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"Esclavo de tu amor" por ShineeLuhan

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Notas del fanfic:

Hola, este es mi primer fanfinc en esta categoría. Espero que la historia les guste y las apasione desde un inicio. Créanme que no se decepcionaran, ni con los personajes, ni con la trama. Espero la apoyen hasta en final.

 

Quiero poner en conocimiento, que esta historia es una adaptación de la novela de unas de mis escritoras favoritas, la genial y romántica Johanna Lindsey. Espero les guste como adapté a los personajes dentro de la trama original.

 

Sin retrasarlas más, acá va el primer capítulo.

 

 

CAPITULO UNO

 

 

 

Inglaterra 1152

 

La dama era menuda y frágil, pero con el caballero de elevada estatura de pie a su lado, esa fragilidad se destacaba aún más. Su cabeza rubia no superaba los anchos hombros del varón, y cuando la palma abierta cayó sobre la mejilla femenina, el cuerpo fino se estremeció con la fuerza del golpe. Una descarga de esa clase la hubiera enviado fácilmente al suelo si ella no hubiese tenido cierto apoyo. Pues la sostenían dos de los escuderos del caballero. Estaban detrás de ella, y le tiraron hacia atrás los brazos, adelantando el cuerpo de la víctima, no fuese que recibiesen un golpe destinado a ella. Eso la mantenía erguida cuando hubiera podido doblar el cuerpo, y la obligaba a recibir otro golpe, seguido después de otro.

 

A cierta distancia en la pequeña habitación, Rowen Belleme observaba. También a él lo sostenían con fuerza dos soldados, los mismos que lo habían arrastrado a esa habitación con el fin de que presenciara la brutalidad de su hermanastro. La sangre manaba del centro de su mentón, porque se había mordido los labios para evitar gritar. Las lágrimas descendían copiosamente por las mejillas color ceniza. Pero Rowen mismo no había sido golpeado. Era probable que se llegase a eso si no cedía a los reclamos de su hermanastro después de que él le había demostrado que hablaba muy en serio. Pero mientras su cruel hermanastro tuviese todavía un poco de paciencia, no deseaba afear a Rowen con cardenales que provocarían comentarios en la pactada boda.

 

Alexander d´Ambray no tenía ningún tipo de escrúpulos ante su propia madrastra. Lady Anne Belleme…no, ahora era Anne d´Ambray y de nuevo viuda, porque el padre de Alexander había muerto  ya hace un años atrás…y claro que le servía de poco excepto como rehén para garantizar la conducta de Rowen, Y no había muchas cosas que Rowen no hiciera por su madre. Pero lo que Alexander le reclamaba ahora era….

 

Anne se volvió para mirar a su hijo. Tenía las mejillas intensamente rojas por las marcas de la mano pesada de Alexander, y sin embargo, no había derramado una lágrima ni proferido un solo grito. Su expresión, tan elocuente, arrancó más lágrimas a Rowen. Su cara decía claramente: Me lo hicieron tantas veces, que todo esto no significa absolutamente nada. No hagas caso, hijo mío. No des a esta serpiente lo que te reclama.   

 

Rowen después de todo no deseaba darle nada. Lord Rupert Lyons, el hombre que Alexander le había designado por esposo, tenía edad suficiente como para ser su abuelo; más aún, su bisabuelo. Y la madre de Rowen se había limitado a confirmar los rumores que habían llegado a sus oídos acerca de ese anciano caballero cuando Alexander exigió que Anne convenciese a Rowen de que acatase los deseos que él demandaba.

 

--Conozco a Lyons, y no es propio darle un heredero del nivel de Rowen. Incluso si su edad no fuese un problema, ese hombre ha provocado escándalos a causa de su propia perversión. Jamás aceptaría semejante unión.

                         

--Es el único hombre dispuesto a luchar para recuperar las propiedades de Rowen- señaló Alexander.

 

--Las propiedades que tu padre perdió a causa de su propia codicia, querrás decir.

 

--Vamos, todo hombre tiene derecho de…

 

--¿De invadir a su vecino?- lo interrumpió Anne con todo el desprecio que sentía por su hijastro, y que no era ni siquiera la mitad del que había sentido por el padre brutal de éste- ¿Incursionar y hacer la guerra sin justificación? ¡Robar y obligar tanto a mujeres como a donceles a contraer matrimonio antes siquiera de que hubieran enterrado a sus maridos!!! Los hombres tienen esos derechos sólo desde que un hombre débil como Stephen fue coronado rey.

 

Alexander se había sonrojado, pero más probablemente a causa de la cólera que por la vergüenza de lo que su padre le había hecho a Anne. En verdad, él era un producto de los tiempos corruptibles. Había sido apenas un niño de ocho años cuando Stephen arrebató la corona a Elisa, después de la muerte del viejo rey Henry. El reino se había dividió entonces, pues la mitad de los varones rehusaron acepar como gobernante a una mujer, y la otra mitad mantuvo su juramente a Elisa, y ahora traspasaban su fidelidad al hijo de ésta, Enrique de Aquitania. Hugo d´Ambray era uno de los barones que por entonces se había comprometido con Stephen y por lo tanto se había creído con el derecho de asesinar al padre de Rowen; y después obligar a la viuda de Walter Belleme a casarse con él, conquistando de ese modo el control de todas las posesiones y tierras de Walter, heredadas por el propio Rowen, sin hablar de las tierras propias de Anne. Y ni Anne ni Rowen podían reclamar por esta injusticia ahora, y menos a un rey que había sembrado la anarquía en el dominio.

 

A diferencia de su padre, que había manifestado una línea de malevolencia que venía a completar su brutalidad, Alexander era como la mayoría de los hombres de su tiempo, respetuoso cuando era necesario, grosero en otras circunstancias, y dispuesto a llenar sus cofres con los frutos de los trabajos de otros hombres. Pero como había vivido diecisiete años en la anarquía, sus actitudes eran distintas de las de los otros barones. La mayoría de éstos podían quejarse de tener un rey tan débil y mediocre que gobernaba el país con una ilegalidad corruptible; por otra parte, la mayoría aprovechaba esa ilegalidad y la agravaba aún más.

 

De hecho, durante los tres años en que Alexander había sido hermanastro de Rowen, jamás le había dicho una palabra dura, ni le había levantado la mano impulsado por la cólera, como hacía a veces su padre. Como caballero, Alexander era un individuo diestro y valeroso. Como hombre, de hecho era muy apuesto, con los cabellos negros y los ojos castaños oscuros que inquietaban por la expresión constantemente alerta. Hasta ahora, Rowen lo había odiado sólo porque era el hijo de su padrastro. Para su propio beneficio en el transcurso de las mezquinas guerras con los vecinos, el padre y el hijo habían devastado las tierras de Rowen y se habían apoderado de todo lo que él y su madre habían tenido jamás en su vida. Habían anulado el contrato matrimonial que el padre de Rowen le había preparado, y lo habían mantenido soltero simplemente para beneficio propio, porque deseaban continuar aprovechando todo lo posible la fuerza de trabajo de los siervos, y exigiendo año tras año el servicio militar de los vasallos.

 

Pero un año atrás Hugo d´Ambray había adoptado una decisión irreparable: apoderarse de Dyrwood, que se extendía entre una de las propiedades de Rowen y una de las que pertenecían al propio Hugo. Eso equivalía a remover un nido de avispas, pues Dyrwood pertenecía a uno de los principales señores de la guerra de los condados del norte, el lord de Fulkhurst, que no sólo pidió la ayuda de su vasallo en Dyrwood, sino que también dispersó a los sitiadores y los obligó a retornar a sus lugares de origen; luego se dedicó a destruir al hombre que se había atrevido a intentar un movimiento en perjuicio del propio Fulkhurst.

 

Por desgracia, se convirtieron en objetivos de este belicoso caballero no sólo las propiedades de Hugo, sino también las que él controlaba libremente. Y ahora Hugo descubrió para qué servía un rey débil, pues Stephen rehusó acudir en su ayuda. Estaba demasiado atareado con sus propios problemas. Y aunque Hugo había sido muerto dos mese atrás en el curso de esa guerra provocada por su propia codicia, Fulkhurst no se sentía satisfecho. Alexander estaba descubriendo que este señor de la guerra se agrandaba con la venganza.

 

Alexander había solicitado la paz, pero se rechazó su propuesta, y eso lo encolerizó y lo indujo a hacer todo lo posible para reconquistar las tierras de los D´Ambray. Pero el costo que él estaba decidió a pagar consistía en sacrificar a Rowen arrojándolo al lecho conyugal de un viejo depravado. Incluso había dicho a Rowen que eso no duraría mucho, y que él pronto podría volver a la tutela de su hermanastro, pues el hombre estaba a dos pasos de la tumba. Pero mientras Rowen estuviese vivo con ese viejo lascivo, Alexander deseaba que de la unión naciera un niño. Lo había puntualizado perfectamente, pues sólo de ese modo podía recuperar a Rowen y sus tierras, además de las tierras y las riquezas de Lynos a través del niño. De ese modo obtendría los recursos necesarios para recuperar las propiedades de D´Ambray, que ahora estaban en poder de Fulkhurst.

 

Era un excelente plan, por lo que se refería a Alexander. A decir verdad, no le constaba nada, y le permitiría obtener todo lo que deseaba, incluso a la larga, a Rowen compartiendo su propio lecho. Eso era lo que estaba en el centro del plan desde un inicio, pues Alexander se sentía en parte obsesionado por la cautivante belleza de cabellos de lino que era su pequeño hermanastro.

 

Lo había deseado desde la primera vez que lo vio, cuando Rowen tenía apenas quince años. Pero su padre no le había permitido tenerlo, señalando que el valor del muchacho, y más siendo éste un valioso doncel, disminuiría bastante si se le privaba de su virginidad, pese a que él no tenía la más mínima intención de casarlo con nadie. Pero Hugo d´Ambray no podía vivir eternamente, y Alexander tenía inteligencia suficiente como para comprender que la condenada virginidad no ameritaba ningún problema para él, y tenía bastante paciencia para esperar hasta que el asunto ya no fuese un problema, cuando fuese concedida a un esposo.

 

Por eso Alexander lo había tratado bien, pues no deseaba que Rowen advirtiese la vil crueldad que su padre le había heredado. Deseaba que Rowen lo mirase con simpatía cuando finalmente lo llevase a su cama. Lo deseaba bastante, al extremo de que se hubiese mostrado dispuesto a desposarlo él mismo si el asunto le hubiese dado alguna ganancia. Pero como los D´Ambray ya controlaban las tierras del joven doncel, el matrimonio no le reportaba ninguna ventaja. Apenas el doncel concibiera, Alexander se proponía atraparlo, y después continuaría teniéndolo, pese a que tenía la verdadera intención de casarlo nuevamente para obtener más ventajas en una ocasión futura. Conseguir que Rowen sintiese pasión por él no sería una tarea fácil….pero lo conseguiría con el tiempo.

 

Según Alexander veía las cosas, casarlo con Lynos contra su voluntad, sería un paso fácil, y no lo afectaría a él. Tampoco creía que obligarlo a consentir golpeando a su madre fuese una falta grave. Lejos de eso, Alexander estaba tan acostumbrado a ver que su padre golpeaba a lady Anne, que el hecho le pareció desprovisto de importancia. No tenía en cuenta que                Rowen, que había vivido esos tres años en Kemel, y no con su madre en el castillo D´Ambray, no había presenciado dichos maltratos y por lo tanto no había llegado a acostumbrarse contra esa experiencia. Alexander estaba seguro de que Rowen jamás se sentiría afectado porque maltrataban a su madre, por lo cual no creía que los golpes que ahora descargaba sobre lady Anne pudieran impresionarlo. Se trataba simplemente de que el pequeño e inofensivo doncel lo obedeciera en todo acerca de sus maquiavélicos planes.

 

Pero el primer error de Alexander fue suponer que Rowen sentía por su madre lo que el propio Alexander había sentido por la suya, es decir casi nada. El segundo fue que no previó ninguna reacción de Rowen y tan prontamente. De modo que ni siquiera había mirado la cara del joven cuando comenzó a abofetear a la madre unos momentos antes. Pero cuando vio que Anne miraba a su hijo con tan firme coraje, Alexander también volvió los ojos en esa dirección, y fue cuando el cuerpo se le puso rígido de cólera. Ahora comprendió el error que había cometido. El bello doncel tenía mucho afecto por su madre. Sus grandes ojos de zafiro estaban húmedos de lágrimas. Ardía de deseos de rogar a Alexander que se detuviese, y no lo hacía porque su madre había manifestado claramente que no aceptaba el matrimonio con ese viejo lascivo.

 

Hubiera sido mejor que él lo drogase, lo casara con ese viejo, e incluso lo llevase a la cama antes de que recuperase la conciencia, para presentarle el hecho consumado. Ahora, esos hermosos ojos azules lo miraban con tanto odio, que él  comprendió que Rowen jamás lo desearía como había esperado. No importaba. Aún lo tendría, y más pronto de lo que esperaba. Pero le irritaba muchísimo que no sería tal como lo había imaginado, y cerró los dedos en un puño y lo descargó sobre el costado de la cabeza de Anne. La mujer se desplomó sin proferir un solo grito.

 

Rowen habló por primera vez, en un murmullo ahogado, antes de musitar:

 

--No. Basta.

 

Alexander dejó a la madre sostenida por sus hombres, y se acercó al hijo. Todavía lo irritaba el error que había cometido. El fastidio estaba allí en sus ojos, en su expresión, y con una mano levantó la cara de Rowen, obligándolo a mirarlo. Pero sus propios sentimientos se expresaron en el hecho de que su mano no trató con rudeza al bello joven, pese a la irritación que sentía. Casi sin quererlo, enjugó suavemente las lágrimas de una pálida mejilla.

 

Pero la voz se expresó con extrema dureza:

 

--¿Te casarás con lord Lyons?

 

--Lo haré.

 

--¿Lo harás con buena disposición?

 

Rowen lo miró inexpresivo un momento antes de explotar:

 

--Pides demasiado…

 

--No. ¿Qué te importa una sonrisa si con ella garantizas que él cumpla prontamente el contrato matrimonial?

 

--¿Eso está en duda?

 

--No, pero no hay tiempo que perder. Fulkhurst ahora está inactivo, pero sólo porque se apoderó de Tures.

 

Rowen palideció aún más al oír eso. Sabía que dos de sus residencias cerca de Dyrwood habían sido tomadas, una incluso sin darle mucha lucha, pero el castillo de Tures había sido la principal de las propiedades de su padre, la más valiosa y se encontraba más hacia el norte. El doncel había crecido en Tures. Todo lo que sabía del amor y la felicidad lo había aprendido allí, al amparo de esos muros de piedra. Ahora un guerrero enemigo ocupaba el castillo; no, en realidad sus enemigos, Hugo y Alexander D´Ambray lo habían ocupado los últimos tres años; por lo tanto, ¿cuál era la diferencia según fuera uno o el otro?

 

Alexander interpretó mal la expresión de Rowen, y trató de reconfortarlo de algún modo.

 

--No desesperes, Rowen. Lyons se enriqueció explotando a los mercaderes de su ciudad estos últimos veinte años, en que fue el dueño de Ginza. Los mercenarios recuperaran tus riquezas, derrotaran a Fulkhurst, y lo enviarán de regreso a su propio dominio. Recuperarás Tures antes de que termine el mes.

 

Rowen no contestó. Ya le habían dicho que el contrato matrimonial estaba redactado de tal modo que lo beneficiaba; que las propiedades una vez recuperadas, le pertenecerían, y no quedarían en manos de su esposo, un aspecto que nada significaba para él en esos tiempos en que se hacía poco caso a la ley y a la justicia hacia los donceles, pero significarían mucho si Enrique llegaba a gobernar. Sin duda, Lyons pensaba aprovechar bien las propiedades de Rowen. Era obvio, que Alexander deseaba volver a tenerlas bajo su control, lo cual significaba que si Lyons moría con bastante rapidez a causa de su edad avanzada y sus dolencias, Alexander ayudaría a su hermanastro en ese sentido. Pero Alexander deseaba que Rowen tuviese primero un hijo de Lyons.

 

Como había hecho día tras día durante los últimos tres años, Rowen se estremeció y rogó que Enrique de Aquitania ganase el trono de Inglaterra. Su padre había sido vasallo de Enrique, y Rowen le juraría fidelidad en un abrir y cerrar de ojos. Entonces, y sólo entonces, podría escapar del control de Alexander d´Ambray.

 

En lugar de revelar lo que estaba pensando, Rowen preguntó a Alexander:

 

--¿Eso significa que mis caballeros esta vez me juraran fidelidad, o de nuevo estarán atareados combatiendo en tus guerras?

 

A Alexander se le enrojecieron las mejillas. Éste era otro de los aspectos en que su propio padre había ignorado las normas justas y establecidas por la ley, pues cuando las propiedades Belleme cambiaron de dueño a la muerte del padre de Rowen, los nueve vasallos del difunto hubieran debido acudir para rendir homenaje a Rowen en vista de las propiedades que ahora le pertenecían al joven. Sin embargo, el doncel no había visto a ninguno de esos caballeros durante los tres años en que vivió aislado en uno de los recintos más pequeños de Hugo. Cada vez que el joven mencionaba el asunto, se le formulaban excusas en el sentido de que sus caballeros estaban defendiendo alguna que otra propiedad, o que se encontraban en medio de una campaña, u otra cosa por el estilo. Era muy probable que sus hombres lo creyesen muerto. Ése habría sido para Hugo el modo más fácil de asegurarse los servicios de los hombres sin tener que atender a la preocupación que ellos manifestaban por el bienestar de Rowen.

 

Alexander dijo ahora con una voz dura que desalentó la posibilidad de nuevos comentarios:

 

--Cinco de tus vasallos murieron luchando contra Fulkhurst, y no sabemos si sir Gerard vive o no, pues lo habían designado señor de Tures. Es probable que ese monstruo lo haya asesinado, como hizo con mis propios caballeros- concluyó con un encogimiento de hombros que dio a entender claramente que no le interesaba mucho si Gerard había sobrevivido o no.

 

Las mejillas de Rowen palidecieron nuevamente. No hizo más preguntas, pero sólo porque temió saber cuáles eran los caballeros que aún vivían y cuáles habían perecido. ¿A quién debía culpar por la muerte de esos hombres? ¿A Fulkhurst, que había descargado los golpes mortales, o a Alexander y su padre, que habían provocado la ira de Fulkhurst? Dios todopoderoso, ¿cuándo el país recuperaría la paz?

 

Con voz neutra, Rowen pidió a Alexander que ordenara que lo liberaran. Su belicoso hermanastro hizo un gesto en dirección a sus hombres, y cuando él quedó en libertad se acercó a su madre. La mano de Alexander le aferró el brazo y en cambio lo empujó hacia la puerta. Rowen trató de desasirse, pero el apretón de Alexander era firme.

 

--Déjame ir con ella.

 

--No, sus mujeres la atenderán.

 

--Alexander, hace tres años que no la veo- anunció Rowen, aunque sabía que el ruego de nada le serviría ante el corazón frío de ese hombre.

 

--Cuando estés embarazado con el hijo de Lyons y podamos tener la certeza de que sus tierras son nuestras, dispondrás de tiempo suficiente para verla.

 

Más manipulaciones y actos de injusticia. Rowen no pudo continuar en silencio, y dio expresión a sus sentimientos con una voz de entero odio.

 

--Eres despreciable, peor todavía que tu padre. ¡Por lo menos él era sincero en su crueldad!!!

 

La mano de Alexander apretó con más fuerza el brazo de Rowen, y ése fue el único indicio de que las palabras del joven lo habían afectado.

 

--Sólo tengo en cuenta tus mejores intereses cuando…

 

--¡Mentiroso!!! Haré lo que quieres, pero si repites de nuevo que con eso me beneficiaré, me pondré a gritar.

 

Alexander no discutió con él. Lo que deseaba era abrazarlo y besarlo, pues el fuego de la furia del doncel avivaba sus deseos más que su belleza misma. Pero no se atrevía ni siquiera a besarlo. Si él llegaba al lecho de Lyons sin su virginidad, el anciano podía repudiarlo, y de ese modo se frustrarían las esperanzas de Alexander, que se centraban en la posesión de la riqueza del anciano noble.

 

De modo que se limitó tan solo a decir:

 

--Bien, vamos, hoy mismo nos trasladaremos a Ginza. Mañana te casarás.

 

Y Alexander se lo llevaría después a su propio lecho apenas hubiera el más mínimo indicio de que Rowen estuviese embarazado.

 

 

CONTINUARÁ….

Notas finales:

Que tal…les gustó???? Espero de que sí.

¿Será que Rowen se casará con el viejo lascivo? ¿Alexander se saldrá con la suya? Estas y muchas incógnitas más se sabrá la siguiente semana, ya que tengo adelantados dos capítulos más. De verdad espero que les haya gustado el primer capítulo y me lo hagan saber en un comentario, me harían muy feliz. Cuídense y nos vemos el próximo jueves en el que subiré el segundo capítulo. Bye bye…

 

 


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