La noche era tan fría que podía ver claramente mi respiración, estaba confundida, totalmente perdida, no tenía idea de donde me encontraba, porqué me dolía el cuerpo y tenía la sensación de humedad en mi cuerpo, me removí incomoda y pude notar la tierra mojada a centímetros de mi rostro, poco a poco fui consciente de mi cuerpo, me encontraba acostada boca abajo en Dios sabe dónde, comenzaba a sentir el aire fresco en las zonas desnudas de mi piel, concentré todas mi fuerza para levantarme, oí mis huesos crujir por el frío y la posición que había mantenido por un desconocido tiempo, no estaba segura de nada, no sabía qué hacía ahí, ni donde me encontraba, la densa niebla apenas y me permitía ver más allá de un metro, enfoqué mi visión lo mejor que podía, pero era inútil, avancé unos metros, tropezando cada dos por tres pasos, encontrándome un letrero que me indicaba lo que comenzaba a sospechar, me encontraba en el "Parque Central", mis ojos seguían ardiendo por la intensidad de la luz aunque sólo estaba iluminado por las pequeñas lámparas entre los caminos que atravesaban el lugar, necesitaba aclarar mis ideas, busqué con la mirada una banca, caminé a paso lento hacia ella, me senté mirando mi deplorable reflejo en el agua del lago, me encontraba hecha un desastre, con barro en toda la cara, empapada hasta los zapatos y no tenía idea que hacía ahí, me dolía la cabeza y todo me daba vueltas... Me sentía perdida, mis manos estaban heladas y húmedas, fue la primera vez que fui consciente de la sensación pegajosa en ellas, automáticamente las mire, quedándome de piedra cuando observé el rojo que las teñía... un rojo sangre, reaccioné mirando en todas las direcciones para confirmar que estaba sola, las limpié lo mejor que pude en mi ropa, pero la sensación de malestar no se iba, las náuseas se apoderaron de mí y no pude hacer otra cosa que arquearme desechando lo poco que contenía mi estómago... Cuando terminé me quedé un momento mirando todo a mi alrededor sin saber que buscaba, corrí sin rumbo aparente, llevaba corriendo aproximadamente diez minutos al límite, los pulmones me ardían pero yo sólo pensaba en escapar, durante mi carrera hacia un lugar desconocido, el camino comenzó a ser muy familiar, me detuve abruptamente terminando en el suelo por la velocidad que llevaba, cuando recupere la compostura lo supe, llegué a esa puerta blanca que tantas veces había tocado, golpee desesperadamente temiendo que alguien me viera en ese estado. ¿Qué había pasado? ¿Que había hecho? ¿Por qué tenía sangre? Esas y mil preguntas más cruzaban por mi mente, un fuerte dolor de cabeza se apodero de mí, coloque mis manos en mis oídos porque el ruido era demasiado fuerte, caí de rodillas, y todo se volvió oscuro, escuché una melodiosa voz pronunciando mi nombre, hice un esfuerzo por mantener los parpados abiertos por más de un segundo, para que lo ser su rostro lo último que vería.
Oscuridad….
Continuará