Los nervios los tiene sobre la piel, sus manos tiemblan como gelatina y su corazón no deja de golpear con fuerza su pecho. Se repite una y otra vez que debe tranquilizarse mientras camina unos pasos detrás de la razón de su nerviosismo.
Debe ser coincidencia que estén en el mismo lugar en donde le pidió ser su novio y meses más tarde vivir juntos. Esa plaza tiene muchos recuerdos preciados de ellos y cada vez que van allí algo bueno pasa entre ambos, y a pesar de las múltiples remodelaciones que le hacen todos los años la plaza sigue siendo un lugar algo abandonado, quizás por las infinitas escaleras que debes subir para llegar allí.
Mete su mano en el bolsillo de su abrigo para sacar la cajita azul, allí ve ambos anillos dorados, por dentro al juntarlos formabas sus iniciales.
Si Wonsik lo rechazaba se iría todo a la mierda.
Como ahora, que no se fija dónde pisa y termina de cara al suelo, la cajita vuela y el contenido de ella también, asustado por ello Taekwoon enseguida se incorpora y queda arrodillado logrando enseguida ocultar el anillo más cercano.
—¿Estás bien? —pregunta Ravi entre risas, no puede evitarlo fue muy gracioso ver a su novio en el suelo, Leo frunce el ceño mientras se sienta en el suelo y guarda el anillo en su bolsillo, aún falta el otro—, estas sangrando —sorprendido el menor busca un pañuelo descartable en sus bolsillos, al encontrarlo lo coloca sobre el borde de la palma del mayor, que sonríe por el gesto.
—¿Mi nariz no? Es que me duele —se queja tocando la punta de su nariz, el menor niega con una sonrisa.
—Debí haber tomado una foto —vuelve la risa al recordar la vista de su novio en el suelo, éste sonríe y le golpea en el cuello.
—Te mataba si lo hacías —Wonsik sigue riendo mientras hace ademan de ponerse de pie, pero Taekwoon se suelta de su agarre y se queda arrodillado en el suelo—. Perdí algo —explica sin muchas palabras al tiempo que sus ojos se mueven con velocidad sobre el lugar.
—Dime como es así te ayudo —propone el menor volviendo a agacharse y logrando poner muy nervioso a su novio.
—Es un… un cosito.
Wonsik se ríe a carcajadas al escuchar eso, el mayor le golpea el muslo reprimiendo la risa.
—¿Qué clase de cosito?
—No, déjalo. Yo… yo puedo solo.
—Ambos lo encontraremos más rápido —afirma Ravi comenzando a buscar por los alrededores. Leo se pone en alerta y agarra la cajita vacía, maldice por lo bajo y se mueve en busca del anillo rezando para que el menor no lo encuentre antes—. ¿Taekwoon, no me dirás que es? —pregunta a su espalda.
—Es… Es dorado y pequeño.
—¿Es esto? —el mayor se tensa al escuchar eso, voltea con lentitud encontrándose con los ojos más bonitos de todos, ahora brillantes por las lágrimas acumuladas. Ravi se muerde el labio y a la altura de su rostro sostiene el anillo de compromiso—. ¿Es para mí? —Leo cierra los ojos con fuerza y, frustrado, se lleva una mano a la frente para mandar su flequillo hacia atrás, su flequillo vuelve y sus ojos se abren—. Hámster.
—Yo… bueno, te amo, ¿Sí? —no era lo que tenía preparado pero ya nada importaba, arrodillado se acerca hacia Wonsik, que con una gran sonrisa se hecha a llorar.
—Estas destinado a improvisar —se burla limpiando sus propias lágrimas, Leo llega frente a él y le quita el anillo, busca el otro y lo coloca juntos sobre su palma lastimada—. Lo manchaste con tu sangre, idiota —se ríe a carcajadas contagiando al mayor—. ¡Vamos, ya dilo que me pongo más nervioso!
—Cállate —pide con el corazón a mil, Ravi asiente y cierra la boca pero de nuevo comienza a reír por tanta felicidad—. ¡Wonsik!
—No puedo evitarlo, me vas a pedir casa…
—¡Que te calles! ¡Deja que yo lo diga! —ordena colocando su mano libre sobre la boca de su novio, éste asiente así que le suelta. Se miran a los ojos mientras Taekwoon respira profundo y piensa en que decir—. Wonsik, sé que no hemos estado el suficiente tiempo juntos, ya van tres años y ocho meses de que te conozco. Bueno, eso no importa. Yo y tú ¡No! Tú y yo —el menor comienza a reír de nuevo ganándose muchos golpes en su muslo.
—Eres muy lindo —dice antes de colocar sus manos a cada lado del rostro de Taek Woon y atraerlo hacia sí para unir sus labios—. También te amo —sonríe antes de besarle de nuevo.
—Maldito —susurra entre besos, el menor se ríe y acaricia sus mejillas—. Robas mi concentración al mirarme así —se queja al tiempo que sus cachetes enrojecen.
—Está bien, no te miro —con las manos se tapa los ojos pero sigue riendo y más al sentir otro golpe en su muslo, destapa sus ojos para mirar emocionado a los de su avergonzado novio.
—Larva —el nombrado asiente—, ¿Quieres casarte conmi…
—¡Si quiero! —no le deja terminar la frese porque se tira encima del mayor, no llegan a caer al estar arrodillados. Wonsik envuelve entre sus brazos el cuerpo de Taekwoon, que molesto por interrumpir le golpea la espalda—. Sí, sí, sí y mil veces sí —se separa un poco sólo para llenarle de besos el rostro—. Te tardabas un siglo en decir tres palabras, no pude aguantar —justifica su emoción y calla cualquier reclamo con un beso profundo, apasionado.
—Gracias —susurra Leo sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas—, pero salió todo para el culo: casi rompo mi nariz contra el suelo, lo mande todo a bolar, los anillos, mi discurso. Soy un desastre —Wonsik se aleja y agarra un anillo para colocarle a su prometido en el dedo anular—. Y aun así me aceptas —solloza, mira el anillo en su dedo y luego a su chico, que le regala una hermosa sonrisa, toma el otro anillo y se lo coloca con las manos temblorosas—. ¡Ay! Por favor, parezco un terremoto —ambos comienzan a reír de pura felicidad.
—Gracias a ti por no dejarme solo.
Se funden en un fuerte abrazo. Wonsik reparte besos por la mejilla de su emocionado prometido, pero enseguida sus labios son atacados por los del contrario en un apasionado beso lleno de amor.
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