, y hasta me propuso irme a vivir con él.

Jungkook no me lo permitió. Ese mocoso me sermoneó hasta que entendí que tenía razón y decliné la propuesta de Jonghyuk.

"—Hyung, claramente no quiere que lo denuncies por lo que te hizo. Tienes un testigo, además de las filmaciones que tomaron las cámaras del edificio. Me preocupa, por favor no aceptes."

Y así volvimos a la actualidad.

Yo ahora tenía un novio distante, un nuevo mejor amigo y un pretendiente que compraba girasoles siempre que podía.

—Hyung, mira. Ya llegó tu nuevo novio —Jungkook me hizo señas hacia la entrada, y ahí estaba él. Con sus tatuajes cubriendo ambos brazos y cuello, sus jeans rasgados, su gorra negra y esos hoyuelos que por supuesto había notado, porque, el chico era atractivo, no voy a negarlo. — Si no le pides su número, se lo pediré yo.

—Buenos días —Saludó cordialmente, con una leve reverencia. Yo se lo devolví de igual forma.

—Buenos días ¿qué se le ofrece?

—Un ramo de girasoles, si no es molestia.

—No hay problema, espere aquí un momento por favor. —Volteé para buscar el papel y las tijeras. Jungkook estaba aún detrás en el depósito, haciéndome caras y señas. Iba a matarlo cuando el chico se vaya. —Jungkook, tráeme las pinzas. —Mi dongsaeng no tardó en cumplir mi pedido, retirándose, no sin antes susurrar algo en mi oído.

—Si no le preguntas mínimamente su nombre, voy a hacerte pasar vergüenza y sabes que soy muy capaz.

No, no era capaz.

¿O sí?

Luego de cortar los tallos y envolver los girasoles en papel madera, volteé nuevamente al mostrador. Jungkook, quien había salido a regar las flores de afuera, me sonrió perversamente a través de la ventana.

—¿Podrías ponerle una tarjeta? —La voz del muchacho me sorprendió, por lo que tardé un poco en responderle.

—Ah... Oh, sí, sí. Por supuesto. —Le tendí una de las tarjetas y dudé si darle o no el bolígrafo . —Um ¿vas a escribirlo aquí o...?

—Sí, lo haré aquí, será rápido. Lo prometo —Y ahí estaban los hoyuelos de nuevo.

—Tómate tu tiempo —Respondí cordial y volteé nuevamente. No quería verlo a la cara, me estaba poniendo nervioso.

Pero luego recordé la amenaza de Jungkook.

—Um... veo que te gustan mucho los girasoles. —Él parecía un poco desorientado cuando le mencioné eso, así que me arrepentí de haberlo dicho.

—Sí, la verdad es que sí, me recuerdan a alguien.

—Ya veo ¿una novia?

—No, pero ojalá. —Esa declaración me alivió un poco, no sé bien por qué. No conocía a este tipo de nada. —Ya terminé la tarjeta ¿podría agregar algo al ramo? —Asentí ligeramente, tomando el ramo nuevamente y esperando. —Margaritas, dos o tres.

¿Margaritas?

Hice lo correspondiente y observé el ramo unos segundos.

Margaritas y Girasoles.

Era el ramo más feo que había hecho en mi vida.

—Aquí tienes ¿quieres el ticket?

—Si, por favor. —Una vez terminé de facturar el ramo y entregárselo. Él tomó el ticket y comenzó a marcharse.

—¡Oye, olvidas las flores!

—No, no las olvido. Son para ti.

—¿Para mí? —Él asintió dos veces, mostrando los hoyuelos nuevamente y retirándose por donde llegó.

Decir que estaba en shook era poco.

El chico me había regalado flores.

Me reí ante la idea, realmente era medio absurdo, pero me había encantado el detalle.

Si bien era el ramo más horrible que había visto en mi vida, era también mi favorito.

Jungkook se me acercó casi gritando una vez que el chico se retiró.

—¡Hyung, te regaló un ramo! ¡Qué lindo! ¡Te dije que le gustabas!

—Shh, Jungkook, si sigues gritando va a escucharte.

—¡Que me escuche! ¡Me vale verga!

—Ay dios...

—¿Qué dice la tarjeta? —La tarjeta. Lo había olvidado. Rápidamente removí entre las flores, husmeando a ver qué era lo que había anotado.

Kim NamJoon
00 82 2 546 788


—¡Joder, te dejó su número!

—¡Ya, deja de gritar!

—¡No! ¡Esto es mejor que el fanfic que estoy leyendo! —Rápidamente dejé el ramo debajo del mostrador, dentro de un florero, procurando que ninguna flor se arruine y que el agua esté templada.

—Pon a hervir agua, Kookie.

—¿Para qué?

—El agua hervida con azúcar mantiene las flores vivas más tiempo. —Jungkook no tardó en molestarme por eso. Pero no me importaba.

Procuraría que esas flores no se marchiten por nada del mundo.

.

Un mes había pasado desde los Girasoles y Margaritas. Namjoon había aparecido en la florería unas cuantas veces más, regalándome distintos tipos de ramos, pero siempre con un girasol en el medio. E incluso trajo regalos simples, como dulces o uno que otro brazalete.

Decir que estaba encantado era poco.

Me sentía un adolescente nuevamente, siendo cortejado de tal forma.

Con Jonghyuk las cosas no estaban mejor, por lo que procuraba no pensar en él, y los mensajes de Namjoon habían ayudado mucho en eso.

La verdad es que no pensaba mandarle ningún texto, porque no lo sentía correcto. Pero Jungkook había sacado mi celular y se había encargado él solito de enviar uno.
Por suerte no había sido un desubicado y mandó un simple:

"Hola, NamJoon-ssi. Soy Kim SeokJin, el chico de la florería. Este es mi número :)"

Los mensajes no tardaron en llegar después de eso, y sin pensarlo se convirtió en parte de mi rutina diaria.
Un mensaje por la mañana, uno por la tarde y varios por la noche.

Había aprendido que era tatuador, tenía 23 años, por ende es un año menor que yo, le gustaban los dulces, su película favorita era Pulp Fiction, su color favorito el naranja, vivía sólo en un departamento, tenía un hermanito menor y una hermana mayor y que realmente yo le gustaba. Mucho.

Me sonrojé por eso.

Últimamente lo hacía seguido.

—¡Hyung!

—¡Ah! ¡Jungkook, deja de gritar así, casi me arranco un dedo con las pinzas!

—Bah, que exagerado —Suspiré cansado y dejé las pinzas a un lado. Era un peligro tener eso cerca con Jungkook revoloteando por ahí. —A que no sabes lo que encontré.

—¿Qué encontraste?

—¡El instagram de NamJoon!

—¡Jungkook!

—¿Qué? No me juzgues, a que te mueres por ver qué publica. —Joder, tenía razón.

—A ver, muestra.

 

—Hyung, mira. Publicó una foto de tu culo —Jungkook rompió en carcajadas y yo sentía mi cara arder de la vergüenza.

¡Que osado! ¡Me fotografió el culo!

—Tiene algo escrito, pero está en inglés, no entiendo... —Volví a sonrojarme luego de ver eso.

 

"Hay un chico, con jeans ajustados y flores en sus bolsillos que realmente me gusta."

Ay, joder, yo es que ya no podía más. Si seguía así mi corazón iba a salirse de mi pecho.

—Um, dice que realmente le gusto.

—¡Ay, hyung, ya pídele que sea tu novio!

—Yo ya tengo un novio.

—No me hagas repetir lo que pienso de ese imbécil ¿Hace cuánto no hablan? ¿Dos semanas y media? ¿Qué hizo esta vez para compensarlo? ¿Te envío un puto regalo de mierda otra vez? ¿Realmente ese es el tipo de novio que quieres? —La declaración de Jungkook me dejó sin posibilidad de justificarme. Tenía razón.— SeokJin, te mereces algo muchísimo mejor que un novio ausente que te engaña y te golpeó. Sólo estás con él por costumbre, no me digas que todavía amas a esa cosa.

—Si... Aún lo amo, yo... Ya no sé qué hacer, es todo tan difícil —Las lágrimas no tardaron en correr por mis mejillas. Jungkook se apresuró a cambiar el cartel de la entrada a "cerrado" y luego me dirigió al jardín de atrás.

—Hyung, tienes que dejarlo ir. Entiendo que aún lo ames, pero tienes que entender que esto no es lo que mereces.

—Yo entiendo... Pero...

—Pero nada. Ya fue suficiente de toda esa mierda ¿no estás cansado?

—Si, lo estoy...

—Entonces corta el problema de raíz. Tienes a un lindo chico detrás de tu culo que puede fácilmente reemplazar a ese idiota. —Me limpié las lágrimas con la servilleta que Jungkook me tendió. Tenía mucho que pensar.—Ese tipo ya debería saber que lo que se descuida, se pierde.

 

«NamJoon Pov»

Que lindo es, joder.

Acababa de salir de mi trabajo. Era tarde por la noche y me encontraba caminando hacia mi departamento porque mi motocicleta había decidido dejar de funcionar esta mañana.

Mi celular descansaba sobre mi mano, iluminando mi rostro, mientras recorría la galería observando mis fotos.

Tenía una de SeokJin que le había sacado infraganti.

 

Lo se, sueno como un acosador, pero tardé en tomar valor para hacer alguna jugada con él y esa foto era lo único que tenía. Hasta hace un mes. Porque al fin tenía su número y nos mensajeábamos diario.

Él tenía novio, lo sabía. Pero también sabía que no estaban muy bien.

Así que iba a esperar paciente. Procurando recordarle que aquí estaba yo, esperando por él.

La verdad es que jamás pensé que iba a encontrarme a alguien como él en la florería.

Yo simplemente quería un ramo de rosas para mi madre que estaba de cumpleaños, e iba todo bien, hasta que él apareció detrás del mostrador.

Con su cabello rubio, sus hombros amplios, su sonrisa angelical, y sus jeans desgastados con flores en los bolsillos.

De los nervios terminé pidiendo un ramo de girasoles. Cuando me di cuenta, él ya estaba cortando las flores y amarrando los tallos, así que no pude retractarme y simplemente me quedé callado y pagué por ello avergonzado.

Luego de ese día no pude dejar de pasar por la florería.

Mis amigos en el salón de tatuajes se burlaban de mí porque llegaba con flores al trabajo. Flores que eran para él y que nunca me animaba a darle.

Reí por lo patético de mi condición.

Ese chico me traía en las nubes.

Al despegar la vista de mi celular, noté que estaba cerca de la florería.

Sin pensarlo mucho, me encaminé hacia allí, sorprendiéndome al ver las luces encendidas.

23:54 marcaba mi reloj.

Extrañado me dirigí a la puerta. Pero me detuve antes de entrar.

Por el vidrio podía divisar a SeokJin, siendo besado por un tipo alto y de cabello castaño.

Sentí mi corazón romperse en pedazos, hasta que un movimiento brusco me sorprendió.

SeokJin se apartó rápidamente de los brazos del que supuse era su novio.
Este lo tomó por los hombros, hablándole muy cerca del rostro.

Parecían estar discutiendo, pero el vidrio de la puerta no me permitía escuchar.

Estaba a punto de dar media vuelta y retirarme, porque la verdad era que esas cosas no me incumben y no debería andar de chismoso.

Pero luego ese tipo golpeó a Jin.

Fue una cachetada seca, limpia. Que lo hizo tambalearse y tirar un florero que estaba sobre el mostrador.

Un florero con las flores que yo le había regalado.

La puerta retumbó contra la pared cuando la abrí y me encaminé rápidamente hacia adentro.

SeokJin me miraba sorprendido, aún sosteniéndose la mejilla que estaba ya de un tono rojizo.

—¡Nunca más te atrevas a tocarlo! —El tipo era considerablemente más alto que yo, pero mucho más delgado también.

Lo tomé por el cuello de la camisa y lo acerqué a mi rostro, enervado.

Jin no decía nada.

—¡¿Tú quién mierda eres?!

—¡Eso no importa, jamás vuelvas a tocarlo o te romperé la cara!—Él dirigió su mirada enojada a SeokJin, librándose de mi agarre rápidamente y tomando bruscamente a Jin por el brazo

—¡Jonghyuk, suéltame!

—¡¿Este es el tipo con el que me engañas acaso?! ¡Eres una puta miserable!

Un golpe seco en su rostro hizo que se cayera, soltando a Jin en el proceso.

Me lancé contra él, quien intentaba cubrir su rostro de mis puños. Más no le sirvió de mucho.

Los gritos de SeokJin pidiendo que me detenga fueron la única razón por la que solté a aquel sujeto.

El tipo simplemente se levantó como pudo y corrió hacia afuera. Subiéndose a su auto y huyendo como el cobarde que es.

El llanto de Jin me trajo de vuelta a mis cabales.

Rápidamente lo envolví en un abrazo y me sentí culpable por pensar que cabe perfectamente entre mis brazos y que se siente realmente bien eso.

—Ya no llores, por favor. No quería asustarte. —Intenté soltarlo pero él no me lo permitió, aferrándose a mi cintura, mojando mi hombro con sus lágrimas. —Vamos al baño, necesitas lavarte la cara un poco. —Jin se limitó a asentir y encaminarse al baño conmigo por detrás.

Lo observé lavarse la cara lentamente.
Sus rasgos faciales eran realmente atractivos, pero ese moratón formándose en su mejilla me molestaba.

Qué clase de monstruo podría golpear a alguien como SeokJin.

—Ven, vámonos de aquí. —Le tendí mi mano, aliviado al ver que él la aceptaba, y me encaminé a la salida.

SeokJin apagó las luces y cerró con llave, tomando mi mano luego, tal vez esperando a que lo encamine.

No lo pensé mucho y nos encaminé a mi departamento. Estaba a unas pocas tres calles de donde estábamos, así que me dirigí hacia ahí.

SeokJin no opuso resistencia ni dijo una sola palabra en todo el trayecto, ni al entrar a mi departamento.

Un té de tilo y manzanilla para los nervios. Así me había enseñado mi madre, así que eso es lo que hice apenas entramos.

Jin se encontraba en el sofá, con la cabeza entre sus brazos y los codos sobre sus rodillas. Se veía miserable y realmente me dolía verlo de esa manera.

Una vez servido su té, lo dejé en la mesita en frente de él, pero se negaba a verme.

—Oye, ya está bien. Todo estará bien

—¿Lo prometes? —Aún con su cabeza entre sus manos, habló, sorbiendo por su nariz y largando una que otra lágrima.

—Si, estarás bien, Jinnie, nadie volverá a tocarte otra vez. Lo prometo. —Me sorprendió el sentir sus brazos rodearme repentinamente.

Lentamente rodeé su cintura, acomodándolo en mi regazo, apoyando mi cabeza en la suya, olfateando el delicioso aroma a flores que su pelo desprendía.

Su mirada se encontró con la mía luego de varios minutos abrazados y me enterneció su ligero sonrojo.

—Gracias, Joonnie.

—No hay de qué.

«SeokJin pov»

Realmente no sé qué fue lo que me impulsó a hacerlo.

Pero simplemente pasó y la verdad, no me arrepentía.

Los labios de NamJoon eran suaves y carnosos.

Dulces.

Sus brazos eran fuertes y no podría sentirme más protegido entre ellos.

Al separar nuestros labios, él simplemente se limitó a llenar mi cara de ligeros besos juguetones, haciéndome reír.

—Así es como quiero verte de ahora en adelante. —Sonreí ante eso. NamJoon era realmente dulce.

Sus labios buscaron los míos nuevamente, pero rechacé su beso. Un poco asustado por su reacción.

—Yo solo quiero... tiempo. —La verdad es que NamJoon me gustaba y mucho. No me gustaba el estar pidiéndole un tiempo. Pero había roto hacía nada con Jonghyuk y esa era una herida que debía sanar.

No quería arruinar las cosas con Nam sólo por ser precipitado.

—No te preocupes, yo te espero todo lo que tenga que esperar.

—¿Por qué?

—Porque me enseñaron a pelear por lo que quiero. Y yo a tí te quiero.

Esas personas que aparecen en un momento complicado de tu vida y aún así luchan por quedarse.

Esas son las que merecen tanto la pena.

Y Namjoon definitivamente lo valía.

 

Notas finales:

Ow bueno, este fue un OneShot que se me ocurrió esta tarde y lo escribí (?

 

El fanfic tenía imágenes incluidas (Como cuando SeokJin y Jungkook hablan del Instagram de Namjoon) pero Amor Yaoi no me permite agragar imágenes, así que si quieren verlas les recomiendo leer este mismo fic en Wattpad♥

 

Espero les haya gustado🌸

 

Dejen likes y comentarios, chirusas💕

 

PD: Próximamente publicaré un extra. Algo así como una especie de epílogo. Así que estén atentas🌸


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