-Ah... Quiero dormir... - Eran las 23:06 de la noche. Que hora más geníal para ordenar la propria casa, ¿no?
Urtó una pila de cajones, haciendolos caer. En la habitación resonó un gran "Boom". Miles y miles de fotos cayeron al piso, junto a objetos varios.
Nao se agachó, y comenzó a recojer cada una de las fotos. Les servían ordenadas para el dia que viene.
Animales, flores, personas estaban inmortaladas en la plastica de las fotos. Unas sonrientes y otras no, las cuales reflejaban tristeza y angustia, muy reales para ser sentimientos inventados.
La oscura mirada del chico cayó sobre una foto en particular, la cual yacía en un rincón de la sala.
Se acercó para recojer el pedazo de hoja plastificada. La tomó entre sus delgados dedos y abrió los ojos. Una sonrisa nostalgica se formó en su rostro.
-Ritsu... - En la foto se veían dos figuras. Una más grande de la otra. Una mostraba una sonrisa y una tenía el seño fruncido.
Muchos recuerdos salieron a flote de su mente. El chico más pequeño sostenía su bufanda color olivo, que combinaba con sus ojos y su lechosa piel. Su naríz estaba roja como una frutilla en su maximo punto de maduración.
El otro sonreía con los ojos cerrados, su brazo estaba en la espalda del otro. Sonreía en modo inociente, aunque, lo inociente nunca lo tuvo.
Recordaba ese dia bastante claramente. Era un dia de invierno, y las calles estaban pintadas de blanco puro. Era la primera vez que salían a divertirse juntos, como todos los amigos normales, aunque, Nao fué quien obligó a Ritsu en salir.
Las risas de los niños jugando con la nieve resonaba en los oidos de los dos. Eran los unicos sonidos que mantenían calma la tensión entre los chicos, los cuales no emitían sonido.
La verde mirada se mantenía baja. La incomodidas era el Rey, y por cada acción que mandaba a hacer, esta incrementaba peligrosamente.
Esa fría mirada que nunca pudo olvidar. Y pensar, que en el pasado esta transmitía dulzura y paz, las cuales Nao nunca pudo sentir.
De un momento a otro, pequeñas particulas de nieve comenzaron a cubrir las dos figuras.
Nao posó su mirada en el suelo, varios Bucaneves habían crecido, y se encontraban en plena floritura.
Esas flores usualmente, crecían finalizado Diciembre, pero esta vez se adelantaron de un mes.
Los Bucanieve son venenosos, pero son flores hermosas, o almenos a su parecier.
En un modo estraño, le recordaban a Ritsu, quizás fué por su pasado. El cual fué algo hermoso, pero al probar ese sentimiento, le terminó dañado.
El castaño abrió sus delgados labios, como queriendo decir algo, pero esas palabras nunca fueron articuladas. Se quedó callado, como un fantasma. El tan famoso apodo suyo. Quizás se deba a su modo de ser silencioso y frío.
La incomodidad los estaba matando poco a poco.
Las delgadas manos de Ritsu tomaron su bufanda, con esta cubrió sus labios secos y rotos por el frío.
Las particulas de nieve iban incrementando, con estas también el deseo de decir algo, por lo más idiota que sea, solo querían romper esa insoportable tensión.
Nao tomó su maquina fotografica, la cual estaba atada a su cuello, y abrazó a su amigo con el brazo libre.
-¡Sonrie!- El castaño se sorprendió por la acción repentina de su acompañante.
-¿Eh? ¿Es necesario?- Nervioso, trató zafarse del agarré de este, sin resultados.
-Si. Es nuestra primera vez saliendo- Apretó el botón, y un "clik" se escuchó.
-¡Nao!- Un poco molesto, quitó el brazo del antes mencionado de su espalda.
Esa enojada espressión le gustaba, era divertido verle así. Aunque, quería verlo sonreír.
Nao sonrió un poco más. Tomó en modo delicado la foto, y la posó en una caja a su lado.
Ritsu además de ser su amigo, se volvió la persona que más quería en el mundo. Ese llanto que se esfumó en el viento le mató. Los petalos de las flores cayan sin descanso, en ese momento, solo acarició sus cabellos y articuló "En verdad, lo amabas... ¿Verdad?"
Esos son recuerdos que atesoraria siempre. Las fotos en el piso eran hermosas, para nada comunes.
La común y corriente foto de ese tan nostalgico momento, sin duda es la más hermosas de todas.
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