Doflamingo me alejo de Haruta llevándome a un cuarto, fue cuando me cuenta que el lugar era uno de los terrenos de ese hombre, trate de huir pero era imposible, me sentía mareado, aun en los brazos de ese hombre pude ver por una de las ventanas que no había nada en los alrededores, ahí fue cuando comencé a llorar.-
No llores Sabo.- dijo Doflamingo.- Pronto te haré sentir bien.
Jamás.- dije molesto.- Marco es el único que sabe cómo hacerme sentir bien.
No dijo nada y solo siguió caminando, al llegar al final de un pasillo vi una puerta, sabía que al entrar todo habría terminado, seria de él y nada lo evitaría.-
Mira.- dijo Doflamingo al mismo tiempo que se abría la puerta.- Aquí me cobrare todo lo que me has hecho.
Al entrar todo se veía arreglado, al dejarme Doflamingo sobre la cama beso mi frente con esfuerzo rodee su cuello con mis brazos y me acerque a su rostro.-
Sera como tú quieras.- dije entre lágrimas.- Pero deja ir a Haruta.
¿Quieres hacer un trato?- dijo Doflamingo atrapándome en un abrazo.- Sera como desees, el chico se ira, sin ningún rasguño.
Gracias.- pude decir al soltarlo.
Al pasar el mareo me puse de pie y tome la camisa de Doflamingo, uno de los subordinados de ese monstruo me llevo a donde estaba Haruta, al verme corrió a abrazarme y comenzó a llorar.-
¿Te hizo daño?- pregunto el joven.
No, aun no lo hace.- dije apenado.- Escucha, te iras de aquí llevando un mensaje para Marco y mi familia.
¿Qué?- dijo el chico sorprendido.- ¡No me iré sin ti!
¡Escúchame!- grite molesto.- Es mejor así, me di cuenta de una cosa... Así es como puedo protegerlos, por favor, dile esto a todos...
Al terminar de hablar, una mujer de cabello verde y anteojos algo grandes tomo a Haruta de la mano y se lo llevo, lo vi salir de la casa y comencé a llorar, sabía que el chico también lloraba pero eso ya no importaba.-
Cumplí.- dijo Doflamingo detrás de mi.- Te toca a ti cumplir la otra parte del trato.
No.- dije al secar mis lágrimas.- Hasta que me asegures que el llego a salvo, no dejare que me toques.
Muy bien.- dijo Doflamingo molesto.- Te vez bien con mi camisa.
Cállate.- dije mientras volvía al cuarto.- Cuando puedas probar que el llego con su familia podrás hacer lo que quieras conmigo.
En ese caso.- dijo mientras me entregaba un celular.- Ahí está el número de la mujer que se lo llevo, llámala cuando quieras.- dijo, se alejó de mí y se sentó en un sofá que estaba frente a una televisión.- Eres muy exigente.
Sonreí y me encerré en cuarto, caí al suelo y comencé a llorar, el solo pensar que me pasaría daba mido pero al recordar a Haruta yendo a casa las fuerzas volvían a mí. Al pasar unas horas llame y respondió la mujer.-
¿Qué pasa Doffy?- oí del otro lado de la línea.- El chico llego a casa.
No soy Doffy.- dije molesto.- Si puedes... Dale el móvil al chico...
¿Cómo sabes que seguimos en el lugar?- pregunto la mujer.
Por qué no soy estúpido.- dije molesto.
Unos minutos pasaron y oí la voz de Haruta.-
Sabo, estoy en casa.- dijo Haruta.- Se fue la mujer, le diré a Marco lo que para que...
No.- dije interrumpiendo al chico.- Quiero hablar con él, corre a la casa y dale el móvil.
Corte la llamada y espere a que Haruta hiciera caso, las horas pasaban y no había respuesta, al pasar cuatro horas Doflamingo entro al cuarto y comenzó a reír, fue cuando el celular empezó a timbrar.-
Responde.- dijo el hombre.
Al responder oí la voz de Marco, se oía agitado, gritaba pero no podía hablar, Doflamingo al verme sin decir algo tomo el móvil y atedio la llamada.-
El chico tomo su decisión.- dijo Doflamingo.- Si quieres puedes quedarte en la línea y escuchar la voz de Sabo mientras dice mi nombre.
¡Dame eso!- grite molesto.
Entonces dile ya.- dijo Doflamingo molesto.
Marco.- dije al tener al oír a mi novio gritar.- No te preocupes, yo quiero esto, me di cuenta que es lo mejor... Perdóname y gracias por el tiempo que estuviste conmigo, por favor olvídate de mí y cuida de mis hermanos.
¡Sabo! ¡Iré por ti!- grito Marco.- Solo resiste un poco.
No, ya no puedo hacer esperar a Doffy.- dije mientras aguantaba mis ganas de llorar.
Deje el móvil en el suelo, al ver a Doflamingo sobre la cama no pude evitar sonreír, me acerque a él, acaricie su rostro y me subí sobre él, me quite la camisa, al oír reír a Doflamingo sabía que había perdido el juego. Al despertar vi a Doflamingo sentado revisando el celular, trate de levantarme pero no fue posible, estaba casado y adolorido, se giró hacia a mí y se veía molesto.-
Me engañaste de nuevo.- dijo Doflamingo.
¿Por qué lo dices?- dije mientras trataba de sentarme.- Veo que te diste cuenta que deje el móvil sin cortar la llamada para que así la pudieran rastrear.
Eres un pequeño demonio.- dijo mientras se acercaba a mi.- Eso te hace más atractivo.
Vendrán por todos ustedes y no creo poder evitar que te mate Garp o Dragón.- dije entre risas.
Entonces.- dijo mientras se colocaba sobre mi.- Sigamos jugando hasta que lleguen.
Haz lo que quieras, pero deberías huir.- dije mientras acariciaba su rostro.
Me arriesgare.- dijo, se acercó a mí cerrando la discusión con un beso continuo con lo suyo.
Las horas pasaban y Doflamingo seguía –haciendo unas pocas pausas.- jugando con mi cuerpo, hasta que hizo caso a mi sugerencia y salió de la casa junto a sus hombres, dejándome esposado a la cama, sentía que el aire me faltaba pero al pasar unas horas oí unos autos llegar, cerré los ojos y no supe nada más.