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"Esclavo de tu amor" por ShineeLuhan

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Notas del capitulo:

Hola a todo el mundo. Al fin es jueves, y acá les traigo el nuevo capítulo de hoy, espero les guste un montón, se revelarán algunas cosillas, y al fin se dará un encuentro predestinado.

 

Gracias por sus comentarios, espero que más lectores se sumen a dar sus puntos de vista si le es grato o es muy monótono la historia, me alegraría saber si lo estoy haciendo bien o mal.

CAPITULO CINCO

 

 

  

Rowen se había dormido al borde de la cama con los ojos fijos en el lugar del piso en que había caído lord Lyons. Alexander se había ocupado de retirar personalmente el cadáver, y después lo había dejado solo, no sin antes advertirle varias veces que no permitiese que nadie entrara en la habitación. El doncel habría deseado excluir a Alexander también de ahí. Si hubiese tenido un arma, incluso podía haber tratado de liquidarlo en ese momento, antes de que él lo obligase a ejecutar actos aún más indignos de los que ya lo había obligado a realizar. Pero no tenía ninguna arma. Y tampoco podía huir sin poner en peligro la vida de su madre. Ni siquiera podía decir qué era peor, si casarse y acostarse con Lyons, o lo que Alexander planeaba ahora para él. No, ¿acaso podía haber algo peor para un joven doncel de tan sólo dieciocho años que acostarse con ese anciano lascivo? 

 

No podía sentir la más mínima compasión por su muerte, aunque tal vez cabía considerar que él mismo era en parte responsable de ello. Era probable que el viejo hubiese asesinado a un buen número de mujeres y donceles inocentes que habían tenido la desgracia de ser sus consortes, sencillamente porque se había cansado de todos ellos o necesitaba una nueva dote con la cual llenar sus cofres. Rowen sabía que había muchos hombres inescrupulosos que hacían precisamente eso, y sin el más mínimo sentimiento de culpa. Por otra parte, sabía también que había hombres distintos, decentes, como su amado padre. No todo el universo había caído en la perversión; sólo una pequeña parte del mundo, durante el reinado de la anarquía.

 

Aún estaba oscuro, y reinaba el silencio en el castillo, cuando volvió Alexander para despertarlo. Rowen no podía imaginar qué era, aunque el agotamiento de su cuerpo y su mente le dijeron que no había dormido casi nada. Pero las primeras palabras de Alexander lo despertaron por completo.

 

--Todo está preparado para ti. Mis hombres tuvieron suerte en la búsqueda. El color de los cabellos y los ojos eran lo que más me preocupaba; tenían que ser exactamente iguales a los de tu esposo, pues es lo que primero llama la atención en un niño. Pues bien, hemos hallado lo que buscábamos.

 

Rowen sintió que se le enrojecía el rostro, y después se le enfriaba de nueva cuenta. El temor determinó que los músculos del estómago se le endurecieran casi hasta provocarle calambres. Alexander lo había logrado. Había encontrado un hombre que se acostaría con él, exactamente como habría hecho su difunto esposo si él no se quedaba embarazado con rapidez suficiente. Lyons, y Alexander era dos individuos de la misma calaña, incluso en el modo de pensar. No le habría extrañado que descubriesen al mismo hombre, ese John a quien su esposo habría utilizado. Dios todopoderoso, ¿cómo era posible que esa pesadilla aún continuase?

 

--Date prisa- continuó diciendo Alexander mientras lo obligaba a salir del alto lecho- Faltan muchas horas para el alba, pero necesitarás bastante tiempo con ese hombre, pues conviene que se unan más de una vez para garantizar la implantación de la semilla.

 

--¿Por qué me dices eso?- exclamó Rowen, tratando de desprender su brazo del apretón de Alexander, mientras él lo empujaba hacia la puerta abierta- Imparte tus podridas y perversas ordenes al individuo que encontraste.

 

--Ya lo verás- fue todo lo que dijo el otro.

 

Y en efecto, casi inmediatamente Rowen supo a qué atenerse, pues el hombre había sido depositado en el pequeño dormitorio que estaba directamente enfrente al suyo. Allí había una cama y dos altos candelabros, uno a cada lado, pero carecía de otros muebles. Había sido la habitación utilizada por su esposo para celebrar sus orgías con las criadas del castillo, aunque Rowen no lo sabía. Incluso había cadenas fijadas a la pared, sobre la cama, disimuladas bajo el colchón; pero no se las usaba con el hombre, porque éste era demasiado corpulento. Alexander temió que pudiese quebrar esas minúsculas cadenas utilizadas para mujeres, y por lo tanto había ordenado que trajesen otras más largas y gruesas, pasadas bajo el lecho, y que unían la muñeca con el tobillo de modo que el prisionero no podía mover un miembro sin presionar sobre otro.

 

Todo lo que Rowen vio fue que el hombre estaba sujeto a la cama, cubierto sólo por un ancho lienzo asegurado a la cintura. ¿Lo habían maniatado? No, ahora él vio las esposas de hierro en las muñecas a cierta altura sobre la cabeza del hombre. Y dos cadenas emergían del lienzo que le cubría el cuerpo sobre el extremo de la cama. ¡Lo habían encadenado! ¿Era una precaución necesaria? Y estaba dormido…o desmayado.

 

Finalmente Rowen comprendió, pero todo lo que pudo decir fue:

 

--¿Por qué no le pagaste para que hiciera lo que tenía que hacer?

 

Alexander estaba de pie al lado de Rowen, a los pies de la cama, y continuaba apretándole el brazo.

 

--Si lo hubiera hecho, él habría sido quien te tomara. En cambio, decidí ofrecerte la oportunidad de que tú dominases la situación, para que no sintieras que….

 

Alexander vaciló bastante para encontrar la palabra correcta, y al fin Rowen fue quien se la proporcionó.

 

--¿Para evitar que me sintiera violado?

 

El alto hombre se sonrojó.

 

--No. Simplemente quise dejar que resolvieses el asunto a tu modo. De una manera o de otra, esta noche debías perder tu virginidad.

 

Rowen comprendió que su hermanastro creía que estaba haciéndole un favor…¡Maldito, y mil veces maldito!!!! Por otra parte, Rowen no lo veía así, ya que toda esa situación era demasiado perversa para ser cierta. Maniatar al hombre y obligarlo a participar era todavía más perverso, pero Alexander veía las cosas de un solo modo, el modo que significaba ganancia y beneficio para él mismo. Si no había un hijo que heredase las propiedades de Rupert Lyons, todo iría a parar a manos del hermano de éste, y ello incluía el enorme ejército de mercenarios que Alexander necesitaba desesperadamente. El hermanastro de Rowen podía utilizar ese ejército durante las pocas semanas en que él ocultaría la muerte de Lyons; pero unas pocas semanas no bastarían para recuperar todo los que él había perdido a manos de Fulkhurst.

 

Ese maldito hombre belicoso merecía el mismísimo infierno, porque era tan malo como Alexander, o quizá mucho peor. De no haber sido por él, Rowen no hubiese tenido que pasar por todo eso. De no haber sido por ese infeliz, él no se habría visto obligado a contraer matrimonio con ese asqueroso viejo depravado.

 

Habiendo mencionado la virginidad de Rowen, Alexander seguramente recordó que el joven en efecto era nada más que un simple doncel virgen, sin oficio…pero sí con beneficio. 

 

--En fin…¿sabes lo que tienes que hacer? Si no lo sabes, buscaré a alguien que te ayude. Lo haría yo mismo, pero me parece que no podría soportar que él…

 

Rowen lo miró asombrado cuando comprendió que Alexander había dejado inconclusa la frase.

 

--¿Esto te parece desagradable y sin embargo me obligas a hacerlo?

 

--Es necesario- replicó él, con los labios apretados- No hay otro modo de adueñarse de Ginza.

 

--Mentirás acerca de la muerte del anciano- le recordó Rowen- También podrías mentir acerca del hijo, por lo menos el tiempo suficiente para utilizar a los soldados.

 

--¿Y cuando no haya ningún hijo, pese a la mentira? No, estas tierras son muy ricas, y la ciudad es demasiado importante. No perderé todo eso a causa de tus caprichos. Rowen, harás lo que te ordené. Coloqué  cerca de ti a este hombre de modo que nadie te vea venir todas las noches. Durante el día puedes dormir, pues yo diré que Lyons está enfermo y que tú lo estás atendiendo personalmente, lo cual es perfectamente creíble. Los criados se mantendrán lejos, excepto tu propia doncella, y que confió hará lo que le mandes…si deseas conservarla, claro está.

 

¿Más amenazas? ¿También era capaz de matar a Ágata? ¡Dios, cómo lo odiaba! 

 

--¿Cuánto tiempo durará esto, Alexander?

 

--Hasta que estés embarazado. Si te parece tan desagradable, sugiero que uses el cuerpo del hombre más de una vez por noche. Sí, dos o tres veces por la noche no será muy difícil para este patán forzudo, y de ese modo llegaremos más rápidamente a la meta.

 

¿De modo que la pesadilla no terminaba ni siquiera con lo que debía suceder esa noche, sino que continuaría indefinidamente? ¿Y ahora se había convertido también en la pesadilla de ese pobre hombre, ese infeliz cuya desgracia era tener cabellos dorados y ojos grises?

 

--¿Piensas mantenerlo así para siempre?

 

--No necesitas preocuparte por él- respondió Alexander- No es más que un siervo, y será eliminado una vez que deje de ser útil.

 

--¿Un siervo?- a primera vista Rowen había advertido que el hombre era corpulento, pero ahora examinó de nuevo la longitud del cuerpo, y pudo ver los pies al extremo de la cama, y la cabeza sobre el otro extremo- Es demasiado corpulento para ser un simple siervo. ¿Qué hiciste, Alexander? ¿Secuestraste a un campesino libre?

 

--No, quizás al bastardo de un noble, asumo eso- dijo Alexander con expresión confiada- Si un noble hubiese llegado a Ginza, se habría presentado en el castillo para pasar la noche gratis, en lugar de instalarse en el pueblo. Incluso un caballero de categoría inferior, un hombre sin propiedad, habría buscado la compañía de sus iguales y habría venido aquí. Es posible que sea un hombre libre, pero de todos modos nada que importe, quizás a lo sumo es un peregrino.

 

--Pero ¿te propones matarlo?

 

La pregunta sorprendió a Alexander, y ahora replicó impaciente:

 

--No seas estúpido. No podemos dejarlo con vida y que reclame al niño una vez que nazca. Nadie le creería, pero originaría rumores, y el hermano de Lyons los aprovecharía para su propio beneficio.

 

De modo que incluso si hacía exactamente lo que Alexander quería, ese hombre tendría que morir de todas maneras. Rowen no pudo aguantar más tanta injusticia por parte del miserable sin corazón que era su hermanastro; y una cólera que había tratado de reprimir hace mucho tiempo atrás, surgió desde lo más profundo de su ser.

 

--Alexander, tú y tu maldita codicia…eres un maldito canalla- dijo Rowen por lo bajo mientras se desprendía del apretón de la mano que lo sujetaba. La expresión de sorpresa en el rostro de su hermanastro, como si él no hubiese hecho nada mano, fue el detonante para Rowen, y la voz y la furia del doncel se expresaron en un grito- ¡Fuera!!! ¡No necesito ayuda para violar a este hombre! Pero envíame a Ágata, pues tal vez necesite su ayuda para reanimarlo. De pronto nos servirá tal como está.

 

La cólera y la amargura indujeron a Rowen a hablar de ese modo, pero los gritos fueron los que William oyó cuando recuperó el sentido. No abrió los ojos. Había sido un guerrero demasiado tiempo para ser lo suficientemente cauteloso ante sus enemigos. Pero esta vez esa cautela de nada le sirvió, pues no se dijo una palabra más, y un momento después la puerta se cerró con un fuerte golpe.

 

Silencio. Ahora se encontraba solo por un momento, pero ese chiquillo gritón pronto volvería. Era un doncel sin lugar a dudas, ya que la voz no era ni tan aguda como la de una mujer, ni tan gruesa como la de un hombre; una cualidad nata que sólo poseían aquellos seres capaces de engendrar en sus vientres una vida humana como lo eran así los denominados “Donceles”. Pero si sus palabras eran ciertas….no, no podía creer lo que acababa de escuchar. Los donceles no violaban. ¿Cómo podían hacerlo si carecían de los elementos necesarios? En todo caso, era imposible que se hubiese referido a él. Por lo tanto, debía llegar a la conclusión de que era la broma de un chiquillo de muy baja categoría. A lo sumo eso. Pero mientras él estuviese solo…

 

Abrió los ojos para contemplar el techo. La habitación estaba bien iluminada, y William alcanzaba a ver el resplandor de las velas a cada lado, sin necesidad de moverse. Volvió la cabeza para buscar la puerta, y el dolor lo paralizó. Se mantuvo inmóvil un momento, cerró los ojos y cobró conciencia de las cosas casi sin verlas. Yacía sobre una cama blanda. Una mordaza le apretaba los labios. Estaba igual que cuando lo habían apresado, sin sus ropas. Eso no lo alarmó. No había motivo para vestirlo cuando él mismo podía hacerlo una vez despierto. ¿La cama? Mejor que el colchón pulgoso de una mazmorra.

 

Y entonces sintió las esposas en las muñecas. Trató de mover una y oyó la cadena que resonaba, y sintió el tirón en el tobillo. ¡Dios santo, lo habían maniatado, y con cadenas, no con cuerdas!

 

Si lo que deseaban era rescate, eso significaba que sabían quién era y que se arriesgaban a sufrir las consecuencias de su temible venganza. Sin embargo, los ladrones secuestraban a quienes se les cruzaban en el camino para conseguir el pago del rescate. No les importaba que capturasen a un caballero o a un mercader, o a una dama o una pescadera, la tortura de un tipo o de otro llegaba por igual si no conseguían lo que reclamaban. Cierta vez William se había apoderado de la guarida de un barón salteador, e incluso él había sentido verdaderas náuseas por lo que descubrió en la mazmorra de aquel hombre: cuerpos que habían sido aplastados lentamente bajo pesadas piedras, cadáveres desnudos colgados por los pulgares con la piel ennegrecida por el humo, algunos con los pies casi completamente quemados, todos muertos porque sus torturadores sencillamente los habían olvidado después de que William comenzó a asediar el castillo. Y el lugar donde se encontraba ahora no era una choza ni el suelo del bosque, ni siquiera la posada donde lo habían apresado. Las paredes de piedra significaban una fortaleza. Por lo tanto, un pequeño señor, quizá tan perverso como un ladrón cualquiera.

 

William abrió de nuevo los ojos, dispuesto a ignorar el dolor en la cabeza para ver todo lo posible de su cárcel. Alzó la cabeza y fue cuando lo vio parado allí, a los pies de la cama, y llegó a la conclusión de que ya había muerto, pues esa figura podía pertenecer sólo a uno de los ángeles de Dios, un ser tan perfecto y divino del más allá.

 

 

CONITINUARÁ…

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy.

 

OMG!!!! Nuestro tierno y dulce Rowen acaso va a violar a William de Chaville???? Podrá hacerlo???? Y es más, éste se dejará???? Después de todo, la primera impresión de William fue que ya estaba muerto porque estaba viendo a los pies de la cama a un hermoso ángel celestial. Muchas cosas se sabrán en el siguiente episodio. Agradecería que me dieran una opinión de acerca del capítulo. Tengan una bonito fin de semana y nos vemos el siguiente jueves…Bye bye.

 

PD: Ya dije que Alexander es un maldito bastardo??? Pues lo es….

 

 


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