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si yo fuera un chico. (norminah) por Yelow

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Capítulo 2.

 

DINAH. POV.

 

Mmm- fue el primer sonido que salió de mi boca en forma de queja. No recordaba que había pasado, pero el dolor de cabeza que tenía era insoportable.

-hola forastera- dijo una voz suave junto a mi haciendo que me sobresaltase de la sorpresa.

Abrí los ojos lo más que pude, la luz del foco que colgaba a unos centímetros del techo era realmente molestosa haciendo que volviera a cerrar los ojos para evitar la irritación en ellos.

-¿quién eres y en donde estoy?- pregunte llevándome uno de mis brazos a la cara y cubriendo mis ojos.

-soy Emily y estas en la cárcel- respondió suavemente y con despreocupación.

-¿qué?- pregunte exaltada. No había tardado ni medio segundo en saltar del catre en el que me encontraba acostada logrando que una punzada de dolor atacara mi cabeza, mi vista se paseó por todo el lugar comprobando las palabras de la chica a mi lado y para mi mala suerte no mentía. Me encontraba tras las rejas- ¿Qué pasó? ¿Cómo llegué aquí? - volví a preguntar, no recordaba nada de nada, solo que manejaba por una autopista muy solitaria en medio del bosque y luego nada.

-eso no lo sé muy bien, cuando llegamos tú ya estabas aquí y la sheriff no nos ha dicho nada- ¿llegamos? Me pregunté, mi cara de consternación debió de ser muy obvia porque en el instante ella aclaro mi duda- oh sí, disculpa. Ella es Lana- señalo a una rubia de ojos marrones que se encontraba sentada un poco alejada de nosotras y que solo hizo un movimiento de cabeza a modo de saludo- mmm, discúlpala. Esta molesta porque nos cogieron llevándonos una vaca del señor Thomson, y su mamá nos castigó con pasar 12 horas aquí para que aprendamos la lección; y por cierto, su mamá es la sheriff cosa que la molesta más- miro a su amiga, y esta simplemente resoplo con fastidio- En realidad creo ha sido el tiempo más largo que hemos pasado aquí- explico levantando los hombros y quitándole importancia al asunto. ¿Cuántas veces habían estado en la cárcel? eran muy jóvenes para ser unas delincuentes, eran como de mi edad y ni siquiera tenían la apariencia de ser problemáticas.

-¿vaca?- pregunte alzando una ceja. Omitiendo mi pregunta anterior.

-sí, veras. Sam. Samantha en realidad, nos retó a que nos robáramos una vaca de la granja del sr. Thomson, un hombre realmente gruñón. A lo que nosotras al principio no le hicimos caso porque una cosa era ir y empapelar la casa de Happy, pero otra muy distinta era robar un animal de más de 300 kg; así que nos negamos y cuando nos estábamos retirando, ella nos llamó cobardes y por todos los magos, ¡nadie llama cobarde a Emily Lucas! ¡Nadie! - exclamo resoplando en uno de sus morenos cabellos que le caían por el rostro. Se levanto de la silla que ocupaba y comenzó a caminar en el pequeño espacio de la celda- así que cogimos prestada la camioneta de tío Neal y salimos directo a la granja del sr. Thomson, tomamos la baca y cuando íbamos saliendo, la sheriff nos detuvo y después nos encerró aquí, contigo-termino de explicar.

 

Bien, eso sonaba un poco loco, pero no era tan descabellado, es decir, ¿Quién no ha robado una vaca? suspire con algo de cansancio mientras pasaba mis dedos por las hebras castañas de mi cabeza y pensaba como había acabado en la cárcel; cosa que no tarde mucho en saber ya que de un momento a otro frente a nosotras apareció una rubia de ojos verdes, chaqueta de cuero roja, placa a la cadera y llaves en mano abriendo la celda.

-espero y no las vuelva a encontrar robando otra baca o haciendo de las suyas por un largo tiempo- se colocó a un lado de la puerta esperando a que las chicas salieran sin quitarme los ojos de encima.

-Lana- llamo la sheriff a la rubia menor, haciendo que esta se volteara a verla- espérame en casa, en una hora termina mi turno y tenemos que hablar, mientras le hare unas preguntas a la señorita- me señalo. Y sin esperar respuesta de su hija, la rubia mayor me llevo hacia su escritorio, y me indico que me sentada en la silla frente a ella.

 

 

 

NORMANI. POV.

 

Ayer por la noche habíamos llegado a una gran casa de campo, en realidad era una de las haciendas de la familia Simons, una de las familias más prestigiosas de todos los estados unidos, tenían las más grandes industrias en el mercado, manejaban varias cadenas de hoteles así como varias empresas de tecnología y laboratorios farmacéuticos, tanto como viñedos y otras cosas. Se podía decir que eran los putos amos de una de las fortunas realmente envidiable, pero nada que los Hamilton tuviéramos que envidiar.

-¿Qué te parece? - me pregunto Oliver pasando sus brazos por mi cintura mientras me abrazaba por la espalda y contemplábamos el crepúsculo.

La tarde ya estaba muriendo y la caída del sol era una cosa realmente mágica, el cielo se pintaba de un rosa realmente bonito y un lila suave llegando a una escala un poco más oscura y perdiéndose en el negro suave que daba inicio a una noche llena de estrellas.

Era la primera vez que veía un espectáculo tan hermoso con el chico del cual estoy enamorada. Había visto atardeceres iguales de hermosos con Dinah, pero esto, esto era una cosa realmente diferente; con Oli se sentía genial, el estar recostada sobre su fuerte pecho mientras sus firmes brazos me rodeaban la cintura y su respiración acompasada chocaba contra mi cuello, era algo que antes no había podido experimentar con Arin, ni ninguno de mis antiguas novios. Esto era algo que me gustaba mucho, me sentía protegida de todo lo malo que puede existir en el mundo, la suave brisa que soplaba y acariciaba las ramas de los arboles haciéndoles mecerse con su paso, no lograba romper nuestro abrazo, pues el calor que Oli me daba era mucho más fuerte que el frio de esta.

-es perfecto- le respondí girándome y quedando frente a él. Sonreí perdiéndome en su azul mirar tan profundo como el mar y tan electrizante como una tormenta; nos besamos suavemente por unos minutos para luego refugiarme en su abrazo, pegándome a su pecho. ¡dios! Si el paraíso existe definitivamente era estando con él.

-me alegra que te gustara- dijo besando mi cabeza y apretándome un poco más- pero será mejor que volvamos dentro, está comenzando a hacer mucho viento y no quiero que te enfermes.

Oli era tan lindo, siempre me cuidad, tal y como lo hacía ahora; cogió mi mano y nos adentramos a la casa de madera que se erguía a nuestras espaldas. El calor que nos invadió fue realmente reconfortante, Oli se acercó a mi depositando un beso en mi cabeza para luego mirarme a los ojos.

-tengo que ver algunos papeles que papá me ha pedido, espero no te moleste que me retire por algunas horas.

-claro que no cariño, has lo que tengas que hacer y te veré a la hora de la cena- bese sus labios y luego subí a mi habitación para darme una larga y relajante ducha.

Me estaba secando el cabello cuando mi teléfono móvil sonó, al principio no quería asuntarle, pero se había vuelto algo ya tan molesto que tuve que atender la llamada. Era Lauren, que raro, ella no solía llamarme muy seguido y según recordaba pasaría sus vacaciones en familia y para un Jauregui esos momentos eran imperturbables. Iba a contestar cuando se perdió la llamada; las luces de la casa se apagaron y todo quedo en oscuridad.

Le marque para devolverle la llamada, pero me mandaba al buzón de voz, esto era raro, intente unas cuantas veces más, pero nada, deje el móvil en la mesita de noche y me senté en la cama y disfrute del silencio que envolvía el lugar, estire un poco mis músculos y me quede en silencio por un corto tiempo.

Escuché como la puerta se abría suavemente y vi aparecer a Oli con una linterna de mano pequeña, pero con suficiente luz para iluminar la estancia.

-hola cariño. Se acerca una tormenta y han tenido que cortar la energía por precaución- se adentró en la habitación y tomo asiento a mi lado- lamento que pasara esto- se disculpó.

-no tienes porque, tú no controlas estas cosas- le dije depositando un beso en sus labios que tenían sabor a alcohol. Me molestaba un poco, jamás me había gustado besar a alguien que minutos antes había bebido, pero solo lo ignore.

Paso su mano por mis hombros haciendo que quedáramos más juntos.

-algo bueno saldrá de esto- dijo levantándose y extendiendo su mano. La cual cogí poniéndome yo también de pie.

-¿ah sí?- pregunte coqueta mientras le besaba la base del cuello.

-sí- me respondió caminando a la puerta y rompiendo nuestro abrazo- tú y yo tendremos una cena a la luz de las velas- sonrió bajando las escaleras y guiándome hacia el comedor en donde ya se encontraba la mesa servida con un arreglo de flores y velas dando un toque muy romántico.

No podía creerlo, Oliver era el mejor novio que haya tenido y tendré. Era tan lindo, definitivamente estas serían las mejores vacaciones del mundo.

 

 

 

 

DINAH. POV.

 

“¿Cómo carajos había llegado hasta Maine?” era lo que me preguntaba saliendo de la comisaria. La sheriff me dejaría ir siempre y cuando me hiciera cargo de los daños que ocasione y no volviera a conducir ebria. También me había dado un sermón de esos olímpicos, ya que siendo menor de edad no podía ir por el mundo haciendo lo que yo quisiera, pero luego de explicarle un poco la situación y prometer que no volvería a tomar en un largo tiempo, hasta que tuviera la edad necesaria, pues se calmó y me dejo salir, dijo que me sentaría bien tomar algo en la cafetería de la abuelita de no sé quién cosa que no entendí bien pero tendría que ir porque la tripa me rugía y mucho.

-hey forastera- me llamo aquella chica. Emily. No la había visto al salir, pero se encontraba recostada sobre la pared de la comisaria y a su lado se encontraba la otra chica. Lana.

-hola- salude- disculpa mis modales, soy Dinah- le tendí la mano y ella la estrecho- Dinah Jane Hansen- sonreí viendo como la otra chica se acercaba.

-es un gusto, Dinah Jane- ella también sonrió, su amiga solo movió la cabeza. Estaba comenzando a pensar que era muda o algo por el estilo.

-lo no soy- escuche la voz algo rasposa, pero a la vez suave de la rubia.

Ok, eso había sido raro, ella me respondió como si lo que había pensado en realidad lo hubiera dicho en voz alta.

-no seas grosera, lana- la reprendió Emily- que te parece si vamos a la cafetería de mi abuelita, bueno de la abuelita de mamá- ¿aún vive? Me pregunte- comes algo y luego ya veremos, tal vez quieras descansar un poco más, también tenemos algunos cuartos en alquiler- propuso la morena comenzando a caminar y alejándonos de la comisaria.

No me negaría a un poco de comida, mis tripas estaban que me pedía alimento desde que me desperté y sí que me sentía cansada, era raro porque por lo que me dijo la sheriff, había permanecido más de 24 horas inconsciente.

-oh, por cierto. Bienvenida a Storybrooke- me dijo Emily en cuanto llegamos a una puerta de cristal en la cual se leía: cafetería Granny’s.

Bien, llene mis pulmones del aire fresco que corría y me adentre al local que estaba algo lleno, lo raro fue que todas las miradas cayeron sobre mí en cuanto la campanita anuncio mi llegada.

Ok, esto es algo incomodo, pero al menos espero que la comida sea buena.

Notas finales:

espero haya gustado.


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