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Amistad Placentera. por shadeskk

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Notas del fanfic:

Antes de incitarles a leer, quiero mencionar que este relato se “lleva a cabo” cuando Gon regresa a Isla Ballena en compañía de Killua, ustedes saben, luego de aprender nen y que Gon pelease con Hisoka en el Coliseo del Cielo. Me inspiré en aquella parte de la historia para narrar este one-shot.

Si llegaste aquí buscando un contenido más allá del sexo, lastimosamente, debo advertir que esto no es lo que quieres leer. ¿Qué quiero decir con esto? Pues… Que básicamente, este one-shot se basa en eso, en el sexo(?).

Este one-shot fue creado por la simple necesidad de exteriorizar mis fantasías fujoshi con Gon y Killua. Aquí no hay seme ni uke, simplemente son dos jovencitos que en su plena pubertad comienzan a exploran su sexualidad de manera casual, dejándose llevar por sus instintos.

Dicho todo lo anterior, les invito a disfrutar de este corto relato que hice con mucho amor, ya que, hace mucho no escribía, y menos concluía algo, así que me siento feliz de poder publicarlo y que personas como yo que les gusta leer Killua x Gon puedan apreciarlo.

Les invito a leer.

 

Hunter x Hunter ni sus personajes me pertenecen, estos corresponden a la propiedad del mangaka Yoshihiro Togashi.

Las palabras fluían con naturalidad, Gon expresaba sus sentimientos con espontaneidad y desenvoltura, haciéndole saber a Killua lo bien que se sentía a su lado y la ilusión que le provocaba aventurarse a vivir nuevas experiencias en su compañía. El muchacho de cabellos blancos, se sorprendía a sí mismo avergonzado con la franqueza tan oportuna de su amigo, era un hecho que compartía las emociones de éste, mas no era capaz de exteriorizarlo en palabras sin sentirse apenado.

 

Había caído la noche sobre Isla Ballena, ambos amigos se habían adentrado al bosque durante la tarde y habían decidido permanecer allí, observando el firmamento destellante de estrellas, sintiendo el calor de una pequeña fogata y el relajante sonido del lago junto a ellos, era un momento tranquilo que estaban disfrutando en demasía.

 

La atmósfera entre ellos estaba siendo fuertemente influenciada por el entorno y las recientes palabras de Gon. Éste último, estaba siendo envuelto en un mar de sensaciones estrambóticas para él. De pronto, se sentía emocionado sin razón aparente, y todo lo que pudo hacer en respuesta a ello, fue ponerse de pie y observar a Killua con una sonrisa, quien se incorporó para sentarse y mirarlo con sorpresa.

 

-Gon, ¿qué haces? -Sus ojos azules le observaban con atención.

 

El aludido soltó una risilla, comenzando a deshacerse de sus botas con premura, acción que por cierto, intrigó aún más al joven que yacía en el suelo, ávido por una respuesta

 

-¡Te espero en el agua! -Exclamó el moreno con alegría, corriendo hasta la orilla y lanzándose al lago sin más.

 

-¡Oh! ¡Espera, Gon! -Gritó el muchacho de piel lechosa con una sonrisa plasmada en el rostro al ver la impetuosa acción de su amigo, preparándose para seguirle.

 

Killua se lanzó de un salto al lago, sumergiéndose en el agua para rápidamente salir a la superficie a encontrarse con el moreno, pero lo que se encontró al salir, fue sólo el movimiento del agua causado por su propia caída. Por instinto, buscó con la mirada al muchacho, mas pegó un grito en cuanto sintió como algo le jaló por los tobillos. Lo siguiente que vio, fue como Gon emergía frente a él y comenzaba a reír.

 

-Killua se ha asustado -mencionó el moreno con un brillo en la mirada que aun en la obscuridad, logró deslumbrar al contrario.

 

-Idiota, ¿qué esperabas? -Respondió el de cabellos blancos con un semblante falsamente molesto.

 

Gon le observó sonriente por unos momentos, aquel mar de sensaciones extrañas se acrecentó en ese preciso instante, no entendía qué era ni qué lo provocaba, y es que aquel jovencito de trece años, jamás se detenía a reflexionar en entender, sólo se dejaba guiar por sus propios instintos impulsados por dichas emociones que, muchas veces, no comprendía, y en dicho momento, no fue la excepción.

 

Gon acercó su rostro al de su amigo, quien quedó tan absorto en su sorpresa, que no reaccionó cuando los labios del moreno se posaron sobre los suyos... Era un beso sin experiencia, sin morbosidad, un roce que ambos experimentaban por primera vez.

 

Los ojos azules de Killua brillaban de asombro, observando como Gon alejaba su rostro apenas unos centímetros para luego abrir sus párpados lentamente, permitiéndole ver unos grandes luceros color miel que parecían mirarle con curiosidad. Killua aún no caía en cuenta de lo que acababa de suceder, sus mejillas ardían y sus largas pestañas se agitaban rápidamente ante el abrir y cerrar de sus párpados a causa de la incredulidad que le provocaba aquella situación.

 

Por otro lado, frente a él, estaba Gon, vislumbrando el rostro estupefacto de su amigo ante su acción. En el fondo, Gon realmente lo entendía, incluso él mismo no salía de la impresión; no obstante, lo que predominaba en su mente en esa corta fracción de segundos, era la curiosidad por lo que su cuerpo experimentó con aquel contacto. El moreno, guiado por dicha curiosidad, volvió a besarle, sintiendo como su estómago se retorcía de manera placentera y como el latir de su corazón se aceleraba. Un suspiro fue desahogado en cuanto envolvió el cuello de Killua con sus brazos y sus labios comenzaron a moverse por mero instinto sobre los ajenos; sin embargo, la ligera descarga placentera, llegó cuando el peliblanco abrazó su cintura bajo el agua y en el acto abría ligeramente su boca, sintiendo como la lengua de éste se colaba entre sus labios de manera tímida, buscando el contacto con la suya propia.

 

Con el cielo nocturno como testigo y la cristalina agua del lago como las cobijas que abrigaban sus cuerpos, dos jovencitos guiados por sus instintos se besaban con una pasión desconocida para ambos, bañando sus lenguas con la miel ajena, aprendiendo en aquel mismo instante de su inexperiencia a base de torpes mordiscos o la imperceptible colisión de sus dientes a causa de la ansiedad que cada vez se hacía más fuerte.

 

Gon estaba enajenado por las sensaciones nuevas que golpeaban su cuerpo sin piedad, su piel ardía y sentía que no tenía suficiente de todo aquello, podía escuchar sus jadeantes respiraciones para luego sentir como Killua presionaba su cintura contra su cuerpo mientras dejaba sus labios para bajar hasta su cuello, succionando la sensible piel... Toda su figura se estremeció ante aquella impredecible acción. Entonces Gon se perdió a sí mismo en brazos de su amigo, sus piernas se aferraron a las caderas del albino y comenzó a emitir sutiles gemidos provocados por los besos y mordiscos en su cuello.

 

-Killua... -Le llamó entre suspiros.

 

El nombrado no sabía qué carajos estaba haciendo, sólo sabía que no podía dejar de hacerlo, que su cuerpo en plena pubertad estaba reaccionando a los estímulos; al roce de su cuerpo con el de Gon, a los gemidos de Gon, a los besos de Gon, al rostro de Gon... Todo aquello se le hacía fascinante, las sensaciones eran increíbles, jamás había sentido nada comparable, y realmente lo estaba disfrutando.

 

Killua aprovechó que su amigo se hallaba abrazado de brazos y piernas a él para nadar hasta la cercana orilla, donde le acorraló contra la tierra dura a sus espaldas. Allí lo vio, divisó un brillo distinto en la mirada de Gon, conservaba su mirada ingenua, pero era adornada por un sutil brillo salvaje que le maravilló por completo. Sin razonar sobre sus acciones, el cuerpo del peliblanco comenzó a mecerse contra el moreno, aferrando sus manos a unas delgadas raíces que nacían en la tierra a los costados de Gon, un soporte que le ayudaba a mantenerse a flote sin que el agua estorbase sus movimientos o provocara que pudiesen hundirse de más.

 

-¡Ah! -Gimió alto y sin tapujos el de cabellos puntiagudos, cerrando sus párpados para así entregarse por completo al placer que sintió cuando Killua comenzó a restregar sus entrepiernas bajo el agua.

 

Gon escuchaba perfectamente sus gemidos resonar al unísono, y por alguna razón que desconocía, eso le excitaba en demasía, sentía que estaba en el paraíso, jamás había sentido algo tan brutalmente intenso y estaba por completo maravillado con aquello... Con los besos de Killua, las caricias de Killua, los gemidos de Killua, con todo lo que ese instante le entregaba.

 

El moreno arqueó su espalda cuando el ritmo en los movimientos de Killua se hizo más rápido contra su hombría, sintiendo la ajena tan dura como la propia restregándose insaciables. Gon estaba entrando a un frenesí que le hizo enloquecer por completo.

 

Guiado por sus impulsos, agarró con firmeza los cabellos blancos que nacían en la nuca de su amigo y los jaló, provocando un fuerte gemido en respuesta, logrando que éste expusiese su pálido cuello a su merced, oportunidad que Gon aprovechó para dejar caer sus labios contra la lechosa piel y succionar, ahogando allí sus propios gemidos mientras tensionaba sus piernas alrededor de las caderas ajenas, sintiendo el clímax azotar su cuerpo de manera salvaje, maravillándose con los fuertes gemidos que emitía Killua... Él también había llegado al orgasmo.

 

Ambos muchachos jadeaban comenzando a relajar sus cuerpos luego de aquella abrumadora primera experiencia sexual. Gon apoyó su cabeza en la tierra húmeda detrás de sí, sintiendo como todo rastro de aquellas increíbles sensaciones de disipaba rápidamente. Los ojos de Gon no perdían de vista a quien tenía en frente, escondiendo su mirada tras su goteante flequillo blanco.

 

-Killua... -Susurró el moreno con afabilidad, pero el aludido, sin dirigirle una palabra o una mirada, se alejó de su cuerpo y nadó hasta encontrar la orilla más baja por donde subir a tierra firme.

 

De pronto, Gon sintió frío, y es que el agua se volvió helada al mismo instante en que dejó de sentir el abrigo que le brindaba el cuerpo de Killua.

 

Habían perdido la noción del tiempo, todo había sido tan repentino e intenso que ambos se habían enajenado por completo, por lo que en ese preciso momento, juntos se apresuraban en regresar a casa de Gon en completo silencio, rememorando lo ocurrido una y otra vez en sus mentes, formando perspectivas completamente diferentes ante aquello. Por un lado estaba Killua, que no podía evitar sentir remordimiento, tanto, que no era capaz de mirar a su amigo a la cara. Por otro lado estaba Gon, que sólo podía enfocarse en sus emociones más puras, y esas eran la felicidad y satisfacción de haber podido experimentar en carne propia algo tan etéreo, de haber descubierto su propio paraíso en sí mismo... El moreno simplemente no podía ver lo malo en algo que le hizo sentir de aquella manera tan maravillosa.

 

Los dos amigos entraban a casa con una sonrisa, uno demostrando su genuina felicidad y otro claramente fingiendo naturalidad para evitar cualquier sospecha de parte de las dueñas de casa, y es que el muchacho de cabellos blancos estaba simplemente paranoico.

 

-Por fin llegan, niños -les recibió Mito con una afable sonrisa, mas al observar las ropas empapadas de estos, frunció el entrecejo ligeramente a modo de reproche -vayan a darse un baño y dejen esa ropa mojada en el cesto para que la lave-. Ordenó finalmente para proceder a caminar hacia la cocina y preparar la mesa con los alimentos para los recién llegados.

 

Rápidamente, los dos siguieron las instrucciones dadas por la mayor, sin embargo, durante el baño, se podía percibir la tensión en el ambiente, ambos se limitaban a estar en silencio, Killua evitaba a toda costa mirar a Gon y éste último sólo le observaba de reojo preguntándose por qué su amigo se comportaba de aquella forma luego de lo ocurrido en el lago.

 

Durante la cena, los menores demostraban tener mucho apetito, la tía de Gon los observaba con una sonrisa enternecida, mas algo captó la atención de ésta mientras los observaba.

 

-Chicos... ¿Qué les ocurrió ahí? -Cuestionó Mito con naturalidad.

 

Los aludidos desviaron su atención de la comida a la mujer frente a ellos.

 

-¿Mh? -Articuló el moreno sin entender a qué se refería su tía.

 

-Ahí -reitero la mayor, esta vez apuntando su propio cuello con su dedo índice.

 

Ambos se miraron entre sí y por primera vez notaron las evidentes marcas rojizas amoratadas adornando sus cuellos, las imágenes de lo ocurrido entre ellos en el bosque abordaron sus mentes y sin poder evitarlo, los dos chicos se sonrojaron. Killua reaccionó rápidamente para inventar una mentira antes de darle la peligrosa oportunidad a Gon de responder

 

-Al parecer nos picó algún mosquito -comenzó con tranquilidad y desinterés muy bien fingidos- mientras estábamos junto al lago, sentí que algo había picado mi cuello... Puedo ver que ambos fuimos víctimas del mismo mosquito.

 

Gon sonrió al escuchar la mentira de Killua, y es que estaba seguro que al igual que él, había pecado de ingenuo al no darse cuenta que la evidencia estaba a la vista en sus propios cuerpos.

 

La historia inventada por el menor pareció convincente para una ingenua señorita de campo.

 

Había llegado la hora de irse a la habitación a dormir.

 

Vistiendo unas camisetas sin mangas y su respectiva ropa interior, ambos chicos se metieron bajo las mantas de sus camas. Desde su perspectiva, aun en la oscuridad de la habitación, Gon podía ver que su amigo le daba la espalda. Observando el techo sin poder conciliar el sueño, recordaba lo acontecido hace sólo unas horas, también la actitud que había tomado el peliblanco luego de ello, no podía negarse a sí mismo la creciente preocupación que sentía.

 

-Killua -le llamó en un tono lo suficientemente alto para que el nombrado pudiese oírlo, pero éste no respondió.

 

Él sabía que Killua no dormía, y también sabía que éste le estaba ignorando dolorosamente. Decidido a hablar con Killua, se levantó y caminó a la cama que su tía había montado para él, arrodillándose con cuidado sobre el futon alado de la figura del albino.

 

-Killua... Por favor... ¿Qué te ocurre? -la voz con deje angustioso en el moreno logró sensibilizar al contrario, por lo que olvidándose de sí mismo, decidió darle la cara a Gon.

 

Lentamente, Killua se incorporó y se sentó, viendo y sintiendo a su amigo tan cerca como hacía unas horas. Los ojos de éste, destellaban aun en la oscuridad, y por primera vez desde lo ocurrido entre ellos, no rehuyó de aquella mirada.

 

-Verás Gon... Lo que ocurrió antes... -Comenzaba pausado, sin saber realmente lo que quería decir, o más bien, encontrar una razón que justificase la actitud que había adoptado-. Ah, realmente no sé lo que me pasa, sólo sé que no puedo evitar sentir culpa.

 

El moreno no sabía cómo tomar aquellas palabras, ¿por qué sentiría culpa? ¿Acaso no lo había disfrutado tanto como él? No, podía asegurar que aquello estaba lejos de ser la razón de trasfondo de aquel sentimiento experimentado por Killua.

 

-Killua... Lo que ocurrió en el lago fue la experiencia más fascinante que jamás he vivido, ¿tú no lo sentiste de la misma manera?

 

-Sabes que sí... Fue tan fascinante que aún me cuesta creer que realmente haya ocurrido -respondió con sinceridad no muy propia de él. En otro momento, habría pensado que Gon decía cosas muy vergonzosas, y habría sido incapaz de responder algo, pero en ese momento, no sabía si era la obscuridad en la habitación, la atmósfera que se había formado entre ellos o la simple presencia del moreno que le envolvía con su cálida mirada, sólo sabía que aquel era el momento indicado de responder honestamente- es sólo que siento como si hubiese hecho algo malo y eso me provoca remordimiento... Gon, eres mi mejor amigo. -Concluyó con ojos atormentados.

 

Gon se limitó a sonreír, y es que Killua simplemente no acostumbraba a decir cosas de ese tipo.

 

-Killua, desde que te conozco, sólo he sido inmensamente feliz, todo lo que he logrado hasta ahora es también gracias a ti, a tu amistad... No puede ser malo algo que ambos disfrutamos tanto, yo simplemente soy incapaz de ver lo malo en algo que me hizo sentir de esa manera tan increíble.

 

El de cabellos negros se expresaba desinhibido, con esa vigorosidad tan característica en él, con una emoción que, sin mayor esfuerzo, aligeró aquella carga que Killua sentía sobre su consciencia.

 

Aquellas sensaciones despertadas por sus más bajos instintos, invadían de nueva cuenta el cuerpo del moreno, sus impulsos volvían a tomar control sobre él, entregándose por completo al menester de besar al muchacho de cabellos blancos, quien en esta oportunidad, ni siquiera se sorprendió por la acción de su amigo, y al igual que éste, se dejaba llevar una vez más. Esta vez, ambos se entregaron a la pasión de un ósculo sin dudarlo, sus labios ya habían memorizado la manera de besar del otro, sus lenguas se acariciaban y se exploraban mutuamente sin darse tregua... Suspiraban entre besos.

 

Presa de su creciente libido recién descubierto, Gon tomó las sábanas que cubrían el regazo de Killua y le despojó de estas para sentarse a horcajadas sobre él.

 

Las manos de Killua se aferraron a la cintura del pelinegro, mientras las de este último, yacían en la nuca del albino, acariciando sus suaves cabellos. Ambos jóvenes se hallaban completamente ensimismados en los besos que compartían, abstraídos por las placenteras sensaciones que despertaban en sus cuerpos a cada momento con mayor vigor.

 

Sus lenguas danzaban sensualmente entre ellas, humedeciéndose lascivamente. Todo lo que se oía en la habitación era el sonido de sus besos y el de sus jadeantes respiraciones. Sus jóvenes figuras se mecían eróticamente, Gon se rozaba sutilmente contra la entrepierna del menor, quien en respuesta a aquellas provocaciones, llevó sus manos a los glúteos de éste y acentuó el ritmo de aquellos roces haciéndolos gemir.

 

La estancia parecía volverse más calurosa a cada instante, más sofocante. El moreno impulsado por aquello, se separó apenas del peliblanco y se quitó su propia camiseta, dejando su torso desnudo a merced de su amigo, quien tentado por la piel ardiente de Gon, dejó caer sus labios sobre aquel lienzo acaramelado, lamiendo y succionando la tez de su cuello y descendiendo hasta las clavículas... Gon suspiraba de puro goce.

 

Las caricias incesantes que Killua brindaba sobre los glúteos ajenos, fueron ascendiendo, tomando el camino de aquella suave y quemante espalda, sintiendo como los músculos en ella se tensaban ligeramente bajo su tacto, aquel que, ansioso por seguir descubriendo, pasó a su pecho, donde casualmente sus uñas arañaron los pezones de éste. El menor de ambos sintió como Gon se estremeció por aquel roce y emitía un agudo y sutil gemido, entonces repitió la acción y volvió a oírlo.

 

-¿Eso te gustó? -Pregunto en un susurro buscando vislumbrar el rostro contrario en la oscuridad.

 

-Uhm... Se siente bien -respondió extasiado.

 

El joven de tez blanca estaba deslumbrado por las reacciones que percibía en el mayor, en la expresión sumisa que adornaba su semblante siendo completamente dominado por el arrobo, entregándose por entero al momento, a él... A lo que podía hacerle sentir.

 

En aquel instante, Gon se descubría a sí mismo en brazos de Killua. Con cada caricia que recibía, sentía como un nuevo camino de placer se abría ante él, expandiendo su universo sensorial a un límite que parecía no existir. Killua estimulaba sus pezones con sutiles pellizcos y lamidas lascivas, y Gon estaba fascinado. Con sus manos, tomó el rostro del menor alejándole de su pecho, procediendo a satisfacer su menester de un beso, invadiendo de lleno la cavidad ajena con su lengua... Comenzaba a sentía su boca seca. Mientras se besaban, Gon se sentó de lleno sobre la entrepierna del peliblanco, sintiendo lo duro que estaba, ambos gimieron angustiosos sobre los labios contrarios, y es que los dos amigos estaban tan excitados que, un simple roce, resultaba una deliciosa tortura.

 

-Mierda, Gon -maldijo con deje suplicante.

 

Incitado por su necesidad física y sexual, Killua abrazó la cintura del mayor y en un movimiento rápido acorraló su cuerpo contra el futon... Entonces supo que deseaba sentirlo piel a piel, que necesitaba liberar su erección de la prisión que significaba su ropa interior.

 

-Esto estorba -habló mientras se alejaba del cuerpo ajeno y comenzaba a desnudarse por completo.

 

Gon al observar a su amigo, instintivamente le imitó, despojándose de la única prenda que aún vestía. Un plácido suspiro se escapó de sus labios al tiempo que cerraba sus párpados... Sentir su palpitante miembro expuesto le provocó alivio. Entonces abrió sus ojos, viendo cómo su mejor amigo separaba sus propias piernas para sentarse a horcajadas sobre él, sobre su hombría, provocando que arquease ligeramente su espalda y emitiera un agudo gemido en respuesta a la osada acción del menor. Gon estaba embelesado con la imagen del peliblanco siendo tenuemente iluminado por la luz de la luna que se filtraba por la ventana del cuarto, pudiendo apreciar claramente cada curva de su figura desnuda, y sobre todo, la expresión seductora de su rostro.

 

Killua impulsó sus caderas hacía atrás y luego hacia delante, comenzando un vaivén lento sobre el moreno, friccionando sus sexos en cada ida y venida.

 

-Uhm -ahogó un gemido mordiendo su labio inferior, entornando la mirada.

 

Por otro lado, el moreno no se contenía, el placer aumentaba con cada roce y sus gemidos lo evidenciaban tanto como sus manos aferrándose con fuerza a los muslos ajenos, y es que sentir a Killua piel a piel le estaba volviendo loco de pura satisfacción, y eso era todo lo que tenía en su mente. Fue entonces cuando el menor cubrió con su diestra la boca de Gon, dejando caer su torso sobre él mientras sus caderas aumentaban la intensidad de sus movimientos. El pelinegro respiraba sonoramente por la nariz, ahogando sus gemidos en la mano de su amigo... Su expresión era afligida, manteniendo sus ojos cerrados y el entrecejo fruncido. A Killua le pareció de lo más excitante verlo de aquella manera.

 

Con sus uñas anclada en la pálida tez de los muslos ajenos, Gon trazó un camino hasta el trasero del ojiazul, dejando la piel enrojecida bajo su paso. Extasiado, el ojimiel oprimió las nalgas del menor separándolas sin el más mínimo cuidado, acentuando al mismo tiempo el vaivén que el contrario ejercía contra él, repitiendo la acción una y otra vez. Killua lo sintió, una sensación completamente nueva despertaba en su cuerpo en consecuencia a la fijación que su amigo estaba teniendo con su culo, sintiendo pulsaciones en el interior de su cavidad anal. Killua comenzó a gemir por el vehemente placer que sometía su cuerpo. De pronto, la mano que había estado cubriendo la boca de Gon, se hallaba al costado de su rostro, aferrándose a la almohada bajo su cabeza.

 

Los sonidos sugerentes que ambos jóvenes emitían al unísono, llenaban por completo la habitación. Los párpados de Killua se cerraron con fuerza al tiempo que un agudo gemido se escapaba de su boca, todo su cuerpo se tensó y sintió como su esfínter se contraía al instante en que eyaculaba entre sus torsos... Había alcanzado el máximo placer. El menor aún en su estado de completo arrobo, percibió como Gon experimentaba su propio orgasmo bajo él, expulsando su semen sobre su propio abdomen. Le escuchó gemir, sintiendo como había ejercido más fuerza en el agarre a su trasero con tal de presionarle más contra sí mismo.

 

El menor se mantuvo en su posición sobre el moreno, ambos se miraban con atención, jadeando por el recién culminado acto. Gon sonrió embobado. Killua avergonzado se desmontó del cuerpo ajeno y sólo atinó a alcanzar una de las camisetas que se habían quitado, comenzando a pasarla por su torso para quitarse los restos de semen que habían quedado sobre su nívea piel.

 

-Killua... ¡Eso fue genial! -Exclamó el mayor con alegría.

 

Killua sentía su cara arder.

 

-Sí, sí, sólo límpiate eso de una vez -le señaló su torso manchado extendiéndole la otra camiseta. Rápidamente le esquivó la mirada.

 

Gon tomó la prenda y obedeció sonriente.

 

Si bien ahora Killua no experimentaba remordimiento alguno, seguía sin saber cómo actuar después de lo que había vuelto a pasar entre ellos, estando ahí en la cama, desnudos y limpiando el rastro de sus eyaculaciones sobre sus cuerpos... No dejaba de ser extraño y vergonzoso para él; sin embargo, Gon parecía tan radiante como siempre.

 

Dejando la camiseta en el suelo, procedió a acomodarse sobre su cama, tomando la sábana de la que Gon le había despojado anteriormente, cubriendo su desnudez. Entrelazando sus dedos tras su nuca, Killua se limitaba a observar el techo, sintiendo la mirada fija de Gon en él, entonces ladeó su rostro para corresponder aquel escrutinio.

 

-Estoy muy contento de estar aquí contigo, Killua... De haberte conocido.

 

Las palabras del moreno hicieron que el peliblanco bajara la guardia, provocando que su azulada mirada se suavizara y se volviese cálida y brillante como una mañana de verano, sintiendo aquel tenue ardor en sus mejillas... Estaba completamente conmovido y emocionado por las palabras que su mejor amigo le había entregado.

 

"Soy yo quien esta feliz y agradecido de haberte conocido... Gon". 

Notas finales:

Aquí concluye mi relato, esperando realmente les haya gustado. Debo reconocer que escribir "lemon" es todo un desafío para mí, creo que a la hora de escribir es lo que me pone más insegura, pero como pueden ver, me quise arriesgar inspirada por el KilluGon.

 

Bien, esta historia está sujeta a la posibilidad de continuación, si a las personas que llegaron hasta aquí les ha gustado y no sé, quisieran algo más, pueden hacermelo saber con comentarios, de esa manera, podría venir aquí próximamente a dejarles un especial. c:

 

Sin más que agregar, agradezco enormemente el tiempo que dedicaron en leer esta historia.


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