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“Mi dulce Haido, perdóname por haberme ido. Ahora veo el error que cometí. Veo que sí me amabas. Pero ya es demasiado tarde para enmendar mi error. No te voy a reprochar nada. Tú no tienes la culpa de nada. Yo soy el culpable de todo. No te reprocho que me mintieras. Tenías todo el derecho del mundo. Lo siento. No fue mi intención hacerte mal. Por mi culpa te estás sintiendo así. No, Haido, por favor, no llores más. No derrames más lágrimas por mi culpa. No soporto verte tan triste. No soporto que tu tristeza la haya causado mi estupidez. Haido, mi amor, lo siento. Siento no haberte contado nada antes. Pero, quiero que sepas que, si no te lo conté, no fue porque no confiara en ti o porque no te amara (Dios, sí te amo, te amo con todo mi ser), fue porque no quería preocuparte. Sin embargo, ahora veo que todas mis decisiones fueron erróneas. La peor fue dejarte ahí sólo, y marcharme lejos de ti. La cobardía me dominó. La pesadumbre al pensar que ya no sentías nada por mí. En verdad creí que ya no me amabas. Pero mientes muy bien, mi Haido. No te culpes. Por favor, no sigas culpándote. Yo no lo hago, ¿por qué tú sí? No llores. No quiero ver más indignas lágrimas de ti derramarse por tus blancas mejillas; salir de tus dulces ojos. Cómo me gustaría volver a acariciar tu rostro; acariciar de nuevo esos labios con sabor a miel. Si cierro los ojos, y respiro profundamente, aún recuerdo tu olor. Olor a canela...a canela y flores del cerezo. Aunque el cerezo sólo florezca una vez al año, tú siempre hueles igual.
Cómo quisiera dar marcha atrás en el tiempo y no cometer el error de dejarte sólo. No, pero no estás sólo. Los tienes a ellos. Ellos cuidarán de ti; ellos te tenderán la mano; serán quienes te den los abrazos que necesites a partir de ahora. Pero quiero que sepas que yo siempre estaré a tu lado; desde aquí, siempre velaré por ti; cuidaré de ti. Aunque tú no me veas, siempre estaré a tu lado. Cuando notes calma en tu corazón en un momento inquietante, seré yo abrazándote. Cuando oigas un susurro en el viento, seré yo recordándote que estoy ahí, recordándote mi amor. Cuando notes una brisa en tu mejilla, seré yo tendiendo mi mano para darte una caricia. Cuando notes calidez en tus labios, seré yo dándote un beso al que no me pude resistir. Nunca te dejaré. Aunque ahora me haya marchado, mi corazón está contigo; tú me lo robaste y yo dejé que lo hicieras. Desde ese momento, lo tienes tú. Cuídalo, así yo también podré cuidar de ti.
¿Mis palabras han calmado tu desasosiego? Mi amado Haido. Sé que puedes sentirme.Aunque no seas consciente de ello, también puedes oirme. No estés triste. Vuelve a sonreír, por favor. Quiero volver a ver esa sonrisa de la que me enamoré. Calma, Haido. ¿Lo sientes? ¿Puedes sentirlo? ¿Sientes abrigado tu corazón? Quiero estar contigo cuando leas esas palabras que escribí pensando en ti, pero que no tenía intención de entregarte. Estoy a tu lado. No, por favor, no pienses así. Tú no tienes la culpa de nada. No sigas pensando esas cosas. No. Yo me marché por mi propia voluntad. No, Haido. Tú no haces daño a nadie; un ser tan puro como tú no puede hacer daño. No...no...no sigas pensando así. No te hagas más daño del que yo te hice. Haido, sentí eso. Algo se rompió en tu interior. Por favor, confía en mí. Repara tu alma. Yo sólo puedo ayudarte de esta manera; abrigándote; quedándome a tu lado. Haido, te has roto...yo te he roto. Yo te impulsé a ello. Te rompiste como un juguete viejo. Lo siento. Estás así por mi culpa. Incluso cuando no estoy ahí, te hago daño. Lo siento. Haido, aunque estés triste; aunque sientas pena en tu interior; aunque creas que ya nadie te puede ayudar, recuerda que yo siempre estaré contigo. A donde tú vayas iré yo también.
Mis palabras siempre te acompañan. Un día tras otro desde mi marcha. ¿Ya estás preparado? ¿Preparado para qué, Haido? ¿Para volar? Haido-chan, no. No vengas a buscarme. Sé fuerte. No te rindas tan fácilmente como lo hice yo. Haido, no sigas ese camino; te llevará a tu perdición. Tú no haces daño a nadie. No vengas a mi encuentro. Yo estoy ahí, junto a ti, cada día de tu vida. Entonces, ¿estás decidido? Sabes que yo sólo quiero lo que te haga feliz. Si quieres volar libre, yo estaré junto a ti con cada paso que vayas a dar. Sujetaré tu mano con fuerza y no dejaré que caigas. Yo también te amo sólo a ti, Haido. No, nada podrá separarnos de nuevo. Me quedaré aquí, quieto, extendiendo mis brazos hacia ti, para que lo primero que notes sea un cálido abrazo. Ya nunca más sentirás miedo ni dolor. Te lo prometo. Yo te protegeré. Tranquilo, no me iré a ninguna parte sinti. No pude vivir sin ti antes y ahora tampoco puedo estar sin ti. Estoy esperándote, Haido. Un último impulso; un último vistazo, y volveremos a estar juntos de nuevo. Para siempre.
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Ya con éste termina mi tanda de fics por el momento. Espero que le haya gustado a alguien^^
Gracias por leer. Ja ne. Kisu.