Capitulo uno: El inicio de nuestra historia.
La mañana se presentaba como todos los días en la gran ciudad de Tokio, era el momento exacto para que las personas comenzaran a ser sus labores diarias. Los vehículos y las personas transitaban de un lado hacia otro en dirección a su destino.
En una residencia alejada del ruido de la ciudad, un moreno despertaba por culpa de los rayos del sol que lo golpeaban directamente en el rostro; un tanto adormilado contemplo dormir a la persona que tenía a su lado, aquella chica de cabellera rosa que como todos los días amanecía pegada a su cuerpo mientras él delicadamente la sostenía de la cintura.
Sonriendo, acaricio levemente el rostro de la durmiente mujer; hoy se cumplían exactamente cinco años de casados. Sakura Haruno, conocida desde hace un par de años como Sakura Uchiha, era la mujer con la que sus padres decidieron que debía pasar el resto de sus días.
Al principio él nunca quiso a la chica, le parecía fea y fastidiosa, creyó que nunca lograría sentir siquiera una pisca de afecto hacia ella. Pero el tiempo hiso de las suyas y Sakura logro ganarse un lugar en el corazón de aquel moreno.
Ahora Sasuke podía decir abiertamente que amaba aquella peli rosa ruda y fastidiosa, o al menos eso creía él.
Recordando todo lo que había vivido con ella desde hace cinco años, sonrió con dulzura mientras acariciaba delicadamente la mejilla de la durmiente mujer para posteriormente depositar un suave beso en los labios del contrario. Al separarse de ella, se incorporó lo menos ruidosos posible para poder levantarse de aquella mullida y calentita cama, debía dirigirse al baño los más pronto posible para poder comenzar ese nuevo día de trabajo.
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En el centro de aquella ciudad, en una cafetería de mucho prestigio, se encontraba un castaño de ojos perla atónito ante las palabras antes mencionadas por su ahora ex pareja, el amor de su vida.
-¡No puedes hacerme esto, cariño! ¡Yo te amo!-Decía al borde de las lágrimas el apuesto varón castaño.
La gente del lugar los observaban asombrados he intrigados por la discusión y esto a cierto rubio le estaba empezando a fastidiar.
-Lo siento Neji pero me has demostrado que no me amas tanto como decías-Él rubio lo miraba cruzado de brazos con una mirada seria y prepotente, no importara cuanto le llorara y le rogara que no terminaran, él no pensaba volver con un “patán” o eso pensaba el rubio.
-¿Cómo puedes decir eso? ¡Yo te di todo lo que tenía a mi alcance! ¡Yo en verdad te amo! ¡Siempre te di todo lo que me pedias! ¡Te respete, te protegí, te amé! ¡Te lo suplico Naruto, mi amor, no me dejes!
-Lo siento Neji pero mi decisión está tomada.
Cuando se disponía a levantarse de aquella mesa, el castaño lo sujeto del brazo apegándolo contra su cuerpo mientras lo abrazaba lo más fuerte posible sin llegarlo a lastimar. Tenía miedo y mucho, se había enamorado a tal grado del rubio que no podía imaginarse una vida sin él.
Por otro lado, Naruto ya estaba acostumbrado a estas reacciones; soltando un sonoro suspiro, rodo los ojos hastiado del comportamiento del contrario, así que intento empujarlo para quitárselo de encima.
-Si tú dices que yo no te demostré lo suficiente que te amaba, entonces dime ¿Qué hice mal? ¿En que falle? ¡Por Dios Naruto, estoy dejando mi orgullo detrás solo para rogarte, suplicarte que lo que sea que haya hecho mal me lo puedas perdonar! No quiero que te vayas de mi lado, yo te amo.
-Pero yo a ti no, lo que hiciste ya no tiene solución.
Quitándoselo de un empujón, Naruto se dispuso a dirigirse a la puerta de salida tan altanero y orgulloso como siempre, más se detuvo antes de salir para girarse lo suficiente para ver a Neji por última vez.
-Hasta nunca Hyuga Neji-Fue lo último que pronuncio para luego salir del local, dejando en el suelo a un destruido Castaño quien lloraba desconsolado y suplicando que el rubio volviera y le dijera que lo amaba.
La gente a su alrededor solo lo miraban impactados, algunos miraban con asombro contenido mientras otros susurraban y murmuraban sobre lo ocurrido, habían presenciado con lujo de detalles la ruptura de aquel despampanante rubio con uno de los millonarios más atractivos del país.
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-Hoy vas a llegar tarde ¿Verdad cariño?-Preguntaba una peli rosa a su marido.
-Tal vez Sakura, pero intentare regresar un poco más temprano hoy ¿sí?
Ante tal respuesta, Sakura bajo la mirada triste siendo observada minuciosamente por su esposo, no le gustaba verla de esa manera, pero últimamente le estaba dando igual los estados de ánimo de la muchacha.
Eliminando aquellos pensamientos, Sasuke le ofreció a su esposa sentarse en sus piernas quien, ni tonta ni perezosa, acepto la invitación de su amado. Eran muy pocas las veces en que Sasuke era cariñoso con ella, pero lo relacionaba con la actitud seria de su esposo, no por otras cosas.
-Oye, Sasuke-kun.
-Dime.
-¿Sabes qué día es hoy?
Sakura volteaba la mirada para no ver a los ojos al moreno, mientas jugaba tímidamente con sus dedos un sonrojo adornaba sus mejillas haciéndola ver adorable ante la vista de cualquiera, más no para el hombre que tenía tras de ella.
-Hmm, déjame pensar-Respondió el azabache ignorando el estado en que se encontraba la chica, desilusionada volvía a bajar la mirada encontrándose con el frío piso de cerámica blanca y pulida; Sasuke se acercó lentamente a la oreja de la peli rosa susurrando en un tono seductor que le erizó la piel.
-Hoy es nuestro aniversario ¿no?
-¡Si lo recordaste!
-¿Cómo podría olvidarlo?-Depositándole un beso en su mejilla, Sasuke levanto a su compañera de su regazo para luego dirigirse al comedor y tomar las llaves de su auto, Sakura se había acercado hacia él por detrás dándole un fuerte abrazo siendo correspondido por el contrario. Con un último beso, Sasuke se despidió de su esposa y salió de su casa rumbo a su trabajo.
Como todo integrante de la Familia Uchiha, Sasuke era hijo de uno de los empresarios más grandes del mundo y como heredero, junto a su hermano, de grades empresas, a Sasuke nunca le había faltado nada. No obstante, aunque él tuviera una empresa cual manejar, hasta ese momento no se hacía cargo de ella, si no su padre, ya que a él más que dirigir una empresa su sueño y pasión era la medicina y en ese ámbito era uno de los doctores más reconocidos del país.
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En los pasillo de un enorme hospital se encontraba caminando Sasuke hacia su despacho, como director de aquel lugar, debía dejar claro los deberes del día para luego dedicarse a su verdadera pasión, después de todo el no solo era director de ese hospital, sino también un funcionario más quien en las tarde se disponía a revisar a todos sus pacientes, en especial a niños y ancianos.
Al entrar a su oficina, Sasuke diviso a un segundo en el lugar. Era un moreno, alto de ojos ónix igual que los de él, sin embargo el sujeto poseía dos ojeras de bajo de esos ojos tan iguales a los suyos, traía puesto un traje negro con corbata, era un verdadero empresario.
El moreno mayor le dedico una sonrisa ladina mientras dejaba salir una sonora y fuerte carcajada.
-¿Sorprendido de verme, ototo-baka?-Él sujeto se alejaba de su lugar cerca del escritorio del médico para acercarse a paso lento y seguro a donde se encontraba el contrario, este ni se inmuto, solo le devolvió la sonrisa.
-La verdad es que no, Nii-san-Respondió cruzándose de brazos observando como su hermano se paraba en frente de él con un puchero.
-Eres malo Sasuke.
-Lo sé, Itachi-Y sin mayor antelación, ambos hermanos se abrazaron fuertemente para luego separase y verse a los ojos. Estarían mintiendo de decirse que no se habían extrañado ese último año producto al trabajo del mayor, pero ahora que volvían a estar juntos tenían mucho de que conversar-Me alegro que regresaras nii-san ¿Cómo estuvo el viaje?
-Agotador y el trabajo peor, tienes suerte de que oto-san te dejara seguir tu sueño de ser doctor porque lo que es ser yo, me exprime hasta la última gota de sangre, vas a terminar teniendo que hacerme una transfusión.
-¿Tanto te pide?
-¡No me quita el ojo de encima! Desde que se enteró que soy medio… hmm como decirlo…
-¿Playboy?
Sasuke tomaba asiento en uno de los sofás de la oficina mientras su hermano se sentaba en otro, pero sin quitarse la vista el uno del otro.
-¡Exacto! No me ha dejado ni un día descansar, él dice que mientras más trabajo tenga, menos tiempo tendré para darme uno que otro gusto.
-Eso es más que obvio, estarás tan cansado y con sueño que no tendrás ni ganas de un buen acostón.
-Lo sé, tú en cambio tienes mucha suerte, tu trabajo no requiere tanto como el mío y más porque no tienes a un ogro detrás de ti siempre ¡además puedes tener sexo salvaje con tu esposa cuando quieras! Por cierto ¿cómo esta ella?
-Está bien, pero últimamente me he sentido un poco raro con ella.
-¿A qué te refieres?
-No sé, ya no siento lo mismo nii-san.
-¿Ya no la amas?
-Tú sabes que nunca me case por amor a ella, me obligaron.
-Sí, pero después me confesaste que te habías enamorado de la marimacha de Sakura.
-Lo sé, lo sé, pero estos últimos meses ya no quiero nada con ella, puede que me vea cariñoso con ella, pero de que me salga serlo está muy lejos de cumplirse.
-¿Ósea que lo haces más por deber que por sentir?
-Exacto.
-Mira el lado bueno, al menos tiene con quien tener un polvo-Decía cabizbajo el mayor provocando una fuerte risa en su hermano.
-¡Dios, en verdad estas necesitado de tu sesión de sexo matutino!
-¡Me estoy muriendo! Si no tengo un revolcón en las próximas veinticuatro horas ¡te juro que me muero!
-Jajajaja, ya, ya, luego te ayudo a buscarte alguien dispuesto a satisfacerte, pero hoy es mi aniversario con Sakura, así que estará difícil.
-Solo dile que tu atractivo, inteligente, sensual y querido hermano Itachi está de regreso y que por ese motivo debes pasar más tiempo con él.
-Si deseas amanecer sin pene maña por eso, la llamo ahora y se lo dices tú mismo.
-No gracias, prefiero que pases la noche con ella en ese caso, pero hablando enserio, si no encuentro a alguien voy a estallar.
-Sabes hermano, analizándote más profundamente, tú tienes una sebera enfermedad que no tiene cura alguna ¿sabías eso?
-No ¿Cuál es? ¿Es peligroso?
-Para tu pareja tal vez si, padeces de ninfomanía y de mucho cuidado, me apiado de quien será tu esposa en un futuro.
-¡No soy ninfómano!... creo y para tu información no pienso casarme nunca, ¿tú en verdad crees que me dejare amarrar por alguien? Ja, Uchiha Itachi no tiene dueño.
-Si tú lo dices, bueno Itachi tengo que dejarte-Levantándose de su puesto observaba a su hermano con una media sonrisa.
-¿Por qué? ¿Ya te aburriste de mí?-Decía “dolido” el moreno mayor intentado aguantarse una risa.
-Sabes que no es así, pero tengo una reunión y luego una entrevista.
-¿Entrevista? ¿Para qué?
-Necesito que alguien me ayude en la oficina y al atender a mis pacientes, por lo que hoy hare entrevistas para contratar a un enfermero o enfermera.
-Pues suerte con eso, adiós ototo-baka, y no llores por mí, luego nos volveremos a ver, después de todo tú y yo tenemos un lazo que nos une por el resto de nuestras vidas, el amor que tenemos nunca nadie lo podrá rom…
-Sí, sí, si ¿Ya terminaste de ligarme? Estoy atrasado-Cruzándose de brazos observaba el rostro molesto de su hermano, quien paso por su lado con la frente en alto y ofendido o por lo menos eso intentaba aparentar.
-¡Que descarado eres Sasuke! Tu pobre hermano abriéndote su corazón y tú me interrumpes ¿Qué mamá no te enseño modales?
-Dios, en verdad te está afectando la falta de sexo, nii-san.
-Ya lo sé, bueno nos vemos después ¡bye, bye!
Retirándose del despacho, Sasuke suspiro derrotado, su hermano nunca cambiaría, pero al menos así se divertía con él.
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Contoneaba sus caderas a cada paso que daba, sus piernas largas y torneadas se abrían paso entre la gente que lo rodeaba. Los hombres que lo observaban caminar quedaban embobados ante tal imagen, él cuerpo y rostro de aquel rubio eran simplemente perfectos, cualquiera que viera al rubio pensaría que es un Ángel caído del cielo, pero en cambio, las mujeres y donceles que pasaban por su lado y lo contemplaban lo miraban con envidia y veneno en su mirar, el odio era evidente y eso Naruto lo notaba. Y no era para menos, Naruto Namikaze era la encarnación de la hermosura y la sensualidad.
Muchos darían la vida por estar con él y otros por ser él.
Por su parte, a Naruto le encantaba provocar aquellos sentimientos en los demás, le encantaba ver y saber que los hombres lo deseaban a puntos inimaginables, que todos los hombres que lo veían pelearían por tenerlo una noche en sus camas o por el resto de sus días, le fascinaba que pelearan por su amor, por el contrario, en el caso de las mujeres y donceles, le encantaba de sobre manera que lo envidiaran, que desearan ser como él, eso le subía el ego hasta el mismísimo cielo.
Sin embargo, aquel atractivo y encantador ser de ojos azules tenía un gran secreto, uno que ni su propia familia ni amigos sabían y ese era el lema de Naruto: “Si no tienes dinero, ni pienses que te deseo”.
Todos creían que el rubio tenia suerte con los hombres ricos al ser un doncel de extremada belleza, más nunca imaginaban que era el rubio quien escogía a sus parejas mediante su lema, si supieran cuantos hombres de clase media al igual que él pidieron su mano y el los rechazo.
Pero ahí estaba él, caminando tan orgulloso ante la gente, dirigiéndose a una entrevista de trabajo en uno de los hospitales más prestigiosos de Japón.
Naruto sabía que el director de aquel hospital era un hombre casado, pero de mucha fortuna, no obstante el insignificante hecho de que estuviera casado lo hacía quedar fuera de su lista de conquistas.
Al llegar al hospital, se adentró por un blanco pasillo directo hacia la zona de recepción en donde fue atendido por una paramédica rubia de ojos celeste claro.
-Bueno días, vengo por la entrevista-Sonriendo, la chica de recepción lo miraba anonadada, nunca había visto a un doncel como el chico que tenía enfrente, así que no fue mucho el tiempo para que un deje de celos se hiciera presente en todo su ser.
Esto no pasó desapercibido por Naruto, quien solo le sonrió de una manera aún más dulce.
-Sí, claro, es el último piso hacia la derecha, vera una puerta de roble, esa es la oficina del director Uchiha-Dijo un tanto molesta por la presencia del rubio, ya se habían presentado varios donceles, hombres y mujeres a la entrevista pero ninguno como aquel doncel que tenía enfrente.
-Muchas gracias, eto…
-Ino, Ino yamanaka, un… placer.
-Mucho gusto Ino, yo soy Naruto Namikaze, bueno adiós-Se despedía con una enorme sonrisa el rubio.
Ino solo pudo observar como los pacientes y enfermeros del lugar quedaban embelesados con aquel chico de extraordinaria belleza.
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Suspiraba por décima vez esa mañana. La entrevista iba de mal en peor, ninguno de los entrevistados poseía lo que el buscaba en su ayudante.
De pronto, el teléfono del hospital sonó dejando oír la voz de Ino.
-Uchiha-san, está subiendo otro para la entrevista.
-De acuerdo, gracias Ino.
-De nada, señor.
Sasuke se masajeaba las sienes pensando en quien sería el próximo en llegar, ¿Valdría siquiera la pena escucharlo? Con todos los que ya se habían presentado lo estaba dudando.
Al escuchar un golpeteo en la puerta, Sasuke se preparó mentalmente para lo que fuera que se encontraría detrás de aquella enorme puerta.
-Adelante-Fueron las palabra que pronuncio, ya casi sin ningún ánimo.
Más, todo eso cambio al ver quién era el que entraba al cuarto. Sus ojo se abrieron de par en par por la sorpresa, su corazón dio un vuelco al presenciar tan exquisita imagen.
-Buenos días, soy Naruto Namikaze y vengo por la entrevista.
-Mucho gusto, soy Sasuke Uchiha, encantado de conocerlo Naruto-san-Dijo mientras se incorporaba hasta donde se encontraba el rubio y se daban una reverencia.
-Por favor, no me diga san, me hace sentir viejo.
-Discúlpeme, tome asiento.
Naruto obedecía sin chistar la orden del aquel atractivo moreno, debía de admitir que le había gustado.
Por otro lado, Sasuke no podía quitarle la vista de encima al joven rubio que se encontraba al frente suyo, nunca había visto criatura más hermosa en el mundo y por un instante se olvidó de que tenía esposa.