Introducción:
La idea había sido de Ace y a pesar de que Luffy estaba totalmente en desacuerdo no había nada más que decir, era una idea demasiado buena como para dejarla a un lado por las preocupaciones del capitán y todos sabían muy bien que solo estaba preocupado por la seguridad de Nami.
Se infiltraron en la marina haciéndose pasar por pobres pueblerinos ansiosos por hacer algo contra los piratas y trabajaron duro por un año para lograr ganarse su propio barco, siendo Nami la capitana para sorpresa de todos, Luffy la había asignado como la jefa del grupo pero ser elegida como capitana por la marina era algo verdaderamente importante pues significaba que realmente tenia potencial como líder pero que más podía esperarse de la futura reina del rey pirata?
Pero no todo podía irles tan bien, era imposible, por lo que faltando unos meses para dar el paso final a su importante misión les asignaron un nuevo compañero en su grupo y es que, que probabilidades hay de que luego de un año solos, faltando tan poco para dar el golpe final, les asignen a alguien?, a un marino de verdad!
Cuando se enteraron se frustraron muchísimo, pensaron que sería algún experto que sospeche de ellos y los descubra en menos de un día, pero grande fue su sorpresa cuando lo conocieron.
- Soy Sanji, seré el nuevo cocinero a partir de hoy
Joven, cocinero, y muy amable, fue imposible no encariñarse con él y bajar la guardia, eso preocupaba mucho a Nami los primeros días pero al final noto que el chico era tan distraído como solían ser ellos al entrar en confianza.
Sería perfecto para su tripulación pirata.
Si no fuese un marine claro esta...
Capitulo 1:
Nami:
Sanji era todo lo que se podía apreciar a simple vista, amable y amargado en ciertos momentos, Nami lo vigilaba en secreto aun después de que todos bajaron la guardia, por eso fue que noto antes que cualquiera la exagerada atención que le daba Zoro a Sanji.
Primero fueron las peleas, sin un motivo claro comenzaron a pelear por cualquier cosa y eso la preocupaba, si a su tonto compañero le daba por atacar al rubio con sus espadas quedaría bastante claro que no paso la prueba psicológica por la que todos deben pasar para pertenecer a la marina, alguien tan impulsivo como él nunca la habría pasado, pero solo porque los marines eran unos exagerados.
El día que lo noto hacía mucho calor y estaba sentada en la cubierta con muchas ganas de usar su bikini azul favorito, pero no podía, si Sanji la veía así podía pensar que era muy despreocupada y aun no podía sentirse en plena confianza con el allí, a pesar de que era un novato, evidentemente.
- Buenos días Nami-san, quieres tomar algo?- le pregunto Sanji –
Siempre les entregaba bebidas frías a ciertas horas, o calientes dependiendo de la ocasión.
- Si, gracias Sanji-kun- le sonríe-
Entonces Zoro que iba pasando choco a Sanji de forma intencional haciéndolo votar al suelo la bebida que estaba por entregarle.
- Ups- dijo con arrepentimiento falso-
- ¿Qué te pasa?- el rubio estaba enfadado pero se controlaba-
- Nada, es tu culpa por ser tan vanidoso
- ¿Vanidoso?, ¡¿si quiera sabes el significado de esa palabra maldito marimo?! – y estallo-
- ¡Al menos no me quedo media hora arreglándome en el baño!
- ¿Cuando me he quedado ahí media hora?, tu cabeza de pasto no sabe ejecutar ninguna acción a parte de molestar!
- ¡Deja de decirme cabeza de pasto!
- ¿lo ves?, ¡estás hueco!
Suspiró resignada hasta que Sanji se fue enfadado, y justo cuando iba a regañar a Zoro por tratarlo de esa manera cuando lo noto, este se había quedado mirando hacia la dirección por la que su cocinero se fue y tenía ese odioso y característico brillo que aparece en los ojos de alguien cuando se siente atraído hacia otra persona.
Estaba por gritarle que reaccionara, ¡no podía gustarle Sanji!, pero decidió no decir nada por el momento, tal vez aun no sabía que le gustaba y si ella decía algo haría que lo note más rápido, y eso sería muy malo.
Ya en la noche entro a su oficina a escribir la carta con los avances de la semana, debía escribir y mandar una cada cierto tiempo, miro el pequeño cuadro que tenía escondido en el último cajón de su escritorio, era una foto de ella junto a Luffy, cuando recién se conocieron y no sabía lo mucho que su capitán le gustaba.
Recordó su sonrisa amable y sus risas descontroladas, la forma tan dulce en que la miraba... entonces recordó la mirada de Zoro y acostó la cabeza en su escritorio sintiéndose frustrada, todo su plan podría arruinarse por eso y aun así no era capaz de decidir qué hacer, si le prohibía a Zoro acercarse a Sanji este lo haría con más ganas y si no decía nada acabaría notándolo solo.
Tomó sus cabellos con fuerza intentando decidir qué hacer hasta que la respuesta llego mágicamente.
- Sanji nunca le hará caso porque lo trata muy mal- suspira aliviada- Luffy, me esforzare por hacerlo todo bien- toma el cuadro con cariño- mándame fuerzas.
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