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Condena de Sangre | Vkook por SakeshiUchiha

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El aire nocturno golpeó con fuerza mi rostro y eso me ayudaba a recuperar la cordura. La fija mirada de Jimin estaba llena de cautela, quizás preparándose para un próximo ataque. 
 
El sacarme de la habitación donde habíamos dejado a Jungkook no fue una tarea fácil; golpeé a Jimin muchas veces tratando de regresar. En todos los siglos que tenía a mi lado jamás lo había atacado, a pesar de su comportamiento altamente irrespetuoso.
 
 Sabía que debíamos alejarnos lo antes posible del club o sabía muy bien que terminaría regresando a esa habitación. 
 
Mientras subíamos al auto mi deseo de sangre volvía con mayor fuerza, podía sentir mis colmillos picando por las ansias de hundirse en un suave cuello, probando así el dulce néctar que corría por las delicadas y preciosas venas. Con un suspiro de resignación Jimin abrió el cuello de su camisa sujetando mi cabeza para que no me retirase. Odiaba hacer eso, nunca había disfrutado de su sangre y sabía que no se sentía cómodo dejando que alguien bebiese de él, aunque dada su condicion de esclavo nunca tuvo mucho poder al respecto. 
 
Lo comprendía totalmente, después de todo yo tampoco dejaba que nadie se alimentara de mi, pero a diferencia de él, yo tenia la libertad de poder decidir. Hice un esfuerzo para tratar de controlar mis ansias pero fue imposible, termine bebiendo su sangre y lastimandolo aun mas. 
 
El viaje en auto lo recuerdo con mucha dificultad, normalmente la sangre de Jimin tiene un poder tranquilizante para mi, pero no fue el caso ese día. Apenas llegamos al departamento pude sentir el hambre volviendo con mucha mas fuerza que antes. Jamas había estado tan desequilibrado antes, y aunque luchaba por poner mis pensamiento en orden mi cuerpo que se encontraba en un estado totalmente salvaje estaba en clara ventaja. 
 
Arrincone a Jimin en la pared mas cercana y comencé a clavar mis colmillos una y otra vez en su blanquecino cuello, veía aun en mi desenfreno como la sangre brotaba por cada una de sus heridas y en ese momento no podía importarme menos el dolor físico que le estaba causando. El intento alejarme cuando sintió mis manos recorrer su torso con lascivia solo basto una orden para que se quedase quieto y me permitiese seguir usándolo a mi antojo. 
 
Lo arroje en el piso con un movimiento brusco y seguí perforando su maltratado cuello, la excitación empezó a tomar parte de mi desenfreno y empece a mecerme sobre su pelvis intentando aliviar la presión que en ese momento estaba sintiendo mi miembro sabia que el se encontraba impotente ante mis acciones, su cuerpo no estaba respondiendo a ninguno de mis estímulos y no podía importarme menos todo se trataba de mi y mis deseos. Con mis colmillos aun clavados en su yugular y mis caderas meciéndose sobre el, llegue a un poderoso orgasmo que no noqueo por instantes. 
 
Una vez que recupere el aliento y el desenfreno paso mire sus ojos llenos de lágrimas no derramadas, me sentía a morir por dentro, en todos los años que Jimin llevaba a mi lado jamas lo había forzado a adoptar su papel de esclavo, nunca, a pesar de nuestras diferencias el era la única figura de mi pasado que seguía a mi lado. Sabia que el no podía abandonarme sin morir, pero quizás nuestra relación ya nunca mas seria la misma. 
 
El se levanto del suelo sujetando su cuello y se encerró en la habitación sin voltear a verme ni una sola vez.. ¿Que me había sucedido? había hecho muchas cosas malas en mi vida pero si de algo me enorgullecía era de nunca perder el control de mi cuerpo ni de mis emociones, y esa noche había estropeado todo, todo debido a un simple humano.
 
Con el pasar de los días la situación no pareció mejorar, aunque de momento mis ansias de sangre estaban aplacadas mi lujuria pareció aumentar. Habia perdido de cuantas personas fueron victimas de mis deseos sexuales, no discrimine a ningún sexo y a ninguna raza, por ejemplo el día anterior había tenido un muy interesante trió con un cambia-formas y una nigromante, lo cual haría feliz a cualquiera excepto a mi, no importaba quien estuviese conmigo en esos momentos solo podía imaginar que era mi Jungkook el que estaba gimiendo mi nombre. La obsesión con aquel virginal humano parecía aumentar en vez de disminuir. No había hora del día en que no pensase en él y me estaba volviendo totalmente loco por ello. Tenía visiones en las que el rostro de Jungkook se reflejaba en cada persona con la que estuviese en ese momento.
 
Por más que intentará alejar esas visiones aquello parecía imposible, al final terminaba teniendo sexo tan brusco que rozaba lo violento, ya que al final sus cuerpos no eran él que yo anhelaba tocar. 
 
Jimin me había perdonado en cierta medida por mi arrebato pero podía notar su preocupación no expresada, no sabia que hacer para ayudarme a volver a mi estado de animo "normal" y yo tampoco sabia como volver a ser el mismo. Aunque muchas veces pensé que el estar cerca de Jungkook de nuevo podía ayudarme, Jimin rechazo esa oferta de plano, por alguna razón el se encontraba nervioso cada vez que tocábamos el tema y a la vez era bastante improbable que lo volviese a encontrar nuevamente. 
 
Mi pecho se contraía al si quiera pensar en esa posibilidad, ese humano debía ser mio y me aseguraría de ello. 
 
Una llamada a mi celular me saco de mis cavilaciones, mirando la pantalla fijamente no pude evitar el maldecir ganando una mirada curiosa de Jimin que se encontraba a mi lado. Tenia días evitando al líder de los cambia-formas el cual parecía no querer comprender que yo no estaba interesado en lo mas mínimo en tratar en las negociaciones entre nuestros reinos, hace muchos siglos había renunciado a esa responsabilidad y sin embargo Hoseok insistía en reunirse solo conmigo, podía mandarlo al diablo como muchas otras veces, pero de repente recordé una pequeña platica que había sostenido con el alfa hace un par de meses la cual podía ser mi camino para alcanzar mi meta la cual involucraba a Jungkook, si el precio a pagar para tenerlo era en tener que soportar a Hoseok estaba dispuesto a hacerlo. 
 
TaeTae, es un placer hablar nuevamente contigo -dijo el alfa una vez atendí el teléfono.
 
-No me llames así, Hoseok, o juro que terminaré la llamada. -Odiaba ese apodo, sólo mis padres y Eunha solían llamarme así.
 
-Siempre con ese humor excelente. Seré breve, Tae: tenemos un problema con unos ataques de vampiros en mi territorio. No los matamos, por supuesto, pero los llevamos a un calabozo y están en un estado de euforia. No podemos hacerlos reaccionar y necesitamos que alguien hable con ellos, no arriesgare a ninguno de mis hombres. Así que te necesito. 
 
La situación era mas grave de lo que pensaba. No quería intervenir en este tipo de asuntos, pero al parecer no tenia otra alternativa. 
 
-¿No te has comunicado con mi tía Geongmin? Ella es la líder del clan de los vampiros, yo me aleje de toda esa responsabilidad. Es con ella con quien debes hablar, Hoseok. 
 
-Si te estoy llamando es porque tu muy adorable tía no ha querido responder a las comunicaciones que hemos estado tratando de hacer. -El tono de voz del alfa adquirió un tono duro que no estaba acostumbrado a escuchar en él- Al parecer a los vampiros no les gusta relacionarse con otras especies a pesar de ser su responsabilidad el equilibrio de nuestras especies. No quiero una guerra por matar a tus vampiros, Taehyung, así que te estaré esperando. 
 
-Te prometo que solucionaré ese asunto, aunque sinceramente no podría importarme menos lo que pase en los clanes. Te propongo un trato: yo soluciono tu pequeño asunto y tú; a cambio, me das cierta información.
 
-¿Cierta información? Estoy intrigado. 
 
-¿Recuerdas el problema que tuviste con tu enlace? Pues necesito la dirección del hechicero que te ayudó a solventar la situación. 
 
-¿Quieres ir a ver a Kyungsoo? El asunto debe ser más grave de lo que había pensado. ¿Qué es lo que te sucede para que necesites verlo? 
 
-Ese no es tu asunto, Hoseok, ¿o acaso me ves preguntando cómo demonios haces para complacer a tus dos compañeros? 
 
-Relájate, chupasangre, sólo era curiosidad. En un momento de envío la dirección, pero recuerda nuestro trato: en cuanto vayas a ver al hechicero, te quiero en mi territorio o las cosas se pondrán bastante feas. 
 
-No son necesarias las amenazas, nos veremos pronto. -Finalicé la llamada sin esperar una respuesta de parte del alfa. 
 
Estaba bastante cabreado por todo la situación: yo era libre, los asuntos de la realeza no me importaban en lo más mínimo. Desde la muerte de Eunha yo había renunciado a mi derecho al trono, después de todo qué tipo de heredero seria yo habiendo tomado decisiones tan pésimas en mi vida. Gobernar los reinos eran un asunto serio para el que nunca estaría preparado, pero en este caso una intervención de mi parte podría ayudar a solucionar el presente conflicto. Además del bonus que tendría la dirección del hechicero que me ayudaría a encontrar a mi Jungkook. 
 
-A ver si logré entender, algo de tú llamada con el perro, ¿me arrastrarás a la guarida de un jodido hechicero sólo para que te ayude a encontrar a un maldito humano? -Jimin se puso de pie de un salto, tenía los colmillos alargados y el rostro enrojecido por la furia. 
 
-Vamos a ir, Jimin. Tú no entiendes, necesito verlo. No sé qué me sucede, pero siento que perderé la cabeza si no lo vuelvo a ver. 
 
-¿Así como la perdiste el día que me atacaste? -Una mueca irónica adornó su rostro y me hizo sentir una escoria el recordar ese momento. 
 
-Jimin, yo...
 
-¡Jimin una mierda! ¡Me atacaste por culpa de ese humano! Sé que sólo soy un esclavo sin ningún maldito derecho pero ahora me siento patético al pensar que me tenias algún tipo de estima.
 
Sus palabras se clavaron en mí tan profundas como miles de cuchillas. Sabía que tenía razón, pero mi piel ardía por tener nuevamente a Jungkook y no importaban los actos que tuviera que realizar para conseguirlo. 
 
-Jimin, lo siento. La eternidad no me alcanzará para pedirte perdón por lo que te hice, pero sencillamente no puedo. Debo tenerlo, es lo único que podría calmarme... él es una necesidad que debo satisfacer. Yo te apoyaría si tú estuvieses en una situación parecida. 
 
Aquello lo hizo perder el control: sus colmillos alcanzaron su máxima longitud, sus ojos adquirieron un color rojo amatista y sabia que estaba enojado. Ese color tan extraño en sus ojos se dejaba ver cuando no tenía control de sus emociones, lo cual no era nada bueno para el receptor de su ira, que en este caso era yo. Me arrinconó contra una pared con sus colmillos a centímetros de distancia de mi yugular, y aunque un ataque de su parte no me mataría, si me incapacitaria por unos cuantos días. A diferencia de los vampiros normales, la mordida de Jimin tenia un grado de toxicidad mayor que era capaz de matar a una víctima mucho mas débil. 
 
-Tú nunca me verás perder mi maldito sentido común por alguien más, y si te atreves a insinuarlo no respondo por mis actos. Quizás el mejor favor que puedo hacerte sería matar a ese humano, ¿qué tal suena ese plan?
 
Esta vez fue mi turno de perder la cabeza: usé mi fuerza para voltear su cuerpo y arrojarlo con fuerza al piso, el mármol de seguro se abolló por el impacto pero eso era algo totalmente secundario. Me coloque encima de él usando mi peso y mi fuerza para inmovilizarlo. 
 
-Le tocas un solo cabello y te mataré lentamente y con gran placer, Jimin. Él es mío, nadie más lo toca. -Le mordí en el cuello con la única intención de lastimarlo. Lo hice con gran fuerza y a juzgar por su expresión supe que le había dolido muchísimo. 
 
-¿Me volverás a atacar, Tae? Adelante, mátame. Al final me estarías haciendo un enorme favor. 
 
-No pienso hacerlo, pero juro que si intentas algo contra él no me temblará el pulso. El humano es mío y pienso tenerlo a mi lado sin importar las consecuencias. 
 
-Supongo que no tengo elección, ¿verdad? Escucha bien, Taehyung. Mi deber es protegerte y algo me dice que ese humano es peligroso. no sé porqué pero así lo siento. Al final es tu maldita decisión y sólo me queda cuidarte. Pero algo tienes que tener claro: no me importa lo que me hagas porque de todas maneras no le tengo miedo a la muerte. Pero mataré a ese humano si te sucede algo ¿entendido? 
 
-No me pasará nada, Jimin, deja la paranoia. 
 
-Ya dije lo que debía decir. ¿Puedes levantarte de una vez? Me duele el cuello.
 
-Lo siento, Jimin. En serio. -Me levanté rápidamente y le tendí la mano, para ayudarlo. 
 
Lo llevé a su habitación y revisé la herida; no era nada grave y sabía que dándole un poco de mi sangre cicatrizaría muchísimo mas rápido. Así que tomé mi muñeca y con ayuda de mis colmillos hice un pequeño corte en la vena y se la ofrecí para que bebiese. Él pareció pensarlo por unos segundos hasta que finalmente se rindió y bebió un poco. Tan sólo fueron un par de minutos en los cuales me sentí atrapado; odiaba la sensación de alguien alimentándose de mí. 
 
A pesar de mis nulos valores morales, aún estaba muy arraigado en mí la vieja costumbre que tenían en mi reino de sólo compartir la sangre con la persona que era destinada para ti. Algo irónico en mi caso, ya que mi persona destinada había muerto por mi causa.
 
Cuando Jimin por fin terminó de beber lamí las heridas para detener el flujo de sangre. Esto había sido una disculpa que se extendía más allá de las simples palabras, porque él sabía lo difícil que había sido para mí ese acto. 
 
-¿Cuándo iremos a ver al hechicero? -Salí de la habitación para buscar el celular que había sido olvidado en el sofá debido a la confrontación. 
 
Revisé los mensajes y vi que Hoseok había enviado la dirección junto con un "no te olvides de nuestro trato". Ese maldito perro no me dejaría escapar tan fácilmente. Regresé a la habitación de Jimin y le respondí:
 
-En cuanto te des un baño nos iremos; el hechicero vive a unas dos horas de aquí y quiero ir lo antes posible.
-¿No se molestará por ir sin ser invitados? 
 
-Probablemente ya sepa que vamos en camino, de seguro Hoseok le aviso. Y de todos modos no podría negarse a una reunión con un miembro de la familia real -contesté con arrogancia. 
 
-Sólo eres de la familia real cuando te conviene -soltó un suspiro muy largo-. Muy bien, ahora largo. Así me doy prisa. 
 
-¿Muy tímido Jiminie? ¿También eres así a la hora de follar? Siento lástima por quien esté contigo, alguien tímido no debe ser muy bueno en el sexo. -Intenté sin éxito esconder la risa que se estaba haciendo presente en mí.
 
-Taehyung... -soltó un gruñido de advertencia y salí de la habitación. 
 
Me tomé un momento para poder reírme a gusto. Sabía que no debía irritar a Jimin, pero debido a todo el estrés de nuestra situación necesitaba algo que lo aplacara y qué mejor manera que reírme un poco de él. 
 
Unos cuarenta y cinco minutos después, Jimin salió duchado y perfumando, vestía unos pantalones, una camiseta negra que se adhería a su pecho musculoso, su rubio cabello estaba perfectamente desordenado, aquel era un contraste algo irónico de su rostro delicado y hasta adorable, aunque sus ojos los cuales no mostraban más que dureza, contrarrestaban todo lo demás. Me miré en el espejo, comprobando que no se notara que había estado en una pelea recientemente. 
 
-Vámonos. -La voz de Jimin me sacó de mis pensamientos narcisistas.
 
Una vez estuvimos dentro del auto, Jimin manejó durante varios kilómetros en silencio; a ninguno de los dos nos molestaba eso, el paso de los siglos nos había enseñado a apreciarlo. Estaba a punto de quedarme dormido cuando escuché como se aclaraba la garganta con el fin de llamar mi atención. 
 
-Estamos cerca, Taehyung, ¿estas listo? 
 
-Tan listo como se debe estar. 
 
Cuando llegamos a la casa del hechicero me sorprendí por lo sencilla que se veía: parecía más la casa de un granjero que el hogar del nigromante más poderoso de su clase (esto ultimo lo había dicho Hoseok hace un tiempo). La fachada austera y descuidada del lugar era contrarrestada por las flores negras que adornaban el jardín principal, las cuales le daban un toque terrorífico en mi opinión. Jimin caminó delante de mí examinando el lugar atento a cualquier posible peligro. Una vez se aseguró de que no existía alguno, llegamos a la puerta tocándola un par de veces hasta que escuchamos el sonido de una cerradura girándose. Y vaya sorpresa que nos llevamos cuando un muy desnudo demonio nos recibió con una sonrisa mientras su cola se balanceaba en el aire. 
 
-¿Se les ofrece algo?-Dijo con una brillante sonrisa.
 

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