Sai siempre estuvo a la sombra de Sasuke.
¿La razón? Tal vez era porque Sasuke eclipsaba todo lo que estaba a su paso, aun si que el lo quiera. Al lado de él, nadie sentía interés en fijarse lo suficientemente en Sai Uchiha.
Había un tendencia desproporcionada a enfrentarase a todo tipo de comparaciones debido a su parecido físico, pero difernetes formas de ser. Eso era lo normal ¿no? Los seres humanos tenía porqué ser iguales en todo, por muy vacío de personalidad que estuvieran por dentro. Esa fue una de las tantas conclusiones a las cual Sai había llegado.
Cualquiera que mantuviera una corta vivivencia, o incluso una pequeña conversación con alguno de los dos se encontraría confusa. Algo que no fue nada diferente en Haruno Sakura quien cansada del silencio del hotel, miró extrañada a Sai y eclamó con voz un poco pertinente. Se enfrentaban a constantes comparaciones, quien fuera que fuese.
– ¿Por qué eres así?
– Así... cómo. – Pestañó en un tono monótono. Sin retirar los ojos de su móvil. Le parecían mucho más interesantes las noticias que ser la compañía de tal chillona mujer.
– Así de... raro. – Sakura se pasó un mechón largo de su cabello tras la oreja. Esa manía de la mujeres de permenecer siempre encantadoras era otra cosa que Sai no comprendía por mucho que analisaba, por eso, nunca tuvo interés mínimo en mantener relaciones de pareja.
A sus veintitrés años seguía soltero, todo el mundo le apresuraba por hacer algo con su vida amorosa, algo "ya". La prueba más evidente de la exacerbada importancia que le daba la sociedad a ello era que aquella persona que le estaba hablando en ese momento se trataba nada más ni menos que la prometida de Sasuke.
Ella olía siempre a flor de cerezo, como su nombre lo indicaba, y el color de su cabello combinaba con su imagen, parecía todo digno de una estrategia de marquetin. Era hasta... demasiado moderno para los estándares báscios de la esposa de un Uchiha.
No pedía demasiado, solo a una mujer educada de familia de Bien, que sepa realizar tareas domésticas, con una carrera que luego no desenvolvería una vez casada y un manejo de las artes de té y arregllos florales, todo esos requisitos Sakua lo cumplía a la perfección, eso era algo de admirar ¿Por qué echarlo a perder por una Clan anticuado, que aun en los tiempos que corren son capaces de concertar matrimonios arreglados? Todo era un despropósito.
Familia. Se corrigió. La familia Uchiha de cara al público... pero obvio que su linaje de sangre no era el normal al común. Los Uchihas eran una Gran Empresa multinacional, a ojos de los demás parecían criaturas fueras de este mundo, con tanta hermosura y perfección con el cual daban cada paso ante el mundo. Eso sin agregar la la acomodada clase económica.
Sai volvió a pestañear preguntándose ¿Por qué entonces, él era tan diferente a los demás, incluso para los propios Uchihas? Su coeficiente intelectual era elevado, como se debía de esperar, y estaba seguro que debía de ser "atractivo", o al menos eso era lo que siempre decían los demás dentro de las primeras impresiones.
Sakura, quien estaba aburrida de esperar a que Sasuke saliera de la larga conversación que mantenía con su padre, siguió pinchando a Sai, como si de un muñeco se tratara, lo encontraba divertido, y reía con algo de escalofríos sintiéndose superior por tener el privilegio de estar con la Familia Uchiha. – Ya podrías intentar ser más como Sasuke.
– ¿Sasuke? – Pronunció sin emoción, dejó a un lado su móvil, estaba leyendo la noticias de unos extraños asesinatos en el bosque el cual seguía desde hacía un tiempo para centrarse en el la mujer que tenía al lado. Ahí estaban otra vez esas comparaciones. – Sasuke es inantil, hacer rabietas por todo lo que no le sale bien, siempre anda con cara de tener un una serpiente metida en el culo y además es algo territorial ¿por qué debería de parecerme a él?
Sakura Haruno contorsionó el rostro algo histérica por la sinceridad y vulgaridad del otro. Sakura era agresiva, demasiado para una mujer... Sai se preguntó si estaba realmente bien manchar el linaje con alguien tan emocionalmente inestable, no, mucho peor, que se reproduzca con Sasuke, otro mental inestable.
Danzou entró al baño del hotel para ver como Sai se limpiaba la sangre del labio, había presenciado desde lejos la charla de ambos, hasta el momento en que Sakura asestó un puñetazo a Sai. – Sai, qué te dije de no decir lo que piensas.
– Al contrario, el consejo que más me dan los demás es que me exprese más. – Se giró con el semblante serio, no estaba enfadado porque aquella mujer le pegase, le humillase delante de las demás personas en el pasillo del hotel. En realidad, nada de esto le importaba nada. Danzou suspiró.
– Hay una diferencia entre ser educado y mostrar una sonrisa de vez en cuando. – Sai sonrió, pensando que lo adecuado era aquello en ese momento. – Pero a mi no me sonrías, joder, me pones los pelos de punta.
Otra vez, todo eran comparaciones y contradicciones.
– Yo tampoco estoy de acuerdo con la elección de Fukaku.
– Nunca estás de acuerdo con el señor Fukaku, en realidad. – Se acomodó la corbata de forma milimétrica.
– Esa boca. – Le amenazó.
Sai tenía la habilidad de inquietar a cualquiera que esté delante, ese era el verdadero problema que él no lograba ver. Viendo el mundo en solo blanco y negro, se tomaba las cosas con extrema tranquilidad, hasta el punto que nada parecía afectarle, ni una palabra, ni un golpe, ni nada que le pasa a nadie a su entorno, así es como aprendió a sobrevivir ante la frialdad de la Familia Uchiha.
Era tan perfecto... que se asemejaba al mecanismo de un robot, eso alejaba a todos de él.
Un fuerte golpe se escuchó afuera, seguido de unos cuantos gritos. Ambos miraron hacia la puerta. – Bueno, veo que al fin Sasuke se revelando, tardó más de lo que esperaba...
Sai salió para encontrarse el panorama afuera. Padre e hijo alterados, al mismo tiempo que Sakura fingiendo confusión.
– ¡No voy ha hacerlo, padre, no voy a casarme con esa mujer!
– No es una propuesta, es un deber, vas a casarte con Sakura Haruno quieras o no.
– ¡Muy bien! – Hizo un gesto con sus manos, habían varias sillas tiradas por el suelo. – ¡Renuncio al Clan Uchiha! – Fukaku iba a contestar, pero se quedó sin aire. Por unos momentos, sintió como el aire pasaba con dolor por sus vías respiratorias, y después de asimilar lo que el nuevo rebelde de la familia inquirió.
– ¡Cómo has dicho!
Danzou sonrió, estaba al tanto del matrimonio concertado a espaldas de Sasuke desde el principio, y también era consciente de cómo reaccionaría él mismo... por eso mismo estaba allí, estaba muy interesado en Sasuke.
El silencio reinó por unos segundos hasta que el llanto de Sakura rompió la sala, el maquilla de su rostro comenzó a deslizarse en gotas negras...
Sasuke miró con rabia de repente a Sai, cuestionándose porqué había tantos espectadores allí. Y Sai sintió... por primera vez, un poco de lastima por lo desgraciada que era la existencia de Sasuke. Porque era cierto que él siempre estuvo a su sombra, pero a su vez, Sasuke vivió a la sombra de Itachi, e Itachi a la de su padre... y así la cadena continuaba...
Solo que Sasuke, era el único que detestaba con toda su alma haber nacido ahí.
– ¡Renuncio!