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"Esclavo de tu amor" por ShineeLuhan

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Notas del capitulo:

Hola chicas…cómo han estado?


Acá les dejo el nuevo capítulo de hoy. Al fin sabremos el oscuro pasado de William de Chaville. Del porqué de ese carácter tan frío y arrogante y de un vengativo corazón. Espero les guste mucho.


Gracias por sus comentarios. Y doy la más cordial de las bienvenidas a nuevas lectoras que se sumaron a la historia. ¡Arigatouuuu!!!!

CAPITULO DIECIOCHO

 

 

 

Gracias a la exhaustiva limpieza practicada la víspera, Rowen y Edith terminaron temprano en el solar, y así Rowen subió la escalera que llevaba a la sala de costura mucho antes del mediodía. Pero se sobresaltó cuando se abrió una de las puertas frente a la cual tenía que pasar, y una mano lo atrajo hacia el interior.

 

--Era hora de que vinieses por aquí- rezongó una voz, aunque con equívoco afecto.

 

--¡Ágata!

 

--Sí, y me he pasado toda la mañana aquí, esperando que salgas del cuarto de costura. ¿Cómo es posible que vengas del piso bajo?

 

Rowen estaba demasiado ocupado abrazando a la mujer mayor para decir nada por un minuto, pero después las palabras fluyeron en tropel.

 

--¿Cómo estás en Fulkhurst? ¿William trató de vengarse también de ti? Me alegro tanto de que estés aquí, Ágata, pero no me complace que ese monstruo abuse de ti. Pero aunque jamás creía que volvería a verte y…

 

--Calla, precioso- lo calmó Ágata, y llevó a Rowen a sentarse sobre un taburete entre canastos de elementos de costura- ¿Cómo puedo contestarte si no te detienes ni siquiera para respirar? ¿Y por qué no contestar a mi propia pregunta? Me dijeron que dormías en la sala de costura.

 

Ágata ocupó el taburete más próximo, pero Rowen no la miró cuando dijo:

 

--Anoche dormí abajo.

 

Por el rosado intenso que tiñó las mejillas de Rowen, Ágata comprendió que más valía no preguntar dónde había descansado. Se limitó a decir:

 

--No me sorprende.

 

Rowen movió bruscamente la cabeza.

 

--¿No te sorprende? ¿Por qué no? Me fastidió que él quisiera….quisiera…Él ya se había vengado bastante.

 

--¿De veras?

 

--Sí, exactamente ojo por ojo. Todo lo que se le hizo, él me lo hizo…y ahora más.

 

--Entonces, ¿fue tan terrible, mi niño?

 

--Peor que terrible.

 

--¿Todo?

 

Rowen frunció el ceño al oír esta pregunta.

 

--¿Qué quieres saber?- inquirió.

 

Ágata se encogió de hombros.

 

--Corderito, ojo por ojo significa que sentirás el mismo placer que él tuvo en tus manos. ¿Fue así?- Las mejillas de Rowen se tiñeron de rojo intenso- Veo que así fue. Pero era previsible que sucediera así, cuando se trata de un hombre de aspecto tan magnífico….

 

--De aspecto tan cruel…

 

--….un hombre que sabe hacer las cosas.

 

--Lo único que William de Chaville quiere conseguir, Ágata, es que yo pague por la codicia de Alexander. Bien, ¿qué haces aquí? Temí que te abandonaran en las ruinas de Ginza, y que no pudieras regresar a Tures.

 

--Nadie quedó en las ruinas. Lord William no quemó el pueblo, con la única excepción de la posada donde lo capturaron, pero incluso así ofreció a todos los habitantes de la fortaleza asignarles nuevos hogares en sus propiedades, si lo deseaban. Por mi parte, consideró que me debía algo por su libertad, pese a que yo le dije que me había limitado a cumplir tus órdenes.

 

--Sé que a él no le agrada oír excusas, y que no las aceptara.

 

--Sí, temí que me matara si yo pronunciaba una palabra acerca del asunto, tanto lo irritaba nada más que la mención de tu inocencia. Pero me ofreció vivir aquí, en Fulkhurst, si yo le profesaba fidelidad total…y renunciaba a ti. Era el único modo de seguirte hasta aquí, de modo que acepté de buena gana. Pero me prohibió hablar contigo.

 

Rowen suspiró.

 

--Me lo imaginaba. Seguramente no quiere que tu presencia me reconforte, aunque nada más que saber que estás cerca de mí me consuela.

 

Ágata le oprimió la mano.

 

--Corderito, no desesperes. No creo que sea un hombre tan cruel como pretende hacernos creer. He oído decir muchas cosas acerca de los acontecimientos que lo convirtieron en el hombre que es ahora, y vacilo ante la idea de decirte esto, pero la verdad es que lo compadezco.

                                                      

--¿Lo compadeces?- preguntó incrédulo Rowen- Ágata, ¿te golpeó en la cabeza, para traerte aquí?

 

Ágata sonrió.

 

--No, me arrastró por toda la campiña con su ejército, buscando a su prometida que ha desaparecido, pero te aseguro que no pensó mucho en lady Isabella mientras la buscaba. Y tampoco parecía muy desesperado cuando en cada uno de los lugares en que preguntaba nadie tenía noticias del paso de la dama. Pero lo hubieras visto cuando el mensajero que llegaba de Fulkhurst todos los días se retrasaba un poco. Lord William enviaba docenas de hombres con orden de traerlo, y cuando el mensajero al fin llegaba, pobre de él si no traía el informe de John Giffard.

 

Rowen tensó el cuerpo al oír ese nombre.

 

--¿John? Pero yo creía que él era aquí nada más que el carcelero. ¿Qué noticias podía enviarle a William?

 

Ágata le dirigió una mirada que decía claramente: “no te hagas el tonto, pequeño”

 

--Pero William no sabía que John se ocupaba de vigilarme mientras yo estaba en la mazmorra.

 

--¿Cómo podía ignorarlo si él mismo lo ordenó así?

 

--¿Él lo ordenó? Pero creí que sir Robert….

 

Rowen se detuvo a pensar en las consecuencias de lo que Ágata acababa de decirle. William lo había enviado a la mazmorra, no para que sufriese…¿salvo en su propia imaginación? Es cierto que su imaginación había sido terrible, pero la celda era como un palacio comparado con lo que habría sido sin la presencia de John como carcelero. ¿William podía ignorar que John era un hombre de muy buen corazón? No, la bondad de John se expresaba en cada uno de sus gestos, se la percibía de una sola ojeada. Conocerlo era saber que jamás lastimaría a nadie….Él, era un hombre bueno.

 

De pronto Rowen exclamó, casi dolorosamente:

 

--¡No entiendo! ¿Por qué él quiso asegurarse de que estaba bien atendido antes de saber que yo llevaba a su hijo en mi vientre?

 

Ágata abrió muy grandes los ojos pardos.

 

--¿De modo que sucedió en esos pocos días? ¿Sufres a causa del embarazo? Tengo excelentes remedios para eso, y para la inflamación que puede llegar después.

 

Rowen desechó impaciente el ofrecimiento de Ágata.

 

--No, no hay síntomas, fuera del muy evidente de que no sufro mi trastorno natural.

 

--Sí, lo mismo sucedió con tu madre, continuaba cumpliendo tranquilamente sus obligaciones como si no…

 

--Ágata, no deseo hablar de hijos, cuando William se propone quitarme el que llevo dentro.

 

Ágata lo miró reflexiva, antes de preguntar:

 

--¿Dijo que lo haría?

 

--¿Yo afirmaría esto si él no lo hubiese dicho? Dice que me arrebataré al niño cuando nazca, del mismo modo que yo…se lo quité. Ojo por ojo.

 

--¿Tú lo quieres?

 

--Por supuesto, lo quiero. ¡Es mío! ¡Es mi hijo!

 

--Y suyo- señaló Ágata con calma.

 

--Pero él no quiso que naciera.

 

--Tú tampoco.

 

--Pero si lo desea ahora es sólo para que yo sufra. Y ésa no es razón para retener al niño.

 

--Sí, y quizás él llegue a entenderlo así. Es demasiado temprano para preocuparse de lo que se propone hacer dentro de ocho meses. Es muy probable que antes de que llegue el momento te hayas marchado de aquí. ¿Aún no has pensado en la posibilidad de escapar?

 

Rowen rezongó.

 

--Sí, lo pensé. Dime cómo puedo lograrlo cuando hay guardias en todas las salidas, durante el día. Si me explicas eso, hoy mismo me marcho.

 

Ágata sonrió.

 

--No será tan fácil. Pero quizá lord Alexander te ayude cuando sepa dónde estás. A estas horas debe saber que el señor de Fulkhurst fue quien destruyó a Ginza. Me sorprende que aún no se haya acercado con su ejército.

 

Rowen contuvo una exclamación.

 

--¡Ni lo pienses! Prefiero permanecer aquí y sufrir todas las crueldades de William antes que quedar de nuevo bajo el control de ese maldito miserable de Alexander.

 

--Bien, eso me parece interesante. Tu hermanastro se limitaría a casarte de nuevo, y en cambio…

 

--Un marido viejo y decrépito ya es suficiente para mí, Ágata. Y Alexander…antes de salir de Ginza me besó, y su beso de ningún modo fue fraternal.

 

--Ah, de modo que al fin manifestó sus deseos, ¿verdad? Y eso continuará si tú regresas, pues ahora nada le impide llevarte a su lecho, sobre todo mientras tú llevas en tu cuerpo al heredero que él deseaba para Ginza. Pero por otra parte, es un hombre muy apuesto. Tal vez no te opongas.

 

--¡Ágata!

 

--¿Te opondrías? Bien, es afortunado que por el momento no puedas salir de aquí. Es el lugar más seguro en que podrás estar para evitar que lord Alexander se apodere nuevamente de ti.

 

Eso quizás era cierto, pero Rowen deseaba que Ágata no lo dijese como si él debiera agradecer a William por convertirlo en su prisionero y su amante involuntario. Ágata no trataba el asunto con la gravedad necesaria. En realidad, no parecía en absoluto preocupada por la situación por la cual estaba atravesando Rowen.

 

--Ágata, ¿por qué siento que nada de todo esto te inquieta? ¿Crees que William ha terminado de vengarse de mí? Te aseguro que no es así. Para él soy tan solo un ladrón, y aunque no me cortó las manos para castigarme, su intención es infligirme sus pequeñas crueldades cada uno de los días que permanezca bajo su techo.

 

--Ah, pero me pregunto cuánto tiempo durará esta animosidad si comienzas a apreciarlo y se lo dices. Creo que no mucho.

 

--Ahora sé que te golpeó la cabeza, y con tal fuerza que ni siquiera lo recuerdas.

 

Ágata se echó a reír.

 

--No, precioso. Sucede sólo que he tenido más oportunidad que tú de observarlo descuidado. Y no creo que sea tan cruel. Un hombre cruel habría ordenado que te torturasen hasta la muerte, y contemplando la ejecución. En cambio, lord William te ha devuelto ojo por ojo.

 

--Niega mi condición, y ha declarado que soy su siervo.

 

--Nosotros creímos que eso era también él, y lo tratamos de igual manera- le recordó Ágata- Pero si quieres saber mi opinión, ese hombre está obsesionado contigo, y por razones que no son la venganza. Sin duda, quiere vengarse. Está en su naturaleza. Pero tal vez no la acomoda bien en este caso. Después de todo, eres un doncel, y no así una nueva mujer del montón, y hasta aquí todos sus enemigos han sido sólo hombres. Sabe cómo tratar con ellos. Contigo, no sabe a qué atenerse, puesto que nunca antes se había relacionado con alguien como tú, mi precioso niño.

 

--Ágata, esas conjeturas no me sirven ahora de nada- dijo Rowen irritado.

 

--Entonces, no has contemplado la posibilidad de usar contra él las armas que posees para encandilarlo, ¿verdad?

 

--¿Qué armas?

 

--Tu belleza. Tu sensualidad. Y así, incluso el matrimonio sería una alternativa, y el niño una atracción más.

 

--Él jamás…

 

--Sí, podría llevárselo a eso si te desea con bastante intensidad, y tú puedes conseguir que él te desee tanto. Incluso podrías conseguir que él te amase, y bastaría con que lo intentases.

 

¿Amar? ¿Cómo sería William con ese sentimiento tan tierno, tan puro en su corazón? ¿Sería tan intenso en el amor como lo era en el odio? No, ¿qué estaba pensando el propio Rowen? Nada más que concebir eso era absurdo…imposible.

 

Pero Ágata no había concluido con sus palabras.

 

--La mayoría de los donceles detestan el lecho matrimonial, y esa reacción no puede extrañar si están unidos a verdaderos patanes que los usan sólo para procrear, mientras obtienen su propio placer con otros o…con otras. Pero tú ya sabes lo que puede ser el lecho matrimonial con este señor, y como marido, sería difícil que encontrases alguien que armonice tan bien contigo por la riqueza, que también es joven, y un hombre viril, como seguro lo comprobaste. Y no es demasiado feo.

                                                                            

--No es feo- protestó Rowen en una reacción irreflexiva- Incluso es muy apuesto cuando…sonríe- Frunció el ceño, irritado al advertir que acababa de decir algo a favor de ese hombre- Ágata, estás loca, y esas ideas son mera fantasía. William desea de mí solamente el niño que le robé, y mi expiación eterna por ese delito. Ese hombre desprecia la imagen misma de mi persona.

 

--Es más probable que la imagen misma de tu persona excite su deseo, y eso es lo que él desprecia ahora. Pero no adviertes adónde quiero llegar con todo esto. No dije que la idea del matrimonio llegará fácilmente a él, sólo que es posible llevarlo a pensar en eso. Ante todo, debes eliminar esa animosidad que siente frente a ti, y lograrlo implicaría cierto esfuerzo de tu parte.

 

--Eso sería un auténtico milagro.

 

--No, simplemente lograr que piense no sólo en lo que le hicieron. Desconcertarlo. No hacer lo que él espera. Seducirlo intencionalmente. Si puedes lograr que él piense que lo deseas a pesar del modo en que te ha tratado hasta ahora, tanto mejor. Eso lo desconcertará totalmente, y dedicará más tiempo a reflexionar en este asunto que a idear esas pequeñas crueldades que tú mencionaste. ¿Estás dispuesto a intentarlo?

 

--Preveo que sólo conseguiré hacer el papel de tonto si acepto tu idea. Ágata, creo que te engañas sencillamente porque deseas esa clase de solución.

 

--¿Y si no es así? ¿Te agrada el modo en que ahora te trata?

 

Rowen recordó con un estremecimiento la experiencia de la víspera pasada, la vergüenza de verse obligado a robar el placer indeseado que el robo le había deparado.

 

--No- dijo en un murmullo.

 

--Entonces, usa tus armas para cambiar la situación. Muéstrale el gran porte que tenías antes de la llegada de los D´Ambray. Era casi imposible resistirse a tus modales seductores, como lo sabían muy bien todos las personas que te conocían.

 

--No creo que ahora pueda volver a ser ese muchacho desenvuelto y feliz que fui.

 

Ágata se inclinó para darle un abrazo breve y cálido.

 

--Lo sé, precioso. Pero sólo necesitas fingirlo. ¿Esto tampoco es posible?

 

--Quizá lo sea.

 

--Entonces, ¿lo intentarás?

 

--Necesito pensarlo. No sé si deseo las atenciones de William más de lo que ya las tengo.

                                    

--Así no lograrás que nada cambie.

 

Rowen elevó obstinado el mentón.

 

--Y tampoco estoy seguro de que deseo cesar de odiarlo.

 

Ágata sonrió.

 

--Entonces, continúa como hasta ahora. Evita que él conozca tus verdaderos sentimientos. Él es el hombre que expresa en la cara todo lo que siente, al revés de lo que tú haces, de modo que no te será muy difícil. Pero comprende que una vez que él cambie y comience a buscar tu favor, tal vez quedes atrapado en el juego, lo mismo que él, y descubras que ya no lo odias.

 

La idea de que William de Chaville podía cortejarlo era tan ridícula que Rowen no se molestó en discutir la probabilidad de que sucediese jamás, o de que él mismo sintiera de diferente modo que ahora. Además, estaba realmente harto del tema, de modo que lo cambió por otro.

 

--¿Cómo es posible que nadie venga a molestarnos en esta habitación, Ágata? Es el cuarto de costura, ¿verdad?

 

--Sí, pero envié a las mujeres a probar una nueva tintura.

 

Rowen se echó a reír, ante la expresión perversa en la cara de Ágata.

 

--¿No se tratará de ese horrible verde que descubrimos el año pasado, no?

                              

--Exactamente. Pero no les dije que era terrible. Les dije que podían esperar un matiz muy hermoso, de modo que pasarán largo rato tratando de hallarlo. Después confesaré que olvidé mencionar que había que agregar un poco de amarillo, para llegar a ese verde hoja con el cual terminamos.

 

--¿Estás a cargo de las costureras, y puedes impartirles órdenes?- preguntó Rowen, atónito.

 

--No, pero la gente del castillo me mira con cierto temor porque ahora soy la doncella de las dos hijas del señor. No conocen hasta dónde llega mi autoridad, y por lo tanto me obedecen sin discutir.

 

--¿Y qué te parece el servicio a las hijas?

 

Ágata rezongó.

 

--Dos perras más altaneras y egoístas como jamás conocí. Lord William no me hizo ningún favor al asignarme ese cargo. Pero para ser justa, dudo de que él sepa hasta dónde llega la mala educación de sus hijas. Se quejan bastante a menudo de que él nunca está aquí para corregirlas, y tú y yo sabemos por qué se comporta así.

 

--Sí, esa condenada guerra con Alexander y Dios sabe con quiénes más. ¿Se sabe cuándo volverá a partir?

 

--No demuestres tanta esperanza, querido. Tiene que estar cerca si quieres hacerlo objeto de tus maniobras para mejorar tu propia suerte. Si él se marcha pronto, tus dificultades no se aliviarán mientras él esté ausente.

 

--No, se reducirán a la mitad, y yo podría vivir fácilmente de ese modo.

 

--¿Y qué me dices si él contempla la posibilidad de enviarte de nuevo a la mazmorra para tener la certeza de que continuarás siendo su prisionero cuando él regrese?

 

Era una posibilidad muy real, y sin la garantía de que esta vez John Giffard volvería a ser su guardián. Pero la alternativa, tratar de seducir a ese hombre….no, no deseaba pensar todavía en eso, no podía hacerlo.

 

Se puso de pie, inquieto, y dijo:

 

--Es mejor que me marche, no sea que nos descubran y nos castiguen a los dos.

 

Ágata protestó.

 

--Éste es el piso de las mujeres. No es probable que él venga….

                   

--Lo hizo anoche- dijo Rowen mientras se acercaba a la puerta. Pero al llegar allí se detuvo, y pasó un momento antes de que se volviera para preguntar con aire reflexivo- ¿Qué quisiste decir cuando mencionaste que es natural que ahora quiera vengarse?

 

--¿No escuchaste nada de lo que sucedió aquí hace dieciséis años?

 

--William mencionó a otro que ocupaba Fulkhurst hace mucho tiempo. ¿Se trata de eso?

 

--Sí, lord William no estaba aquí en ese momento. Había ido a visitar a otro noble, pues de no haber sido así habría muerto, lo mismo que toda su familia.

 

--¿Fue un asedio?

 

--No, traición. Según me explicaron, un barón, sir Edward Bainart, codiciaba Fulkhurst, y a lady Elizabeth, la madre de William. Edward decía ser amigo de la familia y no revelaba sus verdaderos deseos. Durante una de sus visitas procedió para apoderarse de lo que deseaba. Esperó hasta que todos estuvieran durmiendo, y entonces envió a su pequeño grupo de hombres a despachar a los soldados de Fulkhurst, y a los criados que mostrasen la intención de interferir. Después, entró en el dormitorio y asesinó en su propia cama al padre de William, en presencia de Elizabeth. Ese hombre tan estúpido creyó que ella estaría demasiado temerosa para crearle problemas después de ver lo que sucedía. Pero no había contado con lo mucho que ella amaba a su marido. Lo zahirió cruelmente delante de los hombres, y lo enfureció de tal modo que la entregó a sus soldados, a todos; y esas bestias ignorantes la mataron al tratarla tan brutalmente. Las dos hermanas de William, una más joven que él, otra mayor, pensaron que les sucedería lo mismo, y saltaron juntas desde el parapeto. Una murió instantáneamente, la otra sufrió terribles heridas, pero soportó casi una semana de sufrimiento horrible, hasta que también ella falleció.

 

Rowen comprendió ahora por qué Ágata simpatizaba con William.

 

--Ojalá no me hubieses dicho eso- observó el doncel.

 

--Es más sensato conocer al enemigo, y una sencilla pregunta puede aportar muchísima información cuando estás en una sala llena de mujeres que chismorrean. Lord William tenía sólo dieciséis años cuando le llegó la noticia de que Fulkhurst estaba en manos de otro hombre, y de que toda su familia había muerto. Pasaron seis meses más antes de que conociera los detalles completos, y durante ese período dos veces atentaron contra su vida. Después de todo, él continuaba siendo el heredero de Fulkhurst, aunque no tenía la ayuda del rey ni un ejército propio para reconquistar el castillo. Edward Bainart lo sabía, y por eso desechó a William y no creyó que fuese una amenaza. No conocía uno de los recursos de William, y un compromiso matrimonial concertado en su niñez, y todavía válido. Era demasiado joven para hacer nada al respecto en ese momento, pero el mismo día en que se lo armó caballero fue a reclamar a su prometida, y con las tierras de la dote de la joven que le suministró hombres, y la ayuda adicional del padre de esta…

 

--¿Reconquistó Fulkhurst?

 

--Sí.

 

--¿Y mató a Bainart?

 

--Con sus propias manos. Pero eso no fue suficiente. Su imposibilidad de actuar inmediatamente para vengar a su familia permitió que su odio se enconase durante esos dos años. La prosperidad de Fulkhurst había decaído, porque muchos de los servidores fueron mutilados o muertos bajo el dominio de Bainart. Lo que William reconquistó fue un lugar en estado lamentable.

 

--Y entonces las restantes propiedades de Bainart se convirtieron en objetivos- conjeturó Rowen.

 

--Exactamente. Se necesitaron tres años, pero en definitiva, todas las posesiones de Bainart se sumaron a Fulkurst, duplicando su extensión. Lord William perdió a su primera esposa y después tomó otra, buscando acrecentar sus recursos en el segundo matrimonio, pero con una doncella más agradable que su primera esposa.

 

--¿Acaso tenía entonces otros enemigos, y necesitaba un ejército aún más numeroso?

 

--No, pero había jurado que nadie volvería a ofenderlo sin pagar diez veces más por lo que hacía. Es un voto que él mantuvo desde entonces, y le conquistó la reputación de que está dispuesto a retribuir sin demora todas las ofensas. Es un juramento que lo ha comprometido en una guerra tras otra, año tras año, pues no permite ni la más mínima ofensa.

 

--Es lo que en definitiva lo convirtió en el monstruo cruel que es ahora.

 

--No, lo que es ahora es lo mismo que ha sido dese el día que se enteró de la destrucción de toda su familia. El dolor y la desesperación convirtieron al jovencito que era en el hombre que es ahora. Dicen que no hay comparación entre los dos, que el jovencito era bondadoso, afectuoso, colmado de picardía y de la alegre exuberancia de la juventud.

 

--Y  ahora el hombre es frío y no tiene corazón…

 

--Pero ahora sabes la razón y no dudo de que si cambió una vez, puede volver a cambiar.

 

--O no.

 

--¿Dónde está el optimismo de tu juventud?

 

--Destruido a manos de los D´Ambray.

 

--Entonces, querido, devuélvele la vida, pues aquí tienes la oportunidad de asegurar tu propio futuro…y de curar a un hombre que ha vivido demasiado tiempo con los demonios de su propio pasado. Una empresa meritoria, si quieres conocer mi opinión.

 

--No quiero conocer tu opinión- dijo Rowen con irritación cada vez más intensa- Puedes compadecerlo, pero no eres el destinatario de su enemistad actual. Si quieres conocer mi opinión, él y sus demonios se merecen mutuamente.

 

--¿Permitirás que tu propia tragedia te haga una persona tan dura e inflexible como es él?

 

--Ahora te contradices para presionarme, pues reconoces que es un hombre duro e inflexible. Déjame en paz, Ágata. Dije que lo pensaría.

 

--Muy bien- suspiró la criada, pero agregó tenazmente- ¿Ahora no lo compadeces ni siquiera un poco?

 

--Ni un poco-dijo obstinadamente Rowen…y deseó que sus palabras no fuesen una mentira.

 

 

****

 

--¡Bienvenido Sheldon!- exclamó William, y dio un abrazo de oso a su antiguo amigo- Ha pasado mucho tiempo desde que viniste a visitarme.

 

--Probablemente porque me haces crujir las costillas cada veza que vengo- rezongó Sheldon.

 

--Mentiroso- contestó William, pero riendo, pues si Sheldon no era tan ancho como el propio William, era igualmente de alto, y estaba revistiendo su armadura completa.

 

Sheldon de Vere había sido el hijo mayor de la casa donde se había alojado William muchos años atrás, y William había sido su escudero cuatro años enteros. Como entre ellos había sólo cinco años de diferencia, también eran amigos. Sheldon tenía ahora sólo treinta y siete años, pero su barba y los largos y desordenados cabellos castaños estaban salpicados prematuramente de gris, un rasgo usual en los hombres de su familia. Eso no disminuía su apostura, pero originaba miradas de extrañeza en las personas que lo veían por primera vez.

 

--Ven, siéntate y permite que tu escudero retire parte de esa pesada armadura- dijo William mientras se acercaba al fuego. Después, llamó a una criada que pasaba- Emma, pide bebida para mi huésped- La muchacha se volvió para obedecer, pero después de un momento William la llamó otra vez- Y trae al nuevo criado, para que la sirva.

 

Sheldon observó a la esbelta joven que transmitía la primera orden a otra criada y después caminaba hacia la escalera para dirigirse a las habitaciones de las mujeres.

 

--¿Todavía la tratas como a una criada?- comentó, después de que la muchacha desapareció.

 

--Es una criada.

 

--Pero también es tu hija.

 

William frunció el ceño ante la afirmación tajante de Sheldon.

 

--No es posible demostrarlo. Sí, me acosté con su madre, pero sólo una vez, cuando yo tenía quince años, un día que me autorizaste a volver a casa para hacer una breve visita. Es improbable….

 

--¿Por qué te dedicas a buscar excusas y pretendes negar las cosas?- lo interrumpió Sheldon- En realidad, es suficiente mirarla para sabe que es tu hija. Es la única de tus hijas que de hecho se parece a ti.

 

William se acomodó mejor en su silla, junto al fuego, y arrugó todavía más el entrecejo.

 

--Nada supe de esta muchacha hasta que ya era casi una joven desarrollada. Su madre me temía tanto que la mantenía oculta en la aldea durante mis visitas infrecuentes, y mis criados son tan circunspectos que ninguno me mencionó su existencia. Incluso tú nunca la habías mencionado hasta hoy.

 

Sheldon se sonrojó, porque lo que había dicho William era bastante cierto.

 

--¿La reconociste como hija cuando al fin advertiste su existencia?

 

William emitió un gruñido.

 

--Amigo mío, cuando la vi por primera vez, solamente supe que era una muchacha atractiva a quien me agradaría saborear en pocos años más, y así se lo dije; y entonces ella se apresuró a explicarme, acalorada y ofendida, que no podía hacer tal cosa porque ella era mi hija. Realmente, nunca me sentí tan estúpido, pues no había comprendido la situación en vista de que nada sabía.

 

Sheldon se echó a reír.

 

--No es fácil olvidar una situación tan embarazosa.

 

--Ciertamente, y no la he olvidado. Durante un tiempo ella se ocultaba cuando yo volvía a esta casa, pero ahora ya no lo hace.

 

--Pero, ¿la reconociste?

 

--No. Ya te dije que no es posible demostrar que es mi hija….¿o acaso olvidas que mi padre aún vivía cuando ella fue concebida? Bien podría ser su hija.

 

--Tú no lo crees, como no lo creo yo. Tu padre amaba demasiado a tu madre para interesarse en las mujeres del castillo.

 

William no podía negar eso, y el fruncimiento de su entrecejo se convirtió en un gesto irritado.

 

--Amigo, creo que te di la bienvenida con excesivo apresuramiento. ¿Por qué me molestas con esa muchacha?

 

Sheldon suspiró.

 

--Debí decírtelo al comienzo. Mi segundo hijo, Richard, desearía tomarla por esposa.

 

William lo miró un momento, antes de echarse a reír.

 

--¿Su esposa? ¿Qué broma es esta?

 

--No es una broma. Tal vez tú mismo no lo has advertido, pero te has convertido en una fuerza a la que debemos reconocer. La alianza con tu casa provoca la codicia de señores más poderosos que yo. ¿Acaso no te piden a menudo la mano de tus hijas?

 

--Sí, muchas propuestas, y no dispongo de tiempo para considerarlas. Pero tengo dos hijas legítimas, y de buena gana daría a Richard cualquiera de ellas.

 

Sheldon esbozó una mueca.

 

--No te ofendas, William, pero Richard amenazó irse a Francia si yo vuelvo después de comprometerlo con cualquiera de esas dos. Él desea únicamente a Emma, y yo de buena gana aceptaría esa unión.

 

--¡Pero ella no es más que una sierva!- dijo William.

 

--No si la reconoces como hija tuya.

 

William volvió a fruncir el entrecejo.

 

--Sería un agravio a tu familia. No tiene el comportamiento ni los modales de una dama. Lograría avergonzarlos…

                      

--Puede enseñársele todo lo que necesita saber.

 

--¿Quién lo hará?- rezongó William- Si le pido a lady Roberta que incluya a mi bastarda en sus clases, se me reirá en la cara, o se marchará ofendida. Es imposible, Sheldon.

 

Su amigo volvió a suspirar.

 

--Debiste haberle enseñado hace mucho tiempo, pero como dices, ignorabas su existencia. Y yo no tengo una esposa que se ocupe del asunto. Bien, ¿qué le digo a mi Richard, que está empeñado en tenerla por esposa? ¿Realmente carece a tal extremo de todos los refinamientos de una dama?

                                                                                                                                                                

William no escuchó la pregunta. Emma había regresado a la sala, y detrás venía Rowen. Y la visión del doncel de cabellos de lino apartó de la mente de William todas las ideas acerca del problema de Sheldon. Rowen no miró adónde estaba William, pero los ojos del señor del castillo lo siguieron hasta que él desapareció en la escalera que conducía a la cocina.

 

Los recuerdos de la noche anterior retornaron y determinaron que William se moviese incómodo en su silla. Después, advirtió que Sheldon lo miraba fijamente.

 

--¿Qué?

 

Sheldon enarcó el entrecejo ante el tono hosco.

 

--Te pregunté si te opondrías a que yo encuentre una dama dispuesta a enseñar a Emma. Sin duda, no será fácil encontrarla, pero de todos modos necesito tu permiso antes de hacer el esfuerzo.

 

Pero William no lo miraba, y lo único que dijo de nuevo fue:

 

--¿Qué?- aunque con menos calor esta vez.

 

--William, ¿qué demonios te sucede, y por qué estás tan distraído?

 

Rowen había reingresado en el salón con una bandeja cargada con bebidas. Ese condenado doncel era la causa del desconcierto de William. No podía mirarlo sin recordar todo lo que ese chiquillo le había hecho, y no podía recordar eso sin sentir el calor en sus entrañas. La furia y el deseo chocaban de nuevo en su interior, cada vez era más difícil que la furia ganase la batalla.

 

--¿Necesitas algo más, mi señor?

 

Rowen había depositado la bandeja sobre la mesa entre las dos sillas, y ahora estaba allí, de pie, las manos unidas, y los ojos recatadamente bajos y fijos en los pies de William. Éste lo había vestido con ropa típica de un criado, y sin embargo Rowen jamás había parecido un siervo. Incluso allí, de pie, esperando para servirlo, tenía todas la gracia majestuosa de un rey…hasta se podía decir, de una verdadera reina. Esos aires de nobleza eran más que irritantes, pero la idea de pronto logró que él sonriera, pues pensó que allí tenía a una persona que bien podía enseñar a Emma todo lo que la joven necesitaba saber; y no tenía por qué pedírselo, era suficiente que lo ordenara.

 

Pero en ese momento, se limitó a decir:

 

--Ve a informar a la señora Blanz que prepare una habitación para mi huésped.

                              

--Veo que ya no necesito que contestes a mi última pregunta- dijo Sheldon apenas Rowen salió- ¿Éste es el doncel que encerraste en tu mazmorra?

 

William se sorprendió.

 

--¿Cómo lo sabes?

 

--Vine a Fulkurst hace una quincena, esperando conocer a tu prometida. ¿Nadie te lo dijo?

 

--No, no me lo mencionaron. Pero, ¿cómo supiste de Rowen?

 

--En vista de la gran escolta que lo trajo y lo instaló en tu mazmorra, fue el tema principal de toda tu gente. Por lo que recuerdo, hubo muchas conjeturas, acerca de si en efecto era un noble o no. ¿Lo es?

 

--Sería mejor formular la pregunta de este modo: “¿Era un noble?”. Lo era. No lo es más ahora.

 

--¿Por qué?

 

--Porque es mi prisionero, sin derechos y sin concesiones. Como no me interesa ahorcarlo, o desollarlo a latigazos, o perjudicarlo de cualquier otro modo, en cambio lo he castigado con la pérdida de su jerarquía anterior. Lo he convertido en mi siervo.

 

--¿Qué hizo?

 

--No deseo hablar de su delito. Basta decir que es afortunado porque no lo maté.

 

Sheldon no dijo nada durante varios instantes, quizá porque el tono de William era excesivamente defensivo.

 

--Seguramente fue algo muy grave- dijo, pero después se encogió de hombros, el asunto no le interesaba demasiado, pues aún debía resolver su propio problema- ¿Qué me dices de Emma?

                                                                                                                                

--Deja el asunto en mis manos. A decir verdad, mi nuevo siervo bien puede enseñar a la muchacha, si es posible que ella aprenda. Veamos si el hierro puede convertirse en plata antes de que volvamos a hablar del tema nuevamente.

 

--¿Y crees que tu nuevo siervo pueda hacerlo? Después de todo él…

 

--Por supuesto que sí. Es mi sirviente ahora y posee los conocimientos propios de la realeza, puesto que fue educado así. Si lo que te preocupa es su condición como tal…recuerda que a los de su “tipo” se los cataloga más dentro del género femenino que del masculino, y por ende, tienen una formación más femenil y delicada.

 

--Tienes razón. Tienes mucha razón, amigo mío. Que así sea. ¡Salud por eso!

 

 

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capitulo.

Ahora sabemos el pasado de William. En verdad que sufrió mucho desde el momento en que perdió a toda su familia por la traición y ambición de un hombre. Eh ahí del porqué se volvió un ser frío y vengativo con todos y mucho más con sus enemigos. Esperemos que nuestro Rowen puedan llenar de luz y esperanzas, su gélido corazón. Aunque al paso que van…creo que lo conseguirá…Super!!!

Y que tal les pareció Sheldon??? Rowen será institutriz de la hija bastarda de William. Cómo le irá con Emma??? Es más, éste aceptará???? Ágata salió nuevamente en escena, aconsejando a su lindo corderito que utilice sus atributos para seducir a su señor. Logrará su cometido???? Esto y muchas cosas más se irán descubriendo con el trascurso de los demás capítulos. Gracias por seguir la historia y por sus RWs, Nos vemos el siguiente jueves  que viene. Tengan una bonita semana.


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