Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MI DROGA FAVORITA. (WONHUI) por Jun_Coqueto_Wen

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

"Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver"


Ambos eran de la generación de los 90, eran de diferentes ciudades, diferente país y diferentes culturas como lenguajes. Aun así, tenían algo en común al encontrarse.


Wen Junhui se crio solo con su figura materna, después de todo era producto de un polvo que su madre alborotada de hormonas se tiró en sus plenos 20 años con un desconocido, en medio de una fiesta borracha y drogada. Desde sus inicios de memorias recuerda ver a su madre inyectándose heroína en su brazo con una jeringa de ya bastante uso, como también vendiendo la condenada bolsita a personas en peor estado que ella, también recuerda las decenas de hombres que pasaban a su cuarto mientras él jugaba en el suelo de la cocina de ese viejo y maltratado departamento. Jamás se le cruzo en la cabeza que la vida que tenía estaba mal, pensaba que era lo normal.


Para cuando cumplió los 12, se dedicaba a vender drogas parado en una esquina a tres cuadras de su hogar, en su escuela ya lo consideraban un caso perdido y alguien a quien no debías acercarte, pero Jun le restaba importancia, al diablo con ellos solía decir su madre.


Y estaba bien, porque ellos eran felices así, solo los dos y el resto que se jodiera.


Fue en esa edad que también se interesó por la música, específicamente por el género punk. Se sentía tan bien escuchando esa música, tan identificado, tan ligero y libre de expresar sus emociones contenidas.


Con 17 años, era un adicto a las anfetaminas y solía pincharse junto con su madre, se auto lesionaba y tenia bastantes cambios de humor. También a esa edad, Jun dejó el hogar, quería encontrar su propio camino y se marchó a Seul, donde se ganaba la vida como alguien de la clase trabajadora. Allí se convirtió en fiel seguidor de bandas como The Clash, The Ramones y Aerosmith.


A los 18 años, ya era una autentica replica de su progenitora, era una persona solitaria e incomprendida, y no le importaba. Hace tiempo perdió su oportunidad de ser alguien con estudios.


Solía trabajar en lugares con malos sueldos, estaba en el negocio de las drogas como en su país natal, y era alguien que vendía su cuerpo a cambio de dinero. Estaba jodidamente arruinado.


Mientras que, en Seúl, había otra persona llamado Wonwoo. Jeon Wonwoo.


A pesar de nacer en una familia que le proporcionaba amor, él ya era un caso perdido, desde infante solía ser problemático. Era violento, con todos, desde sus hermanitos hasta sus compañeros de colegio, no le importaba quien fuera. No es que tenía problemas de ira, solo que su hiperactividad lo volvía muy agresivo. A sus 12 años él ya era expulsado de tres colegios en lo que iba del año, sus padres ya no sabían que hacer con él, los castigos y golpes para "corregirlo" no surgía efecto en él.


A pesar de todo eso, era un fanático de la literatura, tal vez ese era el único momento donde podrías verlo en un estado de tranquilidad absoluta, sumiendo a su mente en una película proyectada por su imaginación mientras sus ojos leían palabra por palabras el desarrollo de alguna historia o novela. También era inteligente, joder que lo era, cuando decidieron hacerle unos estudios psicológicos por su conducta, descubrieron que era esos pocos casos donde tenía un IQ elevado al resto, haciéndolo así difícil de manejarlo gracias a su astuta mente capaz de dejarlos imposible de alcanzar porque siempre se aseguraba de estar varios pasos más adelante que todos. Incluido de su familia.


Aunque también para ese entonces ya se encontraba sumido en círculo vicioso provocado por el mismo de depresiones, sesiones de psicoterapia e intentos de suicidio.


Padeció severas depresiones, estuvo internado en un asilo para adolescentes agresivos y a los 18 años huyó del hogar, y sobrevivió a base de apuestas que salía ganando en peleas callejeras. En una de esas peleas, que fue cuando conoció a quien considero su mejor amigo, Kim Mingyu.


Estaba casi en las mismas condiciones, y no dudaron en convertirse en compinches que se cubrían las espaldas el uno al otro.


No paso mucho tiempo para que estuviera en un pequeño grupo con el cual se hizo bastante conocido en la zona donde estaban. Era un grupo de cuatro, donde el mayor apodado S.coups fue quien le enseño a apostar en juegos donde había dinero, después estaba él que encontró su habilidad para el rap, metiéndose en batallas underground, le seguía su mejor amigo que se manejaba mejor en las peleas callejeras, y el menor, un mitad americano y mitad coreano el cual sobrevivía a base de carreras clandestinas con su vieja moto, regalo de su difunto padre.


Todos eran un par de adolescentes descarrilados, que estaban en contra del sistema, y no hacían más meterse en problemas ya sea con la ley o pandilleros.


Fue cuando ambos tenían 19 años que se cruzaron por primera vez. Cabe mencionar que Wonwoo al ver lo arruinado que se encontraba Jun, pero aun así conservar un aura de inocencia, quedo flechado. Estaba encantado de ver a alguien tan hermoso y "puro" en un lugar como los barrios bajos de Seúl, le fascinaba observar como el chino un par de meses que él no era consciente de que tenía una vida de mierda, incluso contenía su risa al saber que este consideraba aquello normal. Hombre... quería a esa criatura para él.


Sus compañeros no estaban de acuerdo con su creciente obsesión hacia ese joven. Incluso intentaron hacerle entrar en razón o alejarlo, no era normal su actitud, estaba mal.


Pero Wonwoo solo los ignoro, mandándolos en su mente al puto infierno, el obtenía lo quería, así había sido siempre desde chico. No importara la forma, solo lo obtenía y ya.


Jun en cambio, era ajeno a eso, sentía que él era alguien provocador de efectos secundarios más fuertes que la que solía consumir, se había vuelto un adicto a su presencia. Wonwoo era su vicio favorito: lo cuidaba, lo quería, lo ayudaba a drogarse aunque estaba mal, y lo consolaba. Observaba como era capaz de pelearse con cualquier bastardo que le llevara la contraria.


Si bien al inicio se trataban como amigos, no tardó mucho en dejarse llevar por la lujuria y el amor que nacía en su interior, ya para ese entonces había dejado de venderse a si mismo a cambio de dinero. Quería solo ser tocado por las manos del menor, que lo trataba de forma "diferente".


A partir de entonces se hicieron inseparables. Wonwoo estaba contento con su nueva adquisición, quien era el hyung más bonito de la zona a sus ojos. Se complementaban tan bien, sobre todo, con su actitud: Jun estaba casi tan loco como él. Juntos se lo pasaban de puta madre. Iban de fiestas, veían conciertos de sus bandas favoritas, como también se colaban en bares o casinos. Estaban consumiéndose el uno al otro con ese estilo de vida.


No era ningún secreto en donde estaban sobre su enfermiza relacion. No les hacía ninguna gracia a sus amigos que se apareciese tarde en sus juntadas, drogado o borracho como también que directamente no apareciese. Jun absorbía su energía, su vida.


- Ese puto desgraciado drogadicto- comento una vez el mayor harto de su actitud. -¿lo amas, Wonwoo?


- Púdrete hyung- respondió irritado, fumando un cigarrillo. No soportaba que nadie insultara a su pareja, mucho menos que le recordaran que había sido un prostituto. – Tu y toda la puta sociedad, al diablo con ustedes.


Y se alejó de ellos, refugiándose en los brazos de su obsesión, donde se encontraban los dos solos y nadie más. Olvidándose del mundo que los rodeaba.


Su relación, un triángulo formado por sexo, drogas y su música pesada, estuvo siempre al límite. Ambos compartieron heroína, golpes, ofensas y caricias que iban desde de besos, abrazos y sexo en público. En poco tiempo, el solo verse y odiarse fue uno. Se había transformado en un círculo vicioso que tomaba un camino peligroso.


El espiral de peleas y gritos, subidones y bajones, tiras y aflojas que agotaban la paciencia de cualquiera que los observaba, no lograban hacerles darse cuenta que lo suyo no estaba destinado. Psicóticos y autodestructivos, llenos de rabia hacia el mundo y hacia sí mismos, una historia que estaba condenado a un final predecible. La muerte.


¿Cómo se puede odiar tanto a la persona a la que más amas?


¿Cómo puedes transformar toda esa energía tan pura en violenta destrucción?


Jun a veces se preguntaba como a veces el menor no explotaba junto a él. Si bien a veces las cosas se tornaban violenta, después veía su cara inexpresiva, como si nada hubiera pasado. El tardaba horas en calmarse, caminando enfurecido por el departamento, mientras fumaba un cigarrillo tras otro. El mocoso no movía ni un músculo de su perfecta cara. Se sentaba en algún rincón del lugar a leer sus estúpidos libros, calmado. Y eso solo lo hacía enojarse más.


"¡dime algo, maldito hijo de puta! ¡Insúltame! ¡Enfádate! ¡Pégame! ¡Fóllame! ¡Mátame! ¡Acaba conmigo de una maldita vez!". -Le gritaba tratando de conseguir respuestas, pero aun así era ignorado, es más, tomaba sus cosas y se largaba desapareciendo por horas o días.


¿Cómo lo conseguía? Detestaba aquella facilidad para recomponer su actitud después de una acalorada discusión, sin remordimientos.


Otras veces se entretenía mirándolo, en mitad de la noche, cubiertos con una desgastada sábana sus desnudos cuerpos. Observaba su frente empapada de gotitas de sudor, sus ojos que se asemejaba a un zorro y su pecho delgado y fibroso subiendo y bajando, rítmicamente. Le gustaba mirarlo cuando se desvelaba y no podía dormir. El pequeño mocoso le parecía tan bueno en esos momentos... lo odiaba tanto como lo amaba.


Aunque a veces se sentía incapaz de reaccionar ante el extenso vocabulario de improperios y gritos, que soltaba el menor cuando se cegaba del enojo o celos. Que sentía ganas de huir y esconderse como un gato asustado.


Ambos trataron de buscar a alguien más arruinado que el otro, cuando la realidad era que no había nadie más trágicos que ellos mismos.


Ambos eran los que gobernaban el reino de los descarrilados, de los que eran abandonados e ignorados por la sociedad y el sistema que imponían los altos mandos para manejarlos a su antojo, regodeándose de su duro esfuerzos para llevar un plato de comida a su hogar.


Wen Junhui era el rey de los drogadictos y Jeon Wonwoo de la violencia callejera.


Fue en pleno verano, cuando ambos decidieron iniciar una pequeña fiesta en su departamento con gente desconocida, que todo llego a su fin. Ambos tenían ya 21 años, el menor se había reencontrado con su viejo grupo, quienes se encerraron en la habitación a fumar y drogarse, perdiendo los sentidos cayendo en un estado de inconsciencia, mientras Jun también bajo los efectos de la droga, se revolcaba con otra persona en el baño del lugar.


Al día siguiente, fue el mayor el primero en despertar, y al darse cuenta de lo que había hecho, se odio y le asqueaba saber que otra persona lo había llenado con su esencia. A pesar de que se bañó, refregando fuertemente su piel hasta dejarla con raspones, no podía sacar la sensación de haber sido tocado.


El menor, ajeno a eso, al despertar noto que su pareja se encontraba extraño. Lo dejo estar. Luego de unos días en los cuales el mayor no se dejaba tocar, se empezó a poner nervioso ya no gustándole la situación.


Jun no quería decirle, joder que no, el solo saber que iba a recibir una mirada de decepción o una fría, nunca se sabía cómo iba a reaccionar el otro, no iba a poder soportarlo. Luego de dos semanas el cual fue cuando llego borracho, se fue directo al menor y se colgó a él, besándole sin dejarle hablar. Mientras disfrutaba extasiado de las caricias y atención que recibía su cuerpo, lloraba silenciosamente, rogando en su interior que a Wonwoo no se le ocurriera detenerse a cuestionar, se sentía tan sucio, tan poco merecedor de su presencia. Había perdido a su droga favorita.


No se detuvieron en toda la noche, lo hicieron como nunca antes lo habían hecho, se susurraron palabras donde se pedían perdón, se profesaban su amor repitiendo una y otra vez sus nombres como también palabras con contenidos fuera de lugar. El menor tenía un mal presentimiento, pero se auto engañaba diciéndose que todo estaba bien, que siempre pasaba lo mismo. Después de todo estaba atrapado en la curva de un vicioso círculo. Como un laberinto sin fin.


Que equivocado estaba. Dos días después se encontraba con el cuerpo inerte de su precioso hyung en la bañera, con el agua fría hasta el borde teñido de un intenso rojo, y unas profundas heridas en el dorso de su muñeca. Esas que solía besar con cariño mirándole a los ojos.


Cuando llegaron los médicos a recoger su cuerpo, gracias a unos vecinos que se entrometieron donde no debían, Jeon Wonwoo cayó preso. Lo arrestaron culpándole del suicido de su pareja, por mantener grandes cantidades de drogas esparcida en su departamento y además por resistirse a ser arrestado.


Aunque no fue, por tanto, ya que lo mandaron a rehabilitación y de alguna forma, luego de dos años ya se encontraba libre de caminar por las calles de nuevo. Durante ese tiempo, luego de pasar la dura etapa de desintoxicación, logro comprender muchas cosas. Cosas que solía ignorar.


Intento tomar un nuevo rumbo, uno donde pudiera ser aceptado como un civil más. Luego de un año en donde trabajaba de mesero por el día y de noche en una discoteca como guardia, conoció a otra persona que tiempo después se convirtió en su pareja, una la cual no llenaba el vacío en su interior.


Cuando finalmente se decidió por visitar la tumba que se encontraba desgastada por el descuido del pasar del tiempo fue cuando se derrumbó otra vez. Después de todo no había logrado superarlo, lo seguía amando como la primera vez que lo vio, extrañaba todo de él. Su sonrisa, su voz suave, el brillo de su mirada, sus enojos, sus celos, sus llantos, sus alegrías, incluso su estado en malas condiciones. Los recuerdos venían uno tras otro, recordando todo el tiempo compartido con él, haciéndole llorar sobre ese montón de tierra que cubría el cuerpo que recorrió con sus labios y manos por varias noches.


Cuando volvió en si, no dudo en volver al viejo departamento, que para su buena o mala suerte se encontraba abandonado. Cuando llego se metió por la ventana rota y observo todos los grafitis en las paredes como así también el polvo acumulado. Ignorando todo eso, se sentó en suelo del baño, recostando su espalda en la bañera y saco una bolsa que contenía grandes cantidades de heroína y una jeringa. Descubrió su brazo y pincho en él, en ese lugar que tenía varias marcas de las que se hizo en pasado, y espero. Espero los efectos que sabía que lo llevarían a la muerte.


Lo último que sus ojos observaron fue la sonrisa de Jun, quien se encontraba dentro de la bañera, como si todos esos años estuviera esperando por él. 


Y sonrió porque a pesar de todo aun seguían juntos, incluso después de la muerte.

Notas finales:

Esta historia está basada en la relacion desastroza de Sid y Nancy. He modificado en gran parte para darle mas "sentimiento" :v
Quienes no saben quienes son, Sid era bajista de los Sex pistols y Nancy su novia.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).